30/8/09
29/8/09
27/8/09
La racionalidad paramétrica lozanista
O sea, Lucas, todo bien con la cosmovisión del lozanismo que tenés que completar, pero entendé que el lozanismo es un fantasma que recorre y avanza a su paso sin importarle que hagan 30 de sensación térmica, y vos estés en la terraza tomando vino y mojando el pan en el tuco. Así que mientras vos comés, las huestes del lozanismo blanco más puro que Gianola, seguimos estableciendo los lineamientos básicos de Claude.
Porque a pesar de que nuestro hermano latinoamericano del Conurbano siga sin entendernos, nosotros vamos a seguir proveyéndolo de la verdad revelada, como nos corresponde a quienes representamos el progresismo más bajo en calorías del mundo.
No es cierto que el lozanismo sea una experiencia monotributista de la política. No. El lozanismo tiene un bagaje teórico intelectual sostenido en un anclaje lógico (calá todas las jotas y las ges que te usé, mil puntos al escrabel) denominado Principio Máximo de Pontryagin.
Esto es así: en política uno tiene estrategias, que es lo que hacen, básicamente, los malos para hacer política mala, y no buena, como siempre dijo Lozano que había que hacer. Bueno, resulta que como todos hacían estrategias, si vos no hacés estrategias sos un reverendo gil, y si sos un gil nunca vas a poder encarar el proceso redistributivo de la riqueza, por más que Pino se siga preguntando al lado de Ferchu Iglesias ¿qué significa ser progresista en América Latina?, entonces Claudio se decidió por una.
Claudio Lozano concibe el escenario político en términos de racionalidad paramétrica: esto es, un tipo de conducta en la que el agente involucrado, o sea Claude, toma decisiones exclusivamente basándose en sus propias expectativas de futuro, o sea, sin considerar las expectativas de los otros actores. Claudio asegura que Claudio, o sea él, es la única variable dentro de un juego, con lo cual los otros individuos, pongámosle por caso el resto de la población argentina restante, son parámetros para su problema de decisión. Al considerar a los pejotistas Otros como simples parámetros, Claudio consigue decisiones racionales desde un punto de vista individual, pero "irracionales y perversas desde un punto de vista colectivo" (según dice mi apunte de la facultad que debería estar terminando de leer, en vez de escribir esta boludez). Nosotros adherimos a eso, porque lo importante es estar bien con uno, o algo así decía un libro de estos del autoboicot, o de Ari Paluch, ya no lo recuerdo.
En la estrategia plenamente política ya, porque a Claudio no le gustan las discusiones abtractas, Claudio no cree en esa idea pactista de "dar un paso atrás para dar dos adelante", porque evidentemente se trata de un negociado encubierto con los grandes grupos económicos. Esta idea de ser consciente de la propia debilidad, es decir, de lograr maximizar globalmente rechazando máximos locales, para Lozano es una agachada que seguramente está bancada por alguna aceitera loca y concentrada de por ahí. No, Lozano dice que su apoyo crítico (porque todos sabemos que Lozano hace política de subte: te apoya, pero quince minutos, y después ni el teléfono te deja) va para el lado opuesto de esa idea, o sea, el Principio Máximo de Pontryagin, según el cual, con el fin de optimizar globalmente los resultados, un individuo debe optimizar localmente en cada etapa del proceso de optimización.
¿Viéronlo?, ¿se acuerdan cuando ustedes, herejos del anti lozanismo, decían: "qué hijo de puta este tipo, discutís retenciones y te pide minería, le das minería y te pide leyfinanciera"?, ¿recuerdan tantos años criticando ese ir a por todo, todos los tiros, para nunca conseguir nada?
Bueno, no era puro caprichito monotributista del bueno de Claudio, sino que se basaba en una idea lógica que la descubrió este tipo Pontryagin, y que Claudio ha decidido seguir coherentemente durante todos estos años de carrera política en la que ha cosechado tantos éxitos y avances para el pueblo argentino sin negociar con ninguna corporación. O sea que ahora, que todos más o menos entienden la lógica del lozanismo, les presentamos en exclusiva el afiche de campaña de Lozano para las próximas elecciones, en las cuales intentará dar un guiño al electorado, dando a entender que su coherencia se ve representada por su maximalismo talibán expresado en el Principio Máximo de Pontryagin:
Decime si Claudio no es genial.
Porque a pesar de que nuestro hermano latinoamericano del Conurbano siga sin entendernos, nosotros vamos a seguir proveyéndolo de la verdad revelada, como nos corresponde a quienes representamos el progresismo más bajo en calorías del mundo.
No es cierto que el lozanismo sea una experiencia monotributista de la política. No. El lozanismo tiene un bagaje teórico intelectual sostenido en un anclaje lógico (calá todas las jotas y las ges que te usé, mil puntos al escrabel) denominado Principio Máximo de Pontryagin.
Esto es así: en política uno tiene estrategias, que es lo que hacen, básicamente, los malos para hacer política mala, y no buena, como siempre dijo Lozano que había que hacer. Bueno, resulta que como todos hacían estrategias, si vos no hacés estrategias sos un reverendo gil, y si sos un gil nunca vas a poder encarar el proceso redistributivo de la riqueza, por más que Pino se siga preguntando al lado de Ferchu Iglesias ¿qué significa ser progresista en América Latina?, entonces Claudio se decidió por una.
Claudio Lozano concibe el escenario político en términos de racionalidad paramétrica: esto es, un tipo de conducta en la que el agente involucrado, o sea Claude, toma decisiones exclusivamente basándose en sus propias expectativas de futuro, o sea, sin considerar las expectativas de los otros actores. Claudio asegura que Claudio, o sea él, es la única variable dentro de un juego, con lo cual los otros individuos, pongámosle por caso el resto de la población argentina restante, son parámetros para su problema de decisión. Al considerar a los pejotistas Otros como simples parámetros, Claudio consigue decisiones racionales desde un punto de vista individual, pero "irracionales y perversas desde un punto de vista colectivo" (según dice mi apunte de la facultad que debería estar terminando de leer, en vez de escribir esta boludez). Nosotros adherimos a eso, porque lo importante es estar bien con uno, o algo así decía un libro de estos del autoboicot, o de Ari Paluch, ya no lo recuerdo.
En la estrategia plenamente política ya, porque a Claudio no le gustan las discusiones abtractas, Claudio no cree en esa idea pactista de "dar un paso atrás para dar dos adelante", porque evidentemente se trata de un negociado encubierto con los grandes grupos económicos. Esta idea de ser consciente de la propia debilidad, es decir, de lograr maximizar globalmente rechazando máximos locales, para Lozano es una agachada que seguramente está bancada por alguna aceitera loca y concentrada de por ahí. No, Lozano dice que su apoyo crítico (porque todos sabemos que Lozano hace política de subte: te apoya, pero quince minutos, y después ni el teléfono te deja) va para el lado opuesto de esa idea, o sea, el Principio Máximo de Pontryagin, según el cual, con el fin de optimizar globalmente los resultados, un individuo debe optimizar localmente en cada etapa del proceso de optimización.
¿Viéronlo?, ¿se acuerdan cuando ustedes, herejos del anti lozanismo, decían: "qué hijo de puta este tipo, discutís retenciones y te pide minería, le das minería y te pide leyfinanciera"?, ¿recuerdan tantos años criticando ese ir a por todo, todos los tiros, para nunca conseguir nada?
Bueno, no era puro caprichito monotributista del bueno de Claudio, sino que se basaba en una idea lógica que la descubrió este tipo Pontryagin, y que Claudio ha decidido seguir coherentemente durante todos estos años de carrera política en la que ha cosechado tantos éxitos y avances para el pueblo argentino sin negociar con ninguna corporación. O sea que ahora, que todos más o menos entienden la lógica del lozanismo, les presentamos en exclusiva el afiche de campaña de Lozano para las próximas elecciones, en las cuales intentará dar un guiño al electorado, dando a entender que su coherencia se ve representada por su maximalismo talibán expresado en el Principio Máximo de Pontryagin:
Decime si Claudio no es genial.
26/8/09
Cosmovisión Lozanista
No sé, Lucas, qué pensarás vos sobre la esperanza blanca que todos llevamos dentro, desde que Reutemann anda diciendo culo y mi abuela ya no lo quiere votar. Pero la verdad es que uno puede ser gobierno sin partido, sin militantes, sin ideas, mirá lo que te digo: pero sin tu propia visión de la Historia, viste, no, así no se puede. Así que desde acá, Lucas, nosotros queremos colaborar con este proceso transformador que va a cambiar la Argentina de acá a, ponele, no sé, un tiempo.
Apuntes para la militancia lozanista.
- Dios crea el mundo. Al séptimo día descansa, y Lozano le toca timbre, y le dice que lo que hizo con echar a Adán del Paraíso es una verguenza, porque por más que uno sea Dios no puede andar monopolizando la producción de manzanas celestiales, y que Adán es un simple pequeño productor de pasteles de manzana que tiene el mismo derecho de arrancar las frutas. Nace la costumbre de tocar timbre los domingos, Lozano se convierte en la inspiración de Los testigos de Jehová que son una secta con una verdad no tan revelada como la de Lozano pero casi.
- Hinchado las pelotas de los constantes reclamos de Lozano, Dios manda a su pibe, Jesús, a la Tierra para negociar con Claudio. Lozano observa a Jesús multiplicar los peces y los panes y asegura que se trata de una maniobra financiera del naciente catolicismo para crear burbujas inflacionarias, y que a pesar de que no está a favor del imperialismo romano no puede apoyar a Jesús. Durante la ejecución de Jesús, Lozano decide mantenerse neutral en la lucha entre los dos bandos saqueadores. Dios se afilia al Pejota y se muda a Tres de Febrero.
