30/9/10

El Alem

Cuento N° 22 de "El amor en tiempos del kirchnerismo".



Sentí infinita veneración, infinita lástima.
El Aleph.

El Alem.

Cuando las tropas de Urquiza llegaron hasta las puertas de su pulpería, Leandro Antonio Alen intuía el desenlace fatal. Miró por última vez a su hijo Leandro Nicéforo, ordenó a su mujer, Tomasa Ponce, que se encerraran en la habitación del fondo y salió a encontrarse con la muerte. Un mazorquero, pensó Leandro, no debe resistir: eso daría razón a los salvajes. Desobedeciendo las órdenes de Leandro, Tomasa acompañó al detenido hasta Plaza Montserrat, donde sería ahorcado.
Entonces comprendió que sólo le quedaban por experimentar las variaciones de una misma desgracia. Tras un pasar relativamente cómodo, con su esposo pulpero y miembro de La Mazorca, la caída de Rosas en Caseros coincidiría -y causalmente -con la caída de los Alen.

Refiere la sabiduría popular el carácter cruel de los niños. Nadie pudo comprobarlo tanto como don Leandro Nicéforo Alen, quien debió cambiar su apellido - reemplazando la n por la m- para terminar con las referencias al destino de su padre. Leandro N. Alem fue el nombre definitivo, aquél que enterró el estigma de “el hijo del ahorcado”. Nacía, entonces, una leyenda radical a la que acompañé durante los años finales de su vida.

Sería demasiado arriesgado -peor: inconducente -exponer aquí mis pergaminos, aquellos que me ubicaron junto a don Leandro los últimos meses de su vida. Ese azaroso período de tiempo que, con su decisión definitiva, adquirió características trascendentales. No es mi deseo contribuir a la niebla de conjeturas que rodearon el suicidio de don Leandro. La depresión que lo hundía diariamente era tan política como personal. Ningún hombre decide morir por la política, como ningún hombre muere por un amor, si no hay, previamente, alguna concepción referida a la futilidad de la vida. Renegar de la vida: he ahí lo que el universo debe subrayar ante cada suicidio, más que el amor por María o el odio por don Hipólito (o la redundante carta final de don Leandro: suicidarse antes que negociar y llamar a que se rompa antes que a doblarse. Observen allí todas las tautologías posibles). La causa de un suicidio es, apenas, una nota al pie. El acto ya es, por sí, todo.

El 1° de julio de 18** llegamos en el mismo coche al Club del Progreso, aunque don Leandro me pidió que entrase antes que él. Tiempo después supuse que debió haber aprovechado esos segundos para revisar el arma. La cena transcurrió sin eventos que merezcan ser referenciados, especialmente si cometemos la torpeza de balancearlos con lo que ocurriría minutos posteriores. Me preocupé cuando don Leandro decidió abandonar tempranamente la mesa, y me ofrecí a acompañarlo. Con la mitad de mi cigarro encendido, insistió para que me quedase. Supuse que se encontraba molesto entre tanto humo (don Leandro había dejado de fumar por recomendación médica) y que mañana temprano realizaría comentarios mordaces sobre los comensales que lo acompañaban.

El andar de una serie de coches silenció el ruido que pudo haber provocado la pistola. Puede decirse, entonces, que fue el triste destino el que me ubicó caminando para ese lado y no hacia otro, saliendo antes que cualquier cliente de El Club del Progreso, y no después. El humo que podría haber sido la fría niebla, el zapato que trababa la puerta del coche, la pistola bajo el asiento, la sangre. La muerte de don Leandro que ahogó el grito que hubiese deseado. Mezquino, pensé en las especulaciones, y pensé en mi vida profesional, en cómo quizás debería cambiarme yo también el nombre -aunque si algo no me ataba a él, eso era mi nombre, tan polaco. Pero seguidamente volví a don Leandro, a quien acomodé en su asiento para confirmar que ya no respiraba.

Con el fin de las desgracias de don Leandro, comienza la historia de las mías.

Apoyé su humanidad contra la mía y lo solté contra el asiento, cuando mi mirada cruzó su ojo derecho, ahora vacío. Pero entonces esa esfera circunstancialmente abiótica arrojó una serie de imágenes que no voy a olvidar jamás. Como una ínfima pantalla de cine que contenía todas las dimensiones posibles de un mismo objeto, de un fenómeno o de un personaje, así el globo ocular de don Leandro mostraba una sucesión en apariencia anárquica de imágenes. Todas las cosas tenían, a su manera, relación con el radicalismo. Pensé en el tormento de Leandro, en una vida atravesada por la circunstancia divina de tener que ver, todo el tiempo, todos los pasados, todos los presentes y todos los futuros del radicalismo. Y entonces comprendí que en el ojo de don Leandro estaba todo el radicalismo visto desde todos los puntos del universo. El Alem.

Fascinado y morboso, enfoqué en el ojo de don Leandro y vi un saco sobre una silla del Jardín Florida, vi una boina blanca arrojada al cielo del Frontón de Buenos Aires, vi una bala despedazando a un revolucionario (era 1890) y vi esa misma bala rozar a otro (ya era 1893), vi rupturas en los comités, vi amenazas de duelo y vi concreciones. Vi al propio don Leandro ser conducido a la cárcel, vi su liberación, vi el abrazo apesadumbrado que le dio a su sobrino, vi todas las resignaciones posibles, vi cuartos oscuros, vi universitarios, vi el viento secando la sangre de un fusilado de la Patagonia, vi conspiraciones en el Senado, vi interventores de provincias parando en la ruta para estirar las piernas, vi menguar algunas ansias, vi caer al mundo, vi a un hombre, que era todos los hombres, encerrarse en el palacio presidencial, vi tanques acercarse. Entonces una angustia me invadió el alma, y comprendí que ya no podría dejar de mirar. Y vi más boinas blancas, vi insignias militares, vi muchedumbres, me encegueció ver la intransigencia en su totalidad, vi derrotas, vi cárceles. Vi bombas caer desde el cielo, vi nuevas traiciones, vi todas las madrugadas y vi a los despiertos, vi exilios, vi la prohibición, vi un mensajero subiendo a un avión con una carta. Vi la contradicción, vi lapiceras que viajaron desde Norteamérica a firmar contratos, vi la Provincia de Buenos Aires, vi imposibilidades, vi más militares. Vi proscripción, vi la parsimonia, la incapacidad y vi una secretaria abandonar su puesto para dejárselo a un señor de bigotes. Vi muchedumbres esperar un avión, vi tumultos, vi la muerte, vi a un viejo adversario despedir a un gran amigo, y vi desde todos los ángulos posibles del universo la forma terrenal que adquiere la decadencia total. Vi la sangre. Nos vi volver, vi los pétalos de una primavera, vi esposar las manos ensangrentadas de unos generales, vi desde el cielo pintar con betún nuevas armas que se levantaron, vi explosiones, vi la miseria como no la había visto nunca, vi enormes almacenes saqueados por muchedumbres, vi más imposibilidades, vi al orfebre de un bastón que se entregaba. Vi nuevas decadencias, vi un paseo por una quinta, vi finales ajenos y nuestros. Vi nuevas parsimonias y me angustié pensando que El Alem era circular, vi que los puntos del universo eran otros y vi que la historia era la misma y continuada. Vi nuevas debacles, vi nuestra disolución, vi un caballo embistiendo una anciana, vi la lágrima de un oriental en el piso de su enorme almacén, vi nuevas explosiones. Nos vi morir, vi declarar sentencias, vi ojos que nos juzgaron, vi pedir que sea la historia la que nos juzgue, vi gritarnos, vi un renacimiento. Entonces vi a la historia, y vi a don Leandro, vi desde todos los puntos El Alem, vi mi cara viendo El Alem, y vi mi angustia y las caras de los que recién llegaban hasta Leandro. Y lloré.

