Si yo estuviese caminando por un bosque, y se me presentan dos caminos alternativos, y estuviera más o menos seguro de que es mejor ir por uno y no por el otro...
- trataría de demostrar que mi camino es un poco más óptimo que el otro, y trataría que todos los que no saben qué camino tomar, por lo menos me escuchen un ratito. Haría todo el esfuerzo posible para que me escuchen de la manera que sea, y evitaría hablarles cuatro veces seguidas a los que ya sé que van a ir, aunque los apreciaría por venir conmigo, pero les diría que me esperen que ahora salimos, que voy a buscar a algunos más, porque quiero que vayan muchos.
- nunca, pero nunca, diría que el otro camino es una porquería porque el mío es más mejor, que los que van por el otro camino "son todo´ puto´", que los que dicen que hay que ir por el otro camino en realidad están pagados por uno que construyó ese camino (así estuviera seguro de que eso pasa). No diría jamás que el otro no tiene razón porque es el otro y una vez lo vi yendo por el otro camino entonces ahora que no venga nada, y me concentraría en escuchar sus argumentos y tratar de rebatirlos, si puedo con datos, si puedo con humor, si puedo tratando de que entiendan mi postura y nada más. Y no descalificaría a los que creen sinceramente que el otro es el mejor camino, les diría que ojalá entendieran lo bueno de ir por mi camino.
- trataría de que los que están fanatizados por mi camino no insulten a los que están dudando entre los dos caminos, trataría de que los que están dudando entiendan que yo tampoco soy un enfermo talibán que no puede aceptar ninguna, pero ninguna de las bondades del otro camino, ni que me creo que mi camino es la verdad revelada y sólo pienso que por ahí es un poco mejor para todos, les diría que voy a hacer todo lo posible porque elijamos ese pero que de ninguna manera los siento enemigos a muerte, les haría saber que entiendo sus críticas a mi camino y les diría que vengan y nos ayuden a mejorarlo, trataría de no enroscarme con los fanáticos del otro camino y si alguna vez me caliento, trataría de que no se note demasiado.
- trataría de que las cosas buenas del otro camino puedan ser pensadas en mi camino, adaptarlas a las formas de mi camino y pensarlas en virtud de eso que quiero hacer que es llevar a muchos por mi camino.
- no pediría exámenes de sangre para mi camino, no cuestionaría tanto de dónde viene cada uno, no le haría firmar un contrato con sangre para que me jure lealtad y no pagaría las deslealtades con el sello de la traición en la frente. Me enojaría mucho cuando eso pase y trataría de pensar un buen rato por qué pasó eso, y después trataría de que no vuelva a pasar más y me olvidaría rápidamente.
- todo el tiempo, haría un esfuerzo por poner los caballos adelante de la carreta, pensaría que primero está mi convicción de ir por este camino, y después mis odios y simpatías personales. Me esforzaría para tratar de que vengan todos los que sean posibles, y traería también a los que no les cierra del todo mi camino, y dejaría que caminen criticando todo lo que quieran porque yo quiero que vayan muchos no sólo los convencidos a ultranza.
- Y si un día se me va uno, uno solo, por el otro camino, por ser demasiado fanático de mi camino, me sentaría a pensar que tengo que volver y empezar de nuevo.
4 comentarios:
Que suerte que no hay nombres.
Qué buen post, Tomás.
Tomas,
que buen post !!
Siempre leo tus post pero nunca las comento. Debe ser que es muy poco lo que se puede aportar cuando lo que escribis tiene el nivel que tiene.
Tu metafora es perfecta. Es una leccion para que meditemos todos.
Cuantas veces los gorilas nos hacen caer en la trampa y terminamos puteando a los que van por el otro camino o a los que dudan.
Asi terminan ganando ellos. Nosotros pasamos a ser los "violentos e intolerantes".
saludos
3bien che.
Puedo agregar? que una buena parte de los que rumbean por el otro camino sinceramente creen que por ahí van a llegar al mismo lugar al que queremos llegar nosotros.
Y para ser más explícito -con perdón de romper la alegoría- le cuento. Un amigo se encuentra con una vieja conocida de la universidad, ex-trosca ella, y actualmente ahderente al gobierno nacional -digámoslo- más por mérito de sus enemigos que otra cosa. En que va y viene la charla, la piba en un momento le dice "...sabés qué me da la sensación? A veces, che, los kirchneristas parecen troscos"
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