- Claudio se muda a Medio Oriente donde le aseguran que tiene buena base electoral progresista. Al tiempo, la muerte de Mahoma genera una división entre los musulmanes, entre sunnitas y chiitas por la sucesión del califato. Autoproclamado por sí mismo Imam Eterno, Claudio Lozano sostiene que la división entre sunnitas y chiitas "es una falsa dicotomía, pronta a disolverse" y que lo hay que discutir seriamente es la necesidad de instalar un modelo industrializador y distributivo que genera la renta del opio.
- Durante la Inquisición, Claudio Lozano se mostró en contra de "la represión sistemática contra los pequeños y medianos brujos", aunque no descartó totalmente la idea inquisidora de "matar a los grandes brujos concentrados que dominan la riqueza hechicera europea". En tal sentido, el ya por entonces diputado por Proyecto Sur, manifestó en un programa de cable que "voy a reconocer las cosas buenas y ser firme contra las cosas malas del proceso inquisidor".
- Con la Conquista de América, el diputado Claudio Lozano se mostró directamente ofuscado con las potencias europeas: "acá lo que hay es un negociado terrible, fabuloso, corruptísisimo, entre los grandes exportadores de espejitos de colores de América Latina, el indio Grobocopatel, que en inca significa levantándola con pala, y los nuevos conquistadores". En tal sentido, Lozano emitió un pronunciamiento en la Cámara de Diputados Española, en contra de todo lo malo de la Conquista. Fray Bartolomé de las Casas expresó que "Lozano es un progre que se queda denunciando en España mientras acá se corta el bacalao. El bacalao y las cabezas de la población autóctona". En respuesta, Lozano quiso evitar la confrontación en el espacio nacional y popular, pero aseveró enfáticamente que él tenía razón, porque por algo era Claudio Lozano y el otro no.
No sé, Lucas, yo desde ahí dejé la escuela y por desgracia no pude saber más del lozanismo, pero según me dijiste una vez, el progresismo se compone del pinosolanismo, el ibarrismo, el frepasismo y el troskismo, y cuando te pregunté por Lozano, me dijiste: "ah, no, Lozanistas son todos, Tomás, traé una birra y te explico". Así que la Historia que falta la explicarás vos Carrasco.
Apuntes para la militancia lozanista.
- Dios crea el mundo. Al séptimo día descansa, y Lozano le toca timbre, y le dice que lo que hizo con echar a Adán del Paraíso es una verguenza, porque por más que uno sea Dios no puede andar monopolizando la producción de manzanas celestiales, y que Adán es un simple pequeño productor de pasteles de manzana que tiene el mismo derecho de arrancar las frutas. Nace la costumbre de tocar timbre los domingos, Lozano se convierte en la inspiración de Los testigos de Jehová que son una secta con una verdad no tan revelada como la de Lozano pero casi.
- Hinchado las pelotas de los constantes reclamos de Lozano, Dios manda a su pibe, Jesús, a la Tierra para negociar con Claudio. Lozano observa a Jesús multiplicar los peces y los panes y asegura que se trata de una maniobra financiera del naciente catolicismo para crear burbujas inflacionarias, y que a pesar de que no está a favor del imperialismo romano no puede apoyar a Jesús. Durante la ejecución de Jesús, Lozano decide mantenerse neutral en la lucha entre los dos bandos saqueadores. Dios se afilia al Pejota y se muda a Tres de Febrero.
- Claudio se muda a Medio Oriente donde le aseguran que tiene buena base electoral progresista. Al tiempo, la muerte de Mahoma genera una división entre los musulmanes, entre sunnitas y chiitas por la sucesión del califato. Autoproclamado por sí mismo Imam Eterno, Claudio Lozano sostiene que la división entre sunnitas y chiitas "es una falsa dicotomía, pronta a disolverse" y que lo hay que discutir seriamente es la necesidad de instalar un modelo industrializador y distributivo que genera la renta del opio.
- Durante la Inquisición, Claudio Lozano se mostró en contra de "la represión sistemática contra los pequeños y medianos brujos", aunque no descartó totalmente la idea inquisidora de "matar a los grandes brujos concentrados que dominan la riqueza hechicera europea". En tal sentido, el ya por entonces diputado por Proyecto Sur, manifestó en un programa de cable que "voy a reconocer las cosas buenas y ser firme contra las cosas malas del proceso inquisidor".
- Con la Conquista de América, el diputado Claudio Lozano se mostró directamente ofuscado con las potencias europeas: "acá lo que hay es un negociado terrible, fabuloso, corruptísisimo, entre los grandes exportadores de espejitos de colores de América Latina, el indio Grobocopatel, que en inca significa levantándola con pala, y los nuevos conquistadores". En tal sentido, Lozano emitió un pronunciamiento en la Cámara de Diputados Española, en contra de todo lo malo de la Conquista. Fray Bartolomé de las Casas expresó que "Lozano es un progre que se queda denunciando en España mientras acá se corta el bacalao. El bacalao y las cabezas de la población autóctona". En respuesta, Lozano quiso evitar la confrontación en el espacio nacional y popular, pero aseveró enfáticamente que él tenía razón, porque por algo era Claudio Lozano y el otro no.
No sé, Lucas, yo desde ahí dejé la escuela y por desgracia no pude saber más del lozanismo, pero según me dijiste una vez, el progresismo se compone del pinosolanismo, el ibarrismo, el frepasismo y el troskismo, y cuando te pregunté por Lozano, me dijiste: "ah, no, Lozanistas son todos, Tomás, traé una birra y te explico". Así que la Historia que falta la explicarás vos Carrasco.
24/8/09
23/8/09
Los que pierden
Todo esto se va a perder por culpa de la televisación gratuita del fóbal.
- El fútbol inglés por Fox. Seamos sinceros muchachos, el fútbol inglés es una garompa. 4-4-2 y a correr hasta tirar un centro o embocar un zapallaso desde cuarenta metros. Lo mirábamos de bronca, porque no teníamos codificado para ver fóbal argentino y nos sacábamos las ganas con un poco de inglés, pero a ninguno le gustaba. Loco, la única diferencia entre Rio Ferdinand y Satanás Paez es que el primero debe tener asesor de imagen y Satanás se tiñe con agua oxigenada. Futbolísticamente, bancamos a Páez.
- Los programas "sobre" fútbol. ¿Quién no se tuvo que comer las reflexiones de los dos seres humanos más detestables de esta Tierra, Gastón Recondo y Marcelo Palacios, porque la noche anterior no pudo ver los goles y espera que los pasen al mediodía? Que los pibes nuevos no entrenan como los de antes, que andan de joda comiéndose modelos, que el fútbol de antes no sé qué y no sé cuánto. Váyanse todos a la puta que los parió. Entre estos perdedores, se encuentra la demostración máxima de delincuencia televisiva, que son los programas tipo "Líbero" que cortan un partido en pedacitos y le llaman análisis.
- La amistad codificada. Sí, ya lo sé. Yo sé que vos, que estás leyendo, ibas a lo de tu amigo que tiene el codificado a ver a los partidos y nada más. Eso es de garca. Si tenés codificado y los pibes no te llaman más los domingos a partir de hoy, es porque no eran tus amigos, eran amigos de tu aparatejo decodificador. Sabelo.
- La racionalidad. El kirchnerismo nos quiere idiotas para que los votemos. Lo están logrando: ningún ser humano que se precie de normal puede preferir un libro a un Tigre-Chacarita en vivo.
- Las participantes tibios del GranDt. Mirá, amargo, si saliste último en el torneo que armamos porque "no podés ver los partidos y no conocés muchos jugadores", ahora hacete cargo de tu ignorancia fulberil.
- Los titísfernandez. Se terminó la cobertura del campo de juego, las preguntas-afirmaciones de Tití Fernández sobre el estado emocional de los jugadores y la idea de que eso aporta algo a un partido de fóbal. Vayan a laburar, delincuentes.
- La amarilla por la camiseta. Ya que estamos revolucionando el fóbal, aprovechemos. ¿Vieron que te amonestan si te sacás la camiseta para festejar un gol? Bueno, la explicación de eso es que vos hacés un gol, lo festejás, te sacan la foto y con la remera puesta sale la marca Fate (?) de tu camiseta en el diario del lunes. Bueno, loco, ahora la marca de la remera se va a ver 90 minutos seguidos todos los domingos y lo van a repetir todos los que quieran en todos los canales. Ahora que andamos con poder de fuego para apretar gente del fuchibol, que la publicidad no rompa las pelotas y dejen que cada uno festeje como quiera.
- La conspiración de las estaciones de servicio. Lo digo por más que el lobby petrolero se tire contra este blog y me saque el contrato: las estaciones de servicio y sus mercaditos, ¡no son bares! Sí, tienen mesitas, codificado y café, pero son otra cosa, no son bares. Un bar es un bar, hay un mozo con camisa blanca, y lugares donde no se ve desde afuera, y vos no ves las heladeras donde está lo que te vas a comer, y no hay doscientos litros de combustible a punto de explotar a diez metros tuyo. Por suerte, ahora que no hay fútbol codificado, ningún ser humano racional va a ir a tomar un café a una estación de servicio.
- Majul. Usted me dirá: al contrario, ahora que nadie va a esperar a ver los goles, todos van a ver a Majul. Yo le diría que ambas frases no son excluyentes: que, mientras más personas vean a Majul, peor para Majul. Porque posiblemente se den cuenta.
- El fútbol inglés por Fox. Seamos sinceros muchachos, el fútbol inglés es una garompa. 4-4-2 y a correr hasta tirar un centro o embocar un zapallaso desde cuarenta metros. Lo mirábamos de bronca, porque no teníamos codificado para ver fóbal argentino y nos sacábamos las ganas con un poco de inglés, pero a ninguno le gustaba. Loco, la única diferencia entre Rio Ferdinand y Satanás Paez es que el primero debe tener asesor de imagen y Satanás se tiñe con agua oxigenada. Futbolísticamente, bancamos a Páez.
