16/1/10

Un peso por palabra

("Un peso por palabra" es el segundo cuento de la saga "El amor en tiempos de kirchnerismo". Aquí pueden ver el primero. La siguiente pieza se trata de un homenaje a la asignación universal por hijo, ya que las diez breves historias poseen, cada una, 180 palabras).


Un peso por palabra.

1. Chat

Se conocieron en la casa de un amigo de ella y no se animaron a hablar demasiado, pero había algo, la sensación de que eran, en muchos sentidos, parecidos. Y eso, al principio, atrae. Se pasaron la dirección de mail, para ver si la cosa mejoraba hablando por msn. Llegaron a sus casas y se agregaron. A él siempre le pareció estúpido ponerse en el msn como “disponible”, como una desgarradora confesión de una vida vacía. Siempre aparecía como desconectado, a pesar de que estaba permanentemente viendo quién entraba. La que no estaba, nunca, era ella. Se alegró cuando vió que lo había aceptado, pero no había día que lograse engancharla para conversar. Probó a todas las horas posibles, casi que hacía guardia. Hasta le pidió a un amigo que se fijara si con su dirección de mail le pasaba lo mismo. Pensó que hubiera sido más inteligente pedirle el número de celular. Un día, al borde de la desesperación, pensó en mandarle un mail. Temió quedar como un antiguo. A ella le pasaba, de hecho, exactamente lo mismo.

2. Todos los cuentos, el cuento

Un hombre sentado escribiendo un cuento en un blog, se da vuelta y ve a otro tipo sentado escribiendo un cuento sobre un tipo que está escribiendo un cuento en un blog. Más allá ve a un hombre que está escribiendo un cuento sobre un tipo que está escribiendo un cuento sobre un tipo escribiendo un cuento en un blog. El primero de los tipos comienza a escribir un cuento sobre esos otros tipos. Los otros tipos, entonces, modifican lo que estaban escribiendo para escribir lo que está escribiendo el tipo que está escribiendo un cuento en un blog. Luego, el primero de los tipos debe modificar aquello que estaba escribiendo a los fines de dar cuenta de las modificaciones de los otros tipos. Los otros tipos, entonces, escriben que el tipo que está escribiendo un cuento en un blog está modificando lo que estaba escribiendo, a lo cual el tipo que está escribiendo un cuento en un blog modifica lo que había modificado. Entonces entra Borges y dice que son todos unos putos plagiadores. Y se choca una silla.

3. La mano invisible

Había una vez un pequeño país que había dejado tan pero tan libre la economía a las fuerzas del mercado que comenzó a producir autos desmesuradamente, a punto tal de que el objetivo del automóvil, esto es, la movilidad, dejó de ser posible, luego de que los autos ocuparan todos los espacios posibles de tránsito. De esta manera, carentes de posibilidades de tracción, los autos mutaron en su utilidad y comenzaron a ser considerados como viviendas, puesto que que su carácter inmóvil los convertía, efectivamente, en inmobiliarios. La cercanía con hospitales y centros de esparcimiento era un valor agregado para cualquier vehículo, sin importar su año de fabricación ni, mucho menos, su velocidad máxima, valores inútiles en lo estático. La situación comenzó a ser desesperante cuando los autos comenzaron a ocupar tierras cultivadas con cereales e, incluso, los ríos más importantes del país. Ciertos economistas aseguraron que no había de qué preocuparse, que lo verdaderamente grave era intentar regular las fuerzas libres del mercado con un estado parasitario y que, si había desperfectos, la mano invisible del mercado los acomodaría.

4. Fútbol mediocre

Hubo una vez, en un pequeño campito de una ciudad del interior de la Provincia de Buenos Aires, un partido de fútbol entre dos banditas de pibes, en la cual no pasó nada espectacular, más allá de un partido de fútbol. Ningún ángel atajó un penal, ningún maradona de chico entró en el segundo tiempo para nadie, ninguna situación de la vida social se vio reflejada en el terreno de juego. Ganó el partido el equipo que tenía unos pibes que corrían mucho, medio trabado en el medio, uno se cansó a la mitad y dejó al equipo con diez sin que a nadie se le ocurriera ninguna metáfora acerca de la traición y la amistad, hizo un gol un pibe que era medio mala leche, y el que siempre fue el burro en todos los partidos no hizo un gol espectacular en el último minuto, sino que siguió siendo burro todo el partido hasta el final. Entonces Fontanarrosa, Sacheri y Dolina se entristecieron. Uno se murió, el otro escribió una peli y el tercero hizo su programa de radio.

5. Alpinismo

A mí el alpinismo, sinceramente, me importa un carajo. ¿Sabe lo que soy yo, antes que un alpinista? Un utilitarista. Pero un utilitarista convencido. Creo sinceramente en la maximización cuantitativa de las consecuencias positivas para el máximo pósible de personas. Entonces me dediqué al alpinismo, porque ahí, arriba, en la montaña, es en el único lugar en donde nadie puede condenar la exacerbación de mi utilitarismo. Arriba, la vida de dos vale más que la de uno, la de cuatro más que la de dos, y así sucesivamente. Cuando para salvar a dos hay que cortarle la cuerda a uno, se corta y no se debate más. Y nadie piensa en el uno que se cayó sino en los dos que se salvaron. Si hay oxígeno para uno y vos tenés edema pulmonar, el oxígeno es para mí, que no tengo. Los que viven en la planicie tienen la ventaja de discutir moralmente con el utilitarismo. Acá es pura practicidad. Ojalá todos los fanáticos encontraran, como yo, un lugar en el mundo donde ejercer el fanatismo sin molestar a nadie.

