10/11/09

Y un día volvimos a NDS

De esta manera, tal vez los dos años previos a la puesta en marcha de una posible reconstrucción del bipartidismo, obliguen al kirchnerismo a volver a su época más virtuosa, donde el escaso apoyo electoral (fruto de que el ex-presidente Menem decidió no participar del ballotage, provocando que Néstor Kirchner asuma con un 23% de los votos) vino a ser sustituído por la construcción de un espacio más amplio, con interpelaciones ideológicas y materiales a diferentes sectores, tanto dentro como fuera del Congreso. Quizás el desafío del Gobierno y de la oposición en los próximos dos años sea, entre otras cosas, demostrar que no necesariamente la democracia presidencialista exige un rígido sistema bipartidista, sino que puede procesar de manera democrática una pluralidad de intereses sectoriales.

3 comentarios:

Germán dijo...

Hola Tomás, una pregunta (perdón si no es de tu interés contestarla, te pido disculpas desde ya):

¿Sos algo de algún profesor de Derecho de la Ciudad de Santa Fe?

saludos.

Tomás dijo...

No, nada que yo sepa, pero tal vez tenga parientes que no conozco!

rinconete dijo...

Fue una época virtuosa, sin duda. Lo que creo que hay que preguntarse es cual es la responsabilidad de los transversales, más allá de la responsabilidad evidente del propio NK.

La esencia vaporosa del progresismo argentino (para generalizar, digamos Anibal Ibarra, Pino, Lozano, Macaluse y Sabbatella) hace que sea de un gran apoyo cuando el gobierno está en sintonía con la opinión pública (cuadro de Videla, Corte Suprema, DDHH) pero se transforma en un comisario político a domicilio en cuanto las papas queman (el conflicto con los empresarios del campo, por ejemplo). En esos momentos los gordos de la CGT y otros impresentables son los únicos que aparecen en la foto (Sabbatella es un caso aparte).

En el drama de la disyuntiva gobernabilidad vs izquierda quimicamente pura, los Ibarra y los Lozano de este mundo están en primera fila.