- Quizás
lo que dice Mendieta es lo que le esté pasando.
- Es posible. Me venía llamando la atención, hace tiempo que en cualquier discusión -ayer mismo mientras Maradona era electo grandt- el Gobierno es mencionado como migobierno. El mío.
- ¿Y es así?
- No importa en tanto esa mención no me asusta. La verdad es que muchas veces, escuchando a Scioli, por ejemplo, me pregunto si tengo que tragarme esos sapos. Porque, pienso, no tengo necesidad de jugármela: no soy un militante activo, no tengo un cargo en el Estado, no dependo en nada del proyecto nacional. Conservo una carta que me gusta jugar porque desconcierta: no se me puede correr con "soy un ciudadano común" porque yo también lo soy, en los términos en los que utilizan el concepto como persona supuestamente "apolítica". No soy militante, aunque busco ofertas, y eso les quita un argumento: que algunos bancamos cosas del Gobierno porque pertenecemos a él.
- Y, si no tiene necesidad, ¿para qué se embarra bancando a estos tipos?
- Me hace acordar a Carrió, "tan chiquito y tan mentiroso", le dijo a Massita. Quién sabe. Este es
el progresismo realmente existente, nos guste o no. Quizás el conflicto del campo, quizás un tiempo antes, quedó demostrado adónde estaba la posibilidad de reforma: algunas señales, más la capacidad política de construir para ese lado. Porque señales solas hay en muchos lugares. Pero acción y movimiento, eso está presente en un solo lugar.
- Un cachetazo realista.
- Algo así, pero no tiene por qué ser un cachetazo violento. Póngale una caricia de advertencia, para usar eufemismos más amables. Lo que pasó, me pasó nos pasó, en todo caso, fue la advertencia de que era necesario embarrarse para avanzar en algo. Pero que esa embarrada no tenía que ser sufriéndola, al contrario, que uno podía estar convencido de meter las patas ahí, alegre de hacerlo. Que el idealismo es muy bonito, pero que peca de no jugársela en los momentos claves, y que termina siendo una posición de comodidad. Miro las opciones y son la derecha política, la izquierda esquizo y la tercera vía, ese sillón blanco en el limbo de la ética desde donde uno dice lo que está bien y lo que está mal sin apostar nada, y cuya única referencia son los caprichos personales que están por encima de cualquier interés general.
- Sigo sin entender. Se pueden acompañar las cosas buenas que hay en el Gobierno sin jugársela por este proyecto, esperando que venga alguien superador.
- Bueno quizás ahí está el problema, estar siempre esperando "lo superador", corriendo tras esa zanahoria idealista que, a esta altura, ya me pregunto si existe o es pura chicanería política del que nunca ejerce un cargo de responsabilidad ejecutiva. Quién sabe, un día vino un cachetazo y realista y me reveló que
son buenas aquellas cosas que sin embargo están corrompidas, las cuales no podrían corromperse si fueran supremamente buenas o si no fueran buenas*. Tal vez, quién podría saberlo,
la verdad es algo antinatural, es una abstracción que no se parece a nada del mundo real. Por eso el arte nos conmueve, precisamente por estar limpio de las impurezas de la vida real*. Pero eso es el arte. Y a mí me interesa la política.
- Hay algo que me queda claro: si usted tiene que apelar a Huxley y Joyce para sostener sus convicciones, permítame decirle con toda franqueza...
- Así me gusta, si va a ser con toda la franqueza, dígalo. Pero no escatime, que no es tiempo pa´ medias tintas.
- ...le van a decir que está medio tirado de los pelos.
- Y que lo digan. Posiblemente, también tengan razón.
4 comentarios:
Me encantó, Tomás. Y me parece que muchas cosas que dice se relacionan con esto.
Saludos,
CC
Aplauso, medalla y beso.
Me está gustando esta diferenciación: el progresismo real (los K) y el progresismo onírico (Sur, SI y en general todos esos posmos q se confundieron de ruta cuando sacaron del Estado del sistema político)
Gracias Cdte y Mendieta.
Anónimo: a mí también me gusta cada vez más.
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