17/6/08

Las Retenciones al Congreso: el último bastión

Era el último rinconcito donde se escondían: la institucionalidad. De los números duros, objetivos, reales, fácticos, a una idea más vaga, subjetiva, difusa (no me chicaneen con que la institucionalidad no es una idea difusa: hasta Pinochet hablaba de institucionalidad, digo que es un concepto en todo caso más manipulable que los datos estadísticos aunque éstos lo sean). Pasamos por todos los estadios argumentativos posibles: cuando se hablaba de números reales, de cuánto estábamos discutiendo, dijeron que ellos debatían por el país. Cuando discutimos si ellos eran el país, dijeron que eran un sector, y que por qué ellos solos debían sostener a los otros. Que no eran la Sociedad Rural sino la Federación Agraria. Que no eran la Federación Agraria sino los pueblos del Interior. Acá el diálogo no lo quisieron ellos: porque siempre que se intentó dialogar se cambiaron la careta. Nunca terminamos de entender contra qué debatíamos. No hay diálogo posible así: se definieron de tantas maneras.

Pero al final, cuando ya los números no dejaban tan claro que estaban perdiendo, se dijeron los defensores de la democracia, la Patria y las instituciones. Entonces desde el Ejecutivo los fueron a buscar ahí, al debate por la democracia, y les mandaron el proyecto al Parlamento. ¿Ahora qué viene?, seguramente, decir que por qué no lo hicieron antes, o que, como todo lo que hizo el Gobierno, no lo hizo porque quiso sino porque se lo exigieron. A mí no me asusta que se hagan cosas por exigencia: al contrario, me parece mucho más democrático, casi lo más rescatable de todo este conflicto, que las presiones, también, sirvan para construir alternativas, que las políticas públicas se demuestren como lo que son, un proceso de negociación. Espero que aprovechemos la oportunidad para ser nosotros los que exigimos, y no los sectores que siempre tuvieron la capacidad plena y exclusiva de exigir.

Los argumentos empiezan a desmoronarse. La pelota quedó del lado de ellos, y la única alternativa viable es construir con democracia. Para ello deberán desactivar el único capital político que han sabido conseguir: el corte de ruta. Si dejamos de discutir retenciones y pasamos a discutir un proyecto de país, entonces el camino institucional y democrático es la urna. Si seguimos discutiendo retenciones, entonces el camino es el Parlamento. Y la posibilidad que tienen de integrar ese Parlamento, también es por medios democráticos y electorales. Y si el camino elegido es el corte de ruta, entonces nos habían engañado, y en realidad somos rehenes de una puja sectorial por la rentabilidad.

También lo publiqué en Artepolítica.

Y mañana, a la Plaza.

2 comentarios:

Henrieta R. Hipo dijo...

Solo una cosa: está perfecto que las cosas se ganen reclamando pero me parece que hay un límite. A mi me avergüenza tener una presidente que espera que unos cuantos se maten para hacer el anuncio que se estaba esperando a medias; que hace lo que tiene ganas y no da la cara si no es en un acto organizado para lamerle el culo.
Desde el principio se caga en la democracia que tanto defiende. Ese doble discurso es asqueroso; ¿cómo es eso de esperar cuatro años para presentar un nuevo partido político porque ella ganó ¿Esa era la idea? ¿cumplir sus caprichos por cuatro años hasta que venga otro y veamos qué pasa?

Son puntos de vista. Yo no estoy de acuerdo con ninguno que no esté fundamentado y sé de unos cuantos que están hoy en la Plaza y no tienen idea de nada.

Tomás dijo...

Yo también se de unos cuantos que estuvieron con la cacerola... y el problema no era si sabían o no algo (¿qué hay que saber?)...sino quienes eran...