15/12/11

El Grosso, conversaciones irreverentes con Pablo Marchetti



Extracto de mi último libro de conversaciones irreverentes con el director de la Revista Barcelona.

- OK, Barragán, dejémonos de pelotudeces. Basta de hablar de tetas, de escotes, de trolas y de imbéciles enamorados.

- Bien, me dijiste Barragán, soy Tomás. Así y todo, es lo más sensato que escribiste hasta ahora, ¿qué hacés hoy a la noche?

- Hablemos de política que es lo único que importa.

-Ah, sorry, pensé que cortaba ahí. Dale, charlemos.

- Y hablemos de todos, de los buenos y de los otros, los grandísimos hijos de rodra.

- Hablemos de todo, dale, no sea cosa que hablemos de algo y el arco se quede quieto como la vez pasada, cuando el lío era si le habían gritado esto o lo otro.

- ¿Quiénes son los buenos, Barragán?

- Otra vez Barragán, me decís. Depende, mirá, para Mateo, al principio, bienaventurados son los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Después a medida que pasa la Biblia, cuando Mateo saca una revis re canchera y pega minita en el Foro Romano, dice que bienaventurados son los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Como que se hace más de izquierda.

- Para vos, supongo que todos los del Gobierno.

- Ponele, todos.

- ¿Todos los del Gobierno?

- Todos, dije, sordo.

- ¿Estás seguro?

- Pero sí, hombre.

- ¿No hay mucho hijo de rodra aliado del Gobierno?

- Hay de todo en la viña del Señor, justamente.

- Y si considerás que sí, ¿no estaría bueno decir quiénes son?

- Se lo dejo a los valientes, que de algo tienen que laburar, pobres santos.

- ¿No sería eso saludable para el proyecto nacional y popular?

- Si mi abuela tuviera pico y alas emplumadas, ¿sería un pajarillo? Cómo saber.

- Pero vayamos un poco más allá.

- Menos mal, me daba el sol ahí.

- ¿Qué es el kirchnerismo?

- Menemismo con derechos humanos, ¿por?

- Este año, con mi colega, amiga y co-directora de Barcelona, Ingrid Beck, nos invitaron a hablar en un acto a favor de la legalización del aborto.

- Felicidades, che, ¿salió lindo?

- Allí había cuatro diputadas nacionales: dos de Libres del Sur (Cecilia Merchán y Victoria Donda), una de Nuevo Encuentro (Vilma Ibarra) y una del Frente para la Victoria, Juliana Di Tullio. ¿Quién es más kirchnerista?

- ¿Qué es, como un chiste? Mmmm, ay, no me sale. ¿Si digo algo onda “la más kirchnerista es la que se sentó contra la pared para no dejar nada a la izquierda”, tipo, gano?

- ¿Di Tullio, que está a favor del aborto? ¿O el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, que da un discurso en cadena en su provincia, rodeado de imágenes religiosas (una virgen aquí, una cruz más allá...) y hablando del “mandato de Dios” con el que Gobierna y por el que repudia el aborto?

- No, lo que hace Capitanich de separar entre buenos y malos de acuerdo a un texto místico está mal. Hay que separar entre buenos y malos, pero no así.

- Obviamente, me siento cerca de Di Tullio y lejos de Capitanich.

- Obviamente, si Di Tullio fue a la charla y Capitanich no, estabas sentado más cerca de Di Tullio y más lejos de Capitanich.

- Es más, a Di Tullio la veo como gente del palo, más allá de cualquier diferencia; en cambio Capitanich me parece un grandísimo hijo de rodra.

- Ajá. Y...¿a qué venía esto?

- Planteo esto porque jamás dijiste nada sobre ese video de Capitanich. Como tampoco te escuché decir nada sobre las amenazas, torturas y todo tipo de atrocidades cometidas por el hijo de un camión lleno de rodras que es el intendente de Merlo, Raúl Otacehé. Un hijo de rodra amplio y que no distingue entre militantes del PO, del MST, de Libres del Sur, de la UCR y hasta del Frente para la Victoria a la hora de dar palos. Por no hablar de otros grandes hijos de rodra como Gildo “Qom is dead” Insfrán. O los hijos de rodra mineros Celso Jaque, Paco Pérez y José Luis Gioja. O el hijo de rodra menem-duhaldo-hitlerista, Carlos “Mein Kampf” Soria. Pero no hace falta ir tan lejos: aquí nomás, del otro lado de la general Paz, ese otro invento de Menem, el hijo de rodra Daniel Scioli, sigue sin dar respuestas sobre la desaparición de Luciano Arruga. Y mientras tanto, lo mantiene como ministro de Seguridad de la provincia al hijo de rodra de Ricardo Casal, a pesar de las denuncias del Centro de Estudios Legales y Sociales. Sí, claro que este Gobierno ha llevado adelante grandes medidas, que comparto y celebro.

- Menos mal.

- ¿Otra vez tengo que aclarar eso?

- Una más.

- Y, por supuesto, hay mucha gente a la que quiero, respeto y admiro.

- Qué lindo eso que decís, es re importante quererse en política.

- También sé que para construir una casa siempre hace falta un poco de bosta.

- Depende, a los dos primeros chanchitos les fue para el orto con esa fórmula.

- Pero un poco. Además, no estaría mal especificar qué es la bosta, como para no manchar a los materiales nobles.

- Bueno...cómo explicártelo. Es el conjunto de desperdicios que produce el proceso de digestión, por ponernos en científicos.

- Lo que no comprendo...

- La digestión, Pablo, comés, pasa por la panza...

- ...es por qué no decís nada de todos esos hijos de rodra aliados del Gobierno y en cambio destrozás a Viki Donda, a Claudio Lozano, a Víctor de Gennaro y hasta a Pino Solanas.

- Ah, de eso.

- Podés estar en desacuerdo con ellos...

- Gracias, che.

- …pero no podés desconocer una trayectoria y, mucho menos, pensar que juegan para el enemigo.

- Dejame anotado en la puerta de la heladera lo que puedo y lo que no, no sea cosa que me confunda y termine no pudiendo estar en desacuerdo y pudiendo desconocer una trayectoria. Dios (con perdón de la palabra) no lo permita.

- Putear a Viki...

- ¿Ahora?

-... (que, insisto, votó estatización de las AFJP, Ley de Medios, Matrimonio igualitario y 125, entre otras) y no criticar ni un poquito al hijo de remil rodras de José Manuel de la Sota (que le hizo un corte de mangas al Gobierno con la 125 y ahora volvió al ruedo, feliz y triunfante), me parece una actitud muy hija de rodra.

- Sí, como decirle tomuer al chabón que te puso en una banca, a cuyo velorio llamó tu fuerza política a no ir.

- Sí, claro, lo nombré a Pino adrede: a mí tampoco me gustó nada de lo que hizo en los últimos dos años. Ni su amor incondicional por Fibertel, ni su presencia en el programa de Grondona, ni su triste final.

- Ah, mirá qué crítica profunda a Pino.

- Pero recordemos que su enojo comenzó cuando Aníbal Fernández lo acusó de quemar los vagones del Ferrocarril Sarmiento.

- ¿Sí? Mirá, yo pensé que había sido en septiembre de 2008 eso. Quizás tenés razón y el enojo empezó ese día, antes hacía todo de onda.

- ¿Te imaginás a Pino quemando un tren?

- Imaginar me imagino cualquier cosa, hasta el director de una revista canchera que no tiene límites con el humor saltar como un monaguillo de la moral y las buenas costumbres por una gilada. Pero qué se yo, la imaginación es así.

- No seamos hijos de rodra y respetemos la historia del tipo, por favor. ¿Dónde estaba Scioli cuando a Pino lo balearon los menemistas hijos de rodra? Me vas a decir que todos ellos van a TN a hablar en contra del Gobierno porque ellos también son unos hijos de rodra. Lo admito...

- Eh, ¿para tanto?

- …a mí tampoco me gusta eso.

- Pero, ¿dónde podrían hablar si no es en TN?

- No hay mucho más medios que TN, eso es absolutamente cierto.

- ¿En 678?

- Ponele.

- ¿Cuánto hace que no los invitan?

- Ni idea, ¿quién es el novio, vos o yo?

- ¿Y por qué no los invitan?

- Porque ya hablan en TN que es el único medio de comunicación que existe.

- Insisto, me parece que estaría bueno que fueran allí a hablar sobre diferencias y, también, sobre coincidencias.

- Y vio Pablo que era bueno.

- Porque si fuera oficialista preferiría que la oposición fuera el Frente Amplio Progresista (que acompañó la mayoría de las leyes importantes para el Gobierno) y no el Pro. Además, así el programa sería mucho más entretenido y los debates volverían a tener la riqueza que perdieron hace tiempo.

- El famoso “win-win”.

