Hay que aprovechar las bondades del fútbol de verano. Un fútbol que, increíblemente, nos permite por ejemplo charlar encima del relato, y abordar tópicos que durante cualquier otro partido de fútbol no veraniego sería motivo de repudio internacional. Sin embargo, no todo puede ser un
viva la Pepa. Un partido de fútbol, amén de sus condiciones espacio-temporales, sigue siendo un partido de fútbol, que requiere de ciertas estructuras que mejoren la calidad de recepción del espectador. Es por es que el desarrollo de la observación de un partido de fútbol veraniego debe dividirse en cinco estaciones temporales, con sus respectivas licencias y prohibiciones:
Diez minutos antes del partido. No se habla de fútbol. A mirar fútbol de verano se llega quince, diez minutos antes de que empiece el partido, a menos que uno sea el desafortunado que debió acompañar al dueño de casa a hacer las compras para, posiblemente, el asado (el asado no es condición sine qua non para el fútbol de verano, que puede acompañarse con pizza, empanadas o abundante picada). Dos minutos antes de que empiece el partido, o sea cuando Fox Sports cumple con su contrato de filmar a aquellos que abonaron para ser filmados en la tribuna, se puede preguntar si juega este, o el otro y, como mucho, el resultado de partidos de verano anteriores. Es como un “previously... on fútbol de verano”. No más. Este tiempo puede aprovecharse para resumir las últimas novedades de la vida social de los participantes, del tipo “X se peleó con Z”, “me compré una casa”, “me voy a vivir a Dubai” o “aprendí a comprar cosas en Mercado Libre y tengo la casa llena de giladas, ayer me compré una cajita musical que canta la marcha”. Los enunciados deben ser de carácter asertivo, y no buscan plantear un debate, sino comunicar un estado de situación que no es permeable a opiniones de terceros.
Minuto 00:00 a minuto 25:00. Momento de revisar el pasado. Se habla del año anterior de cada jugador que toca la pelota. Se recuerdan los mejores goles de torneos de verano, ya que se tiene fresquito del especial de fin de año de TyC Sports. Espacio para rememorar los mejores clásicos de verano. En este período de tiempo, todavía están permitidos los temas ajenos al fútbol. Es, también, un gran momento para repasar el listado de botineras en relación al jugador de fútbol que toca el balón. La forma de introducir este tema es el siguiente: X realiza un comentario sobre las escasas capacidades futbolísticas de Y. Z, entonces, destruye el argumento a la voz de: “sí, pero mirá que Y se comía a Q” (siendo X un hincha del rival del jugador Y; Y, generalmente, suele ser un delantero lagunero o un defensor burro; Z, hincha fanático del equipo de Y que banca hasta los romances de sus jugadores; y Q, modelo o vedette cercana al mundo de la noche). Este es el espacio diseñado por dios santísimo padre para convertirnos, al menos por un momento, en potencial panelista del extraordinario “Programa de Fantino”, y poner al tanto a nuestros amigos de pases caídos, piñas entre compañeros en el entrenamiento, afanos de cajas o venta explícita de dirigentes. También se puede discutir la sexualidad de los jugadores, sin que esto implique ningún tipo de discriminación. El debate es respetuoso y hace al relajamiento del fútbol de verano. Si hay un tema a hablar que no pudiese haber sido zanjado en la previa al partido, utilícese este momento para darlo por saldado definitivamente, recordando siempre evitar caer en la subjetividad que lleve a largas discusiones. Es cierto que se puede interrumpir el relato. Es más cierto, todavía, que un partido de fútbol no puede “quedar de fondo”, siendo la escenografía de una discusión sobre sentimentalismos y otras yerbas.
Minuto 25:00 a minuto 45:00. Momento exacto para el personaje estelar del loco mundo del fútbol de verano: el experto en juveniles. El fútbol de verano es el lugar propicio para que los equipos prueben a sus juveniles, y todo grupo de amigos tiene a su experto en la materia. Fanático, enfermo del fútbol, nuestro amigo experto en juveniles vió a Saviola 2 años de que debute, siguió la carrera de Sixto Peralta desde la CAI y bancó desde la primera hora al, en ese momento, “pibe Battaglia”. De la misma forma, el experto en juveniles niega el talento de cualquier jugador que él no haya visto primero. Generalmente mira los resúmenes de las divisiones inferiores que pasan en ESPN, y maneja mucha data de los clubes originarios de cada jugador. El experto en juveniles encuentra su momento de esplendor en el fútbol de verano, y desde acá bancamos a esta clase de enfermos, aunque dedique casi la mitad del partido a recordar que jugadores identificados con un club, en verdad salieron originariamente de otros (y cita casi siempre los mismos casos, a saber: que el Beto Marcico salió de Ferro, que el Conejo Tarantini salió de Boca, que Mercier debutó en Flandria o que Trezeguet salió de Platense – de hecho, el experto en juveniles banca mucho las inferiores de Platense, contra el sentido común que reivindica la cantera de Argentinos). También sabe muchas historias de jugadores que se probaron en un club y fueron rechazados. En estos últimos diez minutos del primer tiempo, suele recurrir el tema del juvenil que todavía no explotó. La media gusta de burlarse de esta clase de personajes, alabados por el experto en juveniles el verano anterior, que la pisaron dos veces en el estadio de Mar del Plata y fueron tapa de Olé, con la familia contando los sueños de futbolista del pibe. Ese es el momento donde un valiente no permite semejante afrenta y empuña, orgulloso, la reductio ad Francescolim. Así como la reductio ad Hitlerum es la falacia lógica por la cual “Hitler apoyaba X, luego X es malo”, la reductio ad Francescolim funciona de la siguiente manera: primero, se explica el dato de que Francescoli “fue resistido todo el primer año que jugó en River y después fue ídolo”. De ahí, se realiza la inferencia de que cualquiera que sea un poco resistido puede luego transformarse en ídolo, y se cierra toda clase de debate posible, ya que existe la condición futura de que un lagunero insultado por todo el estadio durante un año, sea el próximo Francescoli. Llevado al extremo, la falacia llega a poner como condición de posibilidad para volverse ídolo, ser insultado previamente un año por la hinchada (y se contrasta contra el síndrome Fonseca, que veremos más adelante).