- Los programas "sobre" fútbol. ¿Quién no se tuvo que comer las reflexiones de los dos seres humanos más detestables de esta Tierra, Gastón Recondo y Marcelo Palacios, porque la noche anterior no pudo ver los goles y espera que los pasen al mediodía? Que los pibes nuevos no entrenan como los de antes, que andan de joda comiéndose modelos, que el fútbol de antes no sé qué y no sé cuánto. Váyanse todos a la puta que los parió. Entre estos perdedores, se encuentra la demostración máxima de delincuencia televisiva, que son los programas tipo "Líbero" que cortan un partido en pedacitos y le llaman análisis.
- La amistad codificada. Sí, ya lo sé. Yo sé que vos, que estás leyendo, ibas a lo de tu amigo que tiene el codificado a ver a los partidos y nada más. Eso es de garca. Si tenés codificado y los pibes no te llaman más los domingos a partir de hoy, es porque no eran tus amigos, eran amigos de tu aparatejo decodificador. Sabelo.
- La racionalidad. El kirchnerismo nos quiere idiotas para que los votemos. Lo están logrando: ningún ser humano que se precie de normal puede preferir un libro a un Tigre-Chacarita en vivo.
- Las participantes tibios del GranDt. Mirá, amargo, si saliste último en el torneo que armamos porque "no podés ver los partidos y no conocés muchos jugadores", ahora hacete cargo de tu ignorancia fulberil.
- Los titísfernandez. Se terminó la cobertura del campo de juego, las preguntas-afirmaciones de Tití Fernández sobre el estado emocional de los jugadores y la idea de que eso aporta algo a un partido de fóbal. Vayan a laburar, delincuentes.
- La amarilla por la camiseta. Ya que estamos revolucionando el fóbal, aprovechemos. ¿Vieron que te amonestan si te sacás la camiseta para festejar un gol? Bueno, la explicación de eso es que vos hacés un gol, lo festejás, te sacan la foto y con la remera puesta sale la marca Fate (?) de tu camiseta en el diario del lunes. Bueno, loco, ahora la marca de la remera se va a ver 90 minutos seguidos todos los domingos y lo van a repetir todos los que quieran en todos los canales. Ahora que andamos con poder de fuego para apretar gente del fuchibol, que la publicidad no rompa las pelotas y dejen que cada uno festeje como quiera.
- La conspiración de las estaciones de servicio. Lo digo por más que el lobby petrolero se tire contra este blog y me saque el contrato: las estaciones de servicio y sus mercaditos, ¡no son bares! Sí, tienen mesitas, codificado y café, pero son otra cosa, no son bares. Un bar es un bar, hay un mozo con camisa blanca, y lugares donde no se ve desde afuera, y vos no ves las heladeras donde está lo que te vas a comer, y no hay doscientos litros de combustible a punto de explotar a diez metros tuyo. Por suerte, ahora que no hay fútbol codificado, ningún ser humano racional va a ir a tomar un café a una estación de servicio.
- Majul. Usted me dirá: al contrario, ahora que nadie va a esperar a ver los goles, todos van a ver a Majul. Yo le diría que ambas frases no son excluyentes: que, mientras más personas vean a Majul, peor para Majul. Porque posiblemente se den cuenta.
21/8/09
El turno de Lozano
El kirchnerismo no para de espiar. La STASI, al lado de estas escuchas, era un grupito de punguistas de Constitución. Ahora le tocó el turno al diputado por Proyecto Sur, Claudio Lozano, a quien le pincharon el teléfono para grabar esta conversación donde intentaba, como un ciudadano más, pedir un par de empanadas.
- Pizzería
- Hola, sí, mi nombre es Claudio Lozano, economista, opositor de lo malo y acompañador de lo bueno, diputado de Proyecto Sur y calculador de canastasbásicas, te quería hacer un pedido...
- Sí, cómo no, dígame
- Bien. Una docena de empanadas, tres gaseosas, dos botellas de vino y un cuartito de helado, ¿puede ser?
- Cómo no, señor, dígame, ¿de qué quiere las empanadas?
- Una Fanta y dos Cocas.
- Ah, le decía de las empanadas primero.
- No, no, lo que hay que discutir primero son las gaseosas.
- Bien señor, dos Cocas y una Fanta.
- No, una Fanta y dos Cocas.
- Claro, está bien, ¿de qué quiere las empanadas?
- Y el cuartito de helado todo de limón.
- Le preguntaba por las empanadas, porque lo tengo cargado así en el sistema, sino tengo que volver todo para atrás.
- No, no, yo no discuto de las empanadas hasta no resolver lo del helado, todo de limón por favor.
- Bien, señor, ¿el vino?
- Mándeme seis de carne...
- Bien, entonces vamos por las empanadas...
- Dos botellas de cualquier Cabernet mándeme.
- Ok, vamos con el vino.
- Dos de humita, una de queso y cebolla...
- Cómo no, le quedan tres.
- Le hago una consultita, ¿el queso de las empanadas es de un tambo pequeño, mediano o grande?
- Mire, eso no se lo sabría decir...
- Ah...qué problema, porque yo necesitaría ese dato, en todo caso, ¿usted no me lo podría averiguar?, con el gerente, no sé...
- Estoy sola en el local, ¿no prefiere volver a llamar más tarde?
- No, me quedo en línea y esperamos.
- Claro, pero se atrasa todo, ¿me comprende?
- Comprendo, comprendo. Dígame otra cosita, ¿el pedido me lo mandan?
- Por supuesto, señor, si usted desea.
- Y, escúcheme, la nafta de la motito, ¿es de pequeños petroleros o de una multinacional?
- Mire, caballero, los chicos del delivery cargan por su cuenta...
- Claro. Pero usted está siendo cómplice, entonces.
- ¿Qué dice, hombre?, ¿va a querer empanadas o no?
- No, le decía porque usted, así, muy servicial por teléfono, está fomentando el saqueo de los recursos de la Argentina, sin ánimos de ofender. Porque una cosa es su discurso y otra la realidad, donde tienen un negocio fabuloso con los grandes productores de queso, humita y petróleo, y los que pagamos los platos rotos somos los pequeños y medianos consumidores de empanadas.
- Señor, ¿quiere las empanadas o no?
- Mire, déjemelo pensar, yo mientras tanto me abstengo de comer empanadas, sabe, en todo caso mándeme los productos que yo le dije, pero los buenos, las tapas de empanadas solas, mándeme, que son de una cooperativa recuperada de acá nomás, y que venga un chico a pié, sabe, yo le pago el doble, pero que no use la nafta de las multinacionales.
- Señor, eso le va a salir más caro y se va a comer una porquería...
- Está bien señorita, usted mándeme eso, que yo comeré mal y carísimo, pero sabe qué, a la noche duermo tranquilo.
20/8/09
Escucha a Rubén Giustiniani
Siguen las escuchas del kirchnerismo a los legisladores opositores, y esta vez le tocó en suerte al senador Rubén Giustiniani, el hombre de las cero expresiones. Tal vez no sea una conversación que revele demasiado, casi que nada, pero da cuenta de que el socialismo santafesino se las trae.
- Vieja, ¿qué comemos?
- ¿Hago unos fideitos?
- Dale. ¿Con manteca?
- No, así, blanquitos mejor.
- Bueno. ¿Pongo la tele o escuchamos un poquito de AM?
- Como quieras vos, Rubén.
- Bueno, lo vamos viendo. ¿Pancito no hay, no?
- No quedó, ¿querés ir hasta el almacén?
- No sé. Está fresco y me puse las pantuflas.
- Hay Criollitas.
- Dale. Empujamos con galletitas.
Desde acá nuestros respetos al Sr. Giustiniani, y condenamos a los herejes que quieren instalar la frase "más aburrido que Giustiniani".
(El de la foto puede confundirse con el malo de Terminator pero es Giustiniani).
- Vieja, ¿qué comemos?
- ¿Hago unos fideitos?
- Dale. ¿Con manteca?
- No, así, blanquitos mejor.
- Bueno. ¿Pongo la tele o escuchamos un poquito de AM?
- Como quieras vos, Rubén.
- Bueno, lo vamos viendo. ¿Pancito no hay, no?
- No quedó, ¿querés ir hasta el almacén?
- No sé. Está fresco y me puse las pantuflas.
- Hay Criollitas.
- Dale. Empujamos con galletitas.
Desde acá nuestros respetos al Sr. Giustiniani, y condenamos a los herejes que quieren instalar la frase "más aburrido que Giustiniani".
(El de la foto puede confundirse con el malo de Terminator pero es Giustiniani).
16/8/09
Escucha a Fernando Iglesias
Como todos sabemos, y bien nos hace acordar Alberto Fernández, el kirchnerismo oculta cámaras y espía a los opositores. Nosotros tuvimos acceso a la casa del especialista en Globalización (?) y diputado de la CC, Fernando Iglesias, y encontramos una discusión con su mujer:
- ¿Qué hay de comer, gordi?
- Iba a hacer unos fideos
- ¿Fideos vas a hacer?, ¡no!, ¿cómo fideos?
- ¿Qué pasa con los fideos?
- ¿Quién inventó los fideos, vos sabés?
- No sé, Fernando, los tanos, qué se yo.
- ¡No, mentira, vil mentira, los fideos los inventaron los chinos y los tanos le meten dos tomates y se creen que lo inventaron, no, es una verguenza, yo no puedo vivir así, fideos NO, NO y NO!
- Y, ¿qué tiene que ver quién los inventó?, los comemos igual.
- No, lo inventaron los chinos, ¿y dónde están las inversiones chinas?
- Bueno, hago otra cosa, un churrasco con puré, ¿querés?
- ¿Churrasco, churrasco vas a hacer?, y el olor qué tira, se llena la ropa de olor a carne, ¡no churrasco no!, ¿sabés cuánto le pagan al productor de churrasco?, 0,45 ctvs por kilo, y vos querés hacer churrasco, con el verso de que es más rápido, no, esto es un desastre nacional.
- ¿Qué carajo decís Fernando?, ¿qué mierda querés comer?, hay pollo, hago una alita de pollo con esa salsa que quedó.
