30/4/09
Mi toalla quedó en la 9 de julio
Tiré la toalla. Perdón, pero tiré la toalla.
Abandoné "la lucha" contra el relato mediático. Me importa un carajo lo que diga Clarín. Me importa un carajo que de siete fotos que hay en su página, hay cinco fotos de autos. De caos vehicular.
Me importa un carajo porque la cosa estaba pasando ahí, en la 9 de julio, y no en Clarín.
- Pero todos los demás lo estaban viendo por TN.
Sí, ya lo sé. ¿Y?, ¿son salames todos los demás?, ¿no saben quién es Clarín?
Sí que saben. El que se quiere comer el relato de Clarín, se lo va a comer con esta ley de radiodifusión y con todas.
El acto fue otra cosa. No son cinco fotos. Son las miles de personas que estuvieron ahí y las que no pudieron estar pero hubiesen querido. El acto, ni siquiera, es Moyano, mire lo que le digo. Que siempre es Moyano, nunca la CGT, ni el movimiento obrero, ni los trabajadores. Ni "la gente". Porque ahí no estaba lagente. No había gente, ni personas, ni ciudadanos, ni espontaneidad. No, Susana. Aparato, choripán y asueto. Me encantan, me las voy a tatuar, esas tres palabritas, al lado del tatuaje del Chivo Rossi.
(Por eso un pibe de una radio independiente me hizo una entrevista, ¡ja!, a mí. Porque, venido del laburo, estaba de traje, ¡ja!, y me preguntó que si estaba a favor del Gobierno de Cristina, yo, de traje, y a favor, las cosas que hay que oir).
No sé, tengo ganas de decir muchas cosas. Sobre Moyano, tengo ganas de hablar, otro día. Pero, sobre todo, ganas de pensar en los que estaban ahí, esos que no son la gente. En la cantidad de pibes de primer laburo, como yo, sindicalizados por primera vez. De la lealtad, hay que hablar otro día. Y de cómo se presiona políticamente. Sí, esa palabra tan fea, presión, de cómo se hace, sin el fierrito en la mano. Se hace con movilización, pero se encolumna detrás del proyecto. Se agradece, en público y se pide bancar. La presión, pedir más, viene después, puertas adentro. Para ver que hay un espacio de juego político entre la traición y la sumisión. Un tire y afloje sano, sanísimo, vital para la democracia.
Aire para llegar a junio. Un tubazo de oxígeno. Que sigan construyendo todos los relatos que quieran, es inevitable. Hay un lugar al que no llegan. Hay espacios donde, Clarín, La Nación, no existís. Ahí hay que estar. Ahí estuvimos.
Mi toalla contra los medios está en la 9 de julio. Vamos para adelante con la nueva ley de Servicios Audiovisuales. Pero esa es una sola parte de la lucha, el marco, apenitas, de un cuadro muchísimo más grande. Un cuadro cuyo protagonista estuvo hoy, con bombos, choris y la marchita, festejando el día del trabajador en la 9 de julio.
Abandoné "la lucha" contra el relato mediático. Me importa un carajo lo que diga Clarín. Me importa un carajo que de siete fotos que hay en su página, hay cinco fotos de autos. De caos vehicular.
Me importa un carajo porque la cosa estaba pasando ahí, en la 9 de julio, y no en Clarín.
- Pero todos los demás lo estaban viendo por TN.
Sí, ya lo sé. ¿Y?, ¿son salames todos los demás?, ¿no saben quién es Clarín?
Sí que saben. El que se quiere comer el relato de Clarín, se lo va a comer con esta ley de radiodifusión y con todas.
El acto fue otra cosa. No son cinco fotos. Son las miles de personas que estuvieron ahí y las que no pudieron estar pero hubiesen querido. El acto, ni siquiera, es Moyano, mire lo que le digo. Que siempre es Moyano, nunca la CGT, ni el movimiento obrero, ni los trabajadores. Ni "la gente". Porque ahí no estaba lagente. No había gente, ni personas, ni ciudadanos, ni espontaneidad. No, Susana. Aparato, choripán y asueto. Me encantan, me las voy a tatuar, esas tres palabritas, al lado del tatuaje del Chivo Rossi.
(Por eso un pibe de una radio independiente me hizo una entrevista, ¡ja!, a mí. Porque, venido del laburo, estaba de traje, ¡ja!, y me preguntó que si estaba a favor del Gobierno de Cristina, yo, de traje, y a favor, las cosas que hay que oir).
No sé, tengo ganas de decir muchas cosas. Sobre Moyano, tengo ganas de hablar, otro día. Pero, sobre todo, ganas de pensar en los que estaban ahí, esos que no son la gente. En la cantidad de pibes de primer laburo, como yo, sindicalizados por primera vez. De la lealtad, hay que hablar otro día. Y de cómo se presiona políticamente. Sí, esa palabra tan fea, presión, de cómo se hace, sin el fierrito en la mano. Se hace con movilización, pero se encolumna detrás del proyecto. Se agradece, en público y se pide bancar. La presión, pedir más, viene después, puertas adentro. Para ver que hay un espacio de juego político entre la traición y la sumisión. Un tire y afloje sano, sanísimo, vital para la democracia.
Aire para llegar a junio. Un tubazo de oxígeno. Que sigan construyendo todos los relatos que quieran, es inevitable. Hay un lugar al que no llegan. Hay espacios donde, Clarín, La Nación, no existís. Ahí hay que estar. Ahí estuvimos.
Mi toalla contra los medios está en la 9 de julio. Vamos para adelante con la nueva ley de Servicios Audiovisuales. Pero esa es una sola parte de la lucha, el marco, apenitas, de un cuadro muchísimo más grande. Un cuadro cuyo protagonista estuvo hoy, con bombos, choris y la marchita, festejando el día del trabajador en la 9 de julio.
29/4/09
El peronismo es un truncador de papers
Es extraño. Si uno hiciera una encuesta en la carrera de Ciencia Política, encontraría un gran porcentaje de alumnos a los cuales "no les interesa la política". Como biólogos marinos apaleando ositos polares, que son una masa, así gran cantidad de politólogos apalearía, sin resentimiento, cualquier intento de aplicar conocimientos a la situación política autóctona.
¿Por qué tantos estudiantes de Cs. Políticas reniegan de este, nuestro sistema político?, ¿por qué la mayor proporción entra para hacer una base y seguir con relaciones internacionales?, ¿por qué, digo, no ven la rica experiencia latinoamericana en materia de democracia, participación popular, sistemas políticos, y todos esos conceptos que, así vacíos, tanto nos encantan a los (ojalá futuros) politólogos?
Charlaba el otro día con un compañero economista, y nos preguntábamos por qué hay pocos economistas bancando al Gobierno. Y, más allá de otras consideraciones, hay una muy importante: con la destrucción de la credibilidad de los números del INDEC, el Gobierno le sacó el insumo básico de producción a los economistas.
Entonces, ¿quién tiene la culpa de tanta desidia en el estudio de nuestro campo político por parte de la ciencia política?
Parafraseando al diputado por la CC, Fernando Iglesias: "la culpa es del peronismo".
Sí, señores. En Argentina, nuestra disciplina nació en los `80, con el albor democrático, y en el marco académico de una división intelectual del trabajo (Rinesi dixit). Si la sociología debía estudiar "la sociedad", la ciencia política quedaba incrustada en el estudio de "las reglas de juego de la política". Falsa división, quien sabe si necesaria, que apuntaba a ordenar. La disciplina era nueva y, por ende, costaba todavía fabricar conceptualización propia, y se importó materia prima: teorías, abordajes, en fin, todo lo que haga falta al estudio de lo criollo.
Y, un día, esos conceptos chocaron contra una realidad: había una desviación, en Argentina, un tal Perón que había fundado una especie de movimiento, partido, cultura, identidad...pero, ¡mire, profesor, ni siquiera qué es sabemos y usted me pide que le explique cómo funciona! Sépanlo, amigos politólogos: el peronismo es un truncador de papers. Los jóvenes politólogos aprendían el concepto schumpeteriano de democracia, sartorizaban el mundo y los requisitos de Dahl para ser democráticos. Entonces, con sus cajitas de herramientas teóricas se disponían a dar una definición pasajera de peronismo y...el martillo schumpeteriano se rompía, el destornillador de Dahl se falseaba y el serrucho de Sartori perdía todos los dientes al primer contacto.
El peronismo truncaba los papers, los dificultaba, el terreno se ponía barroso y había que tomar una decisión. La división entre politólogos es tripartita, nace de esa dificultad: están los que decidieron, ante eso, crear nuevos conceptos (Laclau, pongale); los que decidieron la incompatibilidad y ante eso, tiraron la toalla, y se fueron a estudiar el sistema político francés, convenientemente, a Francia; y quienes decidieron que la culpa de esa incompatibilidad teórica era del peronismo, que si no sabía adaptarse al mundo mágico de la teoría, algo malo debía estar haciendo.
Digamos, entonces, que el peronismo le quitó a la ciencia política clásica su insumo básico: la división del sistema político en dos, tres partidos, izquierda, centro y derecha, discusiones parlamentarias y debates televisivos. A cambio, impuso la idea de la fuerza de calle, el conflicto descarnada como constitutivo de un régimen político, y la creación de una cultura, de una identidad que sobrepasa a la noción tan republicana de pertenencia partidaria. Hacer un paper, un trabajo, una monografía, que incluya un análisis sobre política autóctona, conllevaba esa dificultad. Meterse en un terreno escabroso, sí, pero maravilloso, amplio e infinito. Las reglas del juego político, ese objeto inalcanzable de estudio, se tergiversaban, y, subidas al automóvil justicialsita, corrían más rápido que el lento politólogo que cargaba sus pesadas herramientas teóricas.
Acaso ahí esté vislumbrada la explicación a nuestras preguntas. El peronismo es el hecho maldito de nuestra carrera, lo que hace que las notas al pié de cualquier trabajo que mencione al peronismo deban ser, necesariamente, una nueva idea de trabajo, la imperiosa necesidad de una nueva aclaración, un círculo -para mí, virtuoso -que implica seguir pensando y produciendo, todo el tiempo. El hecho maldito del país burgués.