- Me siento tan cerca de gente de izquierda (y peronista, en algunos casos) que no está en el Gobierno, como de gente de izquierda (y peronista, casi siempre) que está en el Gobierno.

- Jodido, porque tenés que hacer dos visitas, si estuvieras cerca de todos los que están en el Gobierno, o de todos los que no están, te ahorrás una.
- Como me siento cerca también de la izquierda marxista y trotskista.

- Ah, mirá. Coherencia, se llama en mi barrio. Pero soy del centro, se habla bastante cheto, si te vas un par de cuadras para allá te dirían barrilete.

- Mi transversalidad...

- ¿Tenés una transversalidad? Grosso, ¿con qué se come?

- (¿Te acordás que linda palabra esa que inventó Néstor, cuando odiaba al PJ?)

- Néstor, el lingüista. Lo recuerdo.

- ...pasa por ahí.

- ¿Por dónde? No la vi, la puta, con perdón de la palabra.

- Creo que se puede construir un espacio en común entre buena gente...

- Sí, la política se trata de hacer las cosas bien en vez de mal, con gente buena en vez de mala. Lo dijo Gaby Michetti en su Manual de Conducción Política Llena de Luz.

- … sin tanto hijo de rodra de ningún lado. Y comprendo que hace dos años, con el Gobierno en jaque y la derecha acechando, había que cerrar filas.

- Mirá. Tu novia no lo comprendió, si se hubieran querido antes cambiaban la historia del país, zonzos. ¿Un hijo de puta que comprende o un ser lleno de luz que no comprende? Qué temita, eh.

- En cambio hoy, con el 54 por ciento y una oposición raquítica y desperdigada, ese debate no sólo es posible, sino que además es sumamente necesario. Ya sé, pensarás que soy un ingenuo y un flor de pelotudo...

- Bueno, Pablo, no sé, tanta confianza no tenemos...

- ...un artista soñador y enamorado...

- Imagine all, the pipól...

- ...que no sabe nada de política. Que los que saben de política de verdad, como vos, saben saborear un sapo e imaginar que es salmón rosado del pacífico.

- La podés creer que el salmón habita todos, pero todos, los mares excepto el pacífico. Ponele que es licencia poética, artista.

- Tenés razón, soy un salame.

- No, bueno, tampoco es un dato que se sepa mucho, lo del salmón.

- Un pelotudo importante...

- Más lento que voy por salame.
- ...que cree en el arte...

- ¿El arte es más progre que el Dios de Capitanich?, ¿está a favor del aborto?, ¿cómo votó la 125, eh, eh, eh?

- ...en la poesía...

- Yo también creo en la poesía. Sobre todo porque la vi. Y me llamo Tomás, como el apóstol que tuvo que ver para creer y que no fue bienaventurado, porque dichosos los que creen sin ver. Pero me puse un poco hijo de rodra, hablando de la iglesia.

- ...en el amor...

- Ay, tonto... soltame, che.

- ... y hasta es capaz de imaginar, en su delirio místico, que en política puede haber algo más allá del mal menor.

- Living life in peace, iu, ju, u, u, u. Canten puto´.

- Sí, Barragán, soy un flor de pelotudo.

- Si me decís Barragán una vez más, te voy a dar la razón.

- Pero prefiero eso a ser un hijo de rodra. O a hacerme el boludo cuando sé que hay tanto hijo de rodra dando vueltas por ahí.

- Che, perá que ahora lo entendí, ¿decís rodra porque a Vicky le decían rodra en vez de trola como te cansaste de decir en la otra carta que le mandaste a Barragán (que es otro, no soy yo hablando de mí en tercera persona). Ah, re grosso chiste, boló, pensé que te estaba escuchando mal. Soy un salame, un artista, un soñador, un loco enamorado de la Luna, Pablo.


16/10/11

Kirchnerismo para armar



No ha de haber sido casual que el escritor más grande que haya tenido el mundo - muy a nuestro pesar, el escritor argentino más grande de nuestra historia vino a ser el mejor del mundo - tenga en su haber los dos cuentos más impresionantes que se escribieron sobra la totalidad. El escritor se llama, claro, Jorge Luis Borges y esos dos cuentos son La biblioteca de Babel y El Aleph. Nadie es ajeno a los dos argumentos, aunque más no sea de manera inconsciente. En el primero, Borges describe una biblioteca, que quizás es el universo, total. Una biblioteca que contiene todos los libros posibles, una estructura universal que cuenta en sus anaqueles con todas las posibles combinaciones de los veintitantos símbolos ortográficos y los espacios. El Aleph, en cambio, es una pequeña esfera de unos dos o tres centímetros que contiene todos los lugares del orbe vistos desde todos los ángulos. En la biblioteca se vive, toda vez que es el universo; al Aleph, en cambio, se accede en el sótano de Carlos Argentino, apoyando la cabeza en una almohada inamovible y concentrando la vista bajo un peldaño.

Por separado, los cuentos son apenas los más deliciosos y perfectos de la historia de la literatura universal. Juntos, por otro lado, forman una paradoja absoluta y explican, de paso, el ejercicio de la literatura. Escribir es sencillamente una forma de intentar mirar la Biblioteca a través de El Aleph. Ver la totalidad de los libros desde todos los ángulos posibles y por lo tanto verlos a todos. Borges describió la angustia de la finitud humana frente a una biblioteca que es total y le encontró una solución mágica: el Aleph, que es un poco el Google de la totalidad. Las fechas le otorgan veracidad a nuestro relato, La biblioteca... fue publicado en 1944 y El Aleph en el ´49. De haber sido al revés, hubiésemos hecho malabares con los argumentos, hasta lograr la vindicación del tiempo como simultáneo, contra la vulgar noción de que los hechos se suceden. Refiere Borges que su descripción del Aleph es imperfecta porque el lenguaje es meramente sucesivo, mientras que sus ojos observaron la totalidad en un hecho simultáneo.

Mirar la biblioteca a través del Aleph permitiría ver todos los libros, incluso los perfectos, los que niegan la categoría de perfectos de los primeros y los que desmienten a éstos últimos (hay que recordar que allí están todos los libros). Escribir un libro es un intento por ver todos los libros y escoger el perfecto. Tristemente, es un intento ontológicamente condenado al fracaso. Por eso Borges escribió La biblioteca... y el Aleph como historias separadas y, con un humor cruelmente fino, sucesivas. Para declarar, sigilosamente, que lo perfecto es una imposibilidad. Aquí resulta necesario volver sobre el párrafo anterior y agregar: si el Aleph es la simultaneidad, si Borges ve allí infinitas cosas (un laberinto roto, el mar, el alba, todo) de manera simultánea, también es cierto que la biblioteca es, ay, sucesiva. El Aleph como guía de la totalidad fracasa, porque la totalidad no le permite partirse hasta lograr direcciones exactas para el explorador de Babel. Podríamos imaginar entonces que hay un Aleph, distinto al que se alberga en el sótano de los Viterbo, que arroja imágenes de manera sucesiva y que contribuiría enormemente a algún viajero de la Biblioteca encuentre el libro perfecto. Quienes abrazan esta tesis, de la existencia de un Aleph sucesivo, creen ver a Funes, el memorioso, como la tercera pieza del rompecabezas: Funes, que lo recuerda todo, miraría la Biblioteca de Babel a través del Aleph y recordaría, luego, dónde está el libro perfecto. Pero esta solución alberga en sí misma dos nuevas paradojas irresolubles: a) si el Aleph es sucesivo, el tiempo que exigiría observar la totalidad en imágenes sucesivas es, cuanto menos, infinito; b) si el Aleph es sucesivo, luego no es un Aleph, sino otra cosa.

Borges le contó, una tarde, esta historia a Néstor Kirchner. La anécdota no pasa los estándares de calidad de ninguna prueba de veracidad y exige que el lector comparta una serie de axiomas arbitrarios, como suelen ser los axiomas, entre los cuales se encuentra creer en la simultaneidad del tiempo. Néstor Kirchner terminó de escuchar la historia y preguntó a Borges si entonces, aún sin El Aleph, la tarea de escoger el libro perfecto era posible. Borges contestó con evasivas, mencionó algo acerca del Azar, pero rogó, no que el libro existiera, sino que algún hombre lo haya examinado y leído. Le dijo a Kirchner: «que el Cielo exista, aunque mi lugar sea el Infierno».
Néstor Kirchner comprendió entonces que lo mejor no es tan enemigo de lo bueno como de lo posible. Borges escribió libros con la angustia de que había mejores. Néstor Kirchner hizo política con la angustia de que siempre se pudieron haber hecho mejor las cosas. Ambos, sin embargo, hicieron porque prefirieron bajar de la biblioteca un volumen fallido, con puntos de más y espacios de menos, antes que continuar deambulando infinitamente por las galerías hexagonales de Babel.