Lloré porque mis ojos habían visto ese secreto en los ojos de don Leandro, ese secreto cuyo nombre desconocen los hombres, porque ninguno ha mirado, ninguno más que yo, y ninguno más que don Leandro. El inconcebible radicalismo desde todos los puntos posibles del universo. El Alem. Y entonces comprendí.

24/9/10

No sabemos dónde ponerlo a Rucci


Es un poco anacrónico en tanto que análisis político, sostener que “por qué Montoneros no hacía política, che, en vez de andar matando gente”. Montoneros hizo política, nos guste más o menos el cómo. Agarrar los fierros es dejar la política, pero ahora. Ahí, en ese momento, era UNA parte de hacer política. No porque eso fuera TODA la política, sino porque era una opción con cierto grado de legitimidad. A la vez, la opción movimientismo-militarismo no es tan maniquea como se ve a la distancia. Como si optar por una u otra no tuviera consecuencias, casi, hasta en la vida personal. Hay un punto donde la violencia política es como la inflación: en el momento que se dispara, o te agarrás o no existís.

Se me hace que el punto anterior es necesario para dar un paso más. Para sostener que, así como la violencia política era un espiral impermeable a cualquier freno, también es cierto que hay una economía de la violencia política. Que por alguna extraña razón no se mataron todos contra todos. Que por algo mataron a Aramburu y no a Rojas; a Rucci y no a Lorenzo Miguel.

Dicho esto, entonces se puede juzgar el asesinato de Rucci en términos políticos. Luciano nos preguntaba dónde ponía nuestra generación a Rucci, y yo no me voy a hacer cargo de una respuesta que le corresponde a una generación, pero aunque sea doy la mía. Sacar a Rucci del debate moral sobre la violencia política es la condición sine qua non para poder decir que fue uno de los errores no sólo estratégicos, sino de concepción política, más grandes de la historia política argentina.

Que la violencia política sea un hecho relativamente instalado no legitima nada. Matar a Rucci dos días después de que Perón gana las elecciones con el 61,85% de los votos es una forma de arrogancia política. (Un amigo me dijo una vez algo muy bueno: si Montoneros mató a Rucci con el 61%, ¿el PTS con el 1,52% a cuántos se debió haber cargado?). Es vandorismo de izquierda. El problema no es el vandorismo como táctica: el problema es cuando es fundamento. Cuando sos a partir de que golpeás para negociar. No sé cuánto habrá tenido que ver Aramburu, en eso. Cuánto condiciona la incubadora de una organización política a su devenir. Cuánto cuesta renegar de eso. La pregunta, más que por qué no se hizo, fue por qué no se intentó. Dos días no me alcanzan como esfuerzo (y me hago el boludo, me hago el que no entiendo que la estupidez del asesinato de Rucci está planeado independientemente del resultado electoral. No voy a decir que ahí sí, ahí sí Montoneros dejó de hacer política, ahí sí hay un argumento para decir: por qué estos tipos no hicieron política, y ahí sí me respondo que el 25 de septiembre de 1973, los fierros le ganaron a la política, por lo menos un día, por lo menos de ahí para adelante, por lo menos hasta el 24 de marzo de 1976).

Leer a Ceferino Reato para entender el crimen de Rucci es como leer a Freud a través de Ari Paluch. El chantapúfete de Reato escribe trescientas páginas para decir que el crimen de Rucci es un crimen del Estado porque los que lo mataron fueron en un auto de la Provincia de Bs. As. y guardaron las armas en no sé qué galpón de qué dependencia. Yo comulgo con la idea de que la reinterpretación de la historia es un proceso “natural” de la vida social (porque sino la historia, ¿qué es?, ¿Una y Verdadera?). También creo que uno puede criticar esas interpretaciones, sobre todo cuando están tan flojitas de papeles.

Algo de lo que dijo Cristina Kirchner en el Luna Park es muy cierto. Este momento histórico es envidiable. Yo sé que es una categoría que no se debería usar en política: pero este momento es mejor que aquél. No por este gobierno, sino por una construcción colectiva de la democracia, que involucra procesos latinoamericanos, que involucra tendencias mundiales, y que involucra, también, al accionar de nuestros partidos políticos (a los que hay que reivindicar, siempre, en tanto que organizadores de la política). Una democracia a la que le falta mucho, muchísimo (entre otras cosas, revisar el pliego de bases y condiciones con las que aseguró su propia supervivencia, pero que ya están, que ahora te atan, que te hacen garpar por un servicio que no te garantizan).

Pero si me dan para elegir, dejame vivir este momento. Dame el momento en que esa opción por los fierros está enterrada, y dejame que yo te diga lo que me parece que hicieron mal, yo sé que el contexto y todo eso, pero si yo no digo que hay cosas que hicieron mal, como arrogarse una representación (EL pecado de la política), entonces no puedo hacer lo que quiero en este momento.

Yo quiero el momento en que me puedo sentar al lado de la Juventud Sindical. Quiero el momento en que nadie subestima a nadie. Si tengo que definir qué es mejor de nuestra generación, esta, la de ahora, es eso: acá nadie se cree más que nadie lo suficiente como para pisarle la cabeza. Acá se golpea, para negociar, con la urna en la mano. Si acá, como dice otro amigo, "no se dejan representar", nosotros nos vamos a lo último de la fila y empezamos de nuevo.

¿Rucci es una bandera de nuestra generación? Me parece que todavía incomoda. No sé si es una bandera. Lo que sé es que su asesinato -que es otra cosa, que es un hecho que hasta se independizó del personaje, que si vos preguntás por la calle hay más gente que sabe que mataron a Rucci antes que quién fue Rucci-, mejor, la condena de ese asesinato como lectura de una arrogancia política, sí es una bandera generacional.

A mi me gusta nuestro momento.

22/9/10

Leuquismo en Wikipedia

Extraido de Wikipedia:

Leuquismo

El leuquismo es la doctrina literaria, filosófica y política derivada de la denuncia (0) por amenazas que el periodista cordobés Alfredo Leuco(1) le realizara al bloggero Lucas Carrasco (2), y que inspiró la creación retrospectiva de una corriente de pensadores impermeables al concepto de "metáfora" (3) en tanto que "expresión con un significado distinto o en contexto diferente al habitual". Riquísima en interpretaciones paralelas, el leuquismo se caracterizó por adherir siempre a la interpretación literal de cualquier relato, sea de carácter político, literario o filosófico. Los leuquistas, carecen de la capacidad de establecer relaciones de identidad entre dos seres, reflexiones o conceptos, de forma tal que no pueden referirse a ningún elemento a través de otro.

Contenidos

1. Influencia en la literatura.
2. Influencia en el psicoanálisis.
3. Influencia en la filosofía.
3.1 Neo-leuquismo.
4. Influencia en la política.

1. Influencia en la literatura

Distintos críticos literarios españoles, identificados secretamente con el leuqismo (ya que, durante la Inquisición (4), el leuquismo fue catalogado de “doctrina recomendada por el mismísimo Satán (5) en persona”, debido a la interpretación puramente literal de la Biblia), manifestaron su repudio posterior a la publicación de “El Hidalgo Caballero don Quijote de la Mancha” (6):

“Por cierto que la belleza del relato de don Miguel de Cervantes Saavedra (7) no debe esconder el verdadero propósito de semejante obra: promover el ataque vandálico de chiflados que se creen caballeros hidalgos contra la producción agrícola que se sustenta en los molinos de viento. Hago responsable al reinado de Felipe II (8) por cualquier cosa que pueda sucederle a mi hacienda y, en especial, a cualquiera de mis molinillos, coño”.