¿Por qué tantos estudiantes de Cs. Políticas reniegan de este, nuestro sistema político?, ¿por qué la mayor proporción entra para hacer una base y seguir con relaciones internacionales?, ¿por qué, digo, no ven la rica experiencia latinoamericana en materia de democracia, participación popular, sistemas políticos, y todos esos conceptos que, así vacíos, tanto nos encantan a los (ojalá futuros) politólogos?
Charlaba el otro día con un compañero economista, y nos preguntábamos por qué hay pocos economistas bancando al Gobierno. Y, más allá de otras consideraciones, hay una muy importante: con la destrucción de la credibilidad de los números del INDEC, el Gobierno le sacó el insumo básico de producción a los economistas.
Entonces, ¿quién tiene la culpa de tanta desidia en el estudio de nuestro campo político por parte de la ciencia política?
Parafraseando al diputado por la CC, Fernando Iglesias: "la culpa es del peronismo".
Sí, señores. En Argentina, nuestra disciplina nació en los `80, con el albor democrático, y en el marco académico de una división intelectual del trabajo (Rinesi dixit). Si la sociología debía estudiar "la sociedad", la ciencia política quedaba incrustada en el estudio de "las reglas de juego de la política". Falsa división, quien sabe si necesaria, que apuntaba a ordenar. La disciplina era nueva y, por ende, costaba todavía fabricar conceptualización propia, y se importó materia prima: teorías, abordajes, en fin, todo lo que haga falta al estudio de lo criollo.
Y, un día, esos conceptos chocaron contra una realidad: había una desviación, en Argentina, un tal Perón que había fundado una especie de movimiento, partido, cultura, identidad...pero, ¡mire, profesor, ni siquiera qué es sabemos y usted me pide que le explique cómo funciona! Sépanlo, amigos politólogos: el peronismo es un truncador de papers. Los jóvenes politólogos aprendían el concepto schumpeteriano de democracia, sartorizaban el mundo y los requisitos de Dahl para ser democráticos. Entonces, con sus cajitas de herramientas teóricas se disponían a dar una definición pasajera de peronismo y...el martillo schumpeteriano se rompía, el destornillador de Dahl se falseaba y el serrucho de Sartori perdía todos los dientes al primer contacto.
El peronismo truncaba los papers, los dificultaba, el terreno se ponía barroso y había que tomar una decisión. La división entre politólogos es tripartita, nace de esa dificultad: están los que decidieron, ante eso, crear nuevos conceptos (Laclau, pongale); los que decidieron la incompatibilidad y ante eso, tiraron la toalla, y se fueron a estudiar el sistema político francés, convenientemente, a Francia; y quienes decidieron que la culpa de esa incompatibilidad teórica era del peronismo, que si no sabía adaptarse al mundo mágico de la teoría, algo malo debía estar haciendo.
Digamos, entonces, que el peronismo le quitó a la ciencia política clásica su insumo básico: la división del sistema político en dos, tres partidos, izquierda, centro y derecha, discusiones parlamentarias y debates televisivos. A cambio, impuso la idea de la fuerza de calle, el conflicto descarnada como constitutivo de un régimen político, y la creación de una cultura, de una identidad que sobrepasa a la noción tan republicana de pertenencia partidaria. Hacer un paper, un trabajo, una monografía, que incluya un análisis sobre política autóctona, conllevaba esa dificultad. Meterse en un terreno escabroso, sí, pero maravilloso, amplio e infinito. Las reglas del juego político, ese objeto inalcanzable de estudio, se tergiversaban, y, subidas al automóvil justicialsita, corrían más rápido que el lento politólogo que cargaba sus pesadas herramientas teóricas.
Acaso ahí esté vislumbrada la explicación a nuestras preguntas. El peronismo es el hecho maldito de nuestra carrera, lo que hace que las notas al pié de cualquier trabajo que mencione al peronismo deban ser, necesariamente, una nueva idea de trabajo, la imperiosa necesidad de una nueva aclaración, un círculo -para mí, virtuoso -que implica seguir pensando y produciendo, todo el tiempo. El hecho maldito del país burgués.
28/4/09
Táctica y estrategia
–¿Qué tal el 6 a 1?
–...
–El 6 a 1...
–¿Qué es eso?
–El partido de fútbol.
–¿Querés que te diga la verdad? Entre nosotros, yo hinchaba por Bolivia, pero también quería que gane la Argentina. Yo estaba en Viena ese día. Yo sabía que si ganaba la Argentina nos daban la altura (la autorización definitiva de la FIFA para jugar en la altura). Si gana Bolivia no nos dan la altura. Le soy sincero. Cuando volví yo lo dije en la reunión de gabinete.
–Pero usted lleva la verde en el corazón. No me diga que hizo fuerza por la Argentina.
–Yo soy muy realista. Más importante es ganar la altura que ganar ese partido.
27/4/09
La Nasta Peronística
"La Nasta Peronística. Un libro de auto ayuda Nacional y Popular."
Así se va a titular mi libro: "La Nasta Peronística". Quiero ser un Ari Paluch pero no del macrismo. No, abuela, me voy a vender por guita, sí, pero dejame elegir al postor, al menos. Un Ari Paluch cabeza, quiero ser. Vi el nicho, abuela, si llegamos a perder en junio, ponele, o a no ganar por mucho, va a ver mucho nac&pop deprimido. Ahí la levantamos con pala, abuela.
Lo voy a escribir de a cachos. Ponele, hoy, una introducción, mañana algún principio, pasado una revelación loca que tuve contemplando un pajarillo asomándose a mi ventanal, en ese piso espiritual que me compré en Palermo Spirit, gracias a los dividendos espirituales de mi libro espiritual.
Empezaría así:
"La Nasta Peronística nos ayuda a sentir la vida en su esplendor, a valorar aquello que tenemos y no desear, en exceso, todo lo que no poseemos. El sol que nos irradia, peronista él, nos ayuda a encarar los problemas de otra forma. Si tenéis un problema, amigo peronístico, tenéis dos posibilidades de afrontarlo: tratar de superarlo o darte cuenta de que es imposible hacerlo. Pero también existe la tercera vía, la que nos enseña e impulsa la Nasta Peronística, que consiste en convencer a las mayorías que eso que parece un problema puede ser una virtud. ¿Lo es?, quién puede saberlo, la Nasta Peronística es un poco relativista, contingente y, sí, bastante pancha en eso de andar buscándose fundamentos últimos. Pero no importa tanto si lo es, si es una virtud, como el hecho de convencer a muchos acerca de ello. La Nasta Peronística requiere de un comprendimiento del Otro, su otredad, sus particularidades, oh, todo lo bello de las personas ajenas. Pero también nos dice, La Nasta Peronística: convencedlos. Convenced a muchos, y allí donde había una duda, un problema, una traba en tu camino hacia la felicidad, tendrás un acuerdo endeble, quizás pasajero, atado con alambre, sí, cosido con el fino hilo de las alianzas. Pero acuerdo al fin. Temporario, hasta que la traición, elemento marcado a fuego en la combustible Nasta Peronística, termine por derrumbarlo. Pero aprende de todas las traiciones, pequeño saltamonte peronístico, porque ella es parte inherente de tu vida. Sufre cada vez que te traicionen y volverás a ser traicionado; no sufras cuando te traicionan, y serás de todas maneras traicionado.
Recordad siempre la máxima número uno de La Nasta Peronística: "Puedes hacer las cosas de una mala manera, y tu karma tóxico te invadirá a ti y a los tuyos manchando los éxitos que consigas. Puedes hacerlo de buena manera, y la mayoría de las veces las cosas te saldrán mal, pues el peaje del camino al Infierno ha sido concesionado a Buenas Intenciones S.A. O puedes hacerlo peronísticamente y disfrutar de un gran asado para festejar: si ganas, por tus resultados. Si pierdes, por no haber utilizado cualquier medio para ganar. Pero lo importante, siempre, es festejar.
25/4/09
Patricia y los Códigos
Pienso que es mala gente, sabés, una mala persona, de las que te levantás para ir al baño y te miraron las zapatillas, a ver si desatadas, tal vez rotas, un poco sucias. De las que buscan un compinche, todo el asado, para hablar de eso que está mal y que todos lo saben, pero que nadie lo dice. Del tipo cornudo con la morocha tremenda, del hijo con cara de pelotudo de ese matrimonio, del auto carísimo en el que vino ese vago que, ayer nomás, no tenía dónde caerse muerto.
Ni siquiera me molesta que maneje borracha. Sí, yo sé todo lo que puede hacer, a todos los que puede matar y la vida de los terceros. Y sé que es ella la que hace, entre otros, las leyes y que el ejemplo no es una forma de educación: que es el único, sí, eso también lo sé. Y sé que he visto manejar a gente borracha y sé que no son mala gente, en todo caso inconscientes, imprudentes.
(Pero me cuesta que una acción así, una, puntual, irresponsable, los califique de mala gente para toda la vida. Ninguno sale borracho pensando que va a matar. Serán unos pelotudos, digo, los que manejan borrachos, o tipos que no miden las consecuencias y eso los convierte, no sé, en hijos de puta ponele, pero no sé si malos tipos. Porque si tiene consecuencias, bueno, ahí sí, es malo para siempre. Como todos los dueños de boliches, todos los chabanes que alguna vez metieron un candado en una puerta de emergencia y solamente faltó la chispa. Si alguna vez, cuando no había tanto control de alcoholemia, algunos de nosotros hemos manejado borrachos. Y ahora no lo hacemos, no sabemos si por la ley, no sabemos si por no parecer malos tipos, si por calcular las consecuencias. No sabemos).