Escribir un libro es arrojar el ancla en una galería cualquiera. Cuando la máquina imprime el primer punto de un volumen que, como sabemos, ya estaba escrito, hay alguien que decidió detener el tiempo por un momento y hacerle una marca.

Todas estas personas decidieron sentarse en una galería hexagonal y bajar un libro de la biblioteca. Es a todas luces cierto que, unos estantes más allá, hay un libro similar a este que tiene un punto más en un lugar inequívoco y entonces es mejor. Este libro, por lo tanto, no es el perfecto, y entre todas las historias posibles del mundo, elige contar a su manera la de un pequeño país durante una época determinada. Esta es la versión que nosotros encontramos y decidimos bajar de un anaquel cualquiera. Los que todavía deambulan arguyen que quizás hay mejores, y aciertan.

Esta es, sin embargo, la que nosotros encontramos posible:


10/10/11

Diez polémicos dibujos animados

Para pasar el feriado, dibujos con politics issues.


The spirit of 43 - Pato Donald:



Los Picadiedras, publicidad de cigarrillos Winston:



Japs - Bugs Bunny (1943). Nota del compilador: nótese el parecido de los japoneses en este dibujo y en este de Popeye:




What Hitler Wants, URSS (1941):





Make mine freedom, dibujo anticomunista, EEUU (1942):



Education for death, the making of the nazi - Walt Disney:




The sound of Stalin:




The Mad Republican Tea Party:





URSS destination la victoire



Communist manifiesto in cartoons:



28/9/11

La cocina del post

Podés votar en la segunda etapa tu spot favorito acá, y después conocer las deliberaciones ontológicas y filosóficas detrás de la científica elección de los mejores spots de la democracia que hicimos con mi amigo Mariano Montes.

- ¿Tenemos quince para meter?, ¿y tres bonus?

- Hice una lista de 10, estoy buscando el tercer bonus.

- Grosso.

- Ahí te mandé el mail, el top 10 es modificable.

- Ok... ¿ponemos 12? Que entren la Mole Moli y Adelina.

- Dale. A la Mole lo metería entre los mejorcitos.

- Sí. Tercero te diría.

- Estoy buscando alguno de Vladimir.

- Sí, debe haber... está este...

- Hojaldre con este

- Garpa Berlusca.

- El de Putin es bueno también eh

- Vamos con Berlusca.

- Está bien el orden, yo pondría tercero al de la Mole Moli.

- Dale.

- Y bajan todos uno, Adelina queda 12.

- Ahí va.

- A triunfar.

- ¿Viste la cara del que sale del shopping en este?

- Me muero, me hace llorar.

- La de Duhalde me hace ruido, es floja.

- Saquemoslá. Y saquemos otra y dejamos diez.

- Dale.

- Entonces, 1. De la Rúa, somos más. 2. ¿A triunfar o La histórica?

- No puedo elegir.

- Vamos con a triunfar. Es el comienzo, empieza todo ahí.

- Vamos con esa.

- Tercero la Mole Moli.

- Sí.

- ¿Cuarta La Histórica o Cachetadas?

- La Histórica.

- Está un poco menemista.

- Con esos spots soy más menemista que Hadad en el 93.

- Vamos con Carlo´.

- Después cachetadas.

- Cachetadas.

- Pará las rotativas. Nos tocó el corazón.
- Sí, pongámosla.

- Dale.

- Cachetazos, ¿sexta?

- De De Narváez, ¿te gusta más cachetazos o los pibes pidiendo fiscales?

- Cachetazos es buena...pero ahora dudo.

- La de los fiscales es tremenda, no se cómo la hicieron, da vergüencita.

- La estaba viendo, dios mío.

- Bueno, vamos con cachetazos.

- Luego, nosotros, la izquierda.

- Sí, puesto siete.

- Uno viejo habría que poner ahora.

- ¿Luder Bittel? La de vote al FIP también es buenísima.

- ¿Y la cancioncita de Herminio?

- Son buenas todas. Herminio.

- Sí, ocho Herminio.

- ¿Hacemos diez? Porque quedan Adelina, Luder-Bittel, Beto Brandoni y Rodríguez Saa (no quiero influenciar)

- Hagamos doce.

- Dale, sí. Saa o Beto Brandoni.

- Saá octavo, remarcando que es un tipo de la cultura. Y eso que Beto me puede.

- Saá y después Beto.

- Nos quedan dos lugares y tres spots, Adelina, Fip y Luder. Y esta?

- Buena canción.

- Perdón, me voy de tema.

- Yo creo que el FIP debe ir.

- Sí señor.

- “Una larga fila de simios y gorilas”. Te merecés todo.

- Gran hallazgo ese, de one.

- Número 11 el FIP.

- ¿Este lo viste? Alsogaray

- See.

- Qué difícil.

- Que aparezca una superación hegeliana, algo que nos saque de la duda...

- …

- …


- Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo cómo nos habíamos olvidado?

- Cómo se nos pasó esto.

- No puede ser. El piiiii del final es glorioso.

- ¿Lo ponemos 12?

- Yo lo pongo más arriba eh.

- Cierto. ¿7?

- Siete, y corremos uno a todos.

- Entonces quedó así: FIP, beto brandoni, r. saa, herminio, la izquierda, l.murphy, cachetadas, la fuerza de el, la 3era presidencia, la mole moli, a triunfar y de la rua.

- Bien.

- Bonus: Piñera, Berlusca y yes we can, el mejor spot de la historia de la humanidad.

- Yes we can es dios spoteado.

- Ya mando el mail.

- Son la una de la mañana.

- Posta, qué enfermos.

- Yo ya había apagado la computadora. Pero dije: si no lo hago ahora no me duermo hasta las tres de la mañana pensando spots.

- Tal cual. El de Menem...no puedo dejar de cantarlo. El chabón que sale del shopping...quiero conocerlo.

- Bueno vieja, me voy a dormir.

- Sí, yo también.

- Te mando un abrazo.

- Abrazo grande.

26/8/11

Links IV








- Buenisima tapa de Time sobre Khadafy.

- Don´t fear the internet. Diseño para no diseñadores, en videito, para el vago que llevamos dentro.

- Propaganda soviética espacial.

- Yo si soy Obama, y espero algún día serlo (?), lo llamo a Johan Sebastian Piñera, le pregunto qué hizo él con el tema educación, aprendo a hacer todo lo contrario y me hago cargo de este problemita de las deudas estudiantiles antes que estalle.


- Nuestro Big Picture en esta oportunidad es de fotos del Muro. Atenti a la inscripción de la foto número 19.

- Getting Bin Laden. What happened that night in Abbottabad.


- Está bien esta hipótesis de que "Print journalism is polite, online journalism is rude". A propósito de una discusión sobre periodismo y blogs que comenzó Jonathan Rauch.

-Este paper dice que a Somalía le fue mejor cuando hubo anarquía que cuando hubo gobierno.
Pero este muchacho tiene algunas consideraciones sobre el paper.

- De profesión, borracho.


- En el bunker de Khadafi encontraron album de fotos de... Condolezza Rice. Qué tul.

- Linda secuencia de casamiento.

- Correlación y causalidad no son lo mismo.

- El departamento de tus sueños: Retro-futuristic submarine apartment.

- A mí las teorías conspirativas no me gustan. Salvo que vengan en canción.

16/8/11

Un muchacho


"Las consignas de La Cámpora - que tiene la delicadeza de no ser agrupación, organización, cofradía, sección, sctor, secta, sólo La - aparecen en su página web, proferidas con ese tono de vocales cerradas y consonantes perdidas, afinación ausente, que suele reconocer como bel canto barra. Sus palabras son, por lo menos, dispersas: "Vayas donde vayas voy a ir,/ vos sos la razón de mi existir./ Te llevamos en el corazón,/ yo soy de Eva Duarte y Juan Perón./ Yo soy así, Perón yo soy (sic)/ de la cabeza siempre voy,/ ya van a ver, vamo´ a volver/ es la gloriosa JP", dice una, sin que quede claro a quién le habla (... mías, cita otras canciones acá).

Pero ninguna de ellas se compara con el último hit, plaga de futboleros, ésa que cantan en cada entretiempo del campeonato Néstor Kirchner varias docenas de adherentes. De ese monótono requiem llamado "Nunca menos" pocos más que los muy adheridos recuerdan la letra abolerada, pero el título se ha impuesto, se ha usado en convocatorias varias, ha pegado. Y es curiosos: la idea de nunca menos se propondría como una superación del nunca más pero, fuera de ese contexto estrecho, suena como un grito de guerra resignado: no es vamos por todo, siempre más, hasta la victoria u otras monsergas habituales para decir que su pelea continúa imparable. Es lo contrario, el grito del aguante: defendamos este poco, agarremo lo que hay, que no haya menos. Es la digna elegía de una organización llamada Frente para la Victoria. Es la épica posibilista en todo su esplendor, la canción que le correspondía.

