Carta Abierta: El Clima Succionante

Los amigos de Carta Abierta debatieron sobre la frase de Diego Armando Maradona,
y emitieron este documento.

"Carta Abierta Nro 10. El Clima Succionante.

Toda posición de sujeto, en verdad, es el efecto de una determinación estructural: "que la sigan chupando", mencionado en ese lugar, en ese espacio, donde la succión como expresión de un momento sexual había desaparecido, representa la contradicción plena que la deconstrucción derridiana viene a elevar como metodología teórica, filosófica casi. Es esa determinación estructural la que, deconstructivamente, resulta esencialmente indecidible: sugerir que "te la chupen" es el momento decisional por excelencia, lo que Jacques Derrida entiende como "un momento finito de urgencia y precipitación, no puede ser el efecto de un momento histórico o teórico, es la interrupción de la deliberación jurídica, ética o política que lo precede: es una instancia de locura". Acaso Diego Armando Maradona, el sujeto de la locura, se constituya como la huella de la dislocación de esa estructura, mostrando su contingencia, rompiendo con un esquema que desnuda la contingencia de lo que se pensaba determinado. La exigencia de succión, también, es el nacimiento de "El Sujeto": no había sujeto hasta que la estructura no fue demolida, discutida en sus márgenes, atravesada, por no decir, a los efectos de no perder la seriedad del planteo, penetrada.

El planteo maradoniano es deudor del último Heidegger, del Heidegger que en "De camino al habla" instala al lenguaje como el verdadero sujeto del discurso. "No hablamos el lenguaje sino que él nos habla", dice el filósofo alemán; hay allí una apropiación de una realidad, mediada por la construcción de los lenguajes, y en tal sentido, limitada por la incomprensión de sus propios prejuicios. Porque es la distancia, nuevamente con Heidegger, la que permite ese tipo de conocimiento: la distancia genealógica foucaultiana. ¿Acaso debemos pedirle al director técnico de la Selección, una revisión de la sedimentación del lenguaje cada vez que, por caso, deba contestarle una pregunta a Toti Passman?, ¿es merecedor, digamos, Toti Passman, de un ejercicio del propio cuestionamiento del yoísmo, ante cada conferencia de prensa en la Afa? Digamos que, en términos heideggerianos, y en la relectura foucaultiana, el lenguaje es también aquello que no se dice. No se dice que el planteo de succión es a un periodista bastante churro, de barbita candado y con ojitos celestes: hay allí, por omisión, un momento de funcionalidad estética. ¿Por qué no se le pide a Macaya Márquez que la siga chupando?, ¿por qué se establece una frontera de exclusión con los periodistas de la tercera edad?

Pero si el lenguaje implica una creación, si las palabras elegidas por el técnico -repetimos: "Que la sigan chupando"- referencian una presencia, o la creación al menos de una posible presencia futura, existe por detrás de esa idea la voluntad transformadora del propio dialecto. Es, entonces, el anti-descriptivismo de Maradona lo que lo pone en la picota de la opinión pública. Cuando el técnico de la Selección, insisto, expresa su voluntad de que "La Sigan Chupando", en verdad antes que proponer una relación sexual con Toti, intenta zanjar un debate que, a priori, parece ajeno. Es su voluntad de adherir a la lectura de Zizek sobre Lacan, aquello de que el nombre de una cosa da cuenta de un objeto en tanto bautismo primigenio, es decir, la nominación como acto político radical es la constitución de una identidad, asegurando de esa manera el efecto retroactivo de una nominación, y volcando sobre el nombre el peso de la identidad del objeto. Si esto es cierto, si seguir chupándola ya no significará hoy lo que quería decir hace dos semanas, entonces la nominación ya no es, con Zizek, un puro juego de atribución de nombres como establece la mitología cristiana, sino una construcción discursiva del objeto mismo.

En esta exaltación mediática de una supuesta grosería como una simple enunciación de una incorrección, los aparatos ideológicos que, haciéndosela chupar a Althusser, han dejado de pertenecer al Estado en su mayoría, opacan los efectos no deseados por la concentración monopólica, los disparadores filosóficos que plantean debates en el terreno social. Que la sigan chupando rompe los límites, y el peligro lo constituye el Clima Succionante, la instalación de una opacidad en las fronteras de lo real, como quien apaga las luces de sus límites geográficos a los fines de contener a sus ciudadanos allí dentro. El peligro de hoy es el Clima Succionante de la homogeneidad discursiva."

(Sólo pido un poco de humor, que nadie se enoje, bancamos a C.A.).