Pero te decía otra cosa. Te decía que era una mala mina, una mala persona. Y muchos se lo tomaron en joda, y está bien. Pero la tipa mandó, suelta de cuerpo: que el vino era berreta. Y qué se yo si eso tiene que ver o no, si el vino más berreta tiene más alcohol, o menos. ¿Sabés qué?, los aparatitos de alcoholemia son una lotería, macho. Sí, ya sé que no se puede decir. Que hay que aprovechar unos días la chicana de la Pato Bullrich borracha. Pero el aparatito sigue siendo un aparatito y falla, y yo lo he visto fallar. He visto los mejores aparatitos de mi generación sospechar la sobriedad de un sujeto que, hacía tres minutos, cantaba la Marsellesa y la Marcha Peronista juntas, al mismo tiempo, en ambos idiomas.
No me importan los aparatitos ni su borrachera ni su responsabilidad ni nada. Ni siquiera me importa lo que voy a decir, pero lo digo. Bullrich es mala gente. No tiene códigos, y no sólo en política. No se dice que la comida está fea, ni el vino berreta. Mucho menos a la tele. Y mucho, muchísimo menos, para salvarse uno mismo. Eso es lo más bajo.
Porque, ¿sabés qué? Podés ser un mal tipo, una mala mina. Sí, qué va a ser. Te toca, es así. Nacés un poquito ambicioso, te crian un poquito para el orto, te juntaste un toque con otros hijos de puta, y chau, un golpe de horno en un laburo horrendo y tenés un mal tipo. Pero hasta esos tipos, hasta los peores tipos, saben que hay un código que nos unifica a todos. Un límite que no hay que pasar, que una vez atravesado, se borra la difusa frontera entre la sociedad y el cada cual pa` su puchero: llevarse a otro.
Llevarse a otro es de cobarde. Ni siquiera es caerse y, en el camino, tratar de manotear a alguno para sostenerse. No. Es, directamente, buscar que otro caiga conmigo. Entiendo que es difícil caer solo. Pero a la vez es lo más digno que se puede hacer. ¿Sabés en que pienso?, en los pibitos de, ponele, la secundaria que estudian para los exámenes. Y, entonces, resulta que la profe empieza a pasar lista a ver quién estudió, y todos dicen que no, y llega el turno de él, que estudió, que se la sabe toda, y entonces el pibito ese se para y dice que no. Que no sabe un carajo, igual que sus amigos. Porque el pibe sabe que se va a comer, sabés qué, todo diciembre adentro de la escuela, cuando podría estar durmiendo hasta las doce. Pero no. Estoico, el pibe dice que no estudió, y entonces va a rendir en diciembre con sus compañeros, va a cumplir un ritual innecesariamente bello. Se levanta orgulloso, ese 17 de diciembre, a las 7 de la mañana, camina hasta la escuela y se encuentra con sus compañeros reprobadores, y hablan de pelotudeces, y rinden algunos bien y otros mal, y a ninguno casi que le importa nada.
En cambio hay otros que ese día dijeron que sí, que habían estudiado. Que se pusieron muy racionales, que mandaron al muere a todos sus compañeros. Que calcularon que, aunque ninguno en la clase haya estudiado, lo mismo la profesora los mandaría a todos a diciembre, así que por qué no salvarse él mismo si la suerte estaba echada. Calcularon mal, esos pibes, porque calcularon. Porque hay cosas que no se calculan, se hacen sin pensar y listo. A veces, y no en política pero sí en la vida, hay que saber morir en la de uno: renunciar a los beneficios de salvarse, aprender a sufrir de a muchos pudiendo ser feliz solo (como las Madres que, cuando los milicos se llevaban a una, iban a pedir que las encierren a todas).
No se dice que el vino está berreta como no se manda al frente al compañero que rompió el vidrio con la pelota. Se dice que el vino estaba riquísimo pero que me excedí y no debí haber manejado, como se hace cargo un pibe de que rompió el vidrio con la pelota para que no dejen a todos los compañeros hasta la una, clavados en la escuela.
Por ahí, en vez de boquear tanto contra "los jóvenes", habría un par de tipos que deberían volver a la escuela, y no por burros. Todo lo contrario. Porque se perdieron la otra parte de la escuela. El momento donde las putas matemáticas no saben cómo explicar que vale más un 1 con todos que un 10 con la maestra.
Ni siquiera me molesta que maneje borracha. Sí, yo sé todo lo que puede hacer, a todos los que puede matar y la vida de los terceros. Y sé que es ella la que hace, entre otros, las leyes y que el ejemplo no es una forma de educación: que es el único, sí, eso también lo sé. Y sé que he visto manejar a gente borracha y sé que no son mala gente, en todo caso inconscientes, imprudentes.
(Pero me cuesta que una acción así, una, puntual, irresponsable, los califique de mala gente para toda la vida. Ninguno sale borracho pensando que va a matar. Serán unos pelotudos, digo, los que manejan borrachos, o tipos que no miden las consecuencias y eso los convierte, no sé, en hijos de puta ponele, pero no sé si malos tipos. Porque si tiene consecuencias, bueno, ahí sí, es malo para siempre. Como todos los dueños de boliches, todos los chabanes que alguna vez metieron un candado en una puerta de emergencia y solamente faltó la chispa. Si alguna vez, cuando no había tanto control de alcoholemia, algunos de nosotros hemos manejado borrachos. Y ahora no lo hacemos, no sabemos si por la ley, no sabemos si por no parecer malos tipos, si por calcular las consecuencias. No sabemos).
Pero te decía otra cosa. Te decía que era una mala mina, una mala persona. Y muchos se lo tomaron en joda, y está bien. Pero la tipa mandó, suelta de cuerpo: que el vino era berreta. Y qué se yo si eso tiene que ver o no, si el vino más berreta tiene más alcohol, o menos. ¿Sabés qué?, los aparatitos de alcoholemia son una lotería, macho. Sí, ya sé que no se puede decir. Que hay que aprovechar unos días la chicana de la Pato Bullrich borracha. Pero el aparatito sigue siendo un aparatito y falla, y yo lo he visto fallar. He visto los mejores aparatitos de mi generación sospechar la sobriedad de un sujeto que, hacía tres minutos, cantaba la Marsellesa y la Marcha Peronista juntas, al mismo tiempo, en ambos idiomas.
No me importan los aparatitos ni su borrachera ni su responsabilidad ni nada. Ni siquiera me importa lo que voy a decir, pero lo digo. Bullrich es mala gente. No tiene códigos, y no sólo en política. No se dice que la comida está fea, ni el vino berreta. Mucho menos a la tele. Y mucho, muchísimo menos, para salvarse uno mismo. Eso es lo más bajo.
Porque, ¿sabés qué? Podés ser un mal tipo, una mala mina. Sí, qué va a ser. Te toca, es así. Nacés un poquito ambicioso, te crian un poquito para el orto, te juntaste un toque con otros hijos de puta, y chau, un golpe de horno en un laburo horrendo y tenés un mal tipo. Pero hasta esos tipos, hasta los peores tipos, saben que hay un código que nos unifica a todos. Un límite que no hay que pasar, que una vez atravesado, se borra la difusa frontera entre la sociedad y el cada cual pa` su puchero: llevarse a otro.
Llevarse a otro es de cobarde. Ni siquiera es caerse y, en el camino, tratar de manotear a alguno para sostenerse. No. Es, directamente, buscar que otro caiga conmigo. Entiendo que es difícil caer solo. Pero a la vez es lo más digno que se puede hacer. ¿Sabés en que pienso?, en los pibitos de, ponele, la secundaria que estudian para los exámenes. Y, entonces, resulta que la profe empieza a pasar lista a ver quién estudió, y todos dicen que no, y llega el turno de él, que estudió, que se la sabe toda, y entonces el pibito ese se para y dice que no. Que no sabe un carajo, igual que sus amigos. Porque el pibe sabe que se va a comer, sabés qué, todo diciembre adentro de la escuela, cuando podría estar durmiendo hasta las doce. Pero no. Estoico, el pibe dice que no estudió, y entonces va a rendir en diciembre con sus compañeros, va a cumplir un ritual innecesariamente bello. Se levanta orgulloso, ese 17 de diciembre, a las 7 de la mañana, camina hasta la escuela y se encuentra con sus compañeros reprobadores, y hablan de pelotudeces, y rinden algunos bien y otros mal, y a ninguno casi que le importa nada.
En cambio hay otros que ese día dijeron que sí, que habían estudiado. Que se pusieron muy racionales, que mandaron al muere a todos sus compañeros. Que calcularon que, aunque ninguno en la clase haya estudiado, lo mismo la profesora los mandaría a todos a diciembre, así que por qué no salvarse él mismo si la suerte estaba echada. Calcularon mal, esos pibes, porque calcularon. Porque hay cosas que no se calculan, se hacen sin pensar y listo. A veces, y no en política pero sí en la vida, hay que saber morir en la de uno: renunciar a los beneficios de salvarse, aprender a sufrir de a muchos pudiendo ser feliz solo (como las Madres que, cuando los milicos se llevaban a una, iban a pedir que las encierren a todas).
No se dice que el vino está berreta como no se manda al frente al compañero que rompió el vidrio con la pelota. Se dice que el vino estaba riquísimo pero que me excedí y no debí haber manejado, como se hace cargo un pibe de que rompió el vidrio con la pelota para que no dejen a todos los compañeros hasta la una, clavados en la escuela.
Por ahí, en vez de boquear tanto contra "los jóvenes", habría un par de tipos que deberían volver a la escuela, y no por burros. Todo lo contrario. Porque se perdieron la otra parte de la escuela. El momento donde las putas matemáticas no saben cómo explicar que vale más un 1 con todos que un 10 con la maestra.
24/4/09
Titulares de mañana
- Clarín:
Oponerse al Gobierno aumenta las probabilidades de ser encontrado manejando ebrio
- Crítica:
¿Seguridad vial o atentado contra la libertad?