Que aparece tan clara en el artículo de un muchacho que se llama a sí mismo Tomás, se define como muy kirchnerista y escribe notas en un blog bastante debatido que se llama Artepolítica:

"La historia no se repite un carajo. Cada generación va haciendo lo que puede con lo que le toca. A nosotros nos toca esto y, le digo más: que está buenisima la época que nos toca, porque nos va a formar mejor, para ampliar más derechos, para institucionalizarlos, para crear nuevos. Nos toca esto porque nuestro pasado es el 2001, macho. Nuestro pasado es cuando no había instituciones. Perdón, perdón por no querer agarrar los fierros, perdón por nuestra épica posibilista frente a la de tipos como Caparros que iban a cambiar el mundo. Nosotros queremos institucionalizar el mundo, e ir corriendo la frontera de los derechos cada vez un poquito más. Gradualmente. Y que me disculpe el Che Caparrós por semejante aburguesamiento pero, ¿sabe qué, compañero?, en el 2001 no ganaron la calle los sectores populares frente a la caída del Estado. Al contrario, compañero: los sectores populares quedaron hechos mierda. Nosotros tenemos ese pasado y queremos construir otro presente y otro futuro: uno con más Estado en los lugares donde todavía no llegó. Ahí tiene razón Martín: tenemos una épica zarpada en posibilismo (... en el original). Queremos ver cómo hacemos posible que haya mejores cárceles, queremos pensar cómo diversificamos las exportaciones, queremos ver cómo hacemos ahora que nos cambió la ecuación energética y usamos más gas que petróleo. Pero, ¡qué burgués, compañero! Disculpe si no me replanteo mi forma de vivir, si no vendo mis pertenencias, si no me hago franciscano y arrojo el celular por la ventana para vivir de verdad, militantemente, como un militante de verdad, sin posesiones, sin propiedad privada como corresponde. Disculpe si en vez de cantar por la revolución que está por venir, “defendemos lo que hay”.

Nada de lo cual quita que hay una cantidad - difícil de evaluar - de jóvenes que no son funcionarios ni ganan muchos miles ni desafinan por la tele que también apoyan al gobierno kirchnerista - y que, sin duda, esa cantidad aumentó tras la muerte del doctor y su transformación en toponimia. Es un fenómeno interesante, también difícil de evaluar: ¿están realmente convencidos de que están cambiando algo importante? ¿Los excita o tranquiliza o moviliza la idea de hacer algo, aunque sea esto? ¿Se resignan a que, para hacer algo, hay que hacer poquito? ¿La falta de proyectos serios puede hacer que uno como éste los atraiga?

(... mías)

Hay algo que me interesa mucho en ese equívoco, en esa mezcla de rebeldía retórica y política institucional. Se puede pensar que el oficialismo puso a circular todo ese aparato mítico de discursos críticos y referencias a la "militancia" heroicizada para obtener ciertas ventajas políticas. Pero una vez que esas ideas circulan, lo que producen escapa al control de sus difusores y funcionarios - y quién sabe qué pasa. Va a ser interesante ver, de aquí a unos años, qué produce la circulación de ese discurso entre esos famosos jóvenes a los que supuestamente ha atraído: qué pasará cuando terminen de descubrir que esas referencias son el barniz contestatario de una política que tiende a mantener lo establecido, que sólo se pelea vocinglero con tres o cuatro enemigos cómodos mientras consolida el poder de los grandes capitalistas argentinos - y piensen que quizás valga la pena tomárselo en serio".

Argentinismos, Martín Caparrós. Pág. 350-352. Capítulo "Militancia".

9/8/11

Links III





Links:

- You are what you eat.

- CKF looking at things. Intuyo que inspirado en el mejor Looking at things del mundo. Y chiveamos nuestro looking at things.


- Gran post sobre Super 8, en nuestro blog cinéfilo de cabecera.

- En una playa del Bronx.

- The Bregenz Festival, en Austria.

- La gente que lo hizo no debe ser la más simpática de Norteamérica, pero hay que ver lo lindo que es.


- Mirá cómo dibuja el chinito este.

- Fotos de Londres, del Big Picture.


- Historia de armas de espías.

- Un año de Santos.


- Un nuevo amiguito para el bardo de México: la Asociación Nacional del Rifle.


2/8/11

Coronel Putin


Nos regaló esto, el @CoronelGonorrea, uno de los mejores twitteros vivos.

De paso aprovechamos para recomendar este sitio en construcción, con la colaboración de otro grande: @berenjenal.

14/7/11

Links II






El video del día es de una banda de Olavarría. Los links que estamos leyendo, estos:


- Mi nombre es Putin, Vladimir Putin.



- Friedman´s radical center. Una discusión sobre los partidos políticos.

- Una buena nota sobre Al Qaeda y lo que se encontró en la casa de Bin Laden. De uno de los autores de"An Economic Analysis of the Financial Records of Al-Qaida in Iraq", que se puede ver gratarola acá.


- Salió el Informe de Coyuntura Suramericana de julio, por Noticias del Sur.

- El jubilado que se colaba en cumbres europeas.

- Ciudades de un solo color.

- Proponer casamiento en un acelerador de partículas. Yo propongo otro buen lugar para pedir matrimonio.

- Por si acaso, empezaría a leer sobre gobiernos de coalición y multipartidismo.

- Así marcha la interna más linda del mundo: Medvedev-Putin. Vladimir ya arrancó.

- 12 acertijos de los de pensar. No me salió ninguno, están buenisimos.

- A Samoa le van a chorear un día.




12/7/11

Links

Este blog, de a poco, se queda sin muchas cosas para decir. Afortunadamente es un blog y no hay necesidad de escribir por el alimento, cosa que lleva a que se escriban cosas como....

La cuestión es que cuando no tengamos nada para decir, vamos a hacer que hablen los otros. Acá dejo un par de links de cosas que estamos leyendo. Y un videito musical para acompañar. Porque aprendí a poner videitos en el blog, atenti.





- Ningún politólogo puede perderse estas tre-men-das fotos de un Estado en creación.

- Aplicación para flotar en el Space Schuttle Discovery, que salió en su última misión. Acá una linda historia en fotos del Discovery.

- "I honestly believe that Putin is a person who was sent to Russia by fate and by the Lord at a difficult time for Russia". Me too.

- Me gusta esta hipótesis de Raldes ayudando a la argentinización de Messi.

- "People who use 529 programs and who think that they have not used a government social program are not willfully ignorant, they are demonstrating a healthy if fading appreciation of the distinction between civil society and government". Gente que "usa" el Estado y no lo sabe. O gente que "usa" el Estado y no quiere saberlo.

- 100 fotos del Hubble.

- El otro día, mientras las elecciones porteñas, Martín Caparrós se preguntaba en Twitter que qué pasaría si el voto no fuera obligatorio (se preguntaba retóricamente, digamos, para decir que estaba mal el voto obligatorio). Este paper de Lijphart responde. Yo creo, todavía, que con mejores argumentos a favor del voto obligatorio (mejores argumentos, sobre todo, porque no se pregunta: "¿¡Hasta cuándo?!").

- A este blog le gusta mucho cuando la clase política se defiende como clase política contra otra clase política.

- Virginia: el estado del que salieron Washington, Jefferson, Madison y el juez de la Corte John Marshall. De acá salió también John Tyler, un vice que se opuso al Presidente de su propio partido, Andrew Jackson, "luego de que se aprobaran unos elevadísimos aranceles proteccionistas, contrarios al espíritu liberal, que favorecieron el desarrollo industrial y comercial de los Estados norteños, pero que perjudicaban a los agrícolas sudeños"...ejem...fue Presidente, después, eso sí. No muy querido, de todas maneras.

- Las maletas abandonadas del Willard Psychiatric Center.

- Se discutió mucho estos días por qué vota lo que vota la gente. Un asesor de Obama dice: “People won’t vote based on the unemployment rate, they’re going to vote based on: ‘How do I feel about my own situation? Do I believe the president makes decisions based on me and my family?’ ” Yo anoto la última pregunta para octubre.


