Fue lo más cercano que estuve a sentirme Rolando Graña. El Hincha Encapuchado me recibe en su despacho, es amplio, las paredes color pastel, algunos posters viejos, mayoritariamente de El Gráfico, la luz es bajísima. Es viernes en la mañana y El Hincha Encapuchado todavía permanece en estado de shock. Charlamos sobre generalidades, me manifiesta sus preferencias respecto al vice de Cristina Fernández y me ofrece algunas bebidas. Sabe que el tema está definido de antemano pero, como un niño en la sala de espera de un doctor, inventa un mundo imaginario donde él no es él. Donde El Hincha Encapuchado no es el sujeto que agujereó el alambrado para interpelar de forma violenta a los jugadores de River en medio del partido. Los minutos pasan, la situación es cada vez más tensa. Llegué hasta allí con una venda en los ojos, uno de sus asistentes me pidió amablemente que me la colocara. Los postigos de las ventanas están cerrados para que no pueda identificar el lugar. El Ninja, como se le conoce desde hace unas pocas horas, termina de divagar, pone sus manos sobre el amplio escritorio, me mira fijo a la cara y me espeta:
- Entonces hice lo que tenía que hacer – asevera, como quien viene de una conversación interna, como si hubiese tenido ensayada la respuesta a una pregunta que no hice.
- Conmigo no, Ninja – le digo de todas maneras, quizás haciendome con algo más de confianza de la que debía. El Ninja empuña algún tipo de arma, de la cual no puedo dar más precisiones que éstas: si tira del gatillo sobre el que posa el dedo, tengo altas chances de recibir una bala en el lugar donde Estenssoro tiene un sueño (a saber: entre ceja y ceja).
- Claro, con Obama fuiste condescendiente porque te recibió en la Casa Blanca, pedazo de pancho – el “pedazo de pancho” final me desconcierta, pero intento concentrarme en su argumento anterior que es, por cierto, bueno.
- No fui condescendiente. Creo de hecho que violó la soberanía de un país, que...
- Mirá, gato – deja el revólver sobre la mesa, y su ofensivo “gato” me resulta menos amenazador – yo leo tu blog.
- Gracias – pretendo un acuerdo que salve mi vida.
- Gracias las pelotas, cabeza de tacho – no accede, intuyo, a mi propuesta de acuerdo -. Yo leo tu blog y vos dijiste que la excepcionalidad es constitutiva.
- No lo dije yo, lo habrá dicho Schmitt, en todo caso.
- Me importa un carajo quién lo dijo, si hace falta lo traemos al lavataper ese acá también.
- Se te va a complicar.
- No me tomés el pelo – acaricia el revólver.
- ¿Querés que justifique lo que hiciste? Lo justifico – él asiente, pero me sale el eppur si muove de adentro – …después de todo vos tenés el arma. El Ninja estaba enfundando su pistola y dispuesto a dar por terminada la conversación, cuando se vuelve, mi justificación sobre su legitimidad por el monopolio de la violencia no termina de convencerlo. El Ninja, parece, tiene una concepción más gramsciana que la simpleza weberiana del arma en su zurda.
- No. Así no – retoma su posición inicial. Me pide con la mirada y el caño del arma que desarrolle la idea.
- Es la única justificación que te puedo dar. La falsa. No hay otra para entrar a un partido, interrumpirlo, agredir a tus propios jugadores. Podés inventarle una causalidad a que entraste vos y River mejoró, pero es indemostrable. River mejoró porque tenía que hacer un gol, porque quedaba menos tiempo, por veinte factores más.
- En realidad, nunca pedí que me justifiques. Tampoco que nadie entienda. Lo que hice estuvo mal porque tiene que estar mal, porque necessitas non habet legem.
- ¿Qué? - me sorprende.
- Porque la necesidad carece de ley – dice, majestuoso, cuando quiero interrumpirlo en señal de indignación. Pero entonces, continúa, schmittiano: porque a la continuidad de la Historia hay que interrumpirla de vez en cuando. Y esa ruptura es irracional, es trágica, es... – piensa la palabra adecuada – sobre todo, es y sólo es, si es incomprensible.
- Pero, aún asumiendo que eso fuera cierto, ¿quién te otorga el poder de ser el intérprete de esa necesidad de la Historia?, ¿quién te convierte en el soberano que decide sobre la excepción?
