21/9/10

Selling Hume: La Maniobra

Nuestro amigo Selling Hume, el Jorge Asís Nac&pop (a quien tal vez recuerden de crónicas como esta, o esta otra), nos envía una crónica. Ya está medicado.

La Maniobra

escribe Selling Hume,
especial para Burbujas.

Tío Cámpora, querido,

Ingresó a la clínica Los Arcos, El Loco, desvariando. Sin lugar para debilidades, afirmaba, exigía no ser antestesiado. El Loco, dicen, no confía en la vigilia. El matrimonio no duerme, en tanto que matrimonio. Las pocas veces que lo hacen al mismo tiempo, empastillan a Zannini para que se mantenga despierto. Pero el plan no fue, nunca, operarse, sino esconder. La política argentina es, tío Cámpora querido, fundacional. Exige, en todo momento, construir cimientos novedosos. Estar en la palestra es prometer. Prometer, tío Cámpora querido, y dar golpes de efecto mediáticos. Hacia ello está dirigida La Maniobra.

Cocodrilos

Desde el búnker PRO sostienen, angustiados, la autoría intelectual de La Maniobra. Describen al kirchnerismo como una red de espías intelectuales dedicados full time a hacerse con los estandartes de sus enemigos. Presentarlos como propios.

Fuentes nos asegura que es cierto.

Que la idea surgió de la línea Durán Twitter del macrismo, comandada por Peña y Michetti, en uno de los viajes que los jovenes líderes emprenden para averiguar qué es ser un joven líder según las consultoras internacionales que venden ese paquete. Retiros empresariales, los llama peyorativamente Larreta, el Electricista del Challenger. Surgió de una de esas visitas a Chile, donde una serie de powerpoints, el opio 2.0 del político new age, mostraba el desempeño de Piñera, el Neomontonero, durante el conflicto por los mineros atrapados.

“Mrcio, tmos q hcr 1 drrmbe c vos rsctndo”. El mensajito, brillante, de Peña a Mauricio Macri. Un derrumbe en la Ciudad de Buenos Aires, con Mauricio Macri como estrella rescatista. La línea Durán Twitter, tío Cámpora querido, formuló la presentación en las reuniones gabinetales de Bolívar 1, a las que el binomio Bullrich-Larreta acepta ir sólo para intercambiar posteriores insultos denigrantes sobre los participantes.

La Maniobra, de alto impacto mediático, exigía dos condiciones: derrumbes con sujetos atrapados bajo tierra, y la presencia del Jefe de Gobierno en la superficie, al mando del Rescate. Un Jefe de Gobierno a quien las hordas del kirchnerismo comienzan a denominar “el indígena precolombino de la capital boliviana”. O, resumidamente, El IncaPaz. Pero la coordinación exige trabajo, y la línea Durán Twitter acaba de inaugurar una nueva fase en el marxismo. A cada cual, según la hora en que se levanta. La línea Durán Twitter no pudo garantizar, nunca, la confluencia de las variables “derrumbe” y “presencia en la Ciudad del IncaPaz”. Porque el Inca, dice Fuentes, se levanta todos los días, gaudizado, al grito de “qué mal que la estoy pasando”. No sabe, el IncaPaz, que contra El Loco hace falta más que “hacer las cosas bien en vez de mal”.

Se sabe, tío Cámpora querido, que cocodrilo que se levanta después de las diez de la mañana, es materia prima para encuadernar los libros de balances del Loco.

Internaciones

La Maniobra, tío Cámpora querido, fue recogida por el kirchnerismo y rediseñada artísticamente. Fue el sábado, ese sábado de la internación en Los Arcos, que El Loco pidió el teléfono de Diqui James, el Director del Operativo Bicentenario Feliz, y le propuso la puesta en escena. Un derrumbe artístico, planificado hasta el tuétano.

En Balcarce 50 comenzaron los castings. Buscan “representar” el kirchnerismo, enterrar bajo cient cincuenta metros de escombros, lo que consideran una fotografía de la sociedad que erigieron. La internación de Néstor Kirchner, no fue sino la charla técnica, el Guayaquil, de Diqui James y El Loco. Patagónico, reniega del powerpoint. O lo desconoce, quizás. En una hoja de cuaderno Gloria, El Loco anotó los personajes. Fuentes la transcribió:

Un niño beneficiario de la AUH.
Un empresario que recibe subsidios.
Un nieto recuperado.
Una pareja de personas del mismo sexo.
Un represor.
Un ruralista.
Su peón rural.
Héctor Magnetto.
Un censurado.
Un trabajador en blanco.
Orlando Barone.
Un bloggero.