27/6/11

La metamorfosis




Cuando Gregorio Samsa se despertó de la siesta, después de un sueño intranquilo, se encontró en su sillón de ver televisión con una extraña sensación. Fueron unos segundos de vigilia, de esos que confunden el día y la noche, el sueño dominical reparador y el reposo semanal o, por qué no, la propia vida y la propia muerte. Estaba desparramado por todo el sillón, el brazo derecho había dejado de empuñar algo así como una remera, lo cual era raro porque él ya tenía otra puesta. Al costado del sillón, una botella de agua por la mitad, un libro apenas abierto y dos o tres diarios. Fue este último dato lo que le permitió reconocer la temporalidad: estuviese donde estuviese, los dos o tres diarios sólo podían corresponder a un día domingo. Ubicarse en el tiempo no bastó para calmar a Gregorio Samsa. La ropa le molestaba, el olor del ambiente era raro, la televisión emitía un sonido muy parecido a la anarquía, tal vez una película sobre alguna guerra. La sensación era de incomodidad. Una incomodidad que podría ser física. Pero que, en verdad, era la alteración que sufre el obsesivo ante el desorden. Para Gregorio Samsa había algo, en ese universo en el que se estaba despertando, que estaba fuera de lugar.

Pero somos nuestro pasado, y Gregorio pensó inmediatamente que su molestia era (otra vez) física:

- La concha de la lora, me volví a convertir en un cascarudo – gritó, más ofuscado que con violencia.

Fue una manifestación de impotencia y casi de resignación. Gregorio Samsa volvió a sentir que un descanso – esta vez mucho más vespertino – resultaba en su conversión física al reino de los insectos. Pensó que tal vez era alguna forma de castigo divino, pero apartó las consideraciones metafísicas para ir a algunas mucho más prácticas. ¿Cómo sería vivir como un hombre que determinados días se levanta siendo un insecto? Fue entonces que pensó que lo más terrible de amanecer siendo aleatoriamente un humano o un insecto era, justamente, la cuestión de la aleatoriedad.

- Vivir siendo un insecto – reflexionó, para sí, Samsa – es un inconveniente. No lo es para los insectos, claro, pues intuyo carecen de la conciencia del Ser. Pero sí podría serlo, eventualmente, para alguien con el espíritu humano y la apariencia física de un bicho bolita. De todas maneras, ser un insecto, con o sin conciencia de ello, no se asemeja a la terrible tragedia de ser, algunos días, un humano. Y despertarse, otros, portando patas, antenas y mucosas varias. Más dramático aún: cómo vivir sin saber qué días serán de los primeros y cuáles de los segundos.

Gregorio Samsa estaba inmiscuído en estos dramas prácticos de su vida como doble entidad cuando el teléfono comenzó a sonar. Su reacción más racional hubiese sido ignorarlo. Después de todo, era un cascarudo que carecía de la posibilidad de comunicarse a través del lenguaje, por no mencionar las imposibilidades físicas de levantar el tubo. Pero fue una reacción paradójicamente instintiva la que le devolvió humanidad. Allí levantó Gregorio su brazo derecho para callar el timbre del teléfono, cuando notó, negando sus consideraciones previas, sus cinco dedos humanos. Antes de entregarse a creer que ni siquiera la metamorfosis había sido completa, y que tal vez se habría convertido en una estación intermedia entre un humano y un insecto, levantó su mano izquierda y suspiró aliviado.

Gregorio Samsa todavía era un humano.

Sólo así pudo Gregorio utilizar sus flamantes manos para refregarse los ojos, salir del estado de semivigilia en el que se encontraba e ignorar, ahora sí intencionalmente, el ruido del teléfono. Tenía que descubir qué era aquello que todavía lo incomodaba. Se paró frente al espejo para chequear por última vez que su tormento no fuese realmente físico y comprobó que no. Su cuerpo era el mismo que el de antes de quedarse dormido en el amplio sillón del living. Miró los diarios, por encima, buscando alguna noticia fuera de lugar. Levantó la persiana, sacó la cabeza, esperó que la respuesta estuviera en la calle. Pero vió apenas una pareja cruzando por la mitad de la cuadra, abrazados hasta fundirse casi en un sólo pulover, tanto era el frío. Verlos le disparó una segunda hipótesis. Descartada su conversión a un cascarudo, Samsa imaginó que la siesta de la que se había levantado obedecía en verdad a una ruptura sentimental. Reconstruyó su vida, sus recuerdos más cercanos. Ató los cabos, utilizó las piezas que tenía a su alcance: no era más que un fumador social, y sin embargo había una gran cantidad de cigarrillos apagados. Las persianas bajas, el televisor azarosamente en uno de esos canales que no se miran nunca. Una remera a la que vislumbraba blanca, arrojada en el piso, señal de había sido utilizada como trapo. Entonces acercó uno de sus – humanos, afortunadamente – dedos a su rostro, y lo sintió: lágrimas. Fue un instante cercano a la felicidad, a una felicidad cierta por lo que tuvo de posterior angustia. Esa sensación mucho más agradable que es la certeza de la tragedia frente a la mera incertidumbre.

El teléfono dejó de sonar, alguien lo dejó de intentar, y quizás era ella. Aferrado a su breve certeza, Gregorio Samsa se dirigió a su habitación a continuar el debido proceso del duelo, cuando escuchó un golpe en su puerta, y su voz. Samsa acomodó unos cuantos pensamientos. Supuso que la pelea no había terminado. Que se habían dado un momento para salir, pensar, cambiar el aire. Él no lo habría aprovechado, pues la siesta lo había confundido el doble. Quizás, aventuró, la pelea había comenzado por teléfono y se habían comprometido a darle un desenlace cara a cara.

- Vamos a comer a lo de mamá – gritó ella, y continuó golpeando la puerta.

Gregorio Samsa a foja cero. Otra vez, esa incomodidad ontológica y absoluta exigía una respuesta. Volvió a su sillón, y olvidó por completo a quien hasta hace unos momentos era el motivo de sus desgracias. Ella continuó tocando el timbre, golpeando la puerta, emitiendo unas constantes alertas. Que se iría sola, que siempre era lo mismo, que así no podía ser. Vaya a saber cómo, tan absorto en sus cavilaciones, pudo Samsa escuchar esto último y coincidir: así, seguramente, no podía ser.

Continuó sus pesquisas existenciales, se acercó a la cocina, levantó unos platos viejos y la respuesta sin aparecer. Pasaban las horas y la incomodidad lo quemaba por dentro. Comenzaba a sentir, verdaderamente, que se transformaba. Otra vez: no en un insecto. Sus manos seguían allí, sus pies incapaces de adherirse a superficies, sus pulgares intactos, su alimentación humana, sus costumbres también. Sentía otra forma de metamorfosis. Sentía, particularmente, algo dentro suyo que dejaba de existir. Eso lo hacía una nueva persona. Había alguien que se había desparramado sobre ese sillón para una siesta. Y había, luego, otra persona que se había levantado. Los diferenciaba una cosa mínima, impalpable, imposible de ser vista por terceros y por él mismo. Algo que no le permitía, como aquella otra vez, simplemente abrir la puerta de su dormitorio y mostrarse trastornado en su apariencia física. El problema era existencial y no había nadie a quién acudir.

Intentó lo último: volver a dormir. Pensó en hacerlo nuevamente en el sillón de ver la televisión. Quizás allí hubiese quedado aquello que, sentía, estaba perdiendo poco a poco. Tomó la remera blanca entre sus brazos, acomodó una campera que hacía las veces de almohadón. La angustía de una pérdida, a la cual ni siquiera nombre había podido ponerle, no le permitía dormir. Apagó el televisor, todavía en uno de esos canales imposibles, sin siquiera observar la hora. Dejarlo encendido podría desvelarlo. Ya era demasiado con la ansiedad por esa noche, por levantarse al día siguiente. Como un niño esperando, en la oscuridad de la noche, despertar lo más temprano posible para certificar el furtivo paso de los generosos Reyes Magos. Así Gregorio Samsa, en el recuerdo de esa infantil situación, concilió el sueño. Con la incertidumbre, aún, de saberse distinto. Había algo que faltaba, y faltaba hacía unas horas.

Cuando Gregorio Samsa se despertó, incómodo otra vez, entre sueños proféticos, cuando aún no había amanecido y el resto de la ciudad dormía plácidamente, se encontró sobre su sillón de ver la televisión convertido en hincha de un club de la B Nacional.

24/6/11

El Ninja, conversaciones irreverentes con El Hincha Encapuchado


Fue lo más cercano que estuve a sentirme Rolando Graña. El Hincha Encapuchado me recibe en su despacho, es amplio, las paredes color pastel, algunos posters viejos, mayoritariamente de El Gráfico, la luz es bajísima. Es viernes en la mañana y El Hincha Encapuchado todavía permanece en estado de shock. Charlamos sobre generalidades, me manifiesta sus preferencias respecto al vice de Cristina Fernández y me ofrece algunas bebidas. Sabe que el tema está definido de antemano pero, como un niño en la sala de espera de un doctor, inventa un mundo imaginario donde él no es él. Donde El Hincha Encapuchado no es el sujeto que agujereó el alambrado para interpelar de forma violenta a los jugadores de River en medio del partido. Los minutos pasan, la situación es cada vez más tensa. Llegué hasta allí con una venda en los ojos, uno de sus asistentes me pidió amablemente que me la colocara. Los postigos de las ventanas están cerrados para que no pueda identificar el lugar. El Ninja, como se le conoce desde hace unas pocas horas, termina de divagar, pone sus manos sobre el amplio escritorio, me mira fijo a la cara y me espeta:

- Entonces hice lo que tenía que hacer – asevera, como quien viene de una conversación interna, como si hubiese tenido ensayada la respuesta a una pregunta que no hice.