- ¿Poder?, ¿soberano? Qué putito resultaste. Acá no estamos hablando ni de poder ni de soberanía. Acá no importa la potestas sino la autorictas, papá. La soberanía se consigue, se funda en algo, no importa en qué. La soberanía es para los panchos como vos. La autoridad, en cambio, se arroga. ¿Quién me dio la autoridad para entrar y hacer eso? Nadie... yo. Todos.
- O sea que ser más pulenta que los demás te otorga la autoridad suprema – le escupo, a riesgo de perder mi vida – No disfraces la irracionalidad estúpida con lo valentía de lo constitutivo.
- No, la valentía no está ahí. La valentía existe en la irracionalidad pero no es física – se rasca la cabeza, nervioso, amaga con abandonar el diálogo, pero arremete. Algunos nacieron para ser Jesús, los salvadores, quizás para hacer el gol de la resurrección - ojalá – en el minuto 90. Es un buen papel a interpretar. Pero hay que tener la humildad suficiente, también, para animarse a ser Judas.
- ¿Vos sos Judas?
- No, Pierre Menard – se arroja, sin ironías.
- ¿Pierre Menard?
- El Pierre Menard de Judas. Yo no quiero ser otro Judas, lo cual es fácil, sino Judas.
- ¿Por qué Judas?
- Porque la existencia de Judas es contigente.
- Es mentira, sin Judas no hubiesen encontrado a Jesús.
- Esa es la mentira. ¿No encontrar a alguien?, ¿en Jerusalén en el año 0?, ¿dónde se escondía, en el cine? Judas es innecesario. Está allí sólo a efectos de graficar algo: por eso se puede ser Judas sin incurrir en una tautología. Por eso la excepción para ser verdadera, para ser una interrupción absoluta de la Historia, para que sea desgarradoramente incomprensible, tiene que venir de la autorictas y no de la potestas. Es falsa la idea que revaloriza a Judas como un emergente necesario de la estructura. Casi que todo lo contrario: Judas y yo, El Ninja, somos la potencia máxima de la agencia, la demostración empírica que la agencia se le para de manos a la estructura y la arranca los trapos, si quiere.
- Entonces querés una reivindicación de eso.
- Al contrario. Necesito el repudio absoluto para que la Historia sea. Para que haya un Judas solo que ordene la estructura. Una vez, cada 2000 años.
- No me queda claro, igual, para qué. Si Judas intervino para graficar que hay que intervenir, quiere decir que Judas existió para que existas vos... ¿me estás diciendo que a Jesús lo crucificaron para que zamarrees a Adalberto Román?
- El Barba...obra de formas misteriosas, capo.
- Y vos... ¿para qué existís?, ¿ganamos el domingo?
- No creo que yo exista para que ganemos el domingo. Veremos dentro de 2000 años...para qué existo. Por lo pronto para repudiarme si perdemos el domingo. No está nada mal, en principio.
10 comentarios:
Muy, muy groso.
Escribi mas seguido pedazo de pancho!
Alto post
Faaaa, lo dejo hecho un poroto al Subcomandante Marcos!
¿Y no te dijo que les pedia a los jugadores?
Yo arriesgo que citaba a Gramsci:
"Yo se que la razón les indica ser pesimistas dos goles abajo, pero a eso, oponganle el optimismo de la voluntad de que se lesiones cuatro o cinco de Belgrano"
¡Barrilete cósmico, maestro!
Estas loco.Genial
"Judas y yo, El Ninja, somos la potencia máxima de la agencia, la demostración empírica que la agencia se le para de manos a la estructura y la arranca los trapos, si quiere."
Paaaajarito, groso.
yo vi a riBer irse a la B
besis a el patotero V/T
q se merece este momento millonario (amenazar mujeres y niños y robar en el estado, la uba y demas no te va a sacar esta amargura)
vamos Belgrano, vamos Cordoba Pirata!!!!!
y te toco esta por ser amigo de sadicos, cinicos y delincuentes q es peor q ser gallina. no te preocupes, el poder te compensara levemente de este dolor.
digo es peor ser un sorete q ser dew river. ser amigo no tanto, es simple admiracion por los dañinos o incredulidad . queria aclararlo
DOLOR River Plate, institución central del fútbol argentino en los últimos 110 años, descendió al Torneo Nacional B hoy a las 16.55. En la conciencia de millones de hombres y mujeres la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de las pasiones que envuelven al fútbol, buena parte de la Argentina llora este símbolo de la decadencia de una institución excepcional
Genial, simplemente fusionaste la historia de la historia con el pensamiento de un tipo que no piensa, o por lo contrario, piensa mucho.
Te voy a leer más seguido.
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