El domingo te levantás a las ocho, ocho y media. La noche anterior, salís (asado con amigos es lo ideal, ya que todo está cerrado: procurá hacer un último intento por convertir gente y conseguí más fiscales). Nuestra misa secular, las elecciones, no es impoluta. Hay que ir, sí, con un poco de resaca. Ocho y media estás en la básica, el local, la sede, como le llames. Yerba, facturas, cigarrillos, bebidas: todo eso, tiene que haber en el local. Si te hacen llevar tus cosas, anotá: te estás equivocando de partido (porque seguro son republicanitos que te van a hablar de transparencia y sarasa para amarrocar un par de pesos y gastarlos en volantes). Ya sabés: si no hay nada de eso, caminá un par de cuadras, y andá para otro.
Si sos pibe, y tenés menos de 18...vas a fiscalizar igual. Al principio, no: sos el encargado de quedarte en el local armando sanguches e informando a las personas que vienen dónde votan. Anotá: le escribís en un papelito la dirección de la escuela, la mesa, su nombre completo con Sr. o Sra. adelante, y se lo encajás en la mano con una boleta de tu partido. Fiscalizás igual, te decía. Los domingos a la mañana, sobre todo en día de elecciones, son días muy cívicos para todos. Frenamos en los semáforos, sonreímos a las señoras y amamos el desarrollo normal de los comicios. Pero tipo tres, cuatro de la tarde, se empiezan a volver algunos fiscales que se hartaron de la democracia un poco, y quedan escuelas sin ningún fiscal tuyo. Ahí el puntero -ay dió- o el candidato te llama a un cuartito y te dice "pibe, ¿te animá`?". Ahí, vos decís que sí. Y vas (un día tengo que contar algo que me pasó fiscalizando siendo menor de edad). Si tenés carné de conducir, lleválo. Sí, vas a pasar a buscar gente a votar, y te vas a sentir un violador de la república y de las instituciones. Anotá: Alfonsín no te está puteando desde el cielo; Alfonsín hizo lo mismo que vos.
Si sos fiscal de una, pasas por el local a saludar. A menos que sea muy a trasmano. Tirás un par de chistes, te llevás un sanguche, o unas facturas, o un paquete de yerba, y salís. Algunas claves básicas para llegar a la mesa (en el caso del Interior, a veces sos fiscal general de una aunque no tengas experiencia): - saludá respetuosamente al Presidente de Mesa, porque le vas a romper las pelotas todo el día, y procurá sentarte lo más cerca que puedas de él; -los fiscales de la izquierda nunca llevan puchos "porque se olvidaron de comprar"; -un voto no cambia la elección, mantené los códigos; - si te vas a comer, no "esistís", todo bien con el asado del domingo, pero te quedan todos los domingos del resto del año; - el mate se convida a todos los fiscales, sobre todo cuando la fila es larga, por que das re-diálogo y consenso; - obvio que no se habla de política, aunque valen las chicanas en voz baja; - si va a votar un conocido (hacé inteligencia tipo nueve menos cuarto que no vota nadie, dale una leída rápida al padrón) lo saludás sin exagerar, y le preguntás por cada uno de sus familiares, el laburo, y la vida; - si se forma fila, proponé ir armando dos filas para los que ya les entregaste sobre. Y que se den cuenta, de manera sutil, de qué partido sos.
A la hora de contar los votos, copá la parada sin que se note. Si el Pte. de Mesa se dio cuenta que lo querés pasar, fuiste, al rincón y en penitencia. Con tranquilidad, aprendés el sistema unos días antes y, si nadie dice nada al momento de contar boletas, decís que hay que explicar el método que van a usar y, en lo posible, lo exponés vos. No importa que ya se votó: sirve. Como Bielsa, con el último voto de ésta elección, hay que pensar en la próxima.
Te vas último. Volvés al local con el resultado de tu escuela. Si sos fiscal general, caéle bien a un par de otras mesas, si tenés conocidos mejor. Si hace falta, se finge desinterés ("nah, me voy para casa que mi mujer me mata") y le rescatás un par de números. Por nada del mundo, hablás de tu mesa, como mucho negociás un "seee, pareja anduvo la cosa". En la vuelta al local, preferiblemente tiene que haber para comer, de nuevo. Es difícil -aunque excelente- que hubiese asado, ya que lleva mucha logística y es un día de elecciones. Empanadas se permite, y los sanguchitos que sobraron están bien pero hasta ahí nomás. Te quedás en el local hasta tarde, y se escuchan los resultados por radio y televisión.
Y se festeja. Se gane o se pierda, se festeja. Se cuentan anécdotas de viejas elecciones y se escucha a los más viejos porque tienen las mejores historias. El domingo a la noche, sea el resultado que sea, hay que estar con muchos otros.
El lunes, en todo caso, habrá tiempo para analizar, entristecerse o postear.
Hacia una internacional anti «woke»
Hace 9 horas.
7 comentarios:
Perfecto Tomas, un manual del Fiscal Peronista.
cual es el metodo?
Y, con el tema de las colectoras y eso no es tan sencillo contar los votos, la forma en que van a dividir las boletas y esto es todo un método.
A eso me refería.
Así es!! Hay que imprimer este post repartirlo una semana antes...
Es verdad, los perucas reparten el mate, los radicales sólo toman entre ellos y los de izquierda caen pesados y deben cuidar tantas mesas que ni los conoces.
Lo mismo que la logística peruca integradora: logran repartir los sanguches a sus fiscales y a los presidentes de mesa...
Una vez me tocó ser presidente de mesa y de forma inédita imperó un clima jodón y terminaron siendo todos los fiscales medio-amigos.
Muy bueno cheeee!
dan muchas ganas d ir
podemos copiar y pegar?
V
Podemos.
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