El crítico literario Igor Ivanicevich, quien abrazó la doctrina del leuquismo alrededor de 1880, escribió sobre la obra de Dostoievsky, “Crimen y castigo” (9):

“Un panegírico más de estos que incitan a la violencia y promueven un clima de crispación en nuestra bella Rusia. Casi seiscientas páginas de un panfleto diseñado especialmente por parte del aparato mediático del zarismo, fomentando el asesinato masivo de viejas usureras a hachazos. Hago responsable de cualquier asesinato a hachazos al zar Alejandro II. Y no me vengan a correr con que estoy con el zarismo, pues yo he tenido al zar Alejandro en la mirilla de mi Fal, y no le he disparado, ya que aquí los analfabetos campesinos hemos inventado el Fal pero todavía no hemos descubierto las balas. Que sino, te adelantaba la revolución bolchevique, te adelantaba”.
En la nota “Crítica de Operación... ¿masacre?”, el abogado Manuel Juárez, miembro de la Unión Democrática y perteneciente al Club de Leuquistas, opinó respecto de “Operación masacre”, de Rodolfo Walsh (10):

“Quedará para investigar si los hechos narrados son ciertos. Pero lo que no se puede tolerar es el falseo de la Historia para acomodarla a los intereses políticos. Fíjense cómo Rodolfo Walsh miente descaradamente cuando reproduce el testimonio que reza: “hay un fusilado que vive”. ¿Cómo va a vivir si está fusilado?, ¿acaso el fusilamiento no es el acto por el cual se le quita la vida al condenado? Y luego, como quien no quiere la cosa, el miembro del aparato mediático de Montoneros, asegura que hay un fusilado que habla. Por favor, ¡si lo fusilaron!, ¿cómo va a hablar?, ¿acaso la pérdida del habla no es una de las consencuencias directas de perder, previamente, la vida?”

Se dice que quien investigó más profundamente las raíces del leuquismo fue Jorge Luis Borges (11), cuya ceguera habría entorpecido la continuación de dicha pesquisa. Sin embargo, críticos literarios -generalmente ligados al leuquismo -aseguran que determinados extractos del cuento "Funes, el memorioso" (12), refieren al leuquismo en tanto que incapacidad de referir al mismo elemento a través de otro. En especial, éste párrafo parece calzar perfecto en la concepción leuquista del mundo como serie continuada de literalidades:

"Éste (Nota del autor: por Funes), no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas generales, platónicas. No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente). Su propia cara en el espejo, sus propias manos, lo sorprendían cada vez. Refiere Swift que el emperador de Lilliput discernía el movimiento del minutero; Funes discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción, de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad".

2. Influencia en el psicoanálisis

El desarrollo de la doctrina leuquista llegó hasta los albores del nacimiento del psicoanálisis. No casualmente, Paul L. Wachtel (13) escribió un artículo denominado “The Surface and the Depths: The Metaphor of Depth in Psychoanalysis and the Ways in Which it can Mislead” (14), en el que afirmaba:
“A veces, somos prisioneros de nuestras propias metáforas. Sus poderosas imágenes pueden llegar a ser tan convincentes que nos hacen olvidar que son metáforas. Ese, intuyo, es el caso de la metáfora de la profundidad que utilizamos en el discurso psicoanalítico”.
Tomando este párrafo y resignficándolo a través de la lectura de los manuscritos del joven Alfredo Leuco, los discípulos de Paul L. Wachtel crearon una corriente psicoanalítica, el leucowalchtelismo, que consistía en el tratamiento de pacientes a través de la represión por electroschock de sus capacidades de elaborar metáforas. Esto es, cuando el paciente intentaba figurar una situación a través de la utilización de la metáfora como herramienta linguistica, el psicoanalista le propinaba al paciente una descarga eléctrica en el marote, cuando aún se creía en el electroshock como tratamiento psiquiátrico. El leucowalchtelismo fue prohibido por diversos tratados internacionales, al ser considerado una forma de tortura, luego de que un psicoanalista matara a un paciente que había utilizado la metáfora: “llueve, como la puta madre, afuera”.

3. Influencia en la filosofía

Luego de leer las reflexiones de Alfredo Leuco en "Cuadernos desde la cárcel en Paraná donde me tiene encerrado Carrasco", treinta y tres discípulos de Platón (14) desaparecieron de la faz de la tierra, pocos días después de la publicación de "República", el best seller del filósofo griego. Veinte años después de dicha desaparición, treinta y tres desarrapados regresaron a Atenas, donde pidieron audiencia con el profesor Platón, a quien le manifestaron, desahuciados, que no habían logrado localizar el lugar donde se escondía la caverna que Platón utilizara como explicación alegórica de la situación en la que el hombre se encuentra respecto al conocimiento, en el final del libro VI de "República", conocido como "el mito de la caverna" (15). En "Diálogos con treinta y tres cabezas de termo", Platón describe el reencuentro:

- Pero, maestro -dijeron los cabezas de termo- hemos recorrido el mundo entero, hasta hemos encontrado América, una tierra poblada por indígenas, rica en oro y plata, y no hemos podido dar con la caverna que usted describe. ¿Podría, oh, su sabiduría, brindarnos un mapa que nos guíe hacia ese lugar, para dar finalmente con la verdadera luz que ilumina esta realidad falsa? - ¡Qué extraña escena me describen, oh, cabezas de termo! -dije -. No han podido ustedes ser más gansos porque no os ha dado el tiempo histórico. La caverna, hermanos míos, no es más que una figura alegórica. Las lecturas de Leuco os han arruinado el marote: eso es lo que creo yo.

3.1 Neo-leuquismo.

Algunas escuelas vinculadas al neo-leuquismo, que combina los manuscritos del viejo Alfredo Leuco (ver: Manuscritos póstumos, valga el oxímoron, de Leuco, A. ) con una visión post-deconstructivista y derridiana de la realidad, aseguran que el sepultamiento de treinta y tres mineros en Chile (16) no fue fruto de un accidente, sino de la radicalización de la doctrina griega del leuquismo. Se trata, según los neo-leuquistas, de

"dejar de buscar las cavernas del conocimiento verdadero, para ir a buscarlas nosotros mismos: enterrémosnos todos; enterrémosnos hasta que la luz del conocimiento nos ilumine".

Como quienes buscan el cáliz sagrado, estudiosos afirman que los neo-leuquistas tienen una adoración secreta por el papelito que recibió el presidente chileno Piñera con el mensaje "estamos bien, los 33", al que le atribuyen otro significado superior al bienestar físico de los mineros. Aseguran, los neoleuquistas, que dicho papel es, en verdad, la confirmación de que la metáfora de la caverna no es, lequísticamente hablando, una metáfora sino la expresión literalidad de una existencia cierta.

