26/10/10

Historias de censo de gente común



1. ¿Qué es el censo?

Es una maniobra dirigida desde el Gobierno Nacional para que todos sus ciudadanos permanezcan dentro de sus hogares por 24 hs. O sea, es una forma de secuestro extorsivo generalizado.

2. ¿Puedo morir si realizo el censo de forma correcta?


Sí. De hecho, “realización de censo de manera correcta” no es una variable que determine la muerte de nadie tanto como, por ejemplo, no sé, fumar dos atados de puchos por día. O sea que, entre nosotros, usted puede morir o no y el censo no importa, pero si lo que quiere es un buen titular, señor CEO de algún diario, titule que sí, que es posible morir durante el censo. Como es posible morir jugando al pool, aunque el nexo causal sea inexistente, el título “muere jugando al pool” arroja un manto de sospecha sobre el deporte de ebrios por excelencia.

3. ¿Me van a preguntar si soy kirchnerista?

Sí, y usted deberá responder que sí, o morir. De hecho, el centro de cómputos está instalado en la churrasquera de Orlando Barone, que decidirá qué parte de la población debe morir por escasez de adhesión a los proyectos no-neoliberales de país.

4. ¿Puedo matar al censista?

Uno de los tips que se mencionó poco en los medios de comunicación, quizás por una campaña del Monopolio para que todos mueran según informó 6,7,8, o quizás una campaña para denunciar una campaña para que todos mueran como denunció, claro, el Monopolio, es que usted reduce las posibilidades de morir si usted toma la precaución de matar primero al censista. Ahora bien, si usted mata al censista temprano, tipo 8 y media, pueden reemplazarlo por otro censista, y entonces vendría uno que tal vez sea más sanguinario y no sólo lo mate sino que le puede dar de baja Fibertel, también.

5. ¿Me van a preguntar si soy de River?

Sí. River está contemplado en el de-censo.

6. ¿Y no me conviene ser censista para no morir?

Siendo censista uno reduce la posibilidad de resultar muerto, pero en cambio debería matar al censado. Hobbesianamente, yo le diría que sí, más vale ser censista, ganarse 250 mangos y matar algunas personas, que no ser censista y morir.

7. ¿Es verdad que a Lucas Carrasco le tocó censar la manzana de Leuco?

Sí. Leuco ya manifestó que lo va a recibir detrás de la reja, por si viene con una ametralladora.

7. bis. ¿Pero no podría ametrallarlo igual, por entre medio de las rejas?

Bueno, es Leuco, qué querés. Solamente manejó un Fal con el que casi mata a Menéndez, durante un censo.

8. ¿Puedo no recibir al censista?, ¿cómo lucho contra la tiranía K?

Si usted no recibe al censista, el mismo tiene la orden desde Olivos de ingresar a su hogar, saquearle sus bienes, y llenar él mismo la planillita diciendo que usted es rico, vive confortablemente, está a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, es kirchnerista desde 1987 y el año que viene votaría a Florencia Kirchner, si hiciera falta. Así que lo mejor que se puede hacer contra la tiranía, es redoblar la apuesta, y censarse muchas veces en todas las casas que vea más o menos desocupadas, diciendo que usted es pobre, le parece que está todo más o menos mal, y que el año que viene va a votar a Recrear.

8. bis ¿Pero me van a preguntar a quién voto?

No, pero si alguien leyó hasta la pregunta anterior, posiblemente ya crea que sí.

9. ¿Por qué cierran los bancos y supermercados?

Porque hay corrida bancaria y desabastecimiento de productos a nivel nacional. Pero el Gobierno le dirá a usted que es porque hay que contar también a los empleados de bancos y supermercados, aunque uno no crea que sean personas, pero con esto de los derechos humanos, qué se yo.

10. O sea que, si salís a la calle te matan, y si te quedás adentro, entra el censista y te mata también, ¿se puede vivir así?

Dada la premisa A en la cual morís, y B en la cual también, y siendo A y B el conjunto completo de premisas, la inferencia lógica es que existe una imposibilidad ontológica del Ser. O sea, sí: mañana moriremos todos, si esa es la pregunta. Y si la repregunta es si esto es adrede, yo te opino que sí, que hay un plan para matarnos a todos.

