29/3/10

Código de convivencia

"El Gobierno porteño planea prohibir la actividad de los "trapitos" y "limpiavidrios". Se propone pena de arresto (1 a 5 días) o multa (200 a 2000$)."

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me encantaria ver como evitan los que te cobran 30 mangos en el river - boca...

Anónimo dijo...

pero está bien, que lo hagan. Va ser una forma palpable para el votante de Macri vea lo ineficaz que es Mauricio.

Leila Luna (ex Cosas dichas) dijo...

Voy a tirar mi visión de 700 km al medio (again):
Hoy lo veía a Montenegro así de pasada en un zapping donde explicaba que esto (lo de los limpiavidrios y los trapitos) era parte de un "plan que se viene gestionando desde que Macri asumió porque es la manera de hacer la ciudad que ellos proponen y la gente votó".
No sé si la cita es textual pero sí puedo decir con certeza metodológica que las palabras: plan, gestión y gente, fueron los significantes elegidos en el discurso.
Hace un tiempo (en la época que tenía compu propia) hablé de un concepto (propio, obvio) que definía la reacción de los sectores progresistas porteños y por extensión nacionales ante la gestión que tienen los que están Haciendo Buenos Aires. El concepto era "la fetichización del mal". Y se lee así: las políticas de "gestión" que implementa el gobierno porteño son parte de una concepción de política y de ciudad definida y asumida explícitamente por sus funcionarios. El código de convivencia, las acciones contra los trapitos y limpiavidrios, las Taser, la UCEP, las unidades penitenciarias en los parques, la designación de Posse, la censura en los materiales de educación para el Bicentenario que hace Bullrich, la criminalización de la protesta, la figura de Fino Palacios, la Policía metropolitana misma! son eslabones (en términos de Bakhtine aggiornado con Gramsci y Castoriadis) que definen esa forma de hacer política y de hacer una ciudad.
No hay sorpresas en esto: son perfectamente coherentes con su visión y la llevan a cabo.
Ahora, los sectores progresistas que se horrorizan ante estos eslabones no hacen más que tomar fetiches de la política de la CABA encarnada en el PRO. Así como la crítica que hacía Hannah Arendt cuando en los procesos de Nuremberg pudo visualizar la "banalización del mal" (que también es una estrategia común por estos lares en los sectores del progresismo blanco cuando analiza los juicios a los responsables de la dictadura y dice "pero si son unos viejitos"-criterio que la Cámara de Casación está tentada de aplicar)en este caso, no existe banalización pero sí una centralidad en criticar y cuestionar "objetos", incluso signos aislados que no pueden estructurar en una lógica que es claramente cuestionable. (algo así como que el pino les tapa el bosque en lenguaje de barrio y si Ud quiere con doble sentido).
Y uno puede ir más allá y preguntarse, "che ¿y esta visión a cuento de qué viene?" o quedarse despotricando porque Mauricio es un niño malcriado.
Quizás por mis lecturas recientes, arriesgaría la relación entre los Chicago Boy´s y los New York boy´s o lo que es lo mismo: un Estado se achica en su capacidad de regulación económica pero se fortalece en sus funciones coercitivas dando lugar al estado penal (el de Giuliani). Estadísticas, análisis de plataformas, líneas comparativas entre 1990 y 2010. Eso.

Un abrazo


PS: pucha, esto es un comment con largo de post!