- Conmigo no, Ninja – le digo de todas maneras, quizás haciendome con algo más de confianza de la que debía. El Ninja empuña algún tipo de arma, de la cual no puedo dar más precisiones que éstas: si tira del gatillo sobre el que posa el dedo, tengo altas chances de recibir una bala en el lugar donde Estenssoro tiene un sueño (a saber: entre ceja y ceja).

- Claro, con Obama fuiste condescendiente porque te recibió en la Casa Blanca, pedazo de pancho – el “pedazo de pancho” final me desconcierta, pero intento concentrarme en su argumento anterior que es, por cierto, bueno.

- No fui condescendiente. Creo de hecho que violó la soberanía de un país, que...

- Mirá, gato – deja el revólver sobre la mesa, y su ofensivo “gato” me resulta menos amenazador – yo leo tu blog.

- Gracias – pretendo un acuerdo que salve mi vida.

- Gracias las pelotas, cabeza de tacho – no accede, intuyo, a mi propuesta de acuerdo -. Yo leo tu blog y vos dijiste que la excepcionalidad es constitutiva.

- No lo dije yo, lo habrá dicho Schmitt, en todo caso.

- Me importa un carajo quién lo dijo, si hace falta lo traemos al lavataper ese acá también.

- Se te va a complicar.

- No me tomés el pelo – acaricia el revólver.

- ¿Querés que justifique lo que hiciste? Lo justifico – él asiente, pero me sale el eppur si muove de adentro – …después de todo vos tenés el arma. El Ninja estaba enfundando su pistola y dispuesto a dar por terminada la conversación, cuando se vuelve, mi justificación sobre su legitimidad por el monopolio de la violencia no termina de convencerlo. El Ninja, parece, tiene una concepción más gramsciana que la simpleza weberiana del arma en su zurda.

- No. Así no – retoma su posición inicial. Me pide con la mirada y el caño del arma que desarrolle la idea.

- Es la única justificación que te puedo dar. La falsa. No hay otra para entrar a un partido, interrumpirlo, agredir a tus propios jugadores. Podés inventarle una causalidad a que entraste vos y River mejoró, pero es indemostrable. River mejoró porque tenía que hacer un gol, porque quedaba menos tiempo, por veinte factores más.

- En realidad, nunca pedí que me justifiques. Tampoco que nadie entienda. Lo que hice estuvo mal porque tiene que estar mal, porque necessitas non habet legem.

- ¿Qué? - me sorprende.

- Porque la necesidad carece de ley – dice, majestuoso, cuando quiero interrumpirlo en señal de indignación. Pero entonces, continúa, schmittiano: porque a la continuidad de la Historia hay que interrumpirla de vez en cuando. Y esa ruptura es irracional, es trágica, es... – piensa la palabra adecuada – sobre todo, es y sólo es, si es incomprensible.

- Pero, aún asumiendo que eso fuera cierto, ¿quién te otorga el poder de ser el intérprete de esa necesidad de la Historia?, ¿quién te convierte en el soberano que decide sobre la excepción?

- ¿Poder?, ¿soberano? Qué putito resultaste. Acá no estamos hablando ni de poder ni de soberanía. Acá no importa la potestas sino la autorictas, papá. La soberanía se consigue, se funda en algo, no importa en qué. La soberanía es para los panchos como vos. La autoridad, en cambio, se arroga. ¿Quién me dio la autoridad para entrar y hacer eso? Nadie... yo. Todos.

- O sea que ser más pulenta que los demás te otorga la autoridad suprema – le escupo, a riesgo de perder mi vida – No disfraces la irracionalidad estúpida con lo valentía de lo constitutivo.

- No, la valentía no está ahí. La valentía existe en la irracionalidad pero no es física – se rasca la cabeza, nervioso, amaga con abandonar el diálogo, pero arremete. Algunos nacieron para ser Jesús, los salvadores, quizás para hacer el gol de la resurrección - ojalá – en el minuto 90. Es un buen papel a interpretar. Pero hay que tener la humildad suficiente, también, para animarse a ser Judas.

- ¿Vos sos Judas?

- No, Pierre Menard – se arroja, sin ironías.

- ¿Pierre Menard?

- El Pierre Menard de Judas. Yo no quiero ser otro Judas, lo cual es fácil, sino Judas.

- ¿Por qué Judas?

- Porque la existencia de Judas es contigente.

- Es mentira, sin Judas no hubiesen encontrado a Jesús.

- Esa es la mentira. ¿No encontrar a alguien?, ¿en Jerusalén en el año 0?, ¿dónde se escondía, en el cine? Judas es innecesario. Está allí sólo a efectos de graficar algo: por eso se puede ser Judas sin incurrir en una tautología. Por eso la excepción para ser verdadera, para ser una interrupción absoluta de la Historia, para que sea desgarradoramente incomprensible, tiene que venir de la autorictas y no de la potestas. Es falsa la idea que revaloriza a Judas como un emergente necesario de la estructura. Casi que todo lo contrario: Judas y yo, El Ninja, somos la potencia máxima de la agencia, la demostración empírica que la agencia se le para de manos a la estructura y la arranca los trapos, si quiere.

- Entonces querés una reivindicación de eso.

- Al contrario. Necesito el repudio absoluto para que la Historia sea. Para que haya un Judas solo que ordene la estructura. Una vez, cada 2000 años.

- No me queda claro, igual, para qué. Si Judas intervino para graficar que hay que intervenir, quiere decir que Judas existió para que existas vos... ¿me estás diciendo que a Jesús lo crucificaron para que zamarrees a Adalberto Román?

- El Barba...obra de formas misteriosas, capo.

- Y vos... ¿para qué existís?, ¿ganamos el domingo?

- No creo que yo exista para que ganemos el domingo. Veremos dentro de 2000 años...para qué existo. Por lo pronto para repudiarme si perdemos el domingo. No está nada mal, en principio.


6/6/11

Continuidad de los péndulos



No alcanza con Caruso Lombardi. No alcanza con haberle pedido – en vivo: porque el vivo es el único lugar del programa – a la producción que lo llame. No alcanza con que Caruso haya venido. Pasa el segmento del Chino Benítez, que consiste en denunciar que Palermo lo hizo echar de Boca. Incomprobable, como todo lo que allí acontece. Es un mal termómetro Benítez: si Fantino se queda en él, si Fantino le pide que repita eso (cuando Fantino te pide “repetí eso”, el programa se traslada allí, le ha interesado el tema y navegaremos por ese océano unos minutos) quiere decir que no hay temas nuevos, que la fecha fue insuficiente, que no hay un buen escándalo, ni siquiera alguna operación trascendente que haya que instalar.

Luego, uno de los clivajes que atraviesa el programa. Un clivaje más superestructural y alejado de las operaciones que el resto. Estalla la tensión entre el jugador de fútbol devenido en periodista deportivo, y el periodista deportivo a secas. El debate por las corporaciones desgarra la pantalla: los jugadores versus los periodistas. El haber “pisado un vestuario” se transforma en un activo que enarbolan los jugadores – en la voz de Ruggeri y sus pocas veces fiel ladero, el Chino Tapia -, frente a la defensa de una neutralidad valorativa matizada, casi habermasiana, del periodista deportivo. Es el propio programa, carente de maquillajes y códigos, el que desnuda esa imposibilidad de la objetividad, allí donde sus procedimientos empírico análiticos no dan cuenta de la referencia de la vida en la que se encuentran. O, en otras palabras: “vo´ so´ amigo de lo´ jugadore´, por eso decís eso”. Cuando el debate recrudece, las acusaciones pasan a un nivel más rico: se arrojan carpetas con prontuarios y recibos de sueldo. Casi todo, sin ningún sustento que permita probar la acusación. En el programa de Fantino, la carga de la prueba es directamente proporcional al volumen de la voz con la que se emite el enunciado. Si 678, dicen, llevó el debate que estaba en la calle a la televisión, El programa de Fantino lo hizo sin ningún tipo de mediación. Lo llevó como es en la calle: de a siete personas gritando incoherencias al mismo tiempo, acusando infundadamente, haciendo de los rumores una verdad asertiva.