ADEPA sostiene que, junto a la libertad de prensa, Argentina viola los derechos etílicos de la oposición
- Perfil-posterior informe de Noticias:
El plan del Gobierno para repartir vino berreta en los comités
Exclusivo: La mafia de los aparatitos de alcoholemia. Los vínculos entre el cerrajero de De Vido y el viñedo de la vinería Pángaro. Por qué nunca agarraron manejando en pedo a Flor K. La oposición denuncia persecusión etílica. El convenio de Moyano con el sindicato de mozos que sala una bocha las comidas de los opositores y los hace beber en exceso.
La oposición ya no puede decir lo mismo
- (Nobleza obliga). El Argentino:
La oposición ya no puede decir lo mismo
¡Cristina nunca borracha!
- Ámbito:
Controles de alcoholemia a los ricos ahuyentan las inversiones
- La Nación:
La oposición necesita conductores testimoniales para manejar los rumbos de la Patria.
Calma radicales
Esto le pasó a los impolutos republicanos guardianes de las formas y las buenas costumbres, amigos radicales que andan por Olavarría haciendo internas.
Esto le hace mal a:
- La República;
- Las Instituciones;
- La Memoria de Alfonsín;
- El Consenso;
- El frente Coalición Cívica-Ucr;
- El buzo del correligionario de la FCC;
- La Democracia.
Calma, radicales, calma. No crispen que no es una elección a todo o nada, che.
Este domingo los radicales de la Séptima Sección dirimieron quién será el primer candidato a senador provincial a través de una interna cerrada donde se enfrentaron el saladillense Jorge Faretta y el alfonsinista bolivarense Juan Carlos Simón.
Dicen que este domingo, cuando los radicales fueron a la interna, los de la Coalición metieron la cola en la interna, cosa que tenían prohibida por acuerdo de cúpulas. Aseguran que el militante de la Coalición Mariano Arrieta se sentó en la mesa de votación a fiscalizar la elección para Simón, y que ni bien lo vio entrar Lanceta se puso rojo de furia.
Aseguran que Lanceta no demoró ni un minuto en pararse al lado de Arrieta y decirle ``Mariano, por favor te lo pido, retirate de acá porque sos de otro partido y no tenés nada que hacer´´. Dicen que Arrieta primero no contestó y a medida que pasaban los minutos Lanceta iba subiendo de temperatura ante lo que considera aún una ` `provocación´´.
Sostienen que de a poco el diputado nacional fue perdiendo los jirones de diplomacia que le quedaban y fue subiendo el ultimátum, hasta plantearle que ``si vos no te vas te voy a tener que sacar yo, porque no tenés nada que hacer acá´´. Juran que allí Arrieta le contestó por primera vez en un tono que al legislador no le gustó nada, al punto que ``Bebe´´ terminó agarrando al de la FCC del buzo y lo llevó hasta la calle, donde casi lo tiró.
Indican los testigos que ``si no había gente terminaban a las trompadas´´ y todos creen que semejante episodio va a complicar muchísimo la negociación entre la UCR y la Coalición para armar una lista en común, e incluso los radicales tomaron el gesto como el indicio más claro de que los de Cladera no quieren alianza en Olavarría.
Esto le hace mal a:
- La República;
- Las Instituciones;
- La Memoria de Alfonsín;
- El Consenso;
- El frente Coalición Cívica-Ucr;
- El buzo del correligionario de la FCC;
- La Democracia.
Calma, radicales, calma. No crispen que no es una elección a todo o nada, che.
23/4/09
¡Llamen a Laclóoo! (que Feinmann está en cualquiera)
La hipótesis es: las candidaturas testimoniales son una forma alternativa de concebir la representación. Aquella por la cual se aseguraba que el electorado elegía "proyectos" y no "personas", que se votaba el escudito, y el personaje podía variar. De esa manera, se emparchaba una imposibilidad constitutiva de toda representación, mutando la relación de un proceso identificatorio a la idea de calculabilidad de los actos decisorios. O sea, la inclusión dentro de un proyecto debería enmarcar más al candidato que la puesta en público de su currículum vitae, trayectoria política e identificación con los problemas "de la gente".
22/4/09
21/4/09
20/4/09
Gastón
El hotel tiene la lógica de construcción de los de Perón. Chapadmalal. Grande, amplio, horizontalmente expandido. Está en un pueblito a 70 kilómetros de Corrientes capital, y tiene, en el fondo, un parque enorme que desemboca en el Río Paraná. A las siete de la tarde se ve un atardecer pintado. Lugares comunes. Como dejarla ir para esperar que vuelva. Ayudan, por estúpidos y simples, los lugares comunes.
El taxista se llama Juan Domingo. Sonrío. Pregunta si venimos con Scioli, y le digo que no. Insistente, el hombre está seguro que sí, sólo que nosotros no lo vimos. Lo dejo: acaso en el próximo viaje pueda contar que llevó gente que viajó con Scioli. Me dice que el PJ está enojado con Cristina, cuando se la jugó por la transversalidad. Que ahí son todos radicales y él afiliado al PJ desde los 18. Que ahí, en ese camino de tierra que cruza la ruta, el tercero de Hitler se construyó una mansión y que años después se lo llevó la Mossad. Que me ponga repelente. Y que me deja su número para la vuelta. Anoto: Juandomingo.
Hay 140 pibes: desde el farolero del celular constante, hasta el pibe que milita hace un mes, que lo trajo el preceptor, que está orgulloso de ser el quilombero de la escuela. Están juntos. Estamos juntos. Los encuentros se realizan ahí, en el mismo hotel en que nos alojamos todos. Las actividades van juntando a los pibes, se conocen, saben qué piensan. Saben que otros están haciendo lo mismo que ellos. Se sienten, en esto, menos solos. No es un retiro espiritual peronista filo-K. Para algunos, hasta es una especie de viaje de egresados, y no está mal, nada mal, que así sea. Por el contrario, refuerza la idea de que la militancia política también es una forma de desarrollar una vida social. Este lugar, no tan común, también nos ayuda a muchos.
Y en el medio de eso, hay posibilidades de construir. De hacer que los pibes se enganchen. En el medio de esas actividades, de las charlas y de los mates, un video sobre las Madres genera un momento especial. Algunos piden la palabra para hablar del ejemplo de lucha. De la necesidad de la organización.
Gastón es grandote, quizás es coordinador de juventudes de Corrientes, o algo así. Se ríe mucho, casi siempre. Es el encargado, a veces, de hacer que los pibes entren al salón para seguir con las actividades. Lleva afiches y marcadores de acá para allá. A veces, también, habla mucho por celular. Uno de los compañeros pide la palabra y termina mencionando a Gastón. Y a sus padres. Desaparecidos.
Gastón toma el micrófono y se queda en silencio. Y el silencio contagia. Alrededor, muchos empezamos a entender algunas cosas. Gastón dice el nombre de su madre y de su padre, desaparecidos por la dictadura militar, y agradece. Hace cinco minutos que unos aplauden, para no llorar; y otros lloran, se acercan a Gastón y lo abrazan. Para algunos va a ser la primera vez que escuchan una historia así, con personas de carne y hueso enfrente de ellos. Que el tipo que se estaba riendo en la mesa recién, tenga esa historia que a veces resulta lejana. Más allá del testimonio de las Madres y Abuelas, esto marca a fuego en la piel.
Hay muchos que somos pesimistas. Que a veces no lo decimos por miedo a la profecía de auto cumplimiento. Algunos pensamos que estamos jodidos, qué va. Pero dentro de esa mirada pesimista, también entendemos que están esos 140 pibes. Que está Gastón. Y que todos ellos, y todos nosotros, no vamos a dejar de hacer cosas. Va a ser más difícil. Claro. Van a haber menos recursos, nulos, diría. Será más difícil juntarnos, compartir experiencias. Pero nadie se va de acá. Todos ellos están. Todos tienen la marca que les dejó Gastón, y esa marca los va a interpelar contra lo que venga. Los va a llamar a seguir haciendo. Como el atardecer sobre el río Paraná, una noche oscura que apenas dejar ir al sol. Como un lugar común, estúpido y simple, ayudándonos a seguir.
14/4/09
Que vuelva el clima destituyente
Yo reconozco que me hacía ruido. Me parecía que "clima destituyente" era demasiado. O yo no lo veía, o no me lo explicaban bien, o no existía. Creo que en un momento, si TNenmbaum no hubiese sido TNenmbaum, hasta hubiera estado de acuerdo con el paremos la mano un toque (en un post que hizo y que no voy a buscar donde decía que clima destituyente era mucho).
Entonces lo que creo, ahora, es que no sé si hubo o no clima destituyente. Pero de lo que estoy más o menos seguro es que no había otra estrategia discursiva para enfrentar semejante avanzada. Seamos sinceros: la otra mejilla es una boludez que termina en que cualquier cuatro de copas nos venga a cachetear. Con la otra mejilla se termina corriendo la bola, en el barrio, que el boludito aquél de la esquina se deja pegar dos piñas por el precio de una.
O sea: ante las comparaciones que había enfrente, había que tirarle con todo. Y el clima destituyente, además, tenía en qué fundamentarse. ¿Cómo se responde racionalmente a esto?:
- La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, comparó a la presidenta Cristina Fernández con el ex dictador rumano Nicolae Ceausescu, fusilado en 1989;
- El intendente de Inriville, Marcos Rodrigué, quien además es productor agropecuario, comparó a la presidenta Cristina de Kirchner con el represor nazi Adolf Hitler "antes de perder la Guerra".
- Elisa Carrió sostuvo que "este gobierno es parecido al último período del (paraguayo Alfredo) Stroessner".
- El ex presidente Eduardo Duhalde comparó a Néstor Kirchner con los dictadores europeos del siglo 20 Adolfo Hitler y Benito Mussolini.
Y entonces, hoy, leo esto: "Se está extinguiendo la ganadería, estamos en una especie de holocausto del sector lácteo y se está en una política de exterminio de la producción de cosas básicas", advirtió Buzzi en diálogo con FM La Isla.
Este post iba a ser de otra manera. Este post se iba a llamar Holocausto, iba a tener una foto de un campo de concentración y las declaraciones de Buzzi. Y no pude. Hay cosas con las que no se jode: no puedo chicanear con una foto del Holocausto, no me sale. Hay que ser un hijo de puta.