- Claro, alitas, alitas de pollo, ¿y Southern Winds, eh?, ¿después cómo vuelan los pollos, eh, en Aerolíneas?
- ¿Te sentís bien Fernando?
- Claro, le cortamos las alitas, total después los pollos vuelan en Aerolíneas, pero Aerolíneas ¡da pérdidas!, quichicientos mil millones por día con el verso de la aerolínea de bandera, mientras hay gente que se muere de hambre.
- De hambre me voy a morir yo, Fernando, si no decís qué mierda querés comer.
- Está todo mal, no hay que comer nada, se están llevando todo y no vamos a comer nada.
- Pero Fernando, la heladera está llena de cosas, ¿por qué no elegís algo?
- No, no se puede eligir así, Betina, si les dan facultades delegadas, y el patrimonio presidencial, ¿o era el matrimonio presidencial?, ¿a vos te parece?, yo no puedo elegir en este país, hay queso, jamón y mortadela, pero no podemos juntarlos, no Betina, porque se contaminan, hay que dejarlos ahí, en la heladera.
- Fernando, ¿querés que vayamos a comer afuera?
- ¿Afuera?, ¿ves?, te lo dije, ¡se está yendo toda la plata afuera, vos lo dijiste, no te voy a permitir que me llames mentiroso, te escuché, te escuché Betina, esto es el 2001, saqueos, sumbudrule, sacame a Carrió, ¡llamá a Disney, pedí al Pato Donald, asilo político Betina, campos de concentración!, ¡aaaaaaaah Stalin, Betina!
- Fernando, ¿me oís?
- ¿Qué pasa?
- Andate a la puta que te parió.
- ¿Ves?, con vos no se puede discutir.
Nuestra solidaridad con quien lleve adelante la dura tarea de ser la mujer de Fernando Iglesias.
Y una canción desesperada
Llamálos ya que todavía hay tiempo. Sí, perdimos pero toda esa gente está, la que te pegó carteles, la que repartió boletas, la que fiscalizó, la que hizo los sanguches. Los últimos 20 de la lista que ni en pedo iban a entrar, los consejeros escolares. Llamálos a todos, organizá un asado. Ahora, ya. Deciles que todavía están ahí, ¡dales algo, la puta madre, contené un poco, tirales un salvavidas! Preguntéles y escuchálos. Deciles algo, proponé armar más, jurales amor eterno, amén. Llevalos de viaje a que conozcan a otros, traéle gente a que los conozca a ellos, congresos de la militancia, mezclalos a todos, contales quiénes son. Invitalos a tomar mate de a uno, aunque sea. Hacé un asado, mejor, y traélos a todos. Ya está, aprendé de la derrota.
Me iba de mi mesa, cabeza gacha, cuarenta y dos votos abajo de De Narváez, me agarra el fiscal del PRO y me dice "pibe, te felicito, los jóvenes tienen que participar", y yo dije la puta madre estamos perdidos, más vale que ahora llegue y me tiren una soga, loco. Y las caras de tristeza, yo te entiendo las caras de tristeza, si hubiéramos estado felices ese día éramos unos boludos, no teníamos sangre en la venas. Pero pasaron dos días, y pasaron tres, y pasaron un par de semanas. Y no sonó el celular de ninguno. Éramos nosotros los que teníamos que felicitar a los fiscales de otros partidos, ¿no te acordás?, éramos nosotros los que jodíamos que peronistas son todos, somos nosotros los que fingimos solemnidad en la victoria, los que queremos cooptar al segundo que ya ganamos. Ahora no sólo perdimos, no sólo perdimos si no que ya no lo intentamos, digo, lo de cooptar. Justo ahora, cuando todo lo que se reparte es capital simbólico. Cuando no querés repartir ni guita, bueno, está bien, no la repartas, pero aunque sea sacudime con mística, convencéme de algo.
Pero no me tires otra vez acá, que estamos todos solos. Abrinos un local, danos algo, danos un sábado con compañeros que no conocemos. Disculpá si lo digo así, tan sinceramente, disculpá si no puedo armar y llevarte algo lindo para que lo refrendes, pero veo los desbandes, y veo los que se van, y yo también les digo traidores, pero sabés cómo los entiendo, si ellos mismos, a veces, saben que se van porque no les queda otra. Pero a nosotros, a los que vamos quedando, a los que no nos podemos ir, danos algo. Porque nos trajiste hasta acá y ahora no nos dejás ir, porque no hay ningún lugar adónde ir. Yo no quiero volverme al call center.
No quiero ser el pelotudo que llama a las cuatro de la mañana y llora, no quiero ser más ese, pero me obligás, no me tirás un centro, nunca. Decime algo, aunque sea, hablános una vez a nosotros. O por lo menos hablále a los tipos que les hablabas antes, y nosotros vamos con eso. Ellos están adelante, están primero en la lista, dale, hablábles a ellos, que a nosotros también nos interpela, eso. Hacé de cuenta que te importo, fingí si es necesario, a veces es bueno fingir, es un acto de reconocimiento, de que hay otro.
Siempre dicen que somos el futuro, es mentira, somos el presente también. Queremos ser el presente, estamos hartos de que nos hagan hablar de forros y pastillas anticonceptivas, de rock y fútbol, también podemos decir algo sobre cosas que no son "dejóvenes". Pero necesitamos un lugar y alguien que nos pregunte. Sí, yo sé que es poco joven pedir que te aparateen, pero también sé cuánto duran las experiencias desde abajo, autogestionadas, necesitamos guita para esas cosas, y alguien que nos genere un compromiso con algo.
Llamálos ya, que todavía hay tiempo.
Me iba de mi mesa, cabeza gacha, cuarenta y dos votos abajo de De Narváez, me agarra el fiscal del PRO y me dice "pibe, te felicito, los jóvenes tienen que participar", y yo dije la puta madre estamos perdidos, más vale que ahora llegue y me tiren una soga, loco. Y las caras de tristeza, yo te entiendo las caras de tristeza, si hubiéramos estado felices ese día éramos unos boludos, no teníamos sangre en la venas. Pero pasaron dos días, y pasaron tres, y pasaron un par de semanas. Y no sonó el celular de ninguno. Éramos nosotros los que teníamos que felicitar a los fiscales de otros partidos, ¿no te acordás?, éramos nosotros los que jodíamos que peronistas son todos, somos nosotros los que fingimos solemnidad en la victoria, los que queremos cooptar al segundo que ya ganamos. Ahora no sólo perdimos, no sólo perdimos si no que ya no lo intentamos, digo, lo de cooptar. Justo ahora, cuando todo lo que se reparte es capital simbólico. Cuando no querés repartir ni guita, bueno, está bien, no la repartas, pero aunque sea sacudime con mística, convencéme de algo.
Pero no me tires otra vez acá, que estamos todos solos. Abrinos un local, danos algo, danos un sábado con compañeros que no conocemos. Disculpá si lo digo así, tan sinceramente, disculpá si no puedo armar y llevarte algo lindo para que lo refrendes, pero veo los desbandes, y veo los que se van, y yo también les digo traidores, pero sabés cómo los entiendo, si ellos mismos, a veces, saben que se van porque no les queda otra. Pero a nosotros, a los que vamos quedando, a los que no nos podemos ir, danos algo. Porque nos trajiste hasta acá y ahora no nos dejás ir, porque no hay ningún lugar adónde ir. Yo no quiero volverme al call center.
No quiero ser el pelotudo que llama a las cuatro de la mañana y llora, no quiero ser más ese, pero me obligás, no me tirás un centro, nunca. Decime algo, aunque sea, hablános una vez a nosotros. O por lo menos hablále a los tipos que les hablabas antes, y nosotros vamos con eso. Ellos están adelante, están primero en la lista, dale, hablábles a ellos, que a nosotros también nos interpela, eso. Hacé de cuenta que te importo, fingí si es necesario, a veces es bueno fingir, es un acto de reconocimiento, de que hay otro.
Siempre dicen que somos el futuro, es mentira, somos el presente también. Queremos ser el presente, estamos hartos de que nos hagan hablar de forros y pastillas anticonceptivas, de rock y fútbol, también podemos decir algo sobre cosas que no son "dejóvenes". Pero necesitamos un lugar y alguien que nos pregunte. Sí, yo sé que es poco joven pedir que te aparateen, pero también sé cuánto duran las experiencias desde abajo, autogestionadas, necesitamos guita para esas cosas, y alguien que nos genere un compromiso con algo.
Llamálos ya, que todavía hay tiempo.
15/8/09
República Bolivariana de Olavarría
Un fantasma recorre Olavarría: es el fantasma del chavismo.
Este martes, la estación de servicio ubicada en Avellaneda Urquiza amaneció con un importante trabajo de refacción en todo la esquina. A primera vista el trabajo que resaltaba fue la sustitución de los colores característicos de la firma “Sol” (negro, amarillo y rojo) por un imponente azul que cubría la mayor parte de la cartelería.
Se trata de la llegada a Olavarría –y de la expansión en el país- de PDVS (Petrolera de Venezuela Sur) la marca con la que la estatal venezolana busca consolidarse en el mercado petrolero. Y siguiendo esa estrategia marcada por el polémico presidente de Venezuela y socio del matrimonio presidencial de Argentina, el comandante Hugo Chávez Frías, la poderosa marca llegó a la Ciudad. (Aquí).
No sé, jóvenes cacharieneses, qué opinan ustedes que tienen al uribista de Duclós, pero si quieren los podemos anexar y constituir el bolivarianismo de la Séptima Sección. Juntémonos y vayamos en noviembre a escuchar al compañero Hugo a ver qué dice. Y si se termina el kirchnerismo ya tenemos miles de células petroleras donde recluirnos e iniciar la Résistance.Se trata de la llegada a Olavarría –y de la expansión en el país- de PDVS (Petrolera de Venezuela Sur) la marca con la que la estatal venezolana busca consolidarse en el mercado petrolero. Y siguiendo esa estrategia marcada por el polémico presidente de Venezuela y socio del matrimonio presidencial de Argentina, el comandante Hugo Chávez Frías, la poderosa marca llegó a la Ciudad. (Aquí).