4. Influencia en la política.

El estudio sistemático de la doctrina leuquista apasionó a ciertas juventudes políticas de los años ´60 que, ante la caída de los grandes paradigmas, se refugiaron en nuevas experiencias políticas. Cierta rama del pos-marxismo, desencantada con el devenir de la experiencia soviética, formaron "El círculo de Banfield" (debido a su ubicación geográfica, en Banfield), una corriente marxista-leuquista, dispuesta a vincular la teoría y la praxis política del marxismo a través de la des-metaforización de los escritos marxistas. De esa manera, El círculo de Banfield consideró que

"el debate sobre si la estructura económica condiciona o determina a la súper-estructura es un debate superfluo y ridículo entre adherentes a filosofías anti-leuquianas. Cuando Marx habló de estructuras, se refería claramente a estructuras terráqueas, que existen como tales. Y es deber de todo revolucionario ir hasta esas estructuras y destruirlas. La condición del nuevo marxismo debe ser su subterraneidad: hacia allí iremos, a hacer agujeros en el piso hasta encontrarlas. Si Marx habló, además, de un Viejo Topo, no se refería a la lucha proletaria, sino específicamente a un mamífero anciano de la familia de los tálpidos que deberemos ir a buscar, también, allí bajo tierra".
Por su parte, el fracaso de la República de Weimar no significó el abandono de las doctrinas weberianas (17) sino, por el contrario, su resignificación. Tal es así que, al ser interpelado por la doctrina del leuquismo, el concepto weberiano de burocracia como "jaula de hierro" (18) comenzó a reflotar entre algunos estadistas de dictaduras orientales, más que como metáfora de sobreburocratización del Estado, como posibilidad cierta y aplicable de control social. En cientos de países asiáticos, de nombres inpronunciables, algunos jeques árabes comenzaron a construir alrededor de su población, una literal y casi nada metafórica jaula de hierro alrededor de los ciudadanos, para evitar así el escape hacia otros países.

21/9/10

Selling Hume: La Maniobra

Nuestro amigo Selling Hume, el Jorge Asís Nac&pop (a quien tal vez recuerden de crónicas como esta, o esta otra), nos envía una crónica. Ya está medicado.

La Maniobra

escribe Selling Hume,
especial para Burbujas.

Tío Cámpora, querido,

Ingresó a la clínica Los Arcos, El Loco, desvariando. Sin lugar para debilidades, afirmaba, exigía no ser antestesiado. El Loco, dicen, no confía en la vigilia. El matrimonio no duerme, en tanto que matrimonio. Las pocas veces que lo hacen al mismo tiempo, empastillan a Zannini para que se mantenga despierto. Pero el plan no fue, nunca, operarse, sino esconder. La política argentina es, tío Cámpora querido, fundacional. Exige, en todo momento, construir cimientos novedosos. Estar en la palestra es prometer. Prometer, tío Cámpora querido, y dar golpes de efecto mediáticos. Hacia ello está dirigida La Maniobra.

Cocodrilos

Desde el búnker PRO sostienen, angustiados, la autoría intelectual de La Maniobra. Describen al kirchnerismo como una red de espías intelectuales dedicados full time a hacerse con los estandartes de sus enemigos. Presentarlos como propios.

Fuentes nos asegura que es cierto.

Que la idea surgió de la línea Durán Twitter del macrismo, comandada por Peña y Michetti, en uno de los viajes que los jovenes líderes emprenden para averiguar qué es ser un joven líder según las consultoras internacionales que venden ese paquete. Retiros empresariales, los llama peyorativamente Larreta, el Electricista del Challenger. Surgió de una de esas visitas a Chile, donde una serie de powerpoints, el opio 2.0 del político new age, mostraba el desempeño de Piñera, el Neomontonero, durante el conflicto por los mineros atrapados.

“Mrcio, tmos q hcr 1 drrmbe c vos rsctndo”. El mensajito, brillante, de Peña a Mauricio Macri. Un derrumbe en la Ciudad de Buenos Aires, con Mauricio Macri como estrella rescatista. La línea Durán Twitter, tío Cámpora querido, formuló la presentación en las reuniones gabinetales de Bolívar 1, a las que el binomio Bullrich-Larreta acepta ir sólo para intercambiar posteriores insultos denigrantes sobre los participantes.

La Maniobra, de alto impacto mediático, exigía dos condiciones: derrumbes con sujetos atrapados bajo tierra, y la presencia del Jefe de Gobierno en la superficie, al mando del Rescate. Un Jefe de Gobierno a quien las hordas del kirchnerismo comienzan a denominar “el indígena precolombino de la capital boliviana”. O, resumidamente, El IncaPaz. Pero la coordinación exige trabajo, y la línea Durán Twitter acaba de inaugurar una nueva fase en el marxismo. A cada cual, según la hora en que se levanta. La línea Durán Twitter no pudo garantizar, nunca, la confluencia de las variables “derrumbe” y “presencia en la Ciudad del IncaPaz”. Porque el Inca, dice Fuentes, se levanta todos los días, gaudizado, al grito de “qué mal que la estoy pasando”. No sabe, el IncaPaz, que contra El Loco hace falta más que “hacer las cosas bien en vez de mal”.

Se sabe, tío Cámpora querido, que cocodrilo que se levanta después de las diez de la mañana, es materia prima para encuadernar los libros de balances del Loco.

Internaciones

La Maniobra, tío Cámpora querido, fue recogida por el kirchnerismo y rediseñada artísticamente. Fue el sábado, ese sábado de la internación en Los Arcos, que El Loco pidió el teléfono de Diqui James, el Director del Operativo Bicentenario Feliz, y le propuso la puesta en escena. Un derrumbe artístico, planificado hasta el tuétano.

En Balcarce 50 comenzaron los castings. Buscan “representar” el kirchnerismo, enterrar bajo cient cincuenta metros de escombros, lo que consideran una fotografía de la sociedad que erigieron. La internación de Néstor Kirchner, no fue sino la charla técnica, el Guayaquil, de Diqui James y El Loco. Patagónico, reniega del powerpoint. O lo desconoce, quizás. En una hoja de cuaderno Gloria, El Loco anotó los personajes. Fuentes la transcribió:

Un niño beneficiario de la AUH.
Un empresario que recibe subsidios.
Un nieto recuperado.
Una pareja de personas del mismo sexo.
Un represor.
Un ruralista.
Su peón rural.
Héctor Magnetto.
Un censurado.
Un trabajador en blanco.
Orlando Barone.
Un bloggero.

Y algunas directivas. El Loco quiere tener contacto directo con cada uno de los Atrapados. Dirigirlos. Así se creará, tío Cámpora querido, un reality show extraordinario. La discusión del modelo bajo ciento cincuenta metros de tierra. Transmitido en vivo por cadena nacional, todos los días. Con El Loco en la superficie digitando, más que el rescate, la exposición o el ocultamiento de los personajes. Que relatarán sus vidas pero que, en verdad, debatirán el kirchnerismo a flor de piel. La Maniobra puede llegar a abrir un nuevo proceso en la historia argentina. Donde todo lo que ocurra sea mentira. Pero no mentira en tanto que interpretación distinta. Mentira en tanto que sucesos ficticios. Puestas en escenas.

El último golpe de efecto del Loco, en busca de Eldorado de los 40 puntos. La política es, tío Cámpora querido, fundacional. El Loco lo sabe, como nadie. Necesita una Hepatalgina de Épica.

Timote Park

El Luna Park fue el último encuentro entre las juventudes y un Néstor Kirchner que lucía pálido, cansado, como en el final de una película. Las transmisiones de televisión, los periodistas presentes y los militantes al paso compraron esa imagen, y se retiraron entre dudas del Luna. Pero los más convencidos entonaron algunos cánticos más, permaneciendo en las instalaciones hasta casi una hora después.

Cuando El Loco, tío Cámpora querido, volvió al escenario. Ante la sorpresa de los presentes. Como esas películas con doble final, no aptas para precoces escapistas de cine.

Y allí les relató, a los jovenes entusiastas, la Maniobra. Que, les dijo, los incluía. Néstor Kirchner formó, en ese instante, un comando de operaciones especiales de la juventud. A la que bautizó, irónico y cruel, La Valfierno. Porque El Loco no está tan desquiciado como para enterrar a Héctor Magnetto, el Colisionador de Carruseles, y darle prensa durante días. No va a enterrar al Colisionador, sino a un doble.