Entonces el pequeño bloque de Anello. Un personaje exagerado que extrae su legitimidad de ser “el conocedor de la B Nacional”. La ortodoxia de Fantino esboza ante esta aberración una explicación desesperada. Asume que esa caricaturización, esa pornográfica venta de Daniel Vila, en tanto que dueño del canal y candidato autopromocionado a suceder a Julio Grondona, es el precio que paga el artista para poder continuar su obra. Es la taqiyya: la estrategia de los shiitas duodecimanos de ocultar sus verdaderas creencias ante el poder de turno, para seguir adorando en privado al Líder Oculto. Pasa, sin pena ni gloria, ese espacio de publicidad no tradicional. Entonces el programa recupera su rumbo.

Cuarenta minutos, acaso, han sido suficientes para que el debate por el fútbol en tanto que juego quede dispensado (un debate por el fútbol donde ya se entremezclan los problemas dirigenciales, donde fantásticamente los goles son más una presencia de la ausencia, donde la principal discusión es el arbitraje, donde las sentencias sobre las malas actuaciones son hermosamente descalificadoras, donde predomina la defensa corporativa y la conservación de las amistades previas por sobre la supuesta cientificidad de otros analistas). Entonces se opacan las enormes figuras de Ruggeri y Tapia, el reciente Dalla Líbera, y comienza un despliegue que bordea lo mágico. El programa de Fantino es un in crescendo constante. Arranca alto si los resultados lo acompañan: si River y Boca, básicamente, pierden. Si no, es una monotonía de genialidad hasta la explosión final.

Días como los de anoche, con resultado positivo para Boca, y un suficiente empate para River, quien despierta cierto espíritu magnánimo hasta en El programa de Fantino (lo cual es trágico), dejaron abierta la puerta para la imaginación. Entonces, por un recoveco que nadie nunca osó pensar que existía, por el lugar donde habitan las hadas, los conejos de la suerte y el socialismo real, ingresa la discusión geopolítica mundial al programa. Alejandro, sus dos materias de Sociología a cuestas, monopoliza la palabra y denuncia, con una seriedad que conmueve hasta el llanto, al Grupo Bildelberg. Sus vínculos con Julio Grondona. La alegría es colectiva.

El Grupo Bildelberg puso a Obama. Y está, dice Alejandro, dominado por Herry Kissinger: “la poronga (sic) más grande del mundo, si me disculpan la expresión”. Esta gente, continúa Alejandro, es la que inventó la Unión Europea, y ahora lo banca a Grondona. Esta gente, sube la apuesta, es la Corte Suprema del mundo. Estamos luchando contra este poder mundial...”con una gomera”.

Hay un libro de Umberto Eco, de esos pocos libros que Umberto Eco escribe para que lo entienda el resto de la Humanidad y no para demostrarnos su genialidad. Se llama El péndulo de Foucault y es un gran libro. Cuenta la historia de Casaubon, un filólogo e historiador que debe realizar una recopilación sobre esoterismo, ocultismo y teorías conspirativas. Entonces inventa, junto con sus dos compañeros de editorial, un Plan: una teoría conspirativa que abarca al resto de ellas, que las incluye y las explica. El juego, al principio imaginario, se vuelve real: el Plan, claro, en verdad existe.

Justicia poética sería que la lucha de El programa de Fantino contra el Grupo Bilderberg en verdad fuese real. Que de un día para otro no pueda darse con el paradero de un Distasio, que el Chino Benítez sufra inconvenientes con la Justicia, que una maldición recaiga sobre Toti Pasman. Que no sólo estemos frente a un programa de televisión extraordinario, sino a un espacio de resistencia frente a una corporación con aspiraciones de dominio mundial.

Un periodista que durante la semana conduce un programa de gatos
El que hace lobby por el dueño del canal.
Un periodista acusado de haber estado financiado por Aguilar durante años.
El condenado a tenerla adentro por Dios.
Dos ex jugadores que se ofertan públicamente a dirigir.
El periodista que conoce el Mundo Boca.
Un técnico que vive recordando una camarilla que lo dejó afuera del club.
El invitado que no termina de entender lo que pasa en el programa.
Alguna figura caída en decadencia.
Esas personas, el domingo a la noche, están salvando el mundo.

20/5/11

Con la cabeza de Sartori o con Sartori a la cabeza


Dicen, los diarios, que cambiar la ley electoral ha sido la primera reivindicación clara y contundente. Entonces ya hay una linda diferencia con el 2001. Una diferencia que es valiosa. Una diferencia que me permite arrojar que, si este es el objetivo que termina prevaleciendo (por encima de “democracia real”, de “nuestro futuro”, de “la revolución de las redes sociales”), no sé si estamos en presencia de una revolución, pero sí estamos frente a un suceso mucho más rico, complejo y posiblemente más beneficioso para España.

17/5/11

Quién escribirá el Ulises de nuestra época


1. Toda interpretación sobre un aparato mediático – aún la de otros aparatos mediáticos sobre el resto de ellos – está sostenida en la idea de que la influencia del mensaje es total sobre el receptor. El público no es una construcción sino un hecho dado, una masa sobre la cual se emiten mensajes que llegan plenos. La evolución de Laswell hasta acá, la idea de que quizás hay líderes de opinión más cercanos, pertenecientes a un reducto más íntimo y familiar, es también estéril. Ni siquiera la bien construida idea de “la espiral del silencio” logra romper del todo con la noción de una matriz comunicacional que baja, sobre unos dispersos punteros de la opinión, determinados mensajes. El paternalismo cobra entonces la forma de la condena al mensaje.

2. Es decir, hasta ahora, ninguna teoría que intente explicar la influencia de los medios de comunicación en la formación de la opinión pública logró ganarle la batalla cultural a la potente idea de la aguja hipodérmica de Laswell. Los medios emiten un mensaje y el receptor, una uniformidad, lo recibe sin mediaciones. La evolución de las ciencias de la comunicación no logró franquear el umbral de sus propias discusiones internas.


3. La victoria laswelliana consiste en endiosar al mensaje como un canto de sirena capaz de atrapar y quitar de la realidad a cualquiera que lo escuche. El primer kirchnerismo intentó con estrategias varias, y ciertamente mucho éxito, evadir ese hechizo. Lo tapó con otros cantos, sino más fuertes, al menos lo suficientemente molestos como para paliar la potencia de los primeros. Fue, incluso, más burdo. Llegó a zamparse en las orejas unos kilos de cera para atravesar todas esas islas sin caer en las mágicas garras de ninguna. Es una forma de la pureza tan efectiva como solitaria.


4. Puede ser que haya, entonces, otro momento, un segundo kirchnerismo, una segunda forma, (¿mejor?, no sé; más placentera: seguro) de ser kirchnerista. Una forma más homérica. Un kirchnerismo a la Ulises, que permita usar el clima cultural de la época como correa para atarse a un mástil y dejarse transitar por las orillas de esas islas peligrosas, sin el temor a volverse permeable a los encantos de las sirenas. El kirchnerismo es un colectivo, entonces, valioso allí en sus multiplicidades. Los que queremos, a riesgo de volvernos locos, escuchar los cantos de las sirenas tenemos muchos compañeros dispuestos a llenarse los oídos de cera para que nosotros, un ratito, naveguemos por aquellos, otros, terribles, mares. A la vuelta nos tocará a nosotros zamparnos de cera, y mirar para otro lado cuando un compañero nos pida a gritos que lo dejemos libre de dar rienda suelta a sus más bajos instintos.


5. Vendrán, esas canciones, en formato de reality shows. Veremos compañeros que hasta hacía un rato parecían seres sensatos, discutiendo, desbocados, sobre las idas y vueltas de Cristian U. Vendrán los maléficos hechizos en la forma de un talentoso, agradable, total y absoluto conductor bolivariense. Se escudarán, con algo más de pudor, esos cantos demoníacos en ficciones como El Puntero. Y atados al mástil del kirchnerismo, habrá quienes decidan (mos) navegar por esos mares. Porque sólo atados al mástil de época se puede evitar la locura y apreciar a las ninfas.


6. Habremos ganado entonces, me parece, digo, atado en este humilde mástil que nos regaló la época. Habremos ganado en la construcción de algunas buenas subjetividades. Habremos ganado en la posibilidad de extraer de algo, que por esencia conducía a la locura, un poco de belleza, tal vez un goce artístico o, tan simple y necesario, algunos minutos de entretenimiento. Y entonces, contrariu sensu, ese mástil de la propia subjetividad, de la propia individualidad, será cada vez más grueso y resistente a medida que atraviese más islas, más cantos de sirenas, más tentaciones gozadas sin consecuencias. Porque será la propia racionalidad la que cada vez debata mejor con el impulso dionisíaco.