11. ¿Puede pasar que el censista no me robe ni me mate?

Sí, en ese caso se trata de los mismos negros de siempre a los que subsidia el Estado nacional y no son capaces de cumplir ni siquiera con su tarea sangrienta. También puede ser que si no nos matan a todos, se trate de una debilidad del kirchnerismo, con lo cual si el jueves estamos acá, vivitos y coleando, evidentemente se trató de un golpe que la sociedad le infligió al Gobierno, como con el Bicentenario.

12. ¿Por qué antes la gente no moría durante el censo?

Porque los restantes censos se hicieron en períodos florecientes de la Argentina, como el del 2001 o el de 1980, cuando la gente era más feliz, y los censistas no eran asesinos a sueldo contratados en la KGB y el Mossad, porque, no jodamos, nuestros censistas no son paracaidistas suecos. Como dice el refrán: tenemos los censistas que nos merecemos.

13. ¿Qué es la censocracia?

Es, como su nombre lo indica, el gobierno de los censistas, instalado de facto en la Argentina desde hace semana, semanita y media. "Todo el poder al censista", es la consigna revolucionaria de estos hombres de cara gris y tarjetas fluorescentes que han tomado el control de nuestras vidas para instalar un régimen de terror en el cual nos obligarán a quedarnos todo el día adentro de casa, con nuestras familias, llevando al suicidio colectivo y la eliminación de la esfera pública, como explicó Hannah Arendt antes de ser asesinada con un tenedor por un censista. No confundir con censofagia, que es la ingesta de censistas, ni con censofilia, que es el gusto por darle murra, en el sentido sexual, al censista...

14. Hablando del tema, ¿se puede "darle" al censista?

El censista tiene de quince a veinte minutos por departamento así que...lo dejo a tu criterio y, sobre todas las cosas, "capacidad".

15. ¿A qué hora termina el censo?

El censo termina cuando el primero de los censistas termina de censar a todos los que le tocó. Ahí tira la lapicera al suelo y grita "basta para mi, basta para todos", y todos los demás censistas tienen que dejar de censar. Se llama "el método tutti frutti".

15. b. ¿No es poco serio eso?

¿No es poco serio un país que discute la realización de su propio censo?

Foto.

13/10/10

Usos



No, Diego, no.

No, porque el uso político existe. Porque el-gol-del-Diego-a-los-ingleses, ahí donde es "a los ingleses", también es más que un golazo, más que pasarse un montón de tipos. También son los ochenta, y una guerra, aunque sea desmesurado, aunque haya que decirlo en voz bajita.

A mí el uso político de las cosas, me fascina. Es casi lo único que me conmueve. Más que el hijo de uno de los mineros abrazando al otro. Más que Jony Barrios y sus dos mujeres. Ayer hice zapping por los canales, porque me crié en los 90 y la tele me encanta, y dejé los canales que pasaban el minuto a minuto de Piñera, salvo cuando puse a Tinelli, que cortó para el primer minero y después volvió al voto del jurado. Genio, total. “Seremos como El Chato”, debería ser nuestra nueva consigna, pero qué se yo.