(Siempre pensé que en el debate político no había que decirle hijo de puta a nadie, ni siquiera insultos menores. Que era síntoma de debilidad. Acaso sea eso lo que pasó: decir Holocausto, exterminio, es abandonar las instancias del debate político y empezar a pensar en otros términos).
Hay que ser un verdadero pelotudo para hacer semejante comparación. Las palabras significan cosas. Holocausto significa, entre otras cosas, un plan sistemático de exterminio de personas en tanto que pertenecientes a una raza inferior. El sector lácteo puede estar en crisis, andar mal, estar a punto de quebrar. Hay más sinónimos, búsquelos en google, Buzzi. Busque sinónimos y pare con los tremendismos. Porque las cosas comienzan con las palabras, pero no se sabe dónde terminan. Un holocausto es, en principio, el mal absoluto. Contra eso, ¿qué? Contra eso, cualquier cosa. Acaso, ojalá que no, hayan querido decirnos algo.
Entonces lo que creo, ahora, es que no sé si hubo o no clima destituyente. Pero de lo que estoy más o menos seguro es que no había otra estrategia discursiva para enfrentar semejante avanzada. Seamos sinceros: la otra mejilla es una boludez que termina en que cualquier cuatro de copas nos venga a cachetear. Con la otra mejilla se termina corriendo la bola, en el barrio, que el boludito aquél de la esquina se deja pegar dos piñas por el precio de una.
O sea: ante las comparaciones que había enfrente, había que tirarle con todo. Y el clima destituyente, además, tenía en qué fundamentarse. ¿Cómo se responde racionalmente a esto?:
- La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, comparó a la presidenta Cristina Fernández con el ex dictador rumano Nicolae Ceausescu, fusilado en 1989;
- El intendente de Inriville, Marcos Rodrigué, quien además es productor agropecuario, comparó a la presidenta Cristina de Kirchner con el represor nazi Adolf Hitler "antes de perder la Guerra".
- Elisa Carrió sostuvo que "este gobierno es parecido al último período del (paraguayo Alfredo) Stroessner".
- El ex presidente Eduardo Duhalde comparó a Néstor Kirchner con los dictadores europeos del siglo 20 Adolfo Hitler y Benito Mussolini.
Y entonces, hoy, leo esto: "Se está extinguiendo la ganadería, estamos en una especie de holocausto del sector lácteo y se está en una política de exterminio de la producción de cosas básicas", advirtió Buzzi en diálogo con FM La Isla.
Este post iba a ser de otra manera. Este post se iba a llamar Holocausto, iba a tener una foto de un campo de concentración y las declaraciones de Buzzi. Y no pude. Hay cosas con las que no se jode: no puedo chicanear con una foto del Holocausto, no me sale. Hay que ser un hijo de puta.
(Siempre pensé que en el debate político no había que decirle hijo de puta a nadie, ni siquiera insultos menores. Que era síntoma de debilidad. Acaso sea eso lo que pasó: decir Holocausto, exterminio, es abandonar las instancias del debate político y empezar a pensar en otros términos).
Hay que ser un verdadero pelotudo para hacer semejante comparación. Las palabras significan cosas. Holocausto significa, entre otras cosas, un plan sistemático de exterminio de personas en tanto que pertenecientes a una raza inferior. El sector lácteo puede estar en crisis, andar mal, estar a punto de quebrar. Hay más sinónimos, búsquelos en google, Buzzi. Busque sinónimos y pare con los tremendismos. Porque las cosas comienzan con las palabras, pero no se sabe dónde terminan. Un holocausto es, en principio, el mal absoluto. Contra eso, ¿qué? Contra eso, cualquier cosa. Acaso, ojalá que no, hayan querido decirnos algo.
7/4/09
Los 8 troskomandamientos
Encontramos la tabla de los ocho mandamientos troskos (porque diez, dijeron, era hacerle el juego a la patronal religiosa). Algunos van con su explicación y algunas referencias temporales para entenderlo, vio, porque tampoco son muchachos fáciles de comprender. Aquí están, estos son, los mandatos de León:
El primer mandamiento se explica por sí solo. En una asamblea interclaustroskysta de la división troskysta de Saladillo, ex-frente independiente anti-casi todas las cosas malas, por amplia mayoría representativa y democrática de seis votos se decidió declarar a León Trotsky como "un grosso tremendo" que "le batía la justa a los pulpos capitalistas de la patronal explotadora". Horas después, el frente se rompió (ver mandamiento V) porque la cúpula de la asamblea decidió que decir "batir la justa" era una utilización lunfardista del lenguaje que obedece a un vicio pequeño burgués que había que combatir. La agrupación troskysta de Saladillo quedó dividida en tres frentes independientes de cuatro miembros cada uno, observándose sus nombres: "Frente Popular Independiente y Lunfardista Trotsky Grosso"; "Frente Anti Patronal Vanguardista Por la Pobreza Estructural como Medio de Concientización de Clases"; "Asamblea Interbarrial Revolucionaria Sub Sede Saladillo".
Un trosko, jamás de los jamaces, debe hacer esfuerzos por superar su techo histórico del 2,8% del padrón electoral. El trosko no medirá los votos cuantitativamente: más vale un voto consciente, que cien comprados por el clientelismo bonapartista del gobierno macartista y cómplice de las patronales. En 1997, Robertro Skista, invitó a un asado en su hogar de Valentín Alsina a unos amigos que volvían a su ciudad y, de paso, votarían el otro día. Robertro les contó que "militaba en el PO", y que al otro día se presentaba a las elecciones. Sus amigos, satisfechos con unas apetitosas mollejas, decidieron volcarse por la opción obrerista que representaba Robertro y sus camaradas. En esas elecciones, los 431 votos que sacaba el PO aumentaron exponencialmente a 437, 6 más que representaban la misma cantidad que los amigos de Robertro. En la asamblea posterior a las elecciones para analizar la continuidad del plan de lucha, se inquirió a Robertro acerca de la razón de dichos votos. "Las mollejas me salen bárbaras", aseguró en plan jocoso el militante. "¿Entonces no nos votaron por la cercanía de la revolución?", retrucó el dueño del megáfono. "Bueno, qué se yo, más o menos", respondió Robertro, quien fue posteriormente enterrado hasta la mitad y apedreado hasta morir por decisión soberana y democrática de la asamblea.
I. Amarás a Trotsky por sobre todas las cosas.
El primer mandamiento se explica por sí solo. En una asamblea interclaustroskysta de la división troskysta de Saladillo, ex-frente independiente anti-casi todas las cosas malas, por amplia mayoría representativa y democrática de seis votos se decidió declarar a León Trotsky como "un grosso tremendo" que "le batía la justa a los pulpos capitalistas de la patronal explotadora". Horas después, el frente se rompió (ver mandamiento V) porque la cúpula de la asamblea decidió que decir "batir la justa" era una utilización lunfardista del lenguaje que obedece a un vicio pequeño burgués que había que combatir. La agrupación troskysta de Saladillo quedó dividida en tres frentes independientes de cuatro miembros cada uno, observándose sus nombres: "Frente Popular Independiente y Lunfardista Trotsky Grosso"; "Frente Anti Patronal Vanguardista Por la Pobreza Estructural como Medio de Concientización de Clases"; "Asamblea Interbarrial Revolucionaria Sub Sede Saladillo".
II. No negociarás, ni por la vida de tu padre, ni por la de tu mujer, siervo, criada, buey, asno o cosa alguna de tu prójimo.
Un trosko no negocia. Un trosko tiene sus principios, luego, la realidad existe o no de acuerdo a ellos, y ésto último es irrelevante. El trosko no opera políticamente: el trosko es la representación del proletariado, y el camino hacia la reivindicación popular de las luchas obreras consiste en la creación de un frente tan pero tan pequeño que lo incluye a él y casi a nadie más. En ese sentido, la Academia de Física Troskysta de Moscú observó en un informe: "La naturaleza de las cosas obedece a la lógica troskysta de la formación de frentes unipersonales: así como los partidos troskos se componen en principio de varias integrantes hasta quedar uno sólo, de la misma manera la materia puede dividirse primero en partículas, luego en neutrones y protones hasta llegar al reciente quark. Queda dicho: un trosko que se precie debe lograr crear un frente de composición quarkista, es decir, constitutivamente integrado por él solo".
IV. No usarás el nombre León en vano.III. Santificarás las asambleas.
Si bien lo principal es amar a Trotsky por sobre todas las cosas, dos escaloncitos más abajo de León vienen las asambleas. Todo trosko es, por definición, un ser asambleario. Mate, megáfono y divague extraterrestre: tres componentes claves de toda asamblea troska. (Ver mandamiento VII). Así como las tribus tienen sus rituales, el trosko mide su troskedad de acuerdo a su capacidad de permanencia en una asamblea. Cuenta una leyenda urbana que en el año 1993, una asamblea troska de la Facultad de Sociales debatió alrededor de un día y medio la moción de un camarada para "poder ir al baño". Una fracción aseguraba que el camarada "quería escaparle al bulto", mientras la facción que apoyaba al mismo observaba que "el bulto que le está creciendo se llama vejiga y está a punto de estallarle". El camarada finalmente murió de inflamación, y se creó un frente denominado "Los desechos derramados no serán negociados", donde se recuerda la lucha del compañero por mantenerse firme hasta el final sin doblegarse ante el acoso de los pulpos capitalistas.
Referido al mandamiento número uno, la necesidad de no utilizar el nombre de León Trotsky en vano fue institucionalizada por la asamblea de Callao y Corrientes, donde se decidió -en asamblea, obvio- declarar traidores a la causa popular del pueblo explotado a los siguientes: Gieco, León; Arslanián, León; Rozitchner, ídem; Enrique, de León (duque de Sajonia y Baviera); Ferrari, León; Knox, León (hijo de Brad Pitt y Angelina Jolie).
