O sea, Lucas, todo bien con la cosmovisión del lozanismo que tenés que completar, pero entendé que el lozanismo es un fantasma que recorre y avanza a su paso sin importarle que hagan 30 de sensación térmica, y vos estés en la terraza tomando vino y mojando el pan en el tuco. Así que mientras vos comés, las huestes del lozanismo blanco más puro que Gianola, seguimos estableciendo los lineamientos básicos de Claude.
Porque a pesar de que nuestro hermano latinoamericano del Conurbano siga sin entendernos, nosotros vamos a seguir proveyéndolo de la verdad revelada, como nos corresponde a quienes representamos el progresismo más bajo en calorías del mundo.
No es cierto que el lozanismo sea una experiencia monotributista de la política. No. El lozanismo tiene un bagaje teórico intelectual sostenido en un anclaje lógico (calá todas las jotas y las ges que te usé, mil puntos al escrabel) denominado Principio Máximo de Pontryagin.
Esto es así: en política uno tiene estrategias, que es lo que hacen, básicamente, los malos para hacer política mala, y no buena, como siempre dijo Lozano que había que hacer. Bueno, resulta que como todos hacían estrategias, si vos no hacés estrategias sos un reverendo gil, y si sos un gil nunca vas a poder encarar el proceso redistributivo de la riqueza, por más que Pino se siga preguntando al lado de Ferchu Iglesias ¿qué significa ser progresista en América Latina?, entonces Claudio se decidió por una.
Claudio Lozano concibe el escenario político en términos de racionalidad paramétrica: esto es, un tipo de conducta en la que el agente involucrado, o sea Claude, toma decisiones exclusivamente basándose en sus propias expectativas de futuro, o sea, sin considerar las expectativas de los otros actores. Claudio asegura que Claudio, o sea él, es la única variable dentro de un juego, con lo cual los otros individuos, pongámosle por caso el resto de la población argentina restante, son parámetros para su problema de decisión. Al considerar a los pejotistas Otros como simples parámetros, Claudio consigue decisiones racionales desde un punto de vista individual, pero "irracionales y perversas desde un punto de vista colectivo" (según dice mi apunte de la facultad que debería estar terminando de leer, en vez de escribir esta boludez). Nosotros adherimos a eso, porque lo importante es estar bien con uno, o algo así decía un libro de estos del autoboicot, o de Ari Paluch, ya no lo recuerdo.
En la estrategia plenamente política ya, porque a Claudio no le gustan las discusiones abtractas, Claudio no cree en esa idea pactista de "dar un paso atrás para dar dos adelante", porque evidentemente se trata de un negociado encubierto con los grandes grupos económicos. Esta idea de ser consciente de la propia debilidad, es decir, de lograr maximizar globalmente rechazando máximos locales, para Lozano es una agachada que seguramente está bancada por alguna aceitera loca y concentrada de por ahí. No, Lozano dice que su apoyo crítico (porque todos sabemos que Lozano hace política de subte: te apoya, pero quince minutos, y después ni el teléfono te deja) va para el lado opuesto de esa idea, o sea, el Principio Máximo de Pontryagin, según el cual, con el fin de optimizar globalmente los resultados, un individuo debe optimizar localmente en cada etapa del proceso de optimización.
¿Viéronlo?, ¿se acuerdan cuando ustedes, herejos del anti lozanismo, decían: "qué hijo de puta este tipo, discutís retenciones y te pide minería, le das minería y te pide leyfinanciera"?, ¿recuerdan tantos años criticando ese ir a por todo, todos los tiros, para nunca conseguir nada?
Bueno, no era puro caprichito monotributista del bueno de Claudio, sino que se basaba en una idea lógica que la descubrió este tipo Pontryagin, y que Claudio ha decidido seguir coherentemente durante todos estos años de carrera política en la que ha cosechado tantos éxitos y avances para el pueblo argentino sin negociar con ninguna corporación. O sea que ahora, que todos más o menos entienden la lógica del lozanismo, les presentamos en exclusiva el afiche de campaña de Lozano para las próximas elecciones, en las cuales intentará dar un guiño al electorado, dando a entender que su coherencia se ve representada por su maximalismo talibán expresado en el Principio Máximo de Pontryagin:
Decime si Claudio no es genial.
Primavera 2024 (63)
Hace 7 horas.
6 comentarios:
El post del año. Increíble.
Ayer intentaba explicarle a una amiga a qué llamaba yo "la gran Pino", pero aplicada a un caso local. Ojalá hubiera tenido este texto PERFECTO a mano.
Copio y pego y difundo por el planeta Tierra.
Abrazo.
Entre Manolo que anda invocando el quinto postulado de Euclides y Claudio que se apoya en el principio del mínimo de Pontryagin la política tiende a volverse incomprensible.
¡Que venga Paenza a aclarar los tantos!
Jajajaja!!!
Fenomenal, Tomás. Estás para dictar el master sobre lozanismo, o mejor dicho, la política como anti-poder.
Un Abrazo
Es muy bueno este.
Saludos
"política de subte: te apoya, pero quince minutos, y después ni el teléfono te deja". ¡Un hallazgo, Tomás!
Es cierto, Lozano es como el Gerente de Marketing del progresismo vernáculo. Pura cháchara "virginal" para capturar al votante frígido-ideológico local (aquel votante que desea compulsivamente que su voto no "haga" absolutamente nada, no sea cosa que después resulta responsable de algo).
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