¡El kirchnerismo será playero o no será nada!
13/8/09
Y el fútbol contó un cuento
Yo, desde la tribuna, desensillo hasta ver si fue gol.
El partido está jodido, eso se sabe en las tribunas, en el banco y en la cancha. Hay un problema grave: en la tribuna no alcanzan a ver si en la cancha se están dando cuenta de que el partido está jodido, y hay murmullos. A veces, desde la tribuna, queremos más tribuneros y menos tácticos. Por eso hicimos una bandera bancando al 5, un barbeta que le dicen el Chivo y que deja todo en todas.
Entonces un día, a los 28 minutos de Junio (el tiempo es extraño en este partido) se viene un contraataque feroz, fulminante. Sí, la pelota pega en el palo, no termina de ser gol, aunque todos se dan cuenta de que la cosa viene mal. El equipo contrario no sabe, todavía, cómo hacer un gol: aunque lastima, lesiona jugadores y a veces mete miedo a nuestro arquero. Pero la pelota pega en el palo y rebota, larga, hasta la mitad de la cancha. La tiene nuestro equipo, el diez la pone abajo de la suela y levanta la cabeza. El 9 pica solo, casi sin marca. Hasta el equipo contrario lo sabe: se la tiran al nueve a la cabeza y es gol casi cantado. Este 9 es así: todos le tienen un poco de miedo, todos hablan de él y una vez que lo nombran no hay tutía. En la tribuna se agarran del alambrado, desde el banco largan una puteada alentadora, el equipo rival se agarra la cabeza pensando en que le van a descontar, y el diez la sigue pisando. Juega con una incertidumbre peligrosa, esa que lo caracteriza, y mira para un lugar que no está mirando casi nadie, una rencilla con un rival que se transformó en una obsesión. Y entonces se la tira al 11 que viene corriendo desde atrás. El 11 es un lagunero, un virtuoso con la pelota en los pies.
En la tribuna algunos putean: no les gusta el firulete de más, los caños se tiran 2 a 0 arriba, el altruismo futbolero, la jugada de más por la jugada misma, ha muerto. Eso sí: dicen que uno del equipo de ellos está con nosotros. El 2 de ellos, que tiene que marcar al 11, lo va a dejar pasar. El 2 de ellos juega hace veinticinco años en el equipo, un gordo impresentable que se comió a todas las jóvenes promesas del club, apretando dirigentes, manejando guita grande del club.
La pelota la tiene el 11 y desde la tribuna se escuchan los gritos: al 9, la puta madre, dásela al 9. Todavía es posible. Yo me siento, para ver la jugada. El 11 va con pelota dominada y todavía le puede tirar un centro al 9 y hacer un golazo, con doble valor, porque ahí sí el firulete de más cobraría valor de genialidad. Pero si la pierde, ay si la pierde. Porque el 11 tuvo también sus enganches de más, pelotas que quiso acomodar al segundo palo y terminaron en el banderín del corner.
Yo sigo sentando esperando. Soy un resultadista incurable, agarro la cadenita que me cuelga, le prometo algunas cosas a algunos dioses y me contengo de putear. Los nervios me ganan, me agarro del alambrado porque sospecho que la cercanía con el 11 podrá cumplir mi sueño: que, sin demasiadas gambetas, le tire un buen centro al 9 y hagamos un gol rápido. Porque hay que empezar a descontar, y quedan, apenitas, dos años de partido.
El partido está jodido, eso se sabe en las tribunas, en el banco y en la cancha. Hay un problema grave: en la tribuna no alcanzan a ver si en la cancha se están dando cuenta de que el partido está jodido, y hay murmullos. A veces, desde la tribuna, queremos más tribuneros y menos tácticos. Por eso hicimos una bandera bancando al 5, un barbeta que le dicen el Chivo y que deja todo en todas.
Entonces un día, a los 28 minutos de Junio (el tiempo es extraño en este partido) se viene un contraataque feroz, fulminante. Sí, la pelota pega en el palo, no termina de ser gol, aunque todos se dan cuenta de que la cosa viene mal. El equipo contrario no sabe, todavía, cómo hacer un gol: aunque lastima, lesiona jugadores y a veces mete miedo a nuestro arquero. Pero la pelota pega en el palo y rebota, larga, hasta la mitad de la cancha. La tiene nuestro equipo, el diez la pone abajo de la suela y levanta la cabeza. El 9 pica solo, casi sin marca. Hasta el equipo contrario lo sabe: se la tiran al nueve a la cabeza y es gol casi cantado. Este 9 es así: todos le tienen un poco de miedo, todos hablan de él y una vez que lo nombran no hay tutía. En la tribuna se agarran del alambrado, desde el banco largan una puteada alentadora, el equipo rival se agarra la cabeza pensando en que le van a descontar, y el diez la sigue pisando. Juega con una incertidumbre peligrosa, esa que lo caracteriza, y mira para un lugar que no está mirando casi nadie, una rencilla con un rival que se transformó en una obsesión. Y entonces se la tira al 11 que viene corriendo desde atrás. El 11 es un lagunero, un virtuoso con la pelota en los pies.
En la tribuna algunos putean: no les gusta el firulete de más, los caños se tiran 2 a 0 arriba, el altruismo futbolero, la jugada de más por la jugada misma, ha muerto. Eso sí: dicen que uno del equipo de ellos está con nosotros. El 2 de ellos, que tiene que marcar al 11, lo va a dejar pasar. El 2 de ellos juega hace veinticinco años en el equipo, un gordo impresentable que se comió a todas las jóvenes promesas del club, apretando dirigentes, manejando guita grande del club.
La pelota la tiene el 11 y desde la tribuna se escuchan los gritos: al 9, la puta madre, dásela al 9. Todavía es posible. Yo me siento, para ver la jugada. El 11 va con pelota dominada y todavía le puede tirar un centro al 9 y hacer un golazo, con doble valor, porque ahí sí el firulete de más cobraría valor de genialidad. Pero si la pierde, ay si la pierde. Porque el 11 tuvo también sus enganches de más, pelotas que quiso acomodar al segundo palo y terminaron en el banderín del corner.
Yo sigo sentando esperando. Soy un resultadista incurable, agarro la cadenita que me cuelga, le prometo algunas cosas a algunos dioses y me contengo de putear. Los nervios me ganan, me agarro del alambrado porque sospecho que la cercanía con el 11 podrá cumplir mi sueño: que, sin demasiadas gambetas, le tire un buen centro al 9 y hagamos un gol rápido. Porque hay que empezar a descontar, y quedan, apenitas, dos años de partido.
11/8/09
Azares
Este blog no cree en la inspiración. No entiende el proceso de la abstracción, del encierro en el yo mismo, de la sublimación de alguna idea: este blog -su autor, acaso -comprende que a la soledad se la disfruta y se la sufre, pero no se la carga con la necesidad de ser musa inspiradora. Este blog cree que la soledad ya tiene bastante con sus propios problemas.
Entonces este blog funciona con disparadores del ajetreo de la vida cotidiana, que es más o menos un eufemismo para decir que le chorea a todos los que escucha. Una charla, una frase, una lectura, algo: todo sirve para disparar una chaveta dentro del cerebro, que le pega a una bolita, que tira unas fichitas de dominó, que golpea un gato que duerme, que tiene atado a la cola un cajón, que sale corriendo y ese cajón se abre, y ahí, oia, estaba eso que tenía ganas de decir. Y uno nunca sabe qué viene primero: si el disparador, si la chaveta, si la bolita, si las fichitas, si el gato, si el cajón, si aquella idea. Este blog no sabe si es más importante la idea adentro del cajón o aquél disparador que la hizo ver la luz. Vaya uno a saber.
La cuestión es que leo esto: "Atenti: el valor del afecto y la amistad en la constitución de redes sociales y políticas".
Lo dice Mendieta. Dice algo de lo que siempre tuve ganas de hablar: del Azar, en la política. En la vida, me dirá otro, y yo le diré que también, pero que me deje hablar de lo azaroso, ya no en la política así en grande, sino en la militancia. Podríamos arriesgar: que la pertenencia partidaria, política, cultural, es un azar condicionado. El azar de la pertenencia a un sector y no a otro está condicionado por la Historia, por la Mundial, por la Argentina, y por la personal. Pero no deja de ser alguna forma del azar, aquello que da la última puntada, lo que adorna el postre y lo constituye: ¿acaso no son tan posibles las dos alternativas: el hijo peronista por la familia peronista, y el hijo anti-peronista por la familia peronista?, ¿no tienen, ambas, una explicación pre establecida que se adorna según los azares del caso? (y a la primera siempre se le atribuyen explicaciones más terrenales y simplistas; en cambio, pareciera que la segunda exige un grado mayor de pretensión intelectual, cierta psicología de mesa de casamiento que cita a Freud recién después de la tercera botella, y le dice, claro, Froi, y termina llamándolo "merquero, pero buen tipo").
A pesar de ser un azar, la elección de una pertenencia está condicionada por cierta historia de un país, por este, por lo que fue el peronismo, por la historia del radicalismo, por las divisiones de clase, por las divisiones no tan de clase, por las empatías, por las formaciones urbanas. A tal punto que aquello que, dijimos, era una elección, termina casi no siéndolo: es, en todo caso, una intensificación del azar.
Si la lotería es una intensificación del azar, una periódica infusión del caos en el cosmos ¿no convendría que el azar interviniera en todas las etapas del sorteo y no en una sola? ¿No es irrisorio que el azar dicte la muerte de alguien y que las circunstancias de esa muerte la reserva, la publicidad, el plazo de una hora o de un siglo--no estén sujetas al azar?
Dice Borges en "La lotería en Babilonia".
