15/10/08

ESMA

La mayoría de las cosas ya se dijeron. Voy a tratar de no ser reiterativo. No quiero repetir la importancia que tiene haber recuperado la ESMA, que ahora se dicten charlas sobre la memoria, que ayer haya estado Pilar Calveiro, quien treinta años antes estuvo, allí mismo, secuestrada. Está muy bien que suene trillado, algo debe querer decir. Pero no por trillado, hay que dejar de reconocerlo.

Ayer estuve en la ESMA.

Por si hacía falta, el día estaba gris y por momentos lluvioso. La referencia es constante, no hay momento en que uno no se imagine qué pasó. Sentado en la misma silla donde algunos militares recibieron adoctrinamiento sobre lo que debían hacer, un frío te recorre la espalda y arrecia una claustrofobia que sólo se siente en espacios militares y policiales, aunque hayan dejado de serlo. Con el recupero y todo, sigue siendo un emblema de la tortura, de las atrocidades más grandes cometidas contra el pueblo argentino. Mirar las paredes tan blancas, las escaleras, los enormes ventanales en los que Massera habrá buscado inspiración para su plan macabro de exterminio. Porque la ESMA fue un centro de detención pero también la base operativa de Massera. No alcanzo a imaginar la sensación casi kafkiana de los detenidos, la presencia panóptica del Estado. Trato, mientras llueve cada vez más fuerte, de recorrer el predio entero, alejado ahora de los seminarios que están dictando (y que, por cierto, estuvieron muy buenos). Los árboles que sacan luz de las calles y vuelven el escenario un poco más tétrico, como si hiciera falta.

Camino los ochenta metros que separan el casino de oficiales -hoy Centro Cultural Haroldo Conti- de la puerta principal y me corre un frío por la espalda que se confunde con la lluvia ahora torrencial. Pienso en cuántos habrán podido salir de ahí como yo: caminando, tranquilos, sin un sólo militar que los escolte, sin la adrenalina de que todo puede ser un simple simulacro, sin imaginar un regreso tortuoso. Imagino la sensación de alguno que, denigrado físicamente, cansado espiritualmente de la tortura, habrá salido a "marcar un compañero", acaso intentando ganarse unos minutos fuera de ese lugar, alejado lo más posible de la máquina. Sabiendo que la vuelta sería peor si no delataba a alguien. Sufriendo ese regreso donde se le promete más y más denigración.

El ícono de la inseguridad mediática, por éstas épocas, es el robo cerca de una comisaría. Esa concepción radial de la seguridad supone que a mayor cercanía de la comisaría, una persona está más segura. La ESMA, enclavada ahí, no se cuestionó nunca en ese sentido: en su ubicación en la ciudad. En lo que la ESMA es como parte de la Capital Federal. Una mancha, dirán algunos, pero que no debería ser mancha: si así lo fuese, lo que se dice por detrás es que la ESMA es una ruptura aislada, una anomalía en una ciudad que funcionó "normalmente". De ahí, la expresión, casi, de los dos demonios: la ajenidad del desaparecido. El Algo Habrá Hecho. Por eso la ESMA es para todos. Para los familiares de las víctimas y las propias víctimas, pero también para los que no son ni una cosa ni la otra. Porque la idea ya no es el resarcimiento a las víctimas -que debe serlo, también-: si todo pasa por resarcir las víctimas, entonces perdemos la discusión política. La dictadura fue la negación de la política, decía ayer Pilar Calveiro. La creación de un enemigo, difuso en sus características para que cualquiera entre en su descripción. La dictadura rompió el tejido social, y esa ruptura no se puede zurcir sólo con monumentos a las víctimas. Se recompone con memoria, y ejercerla desde la propia ESMA es, simbólicamente, una victoria en esa lucha.

Porque, sí, todavía hace falta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Junto a lo que dice Horacio Gonzalez en esta nota http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/113340-35959-2008-10-15.html y el eco de http://espacios-publicos.blogspot.com/2008/10/graciela-fiochetti-y-nuestros.html
leer este post me dio un poco de calma.

Anoche le tipee un mail a las apuradas a Lucas Carrasco sobre el juicio que se inicia el lunes aquí en San Luis, el primero en Cuyo contra genocidas. Le comenté en su blog que estamos ante turbulencias para que sea público y televisado y me dijo que le mandara algo al respecto. Como para que no pase inadvertido lo que sucede donde se tiene la esperanza de justicia, en el apuro no me di tiempo ni a estractar notas. El tipazo que es Lucas lo subió a su blog y a Artepolítica con los links que le pasé.

Pero, cuando uno mira que ya a esta altura, hablar otra vez de una desaparecido, de un juicio, no despierta el interés que debería a no ser que cierta gente se ponga a gritarle a los jueces que les va a cortar el cuello, uno siente lo mismo que decís, que no por trillado deja de ser un tema sobre el que hay que volver para entender que ahí se destruyó el concepto de comunidad, se enseñó a tener miedo de hacer reuniéndose con otros, se instaló la desconfianza que rompió más lazos que el toque de queda y la prohibición de reunión de personas, se trató a una sociedad como mocosos que no debían ocuparse de las cosas de la política porque desde ese momento decidieron que la política era peligrosa para la supervivencia.

Ester Lina dijo...

sí, dagnasti... y te aseguro que se nos jugaba la supervivencia... por eso entiendo a los muchos que callan sus opiniones...
Hola Tomás: gracias por entrar a mi blog y dejar un comentario...
Tu artículo me contagia tu estado de ánimo... Celebremos que hoy se hace justicia... ni tan rápida, ni tan universal, pero es un comienzo.
Tenemos que hacer con todos los blogs un movimiento basado en la ETICA, cada uno desde su ideología, para sembrar conciencia nacional... porque de lo contrario, aparecen los herederos de los secuestradores, con poder de decir cosas horribles, como por ej.:
"Hace algunos días fuimos noticia por el Juicio Oral y Público a los Generales Bussi y Menéndez que por diferentes razones conmocionó a la sociedad y que terminó en una verdadera batahola encabezada por agrupaciones políticas de izquierda - según dicen algunos llegadas incluso desde otras provincias - que pusieron en evidencia que lejos de pacificar desde el Poder Central sólo se ha buscado dividir una vez más a los tucumanos".
(Fuente: http://www.espejodetucuman.com.ar/)