Porque nos gustan “los políticos” y nos gustan todos. Su rostro humano, que no existe separado de su rostro político. Hermano, a mí me encanta que Piñera haya atrasado, si es que pasó, el rescate para poder estar él. Me hubiese decepcionado que se tire por la borda un rescate espectacular, un rescate político: nadie organiza un Mundial y se va a veranear a Europa. Nadie, nadie. Menos si lo empezaste vos. Cuando Piñera agarró ese papelito, el de “Estamos bien, los 33”... fue como cobrar un cheque. El tipo ya se había fumado su mala fortuna, de arrancar con un terremoto, ¿entendés?, un te-rre-mo-to, la Naturaleza te cuestiona el piso, literal y metafóricamente, donde vos te querés parar. Y cuando vos sos Presidente, das batalla contra la Naturaleza, directamente, ese es el carácter irracional de la política, poner a un tipo, a un solo tipo, que en algunas circunstancias disputa contra la Naturaleza. Y entonces le llegó este regalo de la tierra, así lo debe haber vivido ya no Piñera, sino Sebastián. Debe comentar con sus asesores con una risa media cínica, que no es de derecha ni de izquierdas sino humana, que lo de los mineros fue una bendición, y no por eso nadie es malo. La joda de la virtú y la fortuna es si vos sabés tener virtú cuando tenés fortuna, porque pararse desde la lona es una mérito una sola vez y, tal vez, la segunda, pero a la tercera es nock-out técnico, y fuiste. Usar la virtú cuando tenés fortuna es sacar al primer minero y hablar como si hubieses sacado a todos, es apostar todas las fichitas y rezar para que no pase nada, porque sino pasa nada, entonces vos lo sabías, porque vos hablaste, cuando los otros todavía temblaban. En esa risa, en la risa de Piñera, hay confianza, hermano.

Yo ayer hablé por teléfono con uno, dos adolescentes éramos, viendo el rescate y comentándolo por teléfono. Un Presidente de la concha de su madre, eso decíamos sobre Piñera. Ese insulto que es un elogio. En todos los insultos, los del “uso político” de los mineros, hay un elogio atrás, el elogio del que llegó segundo y el asiento ya estaba ocupado. ¿Quién no quiere usar las cosas políticamente?, ¿cuánto garparíamos nosotros por medio empleado de Edesur que se le parta la escalera en una alcantarilla, si nuestra última épica fue Redrado?

Contra el cinismo argento de los que nos la sabemos todas, contra el cinismo del tachero que ya sabe por un primo que trabaja no sé dónde que la empresa negreaba unos tipos, me quedo con el 102% de popularidad que debe tener por estos ratos Piñera.

La política también es show. La política también es, entre otras cosas, video-política. Son imagenes. Ante eso, uno puede patalear por un montón más de diecesietes de octubres verdaderos, más reales, más concretos o puede aprender a hacer imagenes. Al "país virtual" (?) de Clarín no se le opuso un país real, eh, ojo. Se le opuso otro igual de virtual, igual de sacado de contexto, igual de editado. Y no digo que esté mal.

Digo que las mediaciones existen, y que hay que usarlas. Yo no sé cuánto puedo discutirle a un tipo que mete un millón de periodistas en una grada a esperar que treinta tres tipos salgan de un agujero en la tierra. Yo no sé.

Si me preguntás a mí, hasta estuvo flojito. Un par de días de entrenamiento y debió haber bajado él, aunque sea a sacar el octavo minero.

5/10/10

El fútbol es la excepción de la guerra por otros medios


Le perdonaría miles de errores a cualquier dirigente: no le perdonaría, quizás, que esos errores sean hijos de su carácter impulsivo. A mí el impulsivo, el cliché de participante de “Gran Hermano”, que “es re frontal y dice siempre lo que piensa” me parece un reverendo pelotudo. Yo tengo un perro que es impulsivo, también, mete el hocico en el inodoro el muy boludo de puro impulso, y no me parece que sea una característica digna de destacarse. Un tipo que no dice sino todo aquello que piensa ha renunciado a ser un humano y habría que tratarlo como tal, a golpes de diario en el hocico. Mucho peor si es alguien que se supone debe conducir a otros, por anárquica que sea esa conducción.

Pero deshumanizar tanto también debe ser un problema. Los tipos que están ahí, todo el día, decidiendo por tantos otros, siendo tantos otros, deben tener sus momentos de humanidad.

A mí la patada -en la entrepierna- que Evo le encajó a un tipo del equipo de sus ex-aliados del Movimiento Sin Miedo, me parece extraordinario. Dos, tres, miles de rodillazos.