V. Romperás un frente.
"Un trosko que está de acuerdo, más que trosko es bonapartista", reza el frente de una asamblea barrial de Caballito aparateada por el troskismo en 2002. Estar de acuerdo con otro es síntoma de claudicación, una agachada imperdonable que será tapa de la próxima Prensa Obrera. Un trosko se junta con los camaradas a debatir la realidad social, pintar carteles y repartir volantes, pero sabe en el fondo que ese camarada es un potencial traidor de la causa del proletariado, puesto que los vicios pequeño burgueses tientan a los militantes débiles, que son todos menos Jorge Altamira y uno mismo. Cada trosko, entonces, es un potencial STASI, y por esa misma razón se vuelve necesario e inevitable hacer todos los intentos necesarios para romper cualquier tipo de frente. Un frente que de muchos que dura mucho tiempo, más que frente es un arreglo burgués para disputar cargos políticos, dos palabrejas que el troskismo detesta, porque la política de cargos, lo sabe cualquier trosko, es detestable y cómplice. Una secta troskomusulmana de El Cairo, aseguró en 2003 que "romped un frente y tendrás en el cielo una corte de mil mujeres vírgenes dispuestas a discutir La Revolución Permanente por el resto de la eternidad". Por su parte, en la última asamblea realizada en Cariló, un grupo de monaguillos troskos que hacían entrismo en el Opus Dei, adaptó el cancionero católico al bagaje ideológico trosko, entonando:
* (Los trosko-monaguillos aseguraron que adhieren a la visión de la cuarta internacional althusseriana de Mercedes, Pcia. de Bs. As, donde se declaró que "la conjugación correcta de los verbos es una trampa del capitalismo para impedir la verdadera expresión de las masas explotadas").
Yo soy un buen troskista
y un mandamiento nuevo os doy:
que rompan todos los frentes
como los he rompido* yo.
y un mandamiento nuevo os doy:
que rompan todos los frentes
como los he rompido* yo.
* (Los trosko-monaguillos aseguraron que adhieren a la visión de la cuarta internacional althusseriana de Mercedes, Pcia. de Bs. As, donde se declaró que "la conjugación correcta de los verbos es una trampa del capitalismo para impedir la verdadera expresión de las masas explotadas").
VI. Avizorarás la crisis.
¿Wall Street se cayó por la burbuja hipotecaria? Minga, debería decir un trosko. La crisis la viene anunciando Jorge Altamira desde Prensa Obrera hace bocha de tiempo. Un trosko debe asegurar, en cada escrito, charla, comunicación telefónica, cita amorosa y mensajito de texto, que se está viniendo el derrumbe del capitalismo. Avizorar la crisis es un mandato trosko que obedece directamente a su necesidad de ver pasar el cadáver del capitalismo antes de conseguir laburo en un banco, engordar y casarse con una camarada.
VII. No codiciarás los votos ajenos, ni sus aparatos, ni su capacidad transformadora de la realidad.
Un trosko, jamás de los jamaces, debe hacer esfuerzos por superar su techo histórico del 2,8% del padrón electoral. El trosko no medirá los votos cuantitativamente: más vale un voto consciente, que cien comprados por el clientelismo bonapartista del gobierno macartista y cómplice de las patronales. En 1997, Robertro Skista, invitó a un asado en su hogar de Valentín Alsina a unos amigos que volvían a su ciudad y, de paso, votarían el otro día. Robertro les contó que "militaba en el PO", y que al otro día se presentaba a las elecciones. Sus amigos, satisfechos con unas apetitosas mollejas, decidieron volcarse por la opción obrerista que representaba Robertro y sus camaradas. En esas elecciones, los 431 votos que sacaba el PO aumentaron exponencialmente a 437, 6 más que representaban la misma cantidad que los amigos de Robertro. En la asamblea posterior a las elecciones para analizar la continuidad del plan de lucha, se inquirió a Robertro acerca de la razón de dichos votos. "Las mollejas me salen bárbaras", aseguró en plan jocoso el militante. "¿Entonces no nos votaron por la cercanía de la revolución?", retrucó el dueño del megáfono. "Bueno, qué se yo, más o menos", respondió Robertro, quien fue posteriormente enterrado hasta la mitad y apedreado hasta morir por decisión soberana y democrática de la asamblea.
VIII. Aparaterarás las asambleas.
En consonancia con el mandamiento III, el troskismo es el único y verdadero sujeto de las asambleas. Ergo, ¿de qué sirve la presencia de sujetos ajenos a la comunidad troskista, si no son capaces de disfrutar de las bondades asambleísticas? Dicho lo cual, la misión de todo trosko en una asamblea donde se encuentren personas ajenas al troskismo será aburrir de manera escandalosa hasta volverla insoportable. Planteará el trosko reclamos imposibles, declarará cualquier noticia de la página 20 del diario como un síntoma de crisis orgánica del sistema, e incorporará, como dogma, la lucha de los trabajadores del subte a cualquier reclamo. Harán asambleas los domingos a la mañana, en Semana Santa y sobre todo el primero de enero, cuando los burgueses y la clase obrera alienada tiene resaca y pocas ganas de levantarse. Evitarán ver los partidos de la Selección, y armarán mesas de debate sobre la Revolución Rusa para todo el mes que dure el Mundial, un opio globalizado para amainar el potencial revolucionario del pueblo.
6/4/09
Fotos prohibidas de la Reunión Bloggera
Sí, señores. Carrasco tiene razón. Muchas de estas cosas, y más, pasaron en la reunión bloggera.
Como buen operador, Carrasco no cuenta todas. Pero ya que decidimos hablar, entonces digamos que llevamos una cámara escondida (porque después es un bardo, todos te piden las fotos) y conseguimos estos retratos.
A Mendieta le pintó la onda Kiss y dijo: "por Racing cualquier cosa".
Sí, nadie se hizo cargo. Pero la bandera estaba. No sea cosa que alguno pase por...peronista.
Como buen operador, Carrasco no cuenta todas. Pero ya que decidimos hablar, entonces digamos que llevamos una cámara escondida (porque después es un bardo, todos te piden las fotos) y conseguimos estos retratos.
El compañero de Cacharí quiso pedir la palabra y el grupo de Los Canosos decidió subirlo para que hable desde el escenario.
Omix, a favor de la pluralidad y el consenso, quería seguir debatiendo sobre paradigmas comunicacionales.
Faco sacó fotos para Perfil. Pero también se defendió.
Así llegaba el Escriba.
Faco sacó fotos para Perfil. Pero también se defendió.
Así llegaba el Escriba.
Manuk operó para levantar el parquét del salón y hacer un asado. Aquí bloquearon la entrada de Verboamérica, responsable por el bienestar del salón. Algunos escucharon a los cumpas de UDP gritar: "dale, capo, no seas raimundista", flameando un asado de tira.
Fuentes aseguran que el Conurbano lo vio subirse al auto y no le dijo nada. Conurbano asegura que "soy Conurbano pero no boludo".
A Mendieta le pintó la onda Kiss y dijo: "por Racing cualquier cosa".
Sí, nadie se hizo cargo. Pero la bandera estaba. No sea cosa que alguno pase por...peronista.
Y como sigan jodiendo, se viene la segunda vuelta de fotos prohibidas. No, si, con esta cara y todo...
Reunión bloggera y Pueblos del Interior
Bueno, estuvimos con muchos compañeros. (Con Mendieta, el Escriba, Néstor, Manolo, Eva, el Emo, Gerardo, los cumpas de Un Día Peronista, Verbo, Gladys, el Hermeneuta, Artemio estuvo, y un montón más que me olvido o que los nombro ahora).
Breve crónica: estuvimos junto a Lucas, Faco, Omix y Luciano en la mesa de La Paz. Conocimos a Luciano cuando nos sentamos al lado en Las Cuartetas, durante la reunión no nos habíamos percatado. Y ahí estuvimos con Coek. Descubrir quién es quién es un proceso divertido. Nos sentamos junto a la compañera Cecilia del Comando Anticlerical por media hora, hasta que Manuk -a quien habíamos conocido hacía cinco minutos- nos avisó que éramos compañeros de Comando. La organización bloggera, en definitiva, es CCC: Celular, Colgada y Casualista. Además de choripán y vino simbólico, hay una tercera actividad que se repite incansable en cualquier reunión blogger: intentos vanos por afiliar a Diego F. El trabajo requerirá algunas reuniones más, y tanto ánimo por establecer una periodicidad de reuniones obedece, creo, pura y exclusivamente al objetivo de sumar a Diego a las filas. Pero no se lo cuenten o el plan se cae.
Vamos al tema que nos compete. Ante la discapacidad -o capacidad diferente- de quien les habla respecto de la oratoria, el cumpa de Jóvenes Cacharienses dijo lo que nosotros queríamos decir: en los Pueblos del Interior hay algo más que campo. Buzzi no nos representa. Hay, por ejemplo, ciudades. Y dentro de esas ciudades hay militantes. Y hay comerciantes y maestros; periodistas y funcionarios públicos; estudiantes, universitarios, organismos de Derechos Humanos, juventudes políticas; hay trabajadores de fábricas y canteras, transportistas (algunos conocidos y que se agarraron a piñas en algún que otro piquete de la abundancia). Los Pueblos del Interior somos, incluso, quienes por alguna circunstancia ahora residimos en la Capital.
Es necesario entonces empezar desde nuestros espacios a desmitificar aquella conceptualización Mesaenlacesca acerca del Interior. Posiblemente en un tiempo -y si el mismo se nos expande: es decir, el tiempo- estemos tratando de organizar algo al respecto. Queremos repetir la experiencia de Conurbanos -a quien tuvimos el gusto de conocer, también- con la Provincia de Buenos Aires (veremos los límites, en una de esas tenemos que circunscribirnos a una Sección en especial. Ojalá desde otras provincias surja lo mismo). Que somos algo más que la soja y la ganadería. Que hay política más allá del tema-de-la-lechería. Y que, de ella, en algún tiempo cercano o lejano, quizás empecemos a hablar.