La Valfierno, tío Cámpora querido, secuestrará en los próximos días a Magnetto. Pero, como Valfierno, no venderá el objeto original de su robo, sino copias. Que florezcan mil Magnettos, bromeó El Loco. Uno de ellos, el más especial, el más preparado, actuará como el CEO de Clarín en La Maniobra. Discutirá apasionadamente, por ejemplo, con Orlando Barone. A quien El Loco planea no avisarle que se trata de una puesta en escena.

Porque lo mejor de Barone, tío Cámpora querido, es que es de verdad.

Fuentes nos confirma que ese Magnetto -encarnado por el referí Luis Olivetto, a quien La Valfierno ya atemorizó hasta hacerle podar esos legendarios rulos para dar CEO de Clarín -realizará todo tipo de acciones malévolas bajo tierra, apoderándose de los alimentos que le corresponden, en especial, a mujeres y niños. Construirá un monstruo popular, uno que salga del micro clima y se convierta en El Malo del Que Se Habla en la Oficina. El Loco quiere que los niños jueguen a ser Magnetto y golpeen a sus compañeritos de colegio para apropiarse de sus cartucheras.

La política, tío Cámpora querido, es el arte de construir a los Otros.

El Loco planea que, dos semanas antes de las elecciones, uno de los enterrados logre salir a la superficie, su cara maquillada de tierra, sus tez pálida, y diga, en cadena nacional:

“Somos K, los trece”.

Tío Cámpora querido, si lo ve por allí dígale al Dr. Alberdi que, a su pesar, las leyes que rigen la política argentina no son las suyas, sino la de un viejo físico inglés que tal vez deambule por ese mismo Cielo. Salude, de mi parte, al Dr. Isaac Newton. Dígale que esa jodita que inventó de la gravedad, aquí la tomamos como bandera y la llevamos a la victoria. En política, tío Cámpora querido, todo -tarde o temprano- se derrumba.

20/9/10

Quizás quiso decir

El viernes se cumplían 4 años de la desaparición de Julio López.

El sábado 28 de agosto, en la Unidad 48 de San Martín, José León Suárez, un guardiacárcel en estado de ebriedad comenzó a disparar de manera indiscriminada contra varios internos, a la misma hora en que estaba la visita. Las crónicas pueden verse acá, o acá.

Uno de los internos recibió un balazo en el pie y realizó la denuncia penal.

Está DESAPARECIDO.

Marcelo Almeijeiras estudia en la sede de la Universidad Nacional de San Martín que está ubicada en el predio carcelario. Desde que realizó la denuncia, no fue visto salir del penal. El guardiacárcel que efectuó los disparos fue pasado a disponibilidad.

El Informe de la Comisión Provincial por la Memoria sobre la situación carcelaria afirma que "la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes perviven y son prácticas sistemáticas en los lugares de detención. Cuando estos casos son denunciados, en general los jueces apelan a los tipos penales más benévolos para los victimarios y en contados casos se los tipifica como torturas, reforzando la sensación de impunidad para estas prácticas".

Poné Marcelo Almeijeiras en Google. Google dice que, quizás, quisiste decir otra cosa.

Hay un nuevo desaparecido en democracia.

15/9/10

Columnas PNT


Los columnistas se aburrieron de hablar de política. Ya está. Y en un punto está bien: decir todos los días lo mismo es un embole. Temerosos de que, quizás, en el 2011, el kirchnerismo continúe, los columnistas han decidido resguardar su quintita, y promueven abiertamente los productos que venden. Vea, estimado, sin ir más lejos, al gran Luis:

Solo se deben chequear los antecedentes de cómo suele funcionar El Dueño en estas circunstancias (...)

Hasta ese momento, el fumaba Jockey Club, tomaba whisky nacional Criadores (...)


Así, como quien no quiere la cosa, como cuando Panigassi en Gasoleros te descorchaba un Bordolino frente a cámara, los columnistas políticos han incorporado la promoción de bienes y servicios a sus relatos periodísticos. Es que no sólo de republicanismo, valentía periodística e independencia, vive el Hombre, ya lo decía...San Martín, ponele.

Desde Burbujas con Detergente queremos estar siempre a la vanguardia periodística y no vamos a dudar en incorporar esta bonita costumbre que, por cierto, nos hará millonarios a través de la publicidad no tradicional. Esto es lo que yo opino sobre el escenario actual, y no está nada condicionado por todo el dinero que me pagaron para promover algún que otro producto:

Raros, como encendidos con lamparitas Osram

El kirchnerismo ha entrado, como por un tubo Cobra USA, en su etapa final, donde se decidirá si continúan en el Gobierno o marchan hacia el fin de su historia. Se los nota cansados, como un atleta exhausto que necesita beber un Gatorade de manera urgente para no morir deshidratado. Primero intentaron por el camino de la confrontación, donde han salido tan mal heridos que sólo una gasa Xeroform, podría contener, como ninguna otra gasa contiene de manera tan esterilizante y a precio tan módico, la hemorragia política. Pero esa estrategia, que más que política se asimila al juego T.E.G (disponible en Juguetería Toy Market a 60 pesitos), funciona a corto plazo, no es perdurable en el tiempo, como sí lo son las baterías Rayovac, que cuestan menos y duran más.

Así como la parrilla La Cabrera observó que se le iban muchos clientes porque no se podía fumar y hoy inaugura su sala de fumadores, el kirchnerismo hace el intento por inaugurar un estadío superior, intentando reenamorar a los sectores que durante estos años se han alejado del Gobierno. Y qué mejor para enamorar que ofrecer pequeños gestos románticos, como los que ofrece Bombonella, con la gama más variada de bombones fabricados con chocolate artesanal. Así, el kirchnerismo intenta por todos los medios apropiarse de las banderas que no le pertenecieron. Pero esa captura banderas ajenas, también es un síntoma social de que esos reclamos no estaban bien guardados: en esta Argentina que vivimos, pareciera como si la gente no supiera que la mejor forma de que no te roben cosas es con candados Sekur. Los Kirchner usan los derechos humanos hasta que se gasten, pero esa bandera pareciese ser infinita, tan infinita como una gotita de Magistral, que permite lavar miles de platos por solo $13,42. Emprendieron una batalla contra los medios de comunicación libres e independientes, en vistas a crear un monopolio estatal, que nació como pequeños y marginales medios alternativos, pero que cada día crece más y más: como si ya hubiéramos probado el chiquito, ahora el kirchnerismo nos hace probar el Grandote.

En ese contexto, la intervención quirúrgica a Néstor Kirchner busca humanizar al personaje. Se dice que la operación debilitó al lider kirchnerista, pero uno no puede pensar eso, toda vez que se le colocó un stent Zilver PTX, el más recomendado por los profesionales en la materia. Por el contrario, la utilización de tan excelente producto alargó la vida de Kirchner al menos cinco años más, lo cual le permite, no sólo pensar en una candidatura, sino también utilizar los préstamos personales de Bankimia, que son a cinco años y con una tasa bárbara. De ahí que no pueda pensarse en una debilidad del kirchnerismo, cuya capacidad máxima es la de reconstruirse, tal y como Sedal S.O.S es capaz de reconstruir la estructura capilar.

Los Kirchner están raros...como encendidos con lamparitas Osram. La fortaleza que han conseguido para limpiar el escenario político rememora la capacidad de Mr. Músculo por dejar impecable cualquier mesada, sin fregar demasiado: porque tanto Mr. Músculo, como el kirchnerismo, no parece enfrentar una oposición demasiado resistente.

10/9/10

One of this days


Y agregó que Macri tenía previsto volver de Europa este fin de semana y que "va a estar acá estos días".