Y algunas directivas. El Loco quiere tener contacto directo con cada uno de los Atrapados. Dirigirlos. Así se creará, tío Cámpora querido, un reality show extraordinario. La discusión del modelo bajo ciento cincuenta metros de tierra. Transmitido en vivo por cadena nacional, todos los días. Con El Loco en la superficie digitando, más que el rescate, la exposición o el ocultamiento de los personajes. Que relatarán sus vidas pero que, en verdad, debatirán el kirchnerismo a flor de piel. La Maniobra puede llegar a abrir un nuevo proceso en la historia argentina. Donde todo lo que ocurra sea mentira. Pero no mentira en tanto que interpretación distinta. Mentira en tanto que sucesos ficticios. Puestas en escenas.

El último golpe de efecto del Loco, en busca de Eldorado de los 40 puntos. La política es, tío Cámpora querido, fundacional. El Loco lo sabe, como nadie. Necesita una Hepatalgina de Épica.

Timote Park

El Luna Park fue el último encuentro entre las juventudes y un Néstor Kirchner que lucía pálido, cansado, como en el final de una película. Las transmisiones de televisión, los periodistas presentes y los militantes al paso compraron esa imagen, y se retiraron entre dudas del Luna. Pero los más convencidos entonaron algunos cánticos más, permaneciendo en las instalaciones hasta casi una hora después.

Cuando El Loco, tío Cámpora querido, volvió al escenario. Ante la sorpresa de los presentes. Como esas películas con doble final, no aptas para precoces escapistas de cine.

Y allí les relató, a los jovenes entusiastas, la Maniobra. Que, les dijo, los incluía. Néstor Kirchner formó, en ese instante, un comando de operaciones especiales de la juventud. A la que bautizó, irónico y cruel, La Valfierno. Porque El Loco no está tan desquiciado como para enterrar a Héctor Magnetto, el Colisionador de Carruseles, y darle prensa durante días. No va a enterrar al Colisionador, sino a un doble.

La Valfierno, tío Cámpora querido, secuestrará en los próximos días a Magnetto. Pero, como Valfierno, no venderá el objeto original de su robo, sino copias. Que florezcan mil Magnettos, bromeó El Loco. Uno de ellos, el más especial, el más preparado, actuará como el CEO de Clarín en La Maniobra. Discutirá apasionadamente, por ejemplo, con Orlando Barone. A quien El Loco planea no avisarle que se trata de una puesta en escena.

Porque lo mejor de Barone, tío Cámpora querido, es que es de verdad.

Fuentes nos confirma que ese Magnetto -encarnado por el referí Luis Olivetto, a quien La Valfierno ya atemorizó hasta hacerle podar esos legendarios rulos para dar CEO de Clarín -realizará todo tipo de acciones malévolas bajo tierra, apoderándose de los alimentos que le corresponden, en especial, a mujeres y niños. Construirá un monstruo popular, uno que salga del micro clima y se convierta en El Malo del Que Se Habla en la Oficina. El Loco quiere que los niños jueguen a ser Magnetto y golpeen a sus compañeritos de colegio para apropiarse de sus cartucheras.

La política, tío Cámpora querido, es el arte de construir a los Otros.

El Loco planea que, dos semanas antes de las elecciones, uno de los enterrados logre salir a la superficie, su cara maquillada de tierra, sus tez pálida, y diga, en cadena nacional:

“Somos K, los trece”.

Tío Cámpora querido, si lo ve por allí dígale al Dr. Alberdi que, a su pesar, las leyes que rigen la política argentina no son las suyas, sino la de un viejo físico inglés que tal vez deambule por ese mismo Cielo. Salude, de mi parte, al Dr. Isaac Newton. Dígale que esa jodita que inventó de la gravedad, aquí la tomamos como bandera y la llevamos a la victoria. En política, tío Cámpora querido, todo -tarde o temprano- se derrumba.

1 comentario:

Almita dijo...

Ex-ce-len-te. Primera vez en muchísimos tiempo que imprimo algo para leerlo en soporte papel, porque se lo merece.
Aplausos, muy bueno.
Mis felicitaciones.