25/2/11
Feliz Yacyretá
Guarden las tortas y las corbatas. Guarden los camisetas autografiadas de Racing. Vos, pequeño niño kirchnerista: arrojá esa taza con su nombre. Baje usted, poeta, esos versos homenajeantes. Eviten los mensajitos melancólicos y, si te llama, evitá en el saludo de rigor. Para él era perder el tiempo.
No se me ocurre un mejor regalo para Néstor que este porcentaje. Guardemos los elogios, que al hombre lo emocionaban los megavatios. Regalémosle gestión y los cuadros para hacerla. Regalémosle más obra pública.
Feliz Yacyretá.
21/2/11
Actualización doctrinaria
Concuerdo con el compañero Boyle, en su apreciación guevarista de Emanuel.
El emanuelismo es, efectivamente, la etapa superior del guevarismo. Del peor de los guevarismos: del voluntarismo, del bielsismo revolucionario, del mismo esquema para todas las situaciones. La idea de que, si las condiciones objetivas no están, se pueden crear por arrebatos de voluntad.
(Ahora, ojo. Si la discusión es que Emanuel es más kirchnerista que Cristian U. porque Emanuel lo expresó, y el otro no, no cuenten conmigo para golpear la mesa de ese debate. El juego de Gran Hermano tiene su propia politicidad, no reproduce las internas del Frente para la Victoria o la Coalición Cívica. Ustedes suponen que Gran Hermano es un palimpsesto del kirchnerismo, que lo reescribe encima, y no. Mariano Peluffo no es, mal que nos pese, Pierre Menard).
Sí, claro: el juego de Emanuel era, efectivamente, colectivo. ¿Y?, ¿en qué manual de conducción política (alguno que no sea del toninegrismo del 2001, por favor) dice que lo colectivo es un valor per se, neutro y adaptable a todas las circunstancias? El foquismo de lo colectivo está destinado al fracaso, y para ustedes jugar de a muchos es más importante que ganar de a uno (inclusive en juegos que se diseñaron para que gane uno). Ahí, pifian compañeros: kantizando a Cristian U., imperativizando categóricamente todos los sucesos de la vida social en referencia a los valores que ustedes suponen morales. No es que nosotros preferimos ir por encima de todos en desmedro de perder con el colectivo: se trata de negar los términos en los que ustedes ponen la discusión, evitando un quinto cuadrante. El cuadrante donde ganar de a uno es el único de los resultados políticos. ¿Cómo van a definir ustedes, compañeros, el ganador, después que jueguen colectivamente?, ¿por consenso?, ¿y la voluntad popular?, bien, gracias. Ustedes suponen que porque Cristian U. “no juega en equipo”, si fuera presidente del país mandaría a fusilar opositores. Esa idea de que “el poder saca lo que uno verdaderamente es”, es falsa como herramienta de análisis. Es una ideita de biógrafo, que supone, por ejemplo, que el Che Guevara fue el Che Guevara porque de chiquito tuvo asma, y no gripe. Yo creo, sin ir más lejos, que la gente que no cierra bien la puerta del ascensor y lo deja en su propio piso, podría perpetrar cualquier tipo de genocidio contra una etnia cualquiera sin ningún tipo de remordimiento. Pero lo sostengo como creencia arbitraria, hasta que no encuentre causalidad.
Hay un problema en ser más emanuelistas que Emanuel. El pibe salió y lo entendió al toque: “yo valoré la casa y mis compañeros, por encima del juego, y por eso estoy acá afuera”. Gran Hermano es un juego individual, porque tiene un solo ganador. Si quieren ampliar los objetivos, si a ustedes les parece que el objetivo es generar un sentimiento de grupo e instar desde ahí a la concientización de la clase trabajadora, entonces ganó Emanuel, claro. Eso sí, si van a cambiar los objetivos, traten de convencer a alguien: o a la producción o a la gente (el problema del trotskismo, escuché una vez, es que se quiere pelear con la patronal y el sindicato al mismo tiempo). Nosotros seremos los aliados de la patronal, pero ganamos con la gente, apostamos a un juego individual, como está escrito en la esencia del juego, y por ahora vamos ganando. Contra ustedes, que son más, que apuestan por lo colectivo, que usan las mismas y oscuras herramientas que nosotros, pero que las barnizan con unos ideales que hasta ahora no les sirvieron ni siquiera para resistir alguna de las injusticias que les perpetramos. La ceguera es de ustedes, falsificadores de victorias. Eligieron una estrategia, abrieron colectoras, y no comprendieron que su misma estrategia les está revelando el carácter individual del juego en el que viven. No se puede atomizar un juego que es individual. Construyan un líder: ya rifaron uno bueno que tenían, por errarle a los objetivos y, entonces, a los métodos. Esa, y no la insistencia obtusa y caprichosa en el valor de lo colectivo, fue la enseñanza que les dejó la paliza que les dimos anoche.