Creo que ahí hay una negación de cierta premisa liberal de rational choice, algo que destruye el mito fundante de la economía liberal: el sujeto libre y racional que toma decisiones que racionalmente le convienen. Tal vez todo es un azar que está sostenido en otro, y que espera popperianamente otro azar que lo refute: "el número de sorteos -prosigue JLB- es infinito. Ninguna decisión es final, todas se ramifican en otras". No se nace peronista, ni troskista, ni gorila, ni radical, ni nada. Se nace en blanco, aunque por razones estadísticas uno tenga más posibilidades de ser una cosa que otra. Pero de todas las chances estadísticas, la vida que se vive es una sola y se niegan las 99% restantes: toda decisión remite a sorteos anteriores que nos fueron construyendo, y que nos hicieron esto.
Los que fueron llevados a ese local por ese amigo, ahora deberán pensar en el azar de esa amistad, en aquél primer encuentro a los casi ocho años, cuando -por otra decisión azarosa -en vez de patear al arco hecho de buzos, se la dieron a ese pibito rubio que gritaba y que como hizo el gol -por otros azares de la física- los invitó a tomar la leche. La repentina aparición de esa mujer, el azar de esos diecisiete años en los que parecía ella o la tristeza absoluta, y era necesario seguirla, seguirla hasta donde fuere, hasta esa reunión donde hablaban de no sé qué cosa, de unos trabajadores, quizás, no importaba si era para escucharla, aunque sea un rato. Lo azaroso de caer en un sindicato y no en otro; la importancia, la absoluta y determinante relevancia de la cercanía, y hablo de la cercanía más geográfica, de un local partidario. O de mudarse de ciudad, el azar de no poder o no querer seguir viviendo en la misma que te vio nacer, y tener que cambiar, y construir una vida social nueva que implique, también, la militancia. Ahí sí, es todo azar, no hay casi nada de elección racional en base a teorías a las que uno adscribe o deja de adscribir previamente: la imagen es lo más lejano posible al cliente recorriendo las góndolas de la oferta política con el chango vacío. Ahí es todo azar, es puro sorteo, el tipo que se te acerca primero va ganando por mil puntos, y quien te ofrece además una cerveza después del laburo militante, ese, ese se lleva casi todos los premios. Ni te cuento si te escucha, un rato, lo que vos tenés para decir, la gente que extrañás, los que no tenés ganas de extrañar, pero igual, la mina que pasa por ahí por la ventana: ahí se formó un militante, y se negaron principios centenarios de ciencia liberal. La oferta y la demanda enterradas bajo el peso de azares menos dignos de ser científicos, pero más explicativos de la formación de una conciencia.
Asumir ese azar y tratar de condicionarlo nosotros.
Tarea para el hogar.
6/8/09
Parábolas
Es por ahí.
El tipo que cambió la Historia occidental, antes de morirse, invitó a su gente a morfar.
Sospecho que Jesús los invitó porque, en realidad, no quería morirse. Pero también porque quería elegir cómo morirse y para qué morirse. Y todos, hasta Jesús, quieren morir perdurando: la Última Cena fue la actualización doctrinaria, política y organizativa.
- Vos, Pedro, armá la orga. Sí, sí, despegáte de mí hasta que pase el temblor, me vas a negar tres veces para que no te maten los romanos, pero está bien, primero hay que sobrevivir, recién luego podés armar, no trosqueen: una orga llena de mártires es una pelotudez, porque nadie capitaliza los muertos. Con vos Judas, está todo bien: me traicionaste, pero fuiste clave, convertiste la ejecución de un infractor de la ley romana en una declaración de principios. Beso para vos. A todos los demás: armen, convenzan a todos los que puedan y tributen a esta experiencia.
Y tan mal no les fué.
Dilema para progres C
Como ya lo hizo alguna vez el compañero Tenembaum cuando a Diego F. le bajaron los videos, esta vez retoma uno de sus posts en los que criticaba al Gobierno -"Dilema para progres K"- y lo reescribe para solidarizarse con los compañeros de ¿Qué te pasa Clarín?, intimados por el Grupo.
"Dilema para progres C(larín).
Por Ernest TNembaum.
"Dilema para los progres de Clarín: ¿cómo se justifica esto? Ya lo sé. Los bloggers K están financiados por Pepe Albistur. Hay una tiranía K en marcha. Los del Conurbano son feos. Moreno no sirve ni para dibujar bien los números del Indec. La derecha, pobrecita, no tiene buenos blogs más allá de dos o tres. Hay que emparejar a lo Clarín, eliminando competencia. Y lo del tema de la lechería. La cosa esa de la inseguridad. Y el patrimonio. Los bloggers K trabajan todos juntos en una oficina subsidiada por las propiedades de Santa Cruz. Y al este y al oeste, llueve y lloverá.
Pero, ¿cómo se justifica esto?"
Gracias compañero Tenembaum por la solidaridad con los damnificados.
Pero, ¿cómo se justifica esto?"
Gracias compañero Tenembaum por la solidaridad con los damnificados.
4/8/09
2/8/09
Los Justos
(La intro de este post es un choreo/homenaje/inspiración de este post de Hernán Casciari).
1. José tiene 24, trabaja de repositor en un supermercado chino en La Plata y cultiva marihuana en el balcón del departamento que alquila con su amigo. Los dos vienen de la misma ciudad del Interior y nunca antes les había interesado la política. José descubrió hace unos años, en la revista THC, que Aníbal Fernández estaba a favor de la legalización, y lo sintió su causa. Desde ahí comenzó a leer fallos de la Corte, se dispuso a hablar con gente, en fiestas, en peñas, y ahora sale de laburar "en el chino" y se va para un centro cultural y milita a favor de esa causa. José no se define como peronista. El clivaje de José pasa por otro lado. Él cuenta, orgulloso y con razón, que hace política.
2. Ramón es un latinoamericanista, tiene 21 años y ama el tango con devoción. Sabe tocar el piano y está aprendiendo bandoneón aunque dice que le cuesta y lamenta no haber aprendido de chico. Se fascinó con Piazzola a los 19, a los 20 descubrió a Goyeneche y a Julio Sosa, pero hoy es un fundamentalista y dice que la belleza del tango está en el baile. Ramón fue a aprender baile a una escuelita de Parque Patricios sin contarle a sus padres ni, mucho menos, a sus amigos. Allí se enamoró de la mujer del profesor de baile, una organizadora territorial de Libres del Sur en una villa de Pompeya. Ella se separó y se fue a vivir sola. Ramón todavía le dice a los viejos que no vuelve a dormir porque va a lo de un amigo, pero todos saben que, en realidad, viven juntos. Hace tiempo que Ramón está intentando meter el tango entre las actividades de los pibes del barrio. Cada tanto, también, arma charlas sobre Latinoamérica, y sueña todos los días con irse con ella a recorrer Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, y conocer la música de esos pueblos.
3. Miguel tiene 25 años y está loco. Es filólogo, usa unos anteojos espantosos y tartamudea en las raras ocasiones en las que habla en público. Miguel comprende a la perfección el inglés, el italiano, el francés, se la rebusca con el alemán, y en 2004 decidió comenzar a estudiar árabe. Ahí conoció un musulmán que estudiaba el idioma para leer el Corán en su lengua originaria. Se llamaba Renato y un día le dijo a Miguel que él no eligió la religión musulmana, sino que el Profeta había elegido que él fuera musulman. Miguel se fascinó con Renato y se volvieron amigos. A los pocos meses, Renato le pidió a Miguel que lo acompañe a una reunión en la sede de las Madres de Plaza de Mayo, donde se discutiría algo así como la situación del pueblo palestino. A Miguel le importaba un carajo el pueblo palestino, pero charlando con la gente del lugar, se decidió a armar talleres de idiomas en la Universidad de las Madres.
4. Pablo y Esteban son hermanos mellizos pero apenas comparten los 22 años de existencia y el gusto por el ajedrez. Pablo es extrovertido y carismático, toca la batería en una banda y no conoce la derrota en las salidas nocturnas. Esteban le dijo a su novia, Mariela, a los 17 años que ella era el amor de su vida, y Mariela estuvo de acuerdo. Cuando terminaron el secundario él quiso seguir trabajando en la estación de servicio de su papá, con su hermano, y ella quiso estudiar comunicación en Capital, demasiado lejos de Chubut. Se juraron que lo harían funcionar, y hace seis meses ella lo llamó y le dijo que no funcionaba. Él se enteró que Mariela estaba con un oficinista que trabajaba en Movistar y que le hizo creer que era algo así como un gerente. Al poco tiempo la madre de Esteban y Pablo falleció de cáncer, y luego del sepelio los hermanos mellizos fueron al mismo bar de siempre a jugar la misma partida de ajedrez. La madre cayó en Chubut perseguida por los militares y se casó con el dueño de una de las estaciones de servicio, cambió de nombre y no volvió a actuar en política. Pablo le dijo a Esteban que estaría bueno empezar a hacer algo, que el guitarrista de su banda conocía a una gente piola de la juventud del PJ. A Esteban le pareció que actuar en política podía llenar el vacío que le había dejado Mariela, y le dijo que sí. Luego le hizo jaque mate a su hermano y ambos quedaron en silencio pensando en su vieja.
5. Gabriel era el mejor de su clase de dibujo. Tiene 18 años y un padre ferroviario y sindicalista. Viven en una casa junto a la vía y la primera bocina del tren que los levanta -porque se acostumbró a las más lejanas -suena a las seis y media. Cuando Gabriel se levanta, su papá ya está terminando los últimos mates y es el único momento del día donde se ven y hablan. Uno de esos días, su papá le dijo si se animaba a hacerle una esculturita de Perón para el sindicato. Gabriel le dijo que no era tan bueno y cuando el padre se fue, corrió hasta el locutorio, pidió una máquina y se bajó siete fotos de Perón. La escultura quedó perfecta y dos semanas más tarde, el sindicalista ferroviario presentaba la escultura de su hijo en el local del sindicato. Con orgullo, el padre zamarreaba al pibe haciéndolo abrazar con cuanto maquinista se le encontrara. A Gabriel dejó de interesarle la cerámica, un día, y se metió a hacer el curso de maquinista. En las últimas elecciones del sindicato se agarró a trompadas con un tipo grande de la lista opositora. El padre se calentó al principio y le echó unas puteadas. Después se encerró en la pieza, y medio que sonrió.