Breve crónica: estuvimos junto a Lucas, Faco, Omix y Luciano en la mesa de La Paz. Conocimos a Luciano cuando nos sentamos al lado en Las Cuartetas, durante la reunión no nos habíamos percatado. Y ahí estuvimos con Coek. Descubrir quién es quién es un proceso divertido. Nos sentamos junto a la compañera Cecilia del Comando Anticlerical por media hora, hasta que Manuk -a quien habíamos conocido hacía cinco minutos- nos avisó que éramos compañeros de Comando. La organización bloggera, en definitiva, es CCC: Celular, Colgada y Casualista. Además de choripán y vino simbólico, hay una tercera actividad que se repite incansable en cualquier reunión blogger: intentos vanos por afiliar a Diego F. El trabajo requerirá algunas reuniones más, y tanto ánimo por establecer una periodicidad de reuniones obedece, creo, pura y exclusivamente al objetivo de sumar a Diego a las filas. Pero no se lo cuenten o el plan se cae.
Vamos al tema que nos compete. Ante la discapacidad -o capacidad diferente- de quien les habla respecto de la oratoria, el cumpa de Jóvenes Cacharienses dijo lo que nosotros queríamos decir: en los Pueblos del Interior hay algo más que campo. Buzzi no nos representa. Hay, por ejemplo, ciudades. Y dentro de esas ciudades hay militantes. Y hay comerciantes y maestros; periodistas y funcionarios públicos; estudiantes, universitarios, organismos de Derechos Humanos, juventudes políticas; hay trabajadores de fábricas y canteras, transportistas (algunos conocidos y que se agarraron a piñas en algún que otro piquete de la abundancia). Los Pueblos del Interior somos, incluso, quienes por alguna circunstancia ahora residimos en la Capital.
Es necesario entonces empezar desde nuestros espacios a desmitificar aquella conceptualización Mesaenlacesca acerca del Interior. Posiblemente en un tiempo -y si el mismo se nos expande: es decir, el tiempo- estemos tratando de organizar algo al respecto. Queremos repetir la experiencia de Conurbanos -a quien tuvimos el gusto de conocer, también- con la Provincia de Buenos Aires (veremos los límites, en una de esas tenemos que circunscribirnos a una Sección en especial. Ojalá desde otras provincias surja lo mismo). Que somos algo más que la soja y la ganadería. Que hay política más allá del tema-de-la-lechería. Y que, de ella, en algún tiempo cercano o lejano, quizás empecemos a hablar.
3/4/09
La mentira Federer
- Por fin, me tenía harto.
- ¿Le parece hablar así de Alfon...?
- No, espere, no confunda. Se la voy a hacer sencilla, sin rebusques. Acabo de ver en uno de esos resúmenes a Roger Federer romper una raqueta contra el suelo de calentura. No sabe cómo salté del sillón a escribir este post. Chocho, mire, chocho.
- ¿Le cae mal Federer?
- Qué se yo, juega al tenis, juega lindo...no sé cómo me cae. Lo que me gratifica verdaderamente es el fin de una mentira, de un modelo basado en una falacia: el deportista correcto. Lo odio, odio con toda mi alma el fair play, el tipo que tiene la misma cara los noventa minutos, todos los sets, perdiendo, ganando, siendo vapuleado o estando a dos puntos de ganar. Cuando lo veía hoy a Federer romper una raqueta contra el suelo no podía evitar sonreir y decir: claro, cuando vamos ganando, cuando somos el número 1 somos todos correctos, no demostramos emociones, seguimos todas las reglas y hasta consolamos a nuestros rivales y mostramos una actitud caballeresca con ellos...
- Discúlpeme, que lo corte. Usted está tirado en un sillón sin mover una pata, no cobra, ni cerca, el sueldo de un deportista de elite y, por lo que sé, tampoco trabaja de decir las cosas que deben o no deben hacer los deportistas, ni tiene convenios con marcas de raquetas...¿me explica qué le satisface de que un tipo rompa una raqueta?
- No me agrada la ruptura de la raqueta en sí. Me agrada lo que demuestra. Me molestaba de Federer el traslado que de él pudiese hacerse a la vida pública: Federer era el modelo del político de consenso de los republicanos autóctonos. Imagínese: suizo, hasta suizo es el tipo, nuestro paradigma de honestidad y buenas costumbres cada vez que alguno habla de política y de sociedad y de por qué no somos como otros y en cambio somos como nosotros.
- Eso no es culpa de Federer.
- Claro que no, y Halley tampoco tiene la culpa de un pedazo de piedra que cada tanto se da una vuelta por la Tierra y, sin embargo, ahí lleva la piedra su nombre estampado. Con su actitud de romper una raqueta, Federer dio cuenta de aquella falacia y nos dio lecciones sobre la vida política: tal vez muy a su pesar, nos contó un cuentito a todos, nos explicó maquiavélicamente (en el sentido de describir las cosas como son y no como deberían ser) que la lucha política funciona de esa manera y que cualquiera puede darse aires de republicano cuando es oposición...
- Casi una respuesta de Federer al endiosamiento de Alfonsín...
- Quién le dice, en una de esas sí. En una de esas el raquetazo de Federer deberá estamparse sobre la cabeza de unos cuantos, y hacerlos pensar que el Alfonsín del consenso era el Alfonsín débil y que la táctica del consenso era parte de una estrategia, políticamente legítima si no se la absolutiza, para revertir esa debilidad.
- En algo me convenció: todos rompen raquetas alguna vez.
- Exacto. Y habría que preocuparse, en todo caso, cuando no las rompen. Porque quiere decir, en definitiva, que hace mucho tiempo que están primeros en el ranking y no tienen motivos para calentarse.
- ¿Le parece hablar así de Alfon...?
- No, espere, no confunda. Se la voy a hacer sencilla, sin rebusques. Acabo de ver en uno de esos resúmenes a Roger Federer romper una raqueta contra el suelo de calentura. No sabe cómo salté del sillón a escribir este post. Chocho, mire, chocho.
- ¿Le cae mal Federer?
- Qué se yo, juega al tenis, juega lindo...no sé cómo me cae. Lo que me gratifica verdaderamente es el fin de una mentira, de un modelo basado en una falacia: el deportista correcto. Lo odio, odio con toda mi alma el fair play, el tipo que tiene la misma cara los noventa minutos, todos los sets, perdiendo, ganando, siendo vapuleado o estando a dos puntos de ganar. Cuando lo veía hoy a Federer romper una raqueta contra el suelo no podía evitar sonreir y decir: claro, cuando vamos ganando, cuando somos el número 1 somos todos correctos, no demostramos emociones, seguimos todas las reglas y hasta consolamos a nuestros rivales y mostramos una actitud caballeresca con ellos...
- Discúlpeme, que lo corte. Usted está tirado en un sillón sin mover una pata, no cobra, ni cerca, el sueldo de un deportista de elite y, por lo que sé, tampoco trabaja de decir las cosas que deben o no deben hacer los deportistas, ni tiene convenios con marcas de raquetas...¿me explica qué le satisface de que un tipo rompa una raqueta?
- No me agrada la ruptura de la raqueta en sí. Me agrada lo que demuestra. Me molestaba de Federer el traslado que de él pudiese hacerse a la vida pública: Federer era el modelo del político de consenso de los republicanos autóctonos. Imagínese: suizo, hasta suizo es el tipo, nuestro paradigma de honestidad y buenas costumbres cada vez que alguno habla de política y de sociedad y de por qué no somos como otros y en cambio somos como nosotros.
- Eso no es culpa de Federer.
- Claro que no, y Halley tampoco tiene la culpa de un pedazo de piedra que cada tanto se da una vuelta por la Tierra y, sin embargo, ahí lleva la piedra su nombre estampado. Con su actitud de romper una raqueta, Federer dio cuenta de aquella falacia y nos dio lecciones sobre la vida política: tal vez muy a su pesar, nos contó un cuentito a todos, nos explicó maquiavélicamente (en el sentido de describir las cosas como son y no como deberían ser) que la lucha política funciona de esa manera y que cualquiera puede darse aires de republicano cuando es oposición...
- Casi una respuesta de Federer al endiosamiento de Alfonsín...
- Quién le dice, en una de esas sí. En una de esas el raquetazo de Federer deberá estamparse sobre la cabeza de unos cuantos, y hacerlos pensar que el Alfonsín del consenso era el Alfonsín débil y que la táctica del consenso era parte de una estrategia, políticamente legítima si no se la absolutiza, para revertir esa debilidad.
- En algo me convenció: todos rompen raquetas alguna vez.
- Exacto. Y habría que preocuparse, en todo caso, cuando no las rompen. Porque quiere decir, en definitiva, que hace mucho tiempo que están primeros en el ranking y no tienen motivos para calentarse.
2/4/09
3 minutos
(Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing...riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing)
- Sí, habla el Vice Presidente...
- ¿Es usted Néstor?, siempre el mismo chiste pavote, la señora Cristina está reunida en este momento, cuando salga le digo que lo llame, ¿le parece?
- Habla Julio Cobos, señorita, el vice-presidente...
- ...
- Quisiera hablar con la Presidenta por el fallecimiento del Dr. Raúl Alfonsín...
- Disculpe, Vice Presidente, en un momentito lo va a atender...
Música funcional.
- Hola, Presidenta...
- Sí, ¿quién habla?
- Julio, yo, Cobos, el Vice, ¿no le avisaron cuando le pasaron el teléfono?
- Ah. Sí. Sí.
- No, mire, era por lo de...
- Sí, Alfonsín. Sí, ya hablé, ¿qué quiere?
- No, me parecía que como presidente en ejercicio mi deber...
- Mire, hombre, trate de no seguir sus instintos sobre todo lo que le parece, la última vez no le salió del todo bien, ¿sabe?
- Entonces, ¿quiere que hable con la familia para esperarla a usted?
- Hágase cargo, una vez, de algo. No siempre será rédito político. Hasta por ahí entra a la historia por algo decente, quién le dice.