Insisto. Hay una nueva derecha en Latinoamérica, más inteligente, más eficaz y más democrática. Lo que no sé bien es quién la encarna en Argentina.

8/9/10

Si fuera mi central


La línea adoptada por la gestión de Yasky da cuenta de un importante grado de madurez organizacional en la CTA. La importancia otorgada a la cohesión de la organización –esto es, a dirimir los conflictos internos sin llegar a la ruptura- ha sido un hito no menor en esa trayectoria. El punto central, no obstante, ha sido la convicción de hacer de la CTA una central sindical (y no un partido político) que se siente de igual a igual con la CGT y de dar el debate y la lucha dónde importa a una central: en la articulación de las negociaciones colectivas y la representación a nivel de planta.


Por esto y un par de cosas más que pueden enterarse haciendo click ahí, votaría a Yasky, y creo que debería ganar Yasky.

También lo votaría porque, si fuera un trabajador de la CTA, querría que mi Central sintiese que este sí es el momento de la Central, y no de constituirme socialmente -otra vez- en Jujuy o por ahí. Querría una Central que ya supiera, más o menos, lo que es. Querría que mi Central pudiese discutir lo que los poderes realmente existentes están discutiendo, que discuta contra algunos y que discuta con otros, pero por sobre todas las cosas que discuta de verdad, o sea, cerquita de esos poderes. Quisiera que mi Central pueda discutir sin tener que discutir siempre aquella otra cosa que a mi dirigente nacional le parece que deberíamos discutir antes. Querría una Central que pueda sentarse con la Confederación (la General, la del Trabajo...o sea, la CGT) y sentir que caminan, con matices, para el mismo lado.

Eso quisiera, si fuera mi Central. Así que yo votaría Yasky.

5/9/10

La Revolución no será festejada

Cuento N° 21 de El amor en tiempos del kirchnerismo. (No tiene mucho que ver con el kirchnerismo o con el amor, pero cuando pinta escribir un cuento lo ponemos en esta sección).



La Revolución no será festejada

Porque hay que ser bastante clarito. Cuando Owens entró victorioso a General Míndez, la capital del país, no hubo más que alegría entre la población. Los campesinos, casi el 70% de la población de esa colonia centroamericana, cuya economía depende aún hoy exclusivamente de la exportación de café, llegaron en enormes caravanas de camiones destartalados, bebiendo un menjunje tradicional de las zonas rurales. Era 1° de septiembre y comenzaba una ola de calor fulminante, que sólo templaba cuando gigantes chaparrones regaban el país casi por completo. La entrada de Owens a General Míndez sería registrada por fotógrafos free lance -expresión anacrónica para la época - que habían viajado a cubrir una más de las tantas revoluciones en el Tercer Mundo que comparten ciertas características: gobiernos títeres de potencias extranjeras, empresas trasnacionales dedicadas a la explotación de algún recurso natural y una población sumida en la miseria hija de ese esquema económico. La generación, entonces, de un proceso revolucionario que opta por la lucha armada, que cuenta con la colaboración del campesinado, que se apoya en la estructura de los partidos de izquierda urbana y que se convierte rápidamente en una piedra para el zapato del ejército nacional. Y la historia es más o menos conocida: la llegada de ayuda de la potencia extranjera, y las nuevas tácticas guerrileras, junto al conocimiento de los campesinos del territorio, que vuelven ineficaz a esa ayuda. Entonces la potencia extranjera comienza a retirar un poco su apoyo, intuye que es un mal negocio, y el gobierno títere enfrenta comienza a ser cuestionado. Y el resto sale solo. La guerrilla, dadas ciertas variables, triunfa (estar en los ´60 y en el Tercer Mundo optimiza las condiciones de posibilidad. El catedrático alemán exiliado en Cambridge, Cort Ziegler, sostuvo en una mesa que compartí con él que los guerrilleros, también, debían tener barba: el nexo causal nunca pudo ser demostrado por Ziegler; mas, estadísticamente, la correlación funciona*).

La entrada triunfal de Owens, el líder universitario de la guerrilla, provocó inmediatamente la caída del gobierno militar, y el ahorcamiento popular de su reciente ex-presidente, Barsilio Sánchez, en un cadalzo improvisado frente a la primera iglesia del país, que minutos después sería reducida a cenizas por otra arbitraria disposición popular. Cientos de pájaros que habían construido sus nidos en el campanario de aquél templo murieron carbonizados, y los habitantes más viejos del país aseguran que el sonido de aquella agonía avícola los sigue persiguiendo en sueños. La Revolución, incluso, debió prohibir la domesticación del loro, debido a la creencia popular de que aquellos parlanchines animales repetían, contrarrevolucionariamente, el nombre del dictador Barsilio Sánchez.

La instauración de una simbología mítica ocupó casi todo el día de la toma de la capital General Míndez (prócer latinoamericano que dio nombre a la capital luego de haber conquistado la independencia del país, convirtiendo a las tribus indígenas a una falsa religión que sería utilizada sólo para lograr que los pobladores autóctonos corriesen, con sendos paquetes de dinamita, contra los barcos que utilizaban los conquistadores para trasladar el café a Europa. El General Míndez convenció a los indígenas que la explosión era la forma que tenía Dios de llevarse sus cuerpos al Paraíso). Finalizado el posicionamiento político, la reciente Revolución decidió dar paso a los festejos populares en su sentido más lúdico. Alrededor de la medianoche, la Mesa Revolucionaria resolvió, en el Palacio de Gobierno, expropiar todos los comercios de General Míndez que expendían productos importados por empresas trasnacionales y repartir entre la población alimentos y bebidas para la fiesta popular. La noticia comenzó a recorrer el país y, tan pronto como los empresarios extranjeros escaparon en sus aviones particulares, los pobladores de las provincias más cercanas comenzaron a acercarse hasta la capital para participar de los festejos.

La ebriedad es más un estado de ánimo que una consecuencia fisiológica. Mayores niveles de ebriedad se consiguen, necesariamente, de manera colectiva y alegre. La borrachera es solitaria (acaso, compartida con algunos). La ebriedad es una situación de la totalidad: exige, además de alcoholes, un éxtasis de felicidad que no existe sino colectivamente. Cuando se llega a ese estado, la masa es caprichosa, sus exigencias son leyes divinas. Todo empieza con un murmullo, una idea risueña de un pequeño grupo que comienza a cantar, a aplaudir. El reclamo se expande como un virus: música. El pueblo quiere bailar. Exige también, el pueblo, la aparición de sus héroes revolucionarios, que ven interrumpidas sus disquisiciones políticas para recibir el abrazo fraterno. Owens accede, no sin cierta resignación, a presentarse en el cadalzo improvisado donde ahorcaron a Basilio Sánchez. El grito estremece al país entero. Quedará inmortalizado en un retrato que recorrerá el mundo, el momento en que Owens sube el último peldaño y sonríe (quizás, por última vez). La Mesa Revolucionaria comienza el operativo de musicalizar la jornada acorde al gusto popular: suenan las primeras notas, alegres, temerarias, esperanzadoras. La húmeda tierra centroamericana es, por primera vez, testigo de la apropiación del futuro.