6. Sensibilidad

Esto me lo contó un amigo y no me puedo acordar quién era, para decirlo acá. Así que ojalá que vea esto, así me dice. Pero resulta que tiene un amigo que vio una película, Las invasiones bárbaras, se llama. Las invasiones bárbaras creo que es la última película con la que lloré, y yo no lloro mucho, creo que debe ser una de las cuatro peliculas con las que lloré. Hay un tipo muriéndose de cáncer, un tipo que vivió los 60, los 70, y todos sus amigos ex-hippies lo van a visitar, y medio que se tiene que reconciliar con su hijo, o con su hija, no recuerdo, y el hijo, o la hija, contratan a una junkie para que le traiga morfina medio clandestinamente, porque si no me equivoco están en Cánada. Bueno, lo que me contó mi amigo es que su amigo, cuando le recomendó la película, le dijo: “che, mirate esa peli, es sobre el sistema médico canadiense”. A mí ese tipo de frialdad me conmueve. Y no me puedo acordar de quién es.

7. Venganza

A la mujer del cirujano Miguel la mató de tres tiros un ladrón. Dios intervino, se ve que no estaba en sus planes, pero lo hecho, hecho estaba, así que le dio a Miguel la posibilidad de vengarse. Hizo Dios que el ladrón toque timbre en la casa de Miguel, para que pudiera este reventarlo a palos, pero Miguel estaba mirando el partido y no atendió. Entonces Dios pensó que hubiese sido muy violento. Así que mandó al ladrón a operarse con Miguel y ahí Miguel vio a quién estaba operando, y la operación fue un éxito igual, porque Miguel no lo mató. Entonces Dios pensó que era por el juramento. Así que puso Dios a Miguel a la orilla de un precipicio y al ladrón adelante para que lo empuje y Miguel se agachó a atarse los cordones mientras el ladrón escapaba. Entonces tiempo después murió Miguel y subió al Cielo, donde Dios le preguntó por qué no se había vengado durante su vida del ladrón. Y Miguel dijo: “Ah, perdón, me colgué porque pensé que había reencarnación.”

8. Variante del cuento “Los dos laberintos” de Borges

La historia es así. Un rey, a quien llamaremos A, lo invita a otro rey, B, a un laberinto que tiene en su palacio. B queda encerrado mucho rato en el laberinto de A, y medio que se enoja cuando A lo humilla un poco y se le ríe. Así que B le dice a A que lo va a llevar a un laberinto, y lo deja en el medio del desierto y le dice: salí de acá si podés. Y ahí está la ironía, cuando B se va yendo a camello del desierto. Pero resulta que A le dice: todo bien, pero esto no es un laberinto. Y B responde: claro, ahí está el chiste, que te vas a morir acá. Y A retruca: ¿te parece tanto quilombo?, yo te hice una joda nomás y vos me matás. Además, esto no es un laberinto, técnicamente es una ironía, pero para ser sinceros, está media tirada de los pelos. Entonces B le dice que tiene razón, que por qué mejor no van juntos a descabezar unos esclavos. Y A asiente.

9. La vida de los otros

Todos los grupitos sabían hacer algo. Estaban los de quinto primera, que habían armado una bandita de rock, y tocaban en las fiestas del colegio y el baterista siempre se llevaba las mejores minas. Los de quinto segunda la tenían clarísima con los fierros, habían armado el auto de la escuela, con los colores, un dibujo buenísimo de un lobo en el capó, y se ponían en pedo y salían a dar vueltas en ese auto. Los que eran buenos eran los de quinto tercera, que organizaron un grupo de teatro, y hacían una obra espectacular, que después la llevaron a Buenos Aires y un par se quedaron estudiando teatro ahí, becados por una escuela de un actor famoso. Los de quinto cuarta tenían el promedio más alto de toda la escuela, y ganaron todas las ferias de ciencias habidas y por haber, no le hacían asco a nada los tipos, matemática, astronomía, ciencias. Nosotros, los de quinto quinta, no sabíamos hacer un carajo. Así que armamos la Juventud Radical y ganamos el centro de estudiantes todos los años seguidos.

10. La traición os hará libres

Max Brod es, efectivamente, la reencarnación de Judas, su continuidad. Tanto Max como Judas existen por su traición: Judas, al entregar a Jesús, y Max al publicar los cuentos que Kafka había pedido no se publiquen. Así como hay una similitud en ambos traidores, la hay en los sujetos traicionados. Porque ni Kafka quema sus cuentos, ni Jesús desconoce su final. Jesús lava las patas de sus fieles y le indica a Pedro que arme la orga eclesiástica, porque Kafka no quema él mismo sus cuentos. Sí, ya no de similitud, sino de causalidad es la relación. Jesús debe ser traicionado para que Kafka pueda ser publicado, y viceversa (aún cuando esta viceversa vaya contra la linealidad del tiempo). La Humanidad no cuenta el siglo 0 en el nacimiento de Jesús por una confianza en el Mesías, tanto como lo hace por la creencia de que, con Judas, la traición se volvió la garantía de la contingencia de lo humano. Desde que la traición fue posible y necesaria, la Humanidad se volvió libre. Y El Juguete Rabioso argentinizó esta hipótesis.

6 comentarios:

Mendieta dijo...

Carajo. Mierda. Grositud extrema esto.

Leila Luna (ex Cosas dichas) dijo...

wow! Si el embole de enero es lo que produce estos escritos, por favor no deje de embolarse.

patricio dijo...

sencillamente genial!!

Emi dijo...

Que genio! coincido con Cosas Dichas!

guille dijo...

Ole,ole,ole,tomas,tomas.
Me encanto.

Ximango dijo...

Muy buenos tus cuentos. El que más me gustó fué el de Franja Morada, es tal cual.Creo que se podría extender al pan-tadicalismo en general...NO saben hacer una damier, salvo la conspireta de la unión democrática, eso si aprendieron bien..