- No quisiera que usted piense que quiero robarle protagonismo...
- Haga un decreto, ¿sabe cómo? Ponga un par de considerandos, resuelva entregar todos los honores de los que dispone la Nación para el velatorio, y firme abajo del todo en la hoja. Si duda de algo vaya a Secretaría Legal, ahí se lo hacen. No adjetivice, no sea pavo, nada de boludeces de construcción de consensos. Se murió un tipo, respete.
- Buenas noches, Señora Presidenta.
- Buenas noches, Señor Vice Presidente.
O algo así, dice La Nación. Nosotros accedimos a la segunda parte.
(Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing...riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing)
(Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing...riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing)
- Sí, ¿Cristina?, hablo yo, de nuevo, Julio, el Vice, Cobos...
- ¿No entendió?, no se haga problema, no esperaba menos, ahora hago que redacten el decreto y se lo lleven para que usted lo firme...
- No, no era por eso. Es por la forma que usted tiene, sabe. No me puede tratar así, soy su Vice, exijo un poco más de respeto. En este momento que estamos viviendo, Alfonsín no hubiese querido que usted me maltrate de...
- Mire, hombre, la verdad que imaginaba que usted iba a tratar de sacarle jugo a esta muerte. Se caía de maduro. Ya lo veo inventando directivas de Alfonsín antes de morir. Está bien, lo detesto, me da asco lo que hace, pero en definitiva la cosa es así. Pero, ¿sabe algo Juliocleto?, Alfonsín hubiese querido que yo lo basuree, que lo ningunee, Alfonsín lo detestaba a usted y a toda la horda de políticos mediáticos.
- Pero él era un hombre de consensos, de convivencias...
- Las pelotas, Juliocleto, las pelotas. Alfonsín era un hombre de política y cuando la política exigía consensos era el rey de los consensos. Eso sí, cuando había que rajar a puteadas a uno también lo hacía, y si había que embarrarse con el puntero del barrio, otra vez estaba Alfonsín siendo el abanderado de la rosca. Alfonsín lo hubiera rajado a puteadas a usted si le hubiera votado en contra, y hubiera careteado adelante de todo el mundo que había que mantener la institucionalidad y por eso no lo echaría como no lo echamos nosotros. Alfonsín hacía política y usted también la hace. Así que vaya al velatorio, aprenda algo, y cuando vuelva haga el favor de dejar su renuncia de una buena vez en mi escritorio...
- Alfonsín hubiese querido como demócrata, que se cumplan las reglas institucionales y la voluntad popular. Yo no voy a renunciar.
- No renuncie, Juliocleto, no renuncie. Pero entonces evitenos a los demás tener que escucharlo hablar sobre Alfonsín como un puro del consenso y la república.
- Entonces..¿cómo me dijo que se redactaba un decreto?
- ¿No entendió?, no se haga problema, no esperaba menos, ahora hago que redacten el decreto y se lo lleven para que usted lo firme...
- No, no era por eso. Es por la forma que usted tiene, sabe. No me puede tratar así, soy su Vice, exijo un poco más de respeto. En este momento que estamos viviendo, Alfonsín no hubiese querido que usted me maltrate de...
- Mire, hombre, la verdad que imaginaba que usted iba a tratar de sacarle jugo a esta muerte. Se caía de maduro. Ya lo veo inventando directivas de Alfonsín antes de morir. Está bien, lo detesto, me da asco lo que hace, pero en definitiva la cosa es así. Pero, ¿sabe algo Juliocleto?, Alfonsín hubiese querido que yo lo basuree, que lo ningunee, Alfonsín lo detestaba a usted y a toda la horda de políticos mediáticos.
- Pero él era un hombre de consensos, de convivencias...
- Las pelotas, Juliocleto, las pelotas. Alfonsín era un hombre de política y cuando la política exigía consensos era el rey de los consensos. Eso sí, cuando había que rajar a puteadas a uno también lo hacía, y si había que embarrarse con el puntero del barrio, otra vez estaba Alfonsín siendo el abanderado de la rosca. Alfonsín lo hubiera rajado a puteadas a usted si le hubiera votado en contra, y hubiera careteado adelante de todo el mundo que había que mantener la institucionalidad y por eso no lo echaría como no lo echamos nosotros. Alfonsín hacía política y usted también la hace. Así que vaya al velatorio, aprenda algo, y cuando vuelva haga el favor de dejar su renuncia de una buena vez en mi escritorio...
- Alfonsín hubiese querido como demócrata, que se cumplan las reglas institucionales y la voluntad popular. Yo no voy a renunciar.
- No renuncie, Juliocleto, no renuncie. Pero entonces evitenos a los demás tener que escucharlo hablar sobre Alfonsín como un puro del consenso y la república.
- Entonces..¿cómo me dijo que se redactaba un decreto?
(Tu, tu, tu, tu, tu, tu, tu)
1/4/09
Que no laven a Alfonsín
Como no sé bien qué escribir, como creo que hay algo para decir, mejor que otros digan lo que yo tendría ganas de.
Wainfeld.
"La vocación política signó su existencia. Atravesó con entereza su enfermedad y murió en la casa donde siempre vivió. Por si es menester subrayarlo: todas estas referencias son elogios en la escala de valores del cronista. Los políticos democráticos de raza, aun aquellos con los que se disiente o se embronca, le caen mejor que la nueva cosecha de deportistas (fogueados en deportes individuales), empresarios ricos, hijos de empresarios ricos o gentes de la farándula que surfean en la antipolítica en pos de votos, a veces con buena fortuna."
Mendieta.
"A mí Alfonsín me gustaba porque era un animal político. Porque educaba, comía y sanaba política. Rosca. Comité. Asados con vino. Militancia. Punteros. Amigos que eran amigos porque compartían la política. Amigos que eran amigos sin importar de qué partido eran (claro, si era radical mejor, pero…), pero que –y de eso no tengo dudas- no hubieran durado un segundo a su lado si no aceptaban que la política era la más noble, putamente noble, de las actividades que un tipo puede llevar adelante."
Ahora yo.
Qué se yo si era el padre de la democracia. Algunos días miro primero los Juicios a las Juntas, y digo: puta, si yo hubiese estado ahí hubiera sido un alfonsinista enfermo nada más que por eso. Y después miro todo lo que no, los límites, el posibilismo conserva, la decepción, el fracaso. Y al otro día pienso en la correlación de fuerzas, y pienso en lo que cuesta todavía y en lo que debió haber costado en ese momento.
Y, entonces, como no sé hacer un balance, como no sé si quiero, debo, es necesario, hacerlo, mejor digo esto: ante la horrenda lavada de republicanismo que se viene en los próximos días, yo me quedo con el gran operador que fue Alfonsín. Que alguna vez operó para el otro lado, y otras veces para este. Me quedo con el tipo que manejaba la rosca, que movía piezas todo el tiempo y que vivía por y para eso. Con el último de los radicales que entendió que la política es la suma de todas las partes y que eso no es joda: que es lo total y que exige ser algo más que un tecnócrata (exige, en principio, no ser un tecnócrata). Con el último de los grandes oradores de balcón.
Si le pegan una lavada a la figura de Alfonsín entonces estamos enterrando algo más que un ex-presidente y un luchador de los Derechos Humanos. Estamos enterrando el sentido de la política en sí. Todo lo demás es contingente. Que Alfonsín no se vuelva el paladín del Consenso. Que se vuelva el ejemplo para la militancia de todos los colores; que sea, siempre, la afirmación de la política ante los embates de la anti.
Wainfeld.
"La vocación política signó su existencia. Atravesó con entereza su enfermedad y murió en la casa donde siempre vivió. Por si es menester subrayarlo: todas estas referencias son elogios en la escala de valores del cronista. Los políticos democráticos de raza, aun aquellos con los que se disiente o se embronca, le caen mejor que la nueva cosecha de deportistas (fogueados en deportes individuales), empresarios ricos, hijos de empresarios ricos o gentes de la farándula que surfean en la antipolítica en pos de votos, a veces con buena fortuna."
Mendieta.
"A mí Alfonsín me gustaba porque era un animal político. Porque educaba, comía y sanaba política. Rosca. Comité. Asados con vino. Militancia. Punteros. Amigos que eran amigos porque compartían la política. Amigos que eran amigos sin importar de qué partido eran (claro, si era radical mejor, pero…), pero que –y de eso no tengo dudas- no hubieran durado un segundo a su lado si no aceptaban que la política era la más noble, putamente noble, de las actividades que un tipo puede llevar adelante."
Ahora yo.
Qué se yo si era el padre de la democracia. Algunos días miro primero los Juicios a las Juntas, y digo: puta, si yo hubiese estado ahí hubiera sido un alfonsinista enfermo nada más que por eso. Y después miro todo lo que no, los límites, el posibilismo conserva, la decepción, el fracaso. Y al otro día pienso en la correlación de fuerzas, y pienso en lo que cuesta todavía y en lo que debió haber costado en ese momento.
Y, entonces, como no sé hacer un balance, como no sé si quiero, debo, es necesario, hacerlo, mejor digo esto: ante la horrenda lavada de republicanismo que se viene en los próximos días, yo me quedo con el gran operador que fue Alfonsín. Que alguna vez operó para el otro lado, y otras veces para este. Me quedo con el tipo que manejaba la rosca, que movía piezas todo el tiempo y que vivía por y para eso. Con el último de los radicales que entendió que la política es la suma de todas las partes y que eso no es joda: que es lo total y que exige ser algo más que un tecnócrata (exige, en principio, no ser un tecnócrata). Con el último de los grandes oradores de balcón.
Si le pegan una lavada a la figura de Alfonsín entonces estamos enterrando algo más que un ex-presidente y un luchador de los Derechos Humanos. Estamos enterrando el sentido de la política en sí. Todo lo demás es contingente. Que Alfonsín no se vuelva el paladín del Consenso. Que se vuelva el ejemplo para la militancia de todos los colores; que sea, siempre, la afirmación de la política ante los embates de la anti.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)