7. Un kantiano dirá que llegará el día en que entonces la conciencia cumpla los dieciocho, adquiera la mayoría de edad, y entonces ese mástil ya no sea necesario siquiera para visitar a las temibles ninfas homéricas. Un peruca refutará que ese mástil, que es cada uno de los compañeros de ruta, no se termina de construir nunca. Esta última postura es por cierto más efectiva. Pero la idea es definitvamente hobbesiana, en la ironía de que las cadenas nos harán libres. Nos evitarán la esclavitud del goce pleno.


8. Negamos la vigencia de Laswell. Negamos la inyección de valores de los medios hacia los receptores. Nos atamos al mástil de nuestra época y vamos hacia allá a mirar El Puntero, Gran Hermano y Tinelli. Sólo así redimimos al mundo.


12/5/11

Entrevista a Guillermo Amador Padilla


-Estuve ciento cincuenta días en las calles con la protesta permanente (…) En esos días logramos trabajar pero igual nos cuidábamos. Dormía como en cinco lugares distintos. Había protección frente a la persecución. Pero después de los ciento cincuenta días las calles no nos protegían. Esta situación de la persecución por parte de las fuerzas de seguridad y los paramilitares hizo todo mucho más inseguro. Tuvimos un intento de secuestro en un viaje en taxi. Simulamos una llamada de alguien que nos estaba siguiendo en otro auto. Bajamos y nos salvamos. Fue una situación tensa en la que había que pensar rápido.

2/5/11

El Negro: conversaciones con Barack Obama


Llegué a la Casa Blanca el día que se había decidido comunicar la muerte de Osama Bin Laden. Entré convocado por Barack Obama quien, tras leer que yo era el ideólogo detrás del gobierno de Néstor Kirchner, quiso mantener una conversación conmigo. Obama en el fondo del salón, mirando al verde parque de la White House. Su secretaria me deposita, el Negro saca a sus asesores, quiere una reunión conmigo a solas. Estoy – él lo sabe – enfadado.

- No puede ser, máster – le digo. Eras nuestra esperanza progresista en los EEUU.

- Imagino que ya no lo soy más – me contesta, sin darse vuelta para mirarme.

- Claro que no. Violaste la soberanía de un país, mandaste a matar un tipo – le pongo cara de decepción.

- Sí. Supongo que esa bandera ya no me pertenece.

- La del progresismo. Claro que no. Es sólo nuestra.

- La de la pureza, decía yo – se da vuelta, me desafía con la mirada y ríe irónicamente.

- No, no se trata de pureza, no me corrás con esa. Mandaste a matar un tipo y eso es un límite.

- Ajá, un límite. ¿Entonces qué hago?

- Lo atrapás y le hacés un juicio.

- Sí. Está bien que pienses eso. Aprovechá que vos podés.

- ¿Y vos no? Sos el Presidente de los Estados Unidos. Podés pensar y hacerlo – le grito.

- Sí. Y Papá Noel es un señor gordo que anda en un trineo volador – baja la mirada y juega con una lapicera. La cosa es más complicada que escribir en un blog. El derecho internacional no existe, hermano. El mundo es un lugar anárquico.

- You need me on that wall – me hago el banana, no me da bola.

- ¿Qué hago?, ¿pido la orden de captura a la policía pakistaní?, ¿alguna vez pensaste cuántas mediaciones hay entre el Presidente de los Estados Unidos y un cabo de una comisaría en Pakistán? Bueno imaginalas. ¿Hago un reclamo a La Haya para ver si me lo pueden traer que tengo que charlar unas cosas?, ¿pido una orden de allanamiento? Suponéte que sos el Presidente...

- No, me volvés a correr con esa...

- Claro que te corro. Vení, sentate en este lugar – me ofrece su asiento tras el escritorio. Me siento.

- ¿Viste cómo pesa, lo sentiste? - me dice mientras camina alrededor y sigue. Los presidentes no trabajamos, en el sentido estricto de trabajar, de producir. Los presidentes dirigimos y tomamos decisiones. Y esas decisiones, como todas las decisiones, vienen condicionadas. Nunca hay más de dos, tres alternativas. Tienen costos y beneficios, y nuestro trabajo es el peor: pesarlos. Ese asiento en el que estás, por paradójico que parezca, es uno de los lugares con menos libre albedrío del mundo.

- Podrías haber decidido, digamos, no matarlo – me paro del asiento porque me gana la discusión.

- Podría haber decidido eso. Podría haber entrado un comando, lo capturaba y lo traía a los Estados Unidos donde lo juzgábamos. Seguramente cualquiera que se opuso a matarlo estaría a favor de eso, ¿no? - ironiza.

- Bueno podrías haberlo juzgado ahí, también.

- Claro, sí. Tener detenido a Bin Laden en un país de Medio Oriente, con posibilidades de que el tipo filtre un mensaje. Gran idea, ¿no pensaste en postularte para Ministro de Defensa?

- Qué se yo, sos el Nobel de la Paz.

- Me dieron el Nobel de la Paz por ser negro en un país racista, no porque mi política exterior suponga que la naturaleza humana es esencialmente altruista y que las personas deben colaborar mutuamente basados en la confianza, el amor y los pajarillos de colores que cantan en la ventana mientras amanece. ¿No eras vos el que hablaba de una “existencia-destino”?

- No, era Feinmann.

- ¿Quién? No importa, decile de mi parte que tiene razón. Mi existencia-destino es esta. Tengo un dato, pueden encontrar al tipo y matarlo. Tengo que pesar los costos y beneficios de esto, y escojo racionalmente un plan a seguir. Eso da resultado, ahora me tengo que bancar la que venga, la condena de los que no tienen responsabilidades geopolíticas y está bien que eso suceda así. El teorema de Baglini no explica sólo fenómenos de política interna, sino también mundiales.

- No entiendo.

- ¿Sabés por qué te llamé a vos?

- Porque soy el mejor filósofo del mundo y querés saber cómo gobernar - le contesto, humilde.

- Sí, además de eso – hace una mueca, intuyo que me toma el pelo.

- No, no se me ocurre otra motivación que mi brillantez.

- Te llamé porque sos kirchnerista.

- ¿Y eso qué tiene que ver?, ¿te creés que voy a justificar una muerte?

- No, jamás te pediría eso. Te llamé porque entiendo que sos kirchnerista, y entiendo que quizás seas un poco más permeable que otros a la idea de la excepcionalidad. El kirchnerismo, vos que sos filósofo, debería cambiar de enemigo. En vez de “La opo” y “La corpo”, en vez de Magnetto, debería ir a por Kant.

- ¿Lo decís por el idealismo de “La paz perpetua”? - le tiro con la biblioteca encima –. Digamos que no es el libro que mejor va a explicar tu administración, al menos por ahora.

- Lo digo por eso pero lo digo más por la idea de imperativo categórico. Yo pretendo que me entiendas como kirchnerista porque intuyo que podés entender la excepcionalidad de las acciones, que podés ir un poquito más allá de la pretensión de que la gente obre “de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal”. Yo no puedo obrar así, no porque sea malo por naturaleza (quizás lo soy, no importa), sino porque soy presidente. No puedo pretender universalidad a todo lo que hago, porque entonces no podría laburar. Bin Laden es una excepcionalidad. Ir y matar al tipo no supone que voy a ir y matar al resto de la Humanidad. Supone sólo eso: que voy a matar a todos los que hayan planeado un atentado el 11 de septiembre de 2001. Es un universo de gente bastante, digamos, acotado.

El tipo me sorprende. Hay algo de fineza en su análisis sobre el kirchnerismo.

- Ahora, vos nos cagaste, porque viniste a todos los países del Cono Sur y nos pasaste por arriba – tiro un manotazo de hundido.

- Yo no podía ir a tu país porque no podía justificar el pragmatismo.

- Como yo no puedo justificar el tuyo.

- Pero podés entenderlo – me mira con cara de “Yes we can”, el guacho.

- Puedo, pero no puedo decirlo, nunca.

- ¿Por qué? - me pregunta, deshauciado.

- Porque Kant ganó y entonces toda acción política debe ser universalizable. Y la acción política es todo lo contrario: un momento de locura. Vos tenías que hacer lo que hiciste, tanto como tenés que bancarte la pelusa de haberlo hecho. Esa es la tremenda esquizofrenia de tu cargo: por eso los presidentes están locos, por eso la política es un lugar extraño, lleno de dementes, por eso ser presidente exige estar chiflado, creer que los dioses conspiraron para ponerte ahí, que el destino te exige ejercer ese servicio. Si no tenés esa presunción, ¿cómo tomás las decisiones que dejan perplejo a todos los demás?

- ¿Eso no es de The West Wing?

- Claro que sí.

- ¿Entonces?, ¿nos rendimos? - se pregunta más retóricamente que nada.

- Hay esperanza. En la Argentina.

- ¿El kirchnerismo?

- Eso. Y que haya ganado Cristian U.

- ¿Quién?

- Lo dejamos para otro día, Negro. Te quieren ver de la CIA me parece.