Cosmovisión degennarista

Es importante para el accionar político conocer las cosmovisiones de los movimientos que la componen y que pueden mover el amperímetro de manera tan violenta. Como el caso del Víctordegennarismo, un movimiento que se las trae. Que hace mil quinientos años que, claro, se las trae. Debe estar trayendo de todo, digo, porque no llega nunca. Pero aquí van, los hechos claves del degennarismo.

- Había en Jerusalén dos carpinterías, la de Víctor De Gennaro y la de José de Nazaret. Se comentaba en el barrio que el mejor carpintero era, por el tiempo que se tomaba para arreglar cada zapato, Víctor De Gennaro. "Sí, estás dos años para que te arregle la suela, pero queda pipí cucú", decían las señoras cuando baldeaban las veredas. Se rumoreaba, también, que Víctor, a pesar de sus casi treinta años, aún no había concretado con su mujer porque "aún no era el momento de la Central". Es por ello que el Espíritu Santo descendió de los Cielos y se apareció en los sueños de Víctor para encomendarle una tarea celestial que marcaría la Historia de la Humanidad: "Víctor, hijo de la CTA, no temas recibir a tu mujer, porque lo que ha sido
engendrado en ella es del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo; y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Cuando Víctor despertó del sueño, besó en la frente a su mujer y caminó hasta el Monte Sinaí, donde pidió audiencia con el Espíritu Santo. Aparecióse el Santo, y díjole Víctor: "¿Le parece?, yo creo que todavía no es el momento para que yo sea padre, hay mucho para construir, unos zapatos por arreglar. Pero enfrente de casa hay un carpintero muy bueno, José se llama. Pregúntele a él que seguro se prende".

- En un bosque cuyo nombre no quiero recordar, tuvo lugar la fábula de la liebre y la tortuga. Resulta que, por supuesto, la CTA de Víctor de Gennaro organizó una marcha al bosque para bancar a la tortuga, que con paciencia y caminando tranquila, algún día llegaría. Tras la soberbia del conejo, que se paró a hablar y comer hierba con la ardilla, tomó un helado en lo de su primo el conejo, la tortuga finalmente ganó la carrera, como es de público conocimiento. Lo que no contó Esopo, en la fábula, es que al otro día había elecciones. Y que la liebre, por haberse acercado a charlar en el camino con los otros animales, ganó el Consejo del Bosque. La tortuga, victoriosa en una carrera que no le importaba a nadie más que a su ego, y perdedora en las elecciones, dijo en una cena con la CTA que "todavía no es el momento de pensar en candidaturas. De última yo vivo como cien años".

- Como a la Historia la escriben, claro, los vencedores, hay otra historia, la de los degennaros. Quien quiere oir, oiga: resulta que la historia oficial cuenta siempre el mismo cuentito, homogéneo y simplista. Moisés iba escapando con el pueblo israelita del ejército del faraón, se cruzó con el Mar Rojo y la complicación fue resuelta por Yahvé: "Moisés extendió su mano sobre el mar, y Yahvé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento. Los israelitas pasaron en seco por medio del mar. Las aguas les hacían de murallas a izquierda y derecha. Yahvé dijo a Moisés: extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus carros y sus caballos. Y al amanecer, el mar volvió a su lugar, de modo que los egipcios, al querer huir, se toparon con el mar: pues al volver, las aguas cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del faraón que había entrado en el mar persiguiéndolos". Pero la verdadera historia esconde las tensiones propias de los movimientos complejos. Lo cierto es que la conducción de Moisés no era indiscutida. Cuando Moisés levantó su bastón y abrió el Mar Rojo a la mitad, la mano de un joven llamado Víctor levantóse de entre la multitud y dijo: "Oh, amado Moisés, no sé si es este el momento mejor para atravesar un mar por el medio. ¿No teméis que las aguas se vuelvan sobre
nosotros?, ¿acaso ha demostrado Yahvé un compromiso total con la Central de Trabajadores Israelitas anteriormente? Yo os digo: tardaremos más y es posible que el ejército del faraón nos atrape, mas prefiero intentar rodear el mar apaciblemente que introducirme en esta aventura loca de la alteración geografica religiosa". Abucheáronle algunos desde el palco donde hablaba Moisés, y siguiéronle otros: estos fueron, como bien predijo el propio Víctor, capturados por el ejército del faraón y volvieron a su estado de esclavitud, mientras, del otro lado del mar, el pejota de Moisés les hacía pito catalán.