Minuto 45:00 a minuto 80:00. En estos minutos, se definen todos los partidos de verano. Se puede hablar, todavía, de temas triviales, aunque con cierta tensa calma. Comienzan las tímidas especulaciones sobre jugadores que debieron haber sido incorporados y, más divertido, aquellos que fueron comprados sin ninguna necesidad (las especulaciones sobre las razones por las cuales se hicieron estas adquisiciones retrotraen la situación a una especie de Programa de Fantino amateur). Si la comida es asado, es el momento para servirlo (la picada, por ejemplo, si es exclusiva, debe durar todo el partido, con reposiciones a los 35 min, en el entretiempo y a los 50 min. No se pedirá helado, nunca, antes que termine el partido). Es tiempo, todavía, de diálogos y consensos. Se puede alabar jugadores ajenos, y los riverplatenses riquelmistas podemos bancarlo (aunque lo hacemos todo el año, dicho sea de paso, porque nos rompe las bolas eso de que “no es el momento”... en todos los órdenes de la vida. Pero bancar más de un jugador de otro club, que no sea un enganche, un arquerazo o un goleador, es de puto, sin que esta palabra signifique ningún tipo de discriminación sobre la elección sexual de nadie, sino que es un concepto futbolístico más amplio. Y bancar un defensor rival, debería significar la inscripción automática en Soñando por bailar). Es la última oportunidad para repasar leyes del fútbol de verano, a saber:
- hacer el primer gol de tu carrera en un superclásico de verano te condena por el resto de la eternidad, en una suerte de pacto implícito con el diablo (ver el caso Fonseca, Daniel: capítulo uno, le hace
un gol a Boca en torneo de verano -golazo-; capítulo dos, dos meses después,
muerte de su carrera);
- ganar todos los partidos del fútbol de verano también es piedra;
- los partidos de verano son "muy importantes anímicamente para arrancar bien el año" si tu equipo gana, y "un entrenamiento sin importancia" si tu equipo pierde. Esta discusión, si bien hay que darla en todos los partidos, es irresoluble, y debe ser encarada con total seriedad y enarbolando argumentos y estadísticas que sostengan cada una de las posiciones;
- el único puesto que se decide verdaderamente en el verano es el arquero;
- los relatos de partidos de verano son increíblemente superiores a los del fútbol normal. (Aclaración: No tengo hijos por los que cobrar la AUH; (aún) no tengo causas que hayan llegado a la Corte Suprema; no estoy en edad de disfrutar de mi jubilación estatal, ni tengo planeado casarme con nadie de mi mismo sexo. Es decir, disfruto los beneficios del kirchnerismo de manera abstracta, y por el bienestar que produjo en nosotros, la clase media. Pero si hay una política pública que yo militaría fervientemente, y que lo hago estando ahí todos los domingos, es el Fútbol para todos, porque ha modificado materialmente mi vida, tras años de ostracismo, refugiado en la radio luego de negarme a abonar el codificado por principios morales. Y, sin embargo, creo que debemos seguir profundizando el modelo, y en Mí política pública, eso se traduce en mejorar la calidad de los relatos futboleros. Es una tragedia que la política pública que me hizo abrazar definitivamente este proceso político por momentos me haga extrañar a Niembro y Closs. Lo siento. A excepción de Araujo, la derecha relata mucho mejor el fútbol, hasta ahora. Desafío para el 2011, compañeros y compañeras);
- ir a la cancha a ver un partido de verano es una variación de ir al teatro o el cine y, por lo tanto, debería llamarse de una forma diferente al “ir a la cancha” de fútbol normal;
- el fútbol de verano es más importante que: a) cualquier evento final de cualquier otro deporte, incluídos finales de NBA y grand slams; b) mundiales de juveniles post-Pekerman; c) ligas extranjeras (excepto partidos del Barcelona); d) partidos oficiales de la B Nacional y e) el Showball. Ninguna película o programa de televisión es más importante que el fútbol de verano.
Minuto 80:00 a 90:00. Resultado puesto. Breve análisis del devenir de los acontecimientos y elección de la figura, al mismo tiempo que Fox elige a la suya. Se evita la cargada al equipo rival, hasta que termine el encuentro, luego se permite durante un breve período de tiempo. Lo importante de estos diez minutos, sin embargo, es el futuro. Los diez minutos finales del último partido de verano, juegue quien juegue, deben ser considerados parte del Torneo de Primera División del Fútbol Argentino, y se aplica toda la reglamentación correspondiente, a excepción del silencio sepulcral. Se pueden debatir las posibilidades de los equipos de cara al torneo. Se hace un repaso a vuelo de pájaro sobre los equipos bien reforzados y aquellos que incorporaron poco. Se permiten los pronósticos, y tienen prioridad para el uso de la palabra aquellos sujetos que conozcan de antemano el fixture con la primera fecha del torneo oficial.