Y el peronismo, en definitiva, es una nominación. Es la nominación de una identidad: el peronismo es una lucha por definir esa identidad, ser peronista es una imposibilidad. Implica ser un querer ser.
Lo más lacaniano del peronismo es el efecto retroactivo de la nominación, el carácter constitutivamente radical de nominar. Si la organización vence al tiempo, el peronismo vence la continuidad lineal del tiempo, la cuestiona. Se puede nombrar para adelante, pero también para atrás. Nombrar para atrás con el riesgo biológico de tener los ojos adelante.
El peronismo renace todo el tiempo, sí, pero se equivocan los que se concentran en el proceso biológico del nacimiento. La clave está después, la clave está cuando el parto terminó y hay que ir a ponerle el nombre.
El peronismo se define en el transcurso que va desde la negociación por el nombre del niño tres meses antes del parto, hasta el momento en que el padre llega al registro civil y lo anota. Ahí está la relación de fuerzas. Ahí está la autonomía relativa del padre. La capacidad de presión de la madre. La influencia de los abuelos. Los pequeños hermanos que aportan nombres. Los amigos. Los padrinos.
El vandorismo no fue un intento de rebautismo sino las ganas de parir un nuevo niño.
Los ´70 fueron la debacle de la nominación, la apertura de una caja de pandora: todos los parientes cercanos y lejanos corriendo picadas en la calle para llegar primero al registro civil: los choques y los encierros. El descubrimiento anárquico de que llegar segundo tampoco implicaba quedarse en el molde. Que se podría abrir el propio registro, nominar al niño como se quisiera. Perdió sentido nominar porque todo era nominar. Nombrarse fue la lucha por excelencia de los ´70.
El niño llega a los ´90 y se lo vuelve a nominar. Transformadoramente. ¿El niño sigue siendo el niño a pesar de nominarlo de otra manera? Sí. ¿El niño es otro niño por nominarlo de otra manera? También. ¿Cuál es el niño verdadero? Todos.
El kirchnerismo acaso vino a rebautizar, también, caóticamente. Hay que ver si cambió el nombre en el camino hasta el registro civil. Hay que ver a cuántos les gustó, después, el nombre que eligió, tramposo, furtivo. Hay que ver si se sostiene lo endeble: si el tiempo, ahora lineal, no acumula reproches.
Porque la nominación está siempre sostenida por la fuerza. El padre no cambia el nombre en el camino si se espera una reprimenda en casa. Si lo convencen del valor simbólico de un nombre, la nominación se sostiene con más efectividad en el tiempo. También la persuasión vence mejor al tiempo. Es gramsciano, también, nominar. La pata consensual de la violencia en última instancia.
8 comentarios:
Conmovedor derroche de palabras, destinado, claro esta, a construir un halo mistico (vos decime si es redundante) en torno a la figura del "peronista" para ocultar la patetica verdad: el peronista es, o un idiota mediocre incapaz de razonar, o lo anterior agregandole el sustantivo/adjetivo "asesino".
En cualquier caso, y dado que pareces estar enamorado de las frases sentenciosas (wow, super discusion puede generar ese sencillo enunciado), debe desaparecer.
Si es posible, y esto va a encantarte, retroactivamente.
Es lo que quise decir pero a veces no encuentro las palabras y mando fruta.
Bueh..
Leguè acà por casualidad. No te voy a decir que me gustò tu blog, te voy a decir que me enamoraste..
Serà que uno està acostumbrado a las mismas cabezas de siempre y una distinta llama la atenciòn.. O serà otra cosa.
Saludos
Muy, muy bueno.. Interesante la forma de describir una historia tan complicada, tan compleja, tan llena de idas y vueltas, y que siempre comparte el mismo nombre, o parece, o nose. Muy bueno.
El peronismo?
JA
Y Ud., io, que está tan esclarecido, además de tratarnos de idiotas y asesinos... ilúminenos con su sabiduría política!!! Pero andá a esclarecerte el orto, mamerto!
Excelente texto, Tomás.
Definitivamente coincido con Io (no sé si eso es bueno o malo :P), y, definitivamente, debo escribir esa idea que tengo de que como el peronismo ha pasado a ser todo, el peronismo es la nada misma, y la idea sería dejar de ser peronistas para hacer peronismos. Abrazo.
No es joda este blog eh. Saludos
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