- En el año 1826, Víctor de Gennaro andaba armando una constituyente social en Londres, porque "ahí estaba la posta". Acertado en su diagnóstico, Víctor comenzó a reunirse con los principales dirigentes del espacio nacional y popular londinense del siglo XIX. En una de tantas reuniones, Víctor conoció a un tal George Stephenson, un maniático hiperactivo que andaba para todos lados buscando financiamento para lo que él decía "era un proyecto que transformaría el mundo". Desbordado de planos y maquetas, el ingeniero inglés se acercó hasta el líder sindical argentino para proponerle que compartieran los gastos de la construcción de una máquina que funcionaría a vapor y trasladaría grandes toneladas de materias en menor tiempo, a cambio de patentar el invento a nombre de ambos, y exportar la nueva maquinaria a la Argentina con total gratuidad y en nombre de la organización a la que pertenecía Víctor (la CTA). Calmo y con gran visión de los momentos históricos por venir, Víctor le dijo que ellos preferían ir a caballito, que tardarían un poquito más, pero seguro, seguro, algún día llegarían. "No es momento de andar
acelerando nada, George, el caballo tiene sus problemitas, pero si galopamos todos juntos, a buen ritmo, llegamos sanos y salvos al futuro", fueron las palabras magistrales del dirigente argento.

- Conocidos son los dotes musicales del bueno de Víctor. Gran compositor de música popular, y mejor baterista, el 16 de agosto de 1962 Víctor se encontraba todavía en Inglaterra discutiendo en la constituyente social que había comenzado en 1826, a ver si era o no el momento de la central. Caminaba Víctor por las calles de Liverpool en un día libre, cuando escuchó un griterío que salía de un garage:

"- Tres garcas son, tres putos garcas: vos, John, sos un careta bárbaro, ojalá que te caguen a tiros; vos Paul, que te la das de amigo de todos, y George, andá George, místico de cuarta. ¿Ringo?, ¿me cambian por un tipo que se llama Ringo y tiene esa cara de salame, encima? Por favor".

Víctor se acercó hasta el garage, cuando un sujeto llamado Peter Best daba un portazo y se iba. Curioso, preguntó a los tres muchachitos liverpoolenses qué había ocurrido. Uno de ellos, que sostenía un bajo muy bonito y lo empuñaba con la izquierda, le comentó que acaban de echar a su baterista por orden del productor, y que estaban probando a un tal Ringo, pero que tampoco los convencía mucho. Víctor De Gennaro escuchó los tres primeros acordes de una canción que se llamaba "Love me do", y se sentó, temeroso, en la batería vacía. Los tres jovenes británicos dejaron de tocar en el momento en que Víctor consiguió acompañar una canción que jamás había escuchado, sin perder jamás el ritmo e incluyendo arreglos que la mejoraban. No hizo falta callarlo: Víctor se levantó y pidió disculpas por la intromisión, ante la mirada atónita de la banda. John, el jovencito con unos anteojitos muy simpáticos, lo abrazó y le preguntó si podía ser su baterista ya. Víctor los miró pensativos y contestó: "Les pido disculpas, amigos. La verdad es que estamos armando una constituyente social en Jujuy y me tengo que ir para Argentina. Les soy sincero: no sé si este es el momento para lanzar una banda de música, creo que las condiciones no están dadas. Ojalá les vaya bien, pero es posible que a corto plazo no tengan mucho éxito".