La calle está inundada de alegrías compartidas, los sueños se traducen en lágrimas y Owens experimenta la transformación de su humanidad en bronce. Piensa en cuántos tienen ese privilegio, en cuántas existencias se vuelven tan necesarias para el curso de los acontecimientos y lo recorre una extraña sensación: la consciencia de su propia trascendencia, un sentimiento que no es sino el germen de la megalomanía. Tal vez es consciente de eso. Tal vez por eso levanta siempre la cabeza, fija la vista en un punto del horizonte todavía ocupado por más gentes que, vanamente, buscan llegar al palco, rozarle la mano, tocar el Olimpo de los héroes revolucionarios con la mano. Los primeros afortunados lo logran. Marissa, una mulata voluptuosa de la marginada provincia de Ciruelas, no pudo haber imaginado, jamás, el Error -el Error así con mayúsculas, ese error que es todos los errores -que estaba por cometer. No podrá la Historia contar, jamás, qué la llevó a buscarlo entre la breve multitud que comenzaba a ocupar el palco; qué fuerzas del Destino, ese sujeto estructural que juega con fichas individuales, hicieron que Marissa lo vea, abstraído, a Owens. Cómo se animó, ella, justo ella que creció agachando la cabeza ante sus patrones, los señores Reynolds que recién escapaban del país, a sacar a bailar a Owens. Cuántas veces repasaría, encerrada en su celda, ese momento que definió una vida y, quizás, la de todos.

Los testimonios fílmicos fueron destruidos posteriormente. La secuencia es el resultado de un cúmulo de relatos, de historias orales que ocultan y exageran según las intenciones. Marissa se acerca a Owens al compás de una canción que nadie se atreve a volver a nombrar, una canción que la Revolución se encargó de eliminar de las radios, y que los contrarrevolucionarios se obstinaron en convertir en bandera de resistencia. Le ofrece su mano y Owens, que supone con pericia funestos desenlaces, simula no verla. Pero Marissa insiste y dispone su humanidad frente al revolucionario. La secuencia, dicen, capta la atención de todo el palco que, cómplice, se sitúa en un semi-círculo, exponiendo a la potencial pareja de baile ante el pueblo todo. Owens ensaya una excusa que Marissa desoye. Los miembros de la Mesa Revolucionaria comienzan a entrecruzar miradas de preocupación. Conocen -la vida en la selva permite desnudar hasta la personalidad del más huraño - el carácter de Owens. Y por eso temen. El palco irradia, como reguero de pólvora, la preocupación de una muchedumbre expectante que hasta recién aplaudía y fomentaba el baile de Owens con Marissa, el baile que inmortalizaría un momento de conjunción, de abrazo entre el pueblo y su futuro liderazgo. Owens pasa del bronce a la desnudez. Es, allí, un niño temeroso amputado con timidez. Quita la mano del alcance de Marissa y ésta, ajena, continúa con la búsqueda. Lo sabemos, lo sufrimos en verdad, quienes no bailamos: no hay momento más tensionante que ese momento de negativa, ese instante en que uno es puras disculpas. Pero entonces todo se desborda. La mulata voluptuosa, aquella que con la cabeza gacha obedecía las órdenes de los señores Reynolds, lo toma por el cuello y lo obliga a pararse, y la expresión de Owens no volvería a cambiar jamás. Como una inyección permanente de fuego en los ojos, esa mirada no la olvidaría nadie que allí hubiese estado. Marissa la recordaría, encerrada, cada día hasta su muerte. El empujón, la debacle, algunos chiflidos. Marissa lagrimea e intenta unas disculpas, mientras vuelve a ubicar su mirada en el lugar donde los Reynolds la habían dejado: el suelo. Owens baja por los mismos peldaños que lo habían erigido en bronce y hace una seña para que los miembros de la Mesa Revolucionaria lo sigan. Éstos, alarmados, obedecen.

- Pero ¿en qué mierda estabas pensando?, lo acorrala uno de los comandantes de la Revolución.

- ¿A quién carajo se le ocurre? Un baile. Un baile el día que deberíamos decidir el curso de la Revolución – grita Owens, ignorando la interpelación de sus compañeros de armas.

- Pero, ¿acaso eres idiota? -insiste otro, con un tono tan caribeño - ¡un baile te han pedido, un mísero baile, que acompañemos sus alegrías te piden!, ¿acaso no estamos aquí por eso?

- ¿De qué carajos sirve esta Revolución, si no permitimos al pueblo bailar? -exclamó un tercero, que llegaba tarde mientras intentaba, sin éxito, reanudar los festejos.

- ¿O sea que tú dices que hemos hecho esto para bailar?, pues para bailar hubiésemos recibido el dinero de Sánchez, podríamos haber construido una discoteca y contratar prostitutas. Allí podría haber bailado el pueblo. ¿Para qué carajos sirve esta Revolución si no para bailar? Pues para quitar la cadena de la opresión extranjera, se me ocurre. Se me ocurren cientos de prioridades antes que bailar. ¿Qué problema hay, ahora, con no bailar? No bailo, no he bailado ahora y no bailaré nunca. No sé hacerlo y no me gusta, no sé cuál de las dos viene primero y no me interesa. Fue un error subir a ese palco, fue una desviación ir a buscar el reconocimiento, no hemos hecho esta Revolución para recibir honores. ¿Quieren bailar?, pues que bailen, que bailen y se embriaguen todos los días, pero hicimos esta Revolución para permitirnos elegir, y yo he elegido no ceder a mi principio de no bailar. Déjenme ser aburrido, dénme la libertad de compartir la alegría sentado en una silla. Yo no voy a bailar, no hice una Revolución para estar obligado a respetar una costumbre que me incomoda, que me exige una impostura, un comportamiento que no me nace. ¿Hicimos esta Revolución para seguir obedeciendo mandatos o para terminar con ellos? – se defendió Owens.

- Pues ve a explicarlo allí afuera. Ve a decirles tú que lo importante es haberse quitado el yugo extranjero. ¿Sabes qué te dirán? Que ellos lo saben y que quieren festejarlo así. Eres un vanguardista iluminado hijo de puta, pues ellos lo saben: pero no todos lo festejan como tú, diseñando los próximos fusilamientos.

- Yo no diseñé ningún fusilamiento -gritó Owens - fueron ellos, tus amigos alegres del pueblo bailantero los que fusilaron a Sánchez...

- Y no lo evitaste, al contrario, lo permitiste. Porque quieres regar de sangre este suelo, porque odias tanto a Sánchez como odias a la mulata que quiso bailar contigo.

- Pues bien, por fin vemos quiénes eran los agentes de Sánchez – ironizó Owens.

- ¡Los agentes de Sánchez tu puta hermana! - enfatizó el otro comandante y desenfundó su pistola.

- ¿Vas a matarme por un baile de mierda? - preguntó Owens mientras se acercaba al cañón de la pistola.

- No voy a matarte porque es lo que quieres desde el principio, ser un mártir. Quieres el bronce desde que fuiste a la selva. Pero en el fondo los odias. Los odias a ellos y a nosotros también – lo señaló mientras guardaba la pistola. Owens sacó la suya y lo ejecutó ante la atenta mirada de los demás miembros de la Mesa Revolucionaria que permanecieron inermes.

- ¿Hay algún otro agente de Sánchez?, ¡pues que lo diga ahora si tiene los cojones!

Mientras el pueblo se desconcentraba, aún confundido, Owens se proclamó presidente en funciones del país. Decretó el estado de sitio en la totalidad del territorio y prohibió los bailes en las calles. En las radios sólo se escucharon, durante semanas, proclamas del nuevo gobierno, música clásica y marchas militares. Marissa fue detenida por sus falsos vínculos con el escape de la familia Reynolds y estuvo incomunicada en su celda hasta morir, casualmente, un 1° de septiembre. El Día de la Revolución se comenzó a festejar el 2 de septiembre, para que la fecha no remita a recuerdos de ese día. Se dijo que el 1° de septiembre no fue el primer día revolucionario, sino el último día de la opresión, y que los festejos habían sido organizados por los agentes de Sánchez, para distraer al pueblo de la verdadera causa.

La Revolución había cambiado de manos.

