10/9/08

Seamos utópicos: pidamos lo posible



- Lo vi, anoche, en la asamblea para la toma de la facultad, paradito en Ángel Gallardo y Corrientes. ¿Rentado o trosco?

- Culposo. No tengo ganas de que me corran con "el compromiso", la "responsabilidad". Pero no me joda, sabe, ya tuve bastante.

- ¿Qué pasó, discutió?

- Ojalá, ni siquiera eso. Me fui a los diez minutos.

- Su espíritu revolucionario deja bastante que desear, ¿sabe?

- Obvio que lo sé. Es probable que, mientras se tomaba el Palacio de Invierno, la Bastilla, yo hubiese estado tomando un vodka en cualquier bar de Moscú, París, donde sea. Pero ayer no era el caso. Ayer fuimos hasta la avenida a que nos puteen un par de tacheros. Y con eso sentimos que "llevamos el reclamo a la sociedad". Me divierte que nos alegremos, por ejemplo, de "la buena repercusión que tuvimos en los medios". Le juro que me da risa: ¿no nos damos cuenta que somos un forrito más de los quince que usa la televisión y el diario por semana?, ¿no se dieron cuenta que salieron más emos por la tele que estudiantes universitarios en la semana del reclamo?

- Bueno, pero los medios son una forma de llevar el reclamo...

- ¿Qué reclamo?

- El de los estudiantes...

- ¿Se da cuenta? El reclamo no existe, y no existe por exceso de consignas, porque somos el Carlitos Tévez de la organización, tenemos tantas ganas de ser el pueblo que nos echan a los quince minutos por tirarnos al piso, cuando estamos ahí para otra cosa. ¿Está todo bien con la invasión a Irak? No, claro que no, ojalá se vayan; pero le juro que anoche Bush durmió tranquilísimo a pesar de la firme condena de nuestra asamblea.

- Che, no chicanee con esa...

- No, todo lo contrario, para mí esa es la clave: la consigna. No podemos construir consignas porque vamos a las asambleas a construirlas. Doscientas personas, cien, las que sean, no se pueden juntar a debatir consignas desde cero...

- Espere, ¿conoce algo más democrático que eso?

- No sé si más democrático, pero conozco algo políticamente más efectivo: se llama negociación, se llama construcción política. Se llama pragmatismo si quiere, pero eso se lo digo a usted, porque en la facultad el pragmatismo no se nombra.

- ¿A qué se refiere?

- A que las agrupaciones, supuestamente, representan el alumnado. Háganse cargo, entonces. Vayan a la asamblea con cosas negociadas con las otras agrupaciones, que no les de miedo de una vez por todas empezar a hacer política de verdad, ¿o no viven reivindicando la política? Bueno, la política también es el rosqueo, también son especulaciones, aunque a Carrió le de asco.

- Bueno, pero no se pueden abandonar los principios...

- Pero mantengan todos los principios que quieran. Ahora los principios, sólos, no son más que una forma de responsabilizar al entorno feo, sucio y malo por las incapacidades propias. Hay que aprender a construir, y eso implica meterse en el barro, tener que negociar con el cipayo que está enfrente, con el puto que me arrancó el cartel de ni con el gobierno ni con la oligarquía. Sentarme con ellos y decir: loco, vamos por una consigna, todas las otras están bien, apoyamos a todos los trabajadores del mundo uníos, las invasiones son una garcha y fuera Macri fuera fuera (aunque sean las mismas agrupaciones las que dijeron que Filmus y Macri eran lo mismo y así estamos)...

- Aunque sea entre paréntesis, sigue siendo un palazo, no se haga.

- Discúlpeme, pero sigo. Unifiquemos en una propuesta, el presupuesto, por ejemplo. En esa estamos todos de acuerdo, nadie nos puede correr por ningún lado. Pero desarrollemos una propuesta verdadera, córranme a mí, al "independiente", con número reales, díganme para qué necesitamos esa plata, díganme cuánto hace falta para pagarle a los ad-honorem. Y seamos más inteligentes, tengamos una visión política que cruce Ángel Gallardo y que sobrevuele Marcelo T. Pensemos en un Gobierno que necesita retomar la iniciativa política, problematicemos socialmente la cuestión en ese sentido: llevemos una propuesta atractiva y no un montón de consignas contradictorias e irrealizables. Vivimos el Congreso con mayor actividad de los últimos tiempos, ¿y nosotros hablamos con algún diputado "del palo"?