6. Tomás estudia ciencia política, tiene 23 y está harto de cursar. Le gusta su carrera, en algún momento sintió el deseo de ser un investigador, quizás hasta fue un buen alumno y, tal vez, un aceptable lector. Pero un día que no recuerda descubrió la política fuera de la facultad y abandonó todos los otros juguetes. Tal vez también hace política para tapar ciertos agujeros y le gusta pensar y escribir sobre esa idea. En una de esas, qué se yo, está escribiendo esta página pero no le gusta, y la borra, y la vuelve a escribir, y no sabe si publicarla en su blog.
7. Rubén tiene 18 años y está en quinto año de la secundaria. Es un fanático de la Divina Comedia y está enamorado de Estela, una chica que vino del Sur este año y se sienta al lado de él por pura casualidad. Estela vive en una piecita que da a la calle, en la casa de su abuela. Ambos caminan juntos hasta sus respectivas casas, y ella lo saluda con un beso que él rememora toda la tarde hasta el otro día. Rubén tiene un solo amigo, Oscar, un viejo de 79 años que tiene una biblioteca popular en el barrio donde viven todos los personajes de este relato. Oscar se murió el año pasado y Rubén tomó el mando de la biblioteca. Con orgullo, la bautizó Dante Alighieri y estableció buena relación con un diputado provincial que, cada tanto, se acuerda y le manda cajas de libros. Un día que salieron de la escuela, Rubén se animó y la llevó a su biblioteca. Le preguntó si le gustaba Alighieri y ella le dijo que no lo conocía. A él le causó ternura, y a ella la atrajo cierto pesimismo militante que él cultivaba, acaso conscientemente. Se besaron por primera vez luego de que él leyera en voz alta el terceto final del Infierno de la Divina Comedia.
8. Danilo siempre quiso ser veterinario pero prefirió quedarse en el campo a cuidar de sus dos hermanos menores. Tiene apenas 24 años pero está a cargo de un pibe de 6 y una nena de 3. Su única fuente de supervivencia son unas vacas que quedaron y algo que le pasa un tío culposo, que aparece de vez en cuando. En el 2008, Danilo escuchaba por la radio que la gente hablaba del campo y se enojaba. Lo vinieron a buscar unos tipos para ir al pueblo a una asamblea, y Danilo no tenía con quien dejar a los pibes, así que no fue. Cuando la cosa se puso fea, Danilo habló con otros peones y armaron una suerte de cooperativa para empezar a fabricar miel. Consiguieron una mano de un concejal, y las reuniones empezaron a hacerse en la casa de Danilo, para que no tuviera que dejar a los pibes en otro lado. A la noche, cuando los nenes duermen, Danilo camina unos metros, y mientras acaricia una de las vacas dormidas, piensa que, a veces, es feliz.
9. Sebastián tenía 21 años y vivía en España cuando se enteró que era portador de HIV. La multinacional donde iba a trabajar le exigía estudios para HIV y, aunque sabía que era ilegal, también sabía que de no hacérselo quedaba afuera. El día que le dieron el estudio se sentó en una plaza, y mientras lloraba decidió que no iría contra nadie: Sebastián sabía que había sido contagiado el año anterior, aquella fiesta, esas agujas. Decidió volver a su país y contar su situación a familia y amigos. Un compañero suyo de la primaria le preguntó si no tenía ganas de ayudarlos en el laburo. Desde el 2007, la Intendencia la manejaba un pibe bastante joven, heredero político de su padre pero con señales claras hacia algunos organismos de derechos humanos. Sebastián empezó a laburar en APDH de su ciudad dando charlas sobre HIV pero, ya con 26 años y el título de abogado, es la mano derecha del abogado que patrocina las causas por desaparición forzada de personas durante la dictadura.
10. A pesar de que tiene nombre, le dicen Jiménez. A pesar de que su apellido es Acuña, le dicen Jiménez. A Jiménez le dicen así porque tenía un perro que lo acompañaba a todos lados, y se llamaba, a pesar de ser un perro, Jiménez. El perro murió hace tiempo y sus amigos lo homenajean así: endilgándole el nombre a su dueño. Jiménez tiene 24 años, es asmático y periodista. Su momento de estrellato en el diario provincial fue el año pasado, cuando descubrió que un el intendente de un pueblo de la provincia se lastraba fondos de una reconocida fundación católica, con la complicidad de un cura reconocido en la comunidad por su labor social. Jiménez tituló: "el extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide", por su afición a Stevenson. La nota recorrió el país, y a Jiménez le amenazaron la familia. En ese momento recibió el apoyo de algunos concejales. Jiménez no se considera haciendo política porque entiende que así el periodismo pierde su chiste, pero sabe como bajar línea, y en los asados con sus amigos, a veces, habla de las bondades del kirchnerismo.
11. Manuel cuenta 25 años y demasiadas experiencias políticas para tan poca edad. Lo convocan desde muchos lugares por su enorme talento para seducir militantes. Cuenta la leyenda que Manuel nunca dijo una puteada en una discusión política hacia afuera, pero que con los compañeros ya convencidos no pierde oportunidad para soltar todo lo que se guarda. Manuel entiende a la perfección el juego de los medios y los fines. A pesar de que Manuel labura en el Estado y comparte lo que él no llamaría jamás el proyecto, se lo ha visto antes de las elecciones charlando con militantes de base de Proyecto Sur, quejándose sobre los efectos negativos de la minería a cielo abierto. Aunque hacia adentro haya hecho un llamado a construir el giojismo K. Tiene un latiguillo que lo define y que lo suelta ante los militantes de Sabatella, Proyecto Sur, el SI y hasta algunos radicales jóvenes: "o sea, tenemos que entender que estamos todos del mismo lado". Manuel no se banca las críticas, sale de esas reuniones puteando por el celular a sus compañeros que le encajan esas tareas. Pero Manuel entiende de medios y de fines. Y les dice a casi todos que en esas pequeñas cosas tienen razón, pero que hay que pensar a largo plazo en un proyecto que los incluya a todos.
Yo no puedo, ni quiero, ni sé cómo, arrogarme el derecho a representar a una franja etaria que va, ponele, de los 18 a los 25. Por eso voy a decir: en tres o cuatro mesas en las que estuve esta semana, distintas personas (Mendieta, por ejemplo, el Conurbano, Franco de UDP, también), dijeron lo mismo: el kirchnerismo tiene una deuda con los pibes que entraron a la política desde el 2003. Los pibes que entraron a militar, no están salvando al mundo. Están militando, nada más, pero sobre todo, nada menos. El kirchnerismo devolvió esa confianza en que las cosas se cambian por ahí: entregó la zanahoria a perseguir. Pero eso hay que contenerlo. A mí también me gusta la organización desde abajo, pero también hay que encuadrarla desde arriba, tirarle un guiño, aunque sea. Los pibes no están ahí, esperando que los convoquen: ya están haciendo cosas. Pero es difícil pedir perseverancia sin dar ninguna señal. De cada diez, ¿cuántos se quedan por la mística setentista? No va a ser sencillo capitalizar una militancia absolutamente dispersa atrás de Scioli, y no podés pedirle a un pibe de 22 que banque cuatro añitos a Reutemann que después te juro que volvemos. Por ahí es un error de juventud, o no, pero es generacionalmente imposible. La tráquea se ensancha con los años y las frustraciones. Mejor idea que atragantar, es contener. El que haga eso se va a llevar un premio grande.
2. Ramón es un latinoamericanista, tiene 21 años y ama el tango con devoción. Sabe tocar el piano y está aprendiendo bandoneón aunque dice que le cuesta y lamenta no haber aprendido de chico. Se fascinó con Piazzola a los 19, a los 20 descubrió a Goyeneche y a Julio Sosa, pero hoy es un fundamentalista y dice que la belleza del tango está en el baile. Ramón fue a aprender baile a una escuelita de Parque Patricios sin contarle a sus padres ni, mucho menos, a sus amigos. Allí se enamoró de la mujer del profesor de baile, una organizadora territorial de Libres del Sur en una villa de Pompeya. Ella se separó y se fue a vivir sola. Ramón todavía le dice a los viejos que no vuelve a dormir porque va a lo de un amigo, pero todos saben que, en realidad, viven juntos. Hace tiempo que Ramón está intentando meter el tango entre las actividades de los pibes del barrio. Cada tanto, también, arma charlas sobre Latinoamérica, y sueña todos los días con irse con ella a recorrer Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, y conocer la música de esos pueblos.
3. Miguel tiene 25 años y está loco. Es filólogo, usa unos anteojos espantosos y tartamudea en las raras ocasiones en las que habla en público. Miguel comprende a la perfección el inglés, el italiano, el francés, se la rebusca con el alemán, y en 2004 decidió comenzar a estudiar árabe. Ahí conoció un musulmán que estudiaba el idioma para leer el Corán en su lengua originaria. Se llamaba Renato y un día le dijo a Miguel que él no eligió la religión musulmana, sino que el Profeta había elegido que él fuera musulman. Miguel se fascinó con Renato y se volvieron amigos. A los pocos meses, Renato le pidió a Miguel que lo acompañe a una reunión en la sede de las Madres de Plaza de Mayo, donde se discutiría algo así como la situación del pueblo palestino. A Miguel le importaba un carajo el pueblo palestino, pero charlando con la gente del lugar, se decidió a armar talleres de idiomas en la Universidad de las Madres.