* El teorema de Ziegler atraviesa todavía, valga la aritmética paradoja, los círculos académicos, entendido como aquella postura filosófica, en los bordes del empirismo inglés más berkeleiano que humiano, que aboga por la cientificidad de la correlación empírica en desmedro de su explicación teórico causal. En los años ´20, los seguidores más radicalizados de esta doctrina sostuvieron que la la explicación causal de los sucesos era un trabajo más literario que científico. Esta expansión hacia el mundo artístico de lo científico, arrojó trabajos tan bellos como inútiles. En Kansas, Estados Unidos, algunos científicos encontraron una correlación cercana al 0,92 (donde 0 es ninguna correlación y 1 es siempre correlativo) entre la presencia de ciudadanos con apellidos que comienzan con L y adhesión al protestantismo, cuya causalidad era explicada a través de un estudio, tan creativo como falso, sobre los orígenes de Cristo y las lenguas romances. Dicha doctrina fue prohibida meses después cuando los afamados estancieros Labonville, Legenfeld, Labiantha y Lauper fueron encontrados muertos. Todos ellos eran católicos.

2/9/10

Stephen Hawking se pasa a Proyecto Sur


AGENCIA BCD - El físico Stephen Hawking habría manifestado en las últimas horas su interés por pasarse a las filas de Proyecto Sur. De buena relación con el ala lozanista de esa fuerza política, luego de haber estudiado en Oxford el modelo de universo claudiocéntrico, Stephen inició un raid mediático con declaraciones que buscan endulzar la píldora de los proyectosuristas. "Yeah... God did not create Universe. But Claudio Lozano... he can create it. He´s fabulous, so fabulous as kirchnerism´s bussines with the Barrick Gold and minery in open sky", expresó Hawking.

De breve paso por el Partido Obrero, de donde el inglés cosmólogo se alejó luego de manifestar que "I realized that I was the only one who had my feets on the ground...even here", Hawking había establecido los primeros contactos con Proyecto Sur, luego de que el líder máximo, Pino Solanas, propusiera que el físico fuera parte de la Autoridad de Aplicación de la Ley de Servicios Audiovisuales. De esta manera, Stephen habría comenzado a adquirir los pequeños vicios de la organización. Luego de que este cronista le preguntara sobre su teoría de que Dios no tuvo nada que ver con la creación del Universo, Hawking plantó bandera y disparó: "That's gilada. What we need to discuss here is what will happen to our ... how is it that says Claudio ... with our pibes. It´s very important to talk about our pibes. The universal asignation for kid is all sarasa, we have to increed from 180 pé to a million dolar for baby. Like the movie. If we don´t have money, we have to raise taxes on the extraction of all in Argentina. We must removed the free-shops in airports, onda que you can not take a Toblerone to another country without paying a lot of taxes".

¿Irá Hawking por Capital?, ¿le crecerá el ego lo suficiente durante un año como para animarse a disputarle la presidencial a Pino? Quién sabe. Analistas coinciden en que es más fácil comprobar si, efectivamente, Dios existe, que tratar de entender la interna de Proyecto Sur.

1/9/10

La Barbie

Después de estar juntando información para escribir esto en Noticias del Sur, me quedaron algunas historias que valen la pena. La de La Barbie es, quizás, la mejor.


A Edgar Valdez Villarreal le dicen “La Barbie”. La Barbie nació en Laredo, Texas.

La Barbie entró al mágico mundo del narcotráfico como golpeador y bandolero. Un militante de base, digamos. De ahí pasó a ser operador del cártel de Sinaloa, bajo la tutela del Chapo Guzmán, cuando todavía el Chapo era socio de los hermanos Alfredo y Arturo Beltrán Leyva. A fines del 2004, La Barbie se puso al frente de la lucha contra Los Zetas, por el control de la plaza Nuevo Laredo, por donde se hacen alrededor de 7 mil cruces diarios a EEUU. En 2005, Arturo Beltrán Leyva lo llevó a organizar la plaza de Acapulco, porque “se destacó como sicario”. Lo cual es tremendo, porque una cosa es destacarse “como buen compañero” o “como gran trabajador”, pero destacarse “como sicario”, no sé. A mí ya me parece que es destacable (no quiero decir que sea bueno, destacar es llamar la atención sobre una cosa) ser un sicario en sí, imagino que destacarse siendo sicario debe ser un trabajo arduo. Mucho más cuando La Barbie tuvo que soportar la desconfianza de todos sus empleadores, por su origen norteamericano. Así que gracias a sus dotes para la actividad sicaria, La Barbie aprovechó, ya que estaba, para convertirse en el jefe de los sicarios. Parece que La Barbie entendió el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías, e hizo difundir un video donde interrogaba a cuatro zetas. Cuando uno terminó de hablar, le disparó a sangre fría en la cabeza.

La Barbie cooptó un par de agentes de la Agencia Federal de Investigaciones, que casualmente fueron luego investigados por la presunta desaparición de varios miembros de “Los Zetas”. Investigaciones que tienen de presuntas lo que La Barbie tiene de delicado, más o menos. La Barbie la pudrió con el Cártel del Golfo en Tamaulipas y por eso “El Tony Tormenta” (quiero decir que me fascinan los apodos de los narcos mexicanos, este se llama Ezequiel Cárdenas Guillén, actual operador del Cártel del Golfo) se lo quiso cargar varias veces. Parece que a La Barbie se le fue un poco la mano, y en junio de 2007 se hizo una reunión de los jefes de cárteles para enfriar los campos de batalla. Digo. No es joda que tu grado de sanguinariez (?) haga que tipos que se tiran 25 muertos diarios para negociar pedazos de mercado, tengan que hacer una reunión para bajar un cambio. De todas maneras, no llegaron a un acuerdo.

A mí me gustan esas reuniones de mafiosos donde no se ponen de acuerdo. Y se dan la mano al final y se dicen: bueh, nos seguiremos achurando a tiros. Ah, la división del trabajo.

De esa incapacidad de los compañeros narcotraficantes por llegar a un acuerdo a través del diálogo y el consenso, comenzó una batalla cruel en el norte mexicano. El único detenido es La Barbie, que suspiró un poco porque lo van a extraditar a EEUU, donde nadie se la tiene tan jurada como en Tamaulipas. Es que, por ejemplo, un día lo llamó su jefe Arturo Beltrán Leyva para que lo ayude a escapar de los marinos que lo tenían cercado (o sea, no es joda: tu laburo es hacer escapar a un capo narco de los marinos. Recordemos: un pibe que empezó como golpeador y bandolero). Pero resulta que La Barbie le recomendó que se entregue. A Arturo, tiempo después, lo mataron. Pero el hermano Héctor Beltrán (“El H”), regresó al Cártel de Sinaloa (hoy Cártel del Pacífico) y, sospechando que el entregador fue La Barbie, se hizo de soporte militar para acabar con La Barbie. Escucharon bien: soporte militar. ¿Ustedes conocen mucha gente a la que, para matarla, se requiera “soporte militar”? Bueno, con soporte militar no alcanzó. De hecho, tuvieron que crear el Cártel del Pacífico Sur para perseguirlo en Guerrero, Morelos y Ciudad de México. También lo empezó a seguir Sergio Villarreal Barragán (“El Grande”), socio de Héctor Beltrán y CEO del Cártel de Juárez que controlaba la relación con los cárteles colombianos. La Barbie quiso armar su orga, el cártel de la Sierra del Sur, pero sus cumpas fueron cayendo, como José Gerardo Álvarez Vázquez ("El Indio"). Así que La Barbie respiró un poco ahora que lo detuvieron y lo mandaron a su país natal, los Estados Unidos de Norteamérica.

Me ofrezco a escribir el guión de la película. Gratis.