20/11/08

Muerte de un chatarrero


Hace un par de semanas, cuando la inseguridad ya era un tema de la agenda, en Olavarría aparecía muerto Francisco Irigoyen, un chatarrero. Fue asesinado, tenía un puntazo y un corte en la garganta. Nadie sabe, todavía hoy, los motivos. El caso tiene todos los condimentos que le gustan a la prensa: un muerto, violencia, misterio, desaparición del asesino, móviles inexistentes. Pero era chatarrero y los crímenes pagan mediáticamente si hay títulos de grado: los muertos por la inseguridad tienen que ser ingenieros, o hijos de. De esa manera, es posible poner en alerta a toda la ciudadanía: porque si murió un ingeniero puede morir cualquiera, imagínese.

La muerte del chatarrero no duró un día en la agenda mediática de Olavarría. No hubo una sola marcha, una sola vela blanca, un reclamo a la Justicia. No circulan por la tele las fotos del chatarrero festejando la Navidad con su familia. No sé si la tenía: porque nadie sabe nada del chatarrero, como sabemos tanto de otras víctimas. La Iglesia no le pidió nada a la clase política, y la clase política no pidió que bajen la edad de imputabilidad de nadie. Nadie dijo que así no se puede seguir viviendo. Todos siguen pensando que con la muerte de un chatarrero todavía se puede convivir. Es una forma aggiornada del algo habrá hecho: la muerte del chatarrero no afecta, porque no está implícito el peligro. El chatarrero fue salvajemente asesinado, sí, pero seguramente tuvo algo que ver con su calidad de chatarrero.

Generalmente, cada vez que alguien intenta decir que el reclamo por la seguridad es un reclamo clasista, en seguida alguien nos dice que estamos ciegos y que no vemos que los que reclaman son clase media baja, y baja. Yo comparto: la inseguridad la sufren primero y constantemente las clases populares. El problema es que la puesta en agenda del tema, y -lo que me preocupa más- las posibles tomas de decisión respecto de la cuestión, problematiza la cuestión apenas la cosa toca de cerca a las clases medias y altas. Que lo sufren, seguramente, y que tienen derecho a no sufrirlo y reclamar porque no suceda: totalmente de acuerdo. La inseguridad existe, hay que hacerse cargo del problema, urgente. Que la única solución planteada hasta ahora sea la baja en la edad de imputabilidad es una señal de que algunos sectores lograron instalar los términos del debate como pretendían. Y debimos haber aprendido de la 125 que ahí está la mitad de la pelea.

3 comentarios:

sil dijo...

Tomas. Los medios instalan los temas y eligen los muertos buenos y los intrascendentes. Aunque la inseguridad es un problema de todos, la muerte de un "ingeniero", como todos losmedios repetían como si el título lo hubiera hecho diferente no hace más que marcar las diferencias de clase que se van profundizando. E intentan apoyar un discurso demano dura que nadie se atreve a pedir en el gobierno, pero que lo tienen en la punta de la lengua. Y si siguen bajando la edad de imputabilidad van a llegar a las cunas y no habrán resuelto el problema...
Por que lo que hay es mucha declaración pero pocas soluciones... Por que sin atacar la pobreza y la educación pobre esto seguirá... Hay demasiados pobres machacados todos los días por la publicidad para ricos, demasiados jóvenes sin futuro, demasiados chicos que creen que la vida vale robar un par de zapatillas o un celular. Mientras no revirtamos eso, las cosas se pondrán peor. Y no alcanzarán las rejas ni los barrios cerrados. Lo lamentable es que no harán una revolución (que ni saben que es)sino un asalto al poder para despues matarse entre ellos por una Nike. Me puse horrible, y no queria escribir estas cosas... pero la falta de política, de ideología y de políticos que encausen este despelote me pone de veras esceptica sobre el futuro.

Tomás dijo...

De acuerdo en algunas cosas.

Ojo con la falta de política e ideología: también es una forma de hacer política. Cuando alguno esté diciendo que lo mío es gestión gestión trabajo trabajo administrar administrar y nada más... está diciendo mucho más.

El Canilla dijo...

La muerte es útil si sirve a un propósito.
Los medios rescatan y revalorizan las muertes de los ingenieros o de los hijos de los ingenieros(...) porque son útiles a su propósito ideológico.
El efecto venenoso de la producción de "sentido común" ya lo conocemos, la pregunta es si podemos oponernos a ellos, como clase, ya que no tenemos los mismos recursos económicos.