4. Pablo y Esteban son hermanos mellizos pero apenas comparten los 22 años de existencia y el gusto por el ajedrez. Pablo es extrovertido y carismático, toca la batería en una banda y no conoce la derrota en las salidas nocturnas. Esteban le dijo a su novia, Mariela, a los 17 años que ella era el amor de su vida, y Mariela estuvo de acuerdo. Cuando terminaron el secundario él quiso seguir trabajando en la estación de servicio de su papá, con su hermano, y ella quiso estudiar comunicación en Capital, demasiado lejos de Chubut. Se juraron que lo harían funcionar, y hace seis meses ella lo llamó y le dijo que no funcionaba. Él se enteró que Mariela estaba con un oficinista que trabajaba en Movistar y que le hizo creer que era algo así como un gerente. Al poco tiempo la madre de Esteban y Pablo falleció de cáncer, y luego del sepelio los hermanos mellizos fueron al mismo bar de siempre a jugar la misma partida de ajedrez. La madre cayó en Chubut perseguida por los militares y se casó con el dueño de una de las estaciones de servicio, cambió de nombre y no volvió a actuar en política. Pablo le dijo a Esteban que estaría bueno empezar a hacer algo, que el guitarrista de su banda conocía a una gente piola de la juventud del PJ. A Esteban le pareció que actuar en política podía llenar el vacío que le había dejado Mariela, y le dijo que sí. Luego le hizo jaque mate a su hermano y ambos quedaron en silencio pensando en su vieja.
5. Gabriel era el mejor de su clase de dibujo. Tiene 18 años y un padre ferroviario y sindicalista. Viven en una casa junto a la vía y la primera bocina del tren que los levanta -porque se acostumbró a las más lejanas -suena a las seis y media. Cuando Gabriel se levanta, su papá ya está terminando los últimos mates y es el único momento del día donde se ven y hablan. Uno de esos días, su papá le dijo si se animaba a hacerle una esculturita de Perón para el sindicato. Gabriel le dijo que no era tan bueno y cuando el padre se fue, corrió hasta el locutorio, pidió una máquina y se bajó siete fotos de Perón. La escultura quedó perfecta y dos semanas más tarde, el sindicalista ferroviario presentaba la escultura de su hijo en el local del sindicato. Con orgullo, el padre zamarreaba al pibe haciéndolo abrazar con cuanto maquinista se le encontrara. A Gabriel dejó de interesarle la cerámica, un día, y se metió a hacer el curso de maquinista. En las últimas elecciones del sindicato se agarró a trompadas con un tipo grande de la lista opositora. El padre se calentó al principio y le echó unas puteadas. Después se encerró en la pieza, y medio que sonrió.
6. Tomás estudia ciencia política, tiene 23 y está harto de cursar. Le gusta su carrera, en algún momento sintió el deseo de ser un investigador, quizás hasta fue un buen alumno y, tal vez, un aceptable lector. Pero un día que no recuerda descubrió la política fuera de la facultad y abandonó todos los otros juguetes. Tal vez también hace política para tapar ciertos agujeros y le gusta pensar y escribir sobre esa idea. En una de esas, qué se yo, está escribiendo esta página pero no le gusta, y la borra, y la vuelve a escribir, y no sabe si publicarla en su blog.
7. Rubén tiene 18 años y está en quinto año de la secundaria. Es un fanático de la Divina Comedia y está enamorado de Estela, una chica que vino del Sur este año y se sienta al lado de él por pura casualidad. Estela vive en una piecita que da a la calle, en la casa de su abuela. Ambos caminan juntos hasta sus respectivas casas, y ella lo saluda con un beso que él rememora toda la tarde hasta el otro día. Rubén tiene un solo amigo, Oscar, un viejo de 79 años que tiene una biblioteca popular en el barrio donde viven todos los personajes de este relato. Oscar se murió el año pasado y Rubén tomó el mando de la biblioteca. Con orgullo, la bautizó Dante Alighieri y estableció buena relación con un diputado provincial que, cada tanto, se acuerda y le manda cajas de libros. Un día que salieron de la escuela, Rubén se animó y la llevó a su biblioteca. Le preguntó si le gustaba Alighieri y ella le dijo que no lo conocía. A él le causó ternura, y a ella la atrajo cierto pesimismo militante que él cultivaba, acaso conscientemente. Se besaron por primera vez luego de que él leyera en voz alta el terceto final del Infierno de la Divina Comedia.
8. Danilo siempre quiso ser veterinario pero prefirió quedarse en el campo a cuidar de sus dos hermanos menores. Tiene apenas 24 años pero está a cargo de un pibe de 6 y una nena de 3. Su única fuente de supervivencia son unas vacas que quedaron y algo que le pasa un tío culposo, que aparece de vez en cuando. En el 2008, Danilo escuchaba por la radio que la gente hablaba del campo y se enojaba. Lo vinieron a buscar unos tipos para ir al pueblo a una asamblea, y Danilo no tenía con quien dejar a los pibes, así que no fue. Cuando la cosa se puso fea, Danilo habló con otros peones y armaron una suerte de cooperativa para empezar a fabricar miel. Consiguieron una mano de un concejal, y las reuniones empezaron a hacerse en la casa de Danilo, para que no tuviera que dejar a los pibes en otro lado. A la noche, cuando los nenes duermen, Danilo camina unos metros, y mientras acaricia una de las vacas dormidas, piensa que, a veces, es feliz.
9. Sebastián tenía 21 años y vivía en España cuando se enteró que era portador de HIV. La multinacional donde iba a trabajar le exigía estudios para HIV y, aunque sabía que era ilegal, también sabía que de no hacérselo quedaba afuera. El día que le dieron el estudio se sentó en una plaza, y mientras lloraba decidió que no iría contra nadie: Sebastián sabía que había sido contagiado el año anterior, aquella fiesta, esas agujas. Decidió volver a su país y contar su situación a familia y amigos. Un compañero suyo de la primaria le preguntó si no tenía ganas de ayudarlos en el laburo. Desde el 2007, la Intendencia la manejaba un pibe bastante joven, heredero político de su padre pero con señales claras hacia algunos organismos de derechos humanos. Sebastián empezó a laburar en APDH de su ciudad dando charlas sobre HIV pero, ya con 26 años y el título de abogado, es la mano derecha del abogado que patrocina las causas por desaparición forzada de personas durante la dictadura.
10. A pesar de que tiene nombre, le dicen Jiménez. A pesar de que su apellido es Acuña, le dicen Jiménez. A Jiménez le dicen así porque tenía un perro que lo acompañaba a todos lados, y se llamaba, a pesar de ser un perro, Jiménez. El perro murió hace tiempo y sus amigos lo homenajean así: endilgándole el nombre a su dueño. Jiménez tiene 24 años, es asmático y periodista. Su momento de estrellato en el diario provincial fue el año pasado, cuando descubrió que un el intendente de un pueblo de la provincia se lastraba fondos de una reconocida fundación católica, con la complicidad de un cura reconocido en la comunidad por su labor social. Jiménez tituló: "el extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide", por su afición a Stevenson. La nota recorrió el país, y a Jiménez le amenazaron la familia. En ese momento recibió el apoyo de algunos concejales. Jiménez no se considera haciendo política porque entiende que así el periodismo pierde su chiste, pero sabe como bajar línea, y en los asados con sus amigos, a veces, habla de las bondades del kirchnerismo.
11. Manuel cuenta 25 años y demasiadas experiencias políticas para tan poca edad. Lo convocan desde muchos lugares por su enorme talento para seducir militantes. Cuenta la leyenda que Manuel nunca dijo una puteada en una discusión política hacia afuera, pero que con los compañeros ya convencidos no pierde oportunidad para soltar todo lo que se guarda. Manuel entiende a la perfección el juego de los medios y los fines. A pesar de que Manuel labura en el Estado y comparte lo que él no llamaría jamás el proyecto, se lo ha visto antes de las elecciones charlando con militantes de base de Proyecto Sur, quejándose sobre los efectos negativos de la minería a cielo abierto. Aunque hacia adentro haya hecho un llamado a construir el giojismo K. Tiene un latiguillo que lo define y que lo suelta ante los militantes de Sabatella, Proyecto Sur, el SI y hasta algunos radicales jóvenes: "o sea, tenemos que entender que estamos todos del mismo lado". Manuel no se banca las críticas, sale de esas reuniones puteando por el celular a sus compañeros que le encajan esas tareas. Pero Manuel entiende de medios y de fines. Y les dice a casi todos que en esas pequeñas cosas tienen razón, pero que hay que pensar a largo plazo en un proyecto que los incluya a todos.
"Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."
Los Justos. Jorge Luis Borges.
Yo no puedo, ni quiero, ni sé cómo, arrogarme el derecho a representar a una franja etaria que va, ponele, de los 18 a los 25. Por eso voy a decir: en tres o cuatro mesas en las que estuve esta semana, distintas personas (Mendieta, por ejemplo, el Conurbano, Franco de UDP, también), dijeron lo mismo: el kirchnerismo tiene una deuda con los pibes que entraron a la política desde el 2003. Los pibes que entraron a militar, no están salvando al mundo. Están militando, nada más, pero sobre todo, nada menos. El kirchnerismo devolvió esa confianza en que las cosas se cambian por ahí: entregó la zanahoria a perseguir. Pero eso hay que contenerlo. A mí también me gusta la organización desde abajo, pero también hay que encuadrarla desde arriba, tirarle un guiño, aunque sea. Los pibes no están ahí, esperando que los convoquen: ya están haciendo cosas. Pero es difícil pedir perseverancia sin dar ninguna señal. De cada diez, ¿cuántos se quedan por la mística setentista? No va a ser sencillo capitalizar una militancia absolutamente dispersa atrás de Scioli, y no podés pedirle a un pibe de 22 que banque cuatro añitos a Reutemann que después te juro que volvemos. Por ahí es un error de juventud, o no, pero es generacionalmente imposible. La tráquea se ensancha con los años y las frustraciones. Mejor idea que atragantar, es contener. El que haga eso se va a llevar un premio grande.
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