Que te peguen una patada en un partido de fútbol amateur es una forma de renuncia explícita a la Convención de Ginebra. Todos los derechos humanos quedan suspendidos en ese pequeño reducto de pasto artificial. La primera patada fuera de lugar es el Estado de excepción schmitteano: de ahí en adelante, todo es decisión. El que pega primero lo sabe. El que recibe, idea mecanismos inmediatos que activan un plan de respuesta bélica desproporcionada. Un empujón contra una pared, en canchita de fútbol 5, puede pagarse con tentativa de fractura expuesta sobre el rival. Es así. El fragor del fútbol amateur -que es superior al fragor del fútbol profesional, porque allí donde éste comercializa salarios, el amateur pone en juego pequeñas dignidades -permite hasta juzgar intenciones. “Me fuiste mal”, dice uno y otro responde que ni lo tocó, y las dos cosas son ciertas. Como un golpe de estado fallido, que no se juzga golpe porque no tuvo éxito. Eso es ir con la plancha, por ejemplo: se puniza el intento con la misma violencia con la que se puniza su concreción. La democracia es que no se pueda ir a trabar levantando los tapones. Las canillas son las instituciones de los seres humanos; las canilleras, sus leyes. Soy, digamos, de los que reivindican esa exageración, y de los que defienden ese código futbolístico que irracionalmente permite tomar una Coca cuando termina el partido con el mismo tipo al que hace treinta segundos intentaste empujar hasta quebrarle el cráneo contra el palo en algún córner.

Algún purista dirá que una patada en la entrepierna es la ruptura de alguna regla menor. Yo diré al respecto que comparto la noción de cierta economía geográfico-anatómica de la violencia, pero también relativizaré el alcance de ciertas racionalidades. El fútbol amateur iguala ahí donde limpia historias previas. Apuesto mi vida si hiciera falta, a que la brutal venganza de Evo no se debió sino a una ruptura anterior y más funesta que el planchazo que recibió en la espalda: la de haber recibido un insulto que refiere a su condición presidencial. Hay un insulto muy común y efectivo en el fútbol -sobre todo amateur -que hiperbólicamente refiere a cierta hombría del jugador: “cornudo”. Ahora bien, dicho insulto se reparte a diestra y siniestra con un solo límite fundamental. Nunca se le dice cornudo al cornudo de verdad. Y no por cierta reticencia moral, no por esa forma de la compasión que es el ocultamiento, sino porque el fútbol cinco es unidimensional: es sólo presente, es el momento de su suceder. El afuera no existe y las únicas referencias al pasado son aquellas que sucedieron bajo las mismas circunstancias: otros fútboles cincos.

A Evo han de haberle dicho traidor. O corrupto. O algo por el estilo. Entonces rompieron el encantamiento. Cualquiera que haya jugado al fútbol cinco sabe que cuando uno corre una pelota no es un estudiante, ni un contador, ni un presidente de un país, ni el novio de una, ni un empleado público. Todo jugador de fútbol amateur es un uruguayo del Maracanazo, y es Pelé, y es la Naranja Mecánica, y es el Negro Enrique y a veces hasta es el Diego. Entonces quien refiere a lo otro, a la existencia verdadera, termina con un hechizo. Y esa ruptura se paga a veces con un rodillazo en la entrepierna. Es materialmente desproporcionado. Pero es simbólicamente justo.

Y tal vez en los siete anillos que constituyen el infierno del fútbol amateur, sólo haya un escalón más bajo que ese. El del canalla que politiza el rodillazo, como si este fuese la expresión de alguna otra cosa. No hay punición en la tierra, no hay rodillazo en la entrepierna que baste para atormentar a quien así actúe. Ojalá los dioses aymaras, en cónclave pluricultural con el monopólico dios católico, condenen a estos sátrapas moralistas al castigo divino más cruel que puedan imaginar. A jugar, por qué no, un partido eterno desbalanceado por la falta de uno. Con la novia de otro mirando desde la tribuna, y el imbécil saludándola a cada gol. Ojala ese traidor de la raza humana, que es todos los traidores, que es Judas, sea condenado a una eternidad jugando con la ropa entera de un algún equipo. Y vincha.

Te banco, Evo.

1/10/10

Es barranca arriba esto

El Estado en Latinoamérica es tendencialmente progresista, no porque quiera, sino porque vive en una pendiente. Y estar en una pendiente implica que frenar es caerse para abajo. En Artepolitica.