- Está bien, hay una mala lectura de la realidad, ahora, ¿eso quita la legitimidad del reclamo?

- Es que esa es una postura pajera. Obviamente que el reclamo sigue siendo legítimo. Pero se vuelve pelotudo y, entonces, funcional. Y eso es lo más grave. Lo grave radica en que, mientras sigamos exigiendo medidas sin un mínimo de realidad -como que, de un día para otro tengamos un edificio único para todas las carreras que, por supuesto, no entran en un edifico único- se nos van a seguir cagando de risa, y con justa razón. Entonces tenemos que ser utópicos: pidamos lo posible...

- No, disculpe, la consigna del mayo francés era al revés. Seamos realistas: pidamos lo imposible...

- Sí, esa era la consigna, pero no el espíritu. El espíritu del mayo francés era lo realizable, aunque después se embanderen sobre la imaginación, lo imposible, los sueños. Eso está muy bien como graffiti. Pero el mayo francés fue real porque exigieron sobre la realidad. Y, sobre todo, porque aquella primera consigna fue la amalgama de todo lo demás: que hombres pudieran acceder a los dormitorios de las mujeres y viceversa. Esa es una consigna, material, directa, interpelante y, sobre todo, movilizadora. Y porque lograron esa unión, y porque lograron convocar a las centrales trabajadoras se consiguió todo lo otro: incluso, entrar en el dormitorio de las mujeres. A veces, hay que ser bien utópico para pedir lo posible. A los trabajadores no se los convoca pidiendo porque la imaginación llegue al poder, aunque luego esa sea una consigna.

- ¿Y eso no sería dejar de reivindicar el pasado?

- No. Eso sería entender el presente. El pasado es parte del presente. Pero, como decía el gordo Cooke: el pasado es raíz, pero no programa. Si traemos el pasado al presente por una operación de pensamiento no actualizamos el pasado sino que nos volvemos él. Y de esa manera, la consigna siempre parece reivindicar el pasado, negar el presente... y olvidar el futuro.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena loco. Coincido en todo lo que decís. Me acuerdo lo largas, al pedo y delirantes que eran esas asambleas en Sociales, en las que se arrancaba por criticar la invasión a Irak, pasando por el pedido del retiro de tropas de Haití, hasta llegar a repudiar la masacre de Oaxaca. De un reclamo concreto y factible, ni hablar.
En definitiva, una competencia por ver quién era más de izquierda y más pelotudo.
Digo yo: qué dirán estos muchachitos (que, entre nosotros, jamás cruzó la Gral. Paz ni hizo pie en el conurbano), cuando venga otro gobierno, que sea verdaderamente conservador y de derecha?
Salu2

Anónimo dijo...

Yo soy de la facultad de politicas de mendoza y pasa esactamente lo mismo. Yo actualmente milito en una agrupación y voy a todas las asambleas en las cuales por estas diatribas que se producen ya nadie va. Es triste pero bueno veremos si llegamos al centro y lo podemos dar vuelta la cosa ja...

Anónimo dijo...

falta de pensamiento crítico crítico, se llama.
o de responsabilidad en cuanto al lugar que se ocupa.
de ambos. de pragmatismo. en fin

muy bueno

Diego F. dijo...

Che Tomás, no encontré tu dirección de mail, escribime que tengo que preguntarte algo (y borrá este comment).
Abrazo

Tomás dijo...

Diego mi mail es fuyusepe@hotmail.com

No encontré tu mail.

Lucía Foos dijo...

¡Puf...!


Tanto para decir que no cabe en un comentario. Sería más apropiado en una mesa con café o cerveza en La Barbarie o La Cacerola...


Pero sí. Yo creo que es el gran manto de los troskos que se viven auto-corriendo por izquierda, y niegan los espacios institucionales como espacios donde disputar y hacer política, porque al ser institucionales no son "revolucionarios" (?) y pueden ser "cooptados por la gestión". En la última asamblea un trosko salió a cruzarme con una moción que propuse y lo corrí hasta abajo de la cama. Lo más gracioso es que si de verdad plantean una discusión política no es nada difícil ganarles. Pero claro, no lo hacen...


Dato curioso: ¿Sabías que allá por el 2002, en la toma del Rectorado, un trosko propuso como moción de orden "deconocer el capitalismo"?...

Así son, querido... y sólo haciendo política se les podrá ganar la disputa.

Saludos.