Desde el cristiaunismo, lo peor que podemos hacer es meternos en esta clase de discusiones, con los eternos corredores de arcos. Hoy tenemos otros problemas, internos: el cerco. Tenemos en Guardia de U. a nuestra Isabelita y nuestro López Rega intentando cortar la cabeza a un aliado circunstancial que supone que le dimos el 50% bueno, cuando en verdad nos quedamos con él. Todavía mantenemos la conducción, pero existe el riesgo de que nos echen de la plaza. Este es el primer síntoma de los problemas de la abundancia de voluntad popular en nuestras manos.
10/2/11
Te lo pido por Dilma y Giannina
8/2/11
Fin de época
Al principio lo puteaba. Hay registros de ello, en este blog. Que cómo puede ser, que haga esto, que no haga lo otro. Las posturas sobre las cosas, son un aprendizaje también. Cuando comprendí algunas cosas más, cuando entendí de qué se trata asumir ciertas responsabilidades, comencé a mirar ese proceso con otros ojos. Más complacientes, si se quiere. Eso me ganó el odio de algunos que, hasta entonces, consideraba compañeros.
Por estos días trato de pensar que no puede ser que la identidad de uno sea el otro. No puede ser, pienso. Me gustaría que fuera algo más, que no fuera tan, cómo decirlo, referencial la cosa. Pero siempre vuelvo a los orígenes y recuerdo lo mismo. Que las primeras definiciones sí tienen que ver mucho con lo que hay enfrente. Eso no alcanza, igual. El momento es cuando encontrás a un par tuyo, a un tipo que vos respetabas antes por otra cosa, diciendo que se para en ese lugar al que todavía no llegaste, pero vas a llegar. A mí siempre me pareció que nuestra discusión sobre los medios se quedó en 1920, cuando la teoría de la aguja hipodérmica. Nos falta hablar más de la mediación, de los pequeños líderes de opinión. Que no son periodistas. No, líderes más barriales, más cercanos, referentes más cotidianos. Discutir eso también es discutir medios locales, regionales, provinciales. Pero decía que por ahí ves a un par de tipos jugársela, y vos pensás que bueno, que no estaría mal equivocarse con ellos.
Después hay otro paso, que es analizar objetivamente, todo lo que se pueda, la cosa. Sin referentes, ni enemigos. Bueno, a ver, ¿por qué banco esto, independientemente de todos los demás? Hay cosas que al principio me hacían enojar, ciertas estrategias, que uno se preguntaba si eran necesarias. Lo que me terminó de cerrar fue, más que nada, el sinceramiento. “Yo vengo a jugar este partido, tengo un par de principios, pero más que nada quiero ganar”. Ahí fue como un lindo soplo de aire fresco, en el medio de un vaho de hipocresía que intentaba camuflar, con imperativos morales, una serie de imposibilidades propias.
Se está terminando esa época. Es triste, pero es así. Sabíamos que no podía durar mucho más tiempo. Una estrategia ahí, tan desnuda, es bastante cortoplacista. Alguna vez lo advertimos, no con soberbia, sino con algo de instinto de autoconservación. Este proceso estaba a la izquierda del grado de soportabilidad de un pueblo que exige pequeñas mentiras para existir. No era mucho pedir, y acá deberíamos ser autocríticos. No se puede exponer el conflicto las 24 horas del día. Saber tamizarlo, saber elegir las batallas de a una, en su justa medida y armoniosamente, es un talento.
Nos queda el consuelo de estar muriendo parados. ¿Podríamos haber vivido, más tiempo, de rodillas? Es una disyuntiva falsa. Es una pregunta por la futurología del pasado.
La tristeza de saber que se termina.
Cristian U.: quienes vamos a morir, te saludamos.
2/2/11
Selling Hume: La Elegidah
Nuestro amigo Selling Hume, el Jorge Asís Nac&pop (a quien tal vez recuerden de crónicas como esta, esta o esta otra), nos envía una crónica. sobre los hechos sucedidos ponele...últimamente.
La Elegidah
escribe Selling Hume,
especial para Burbujas.
Tío Cámpora querido,
El post-kirchnerismo es una caja de Pandora que, por supuesto, nadie se anima a agitar mucho. Se fugan, sin embargo, como merca en narco aviones, los primeros indicios de lo que será la Argentina en el futuro K. Tío Cámpora querido, mis vaticinios de una nación dominada por Máximo, el Magnánimo, han quedado desechados en favor de Florencia, La Elegidah. El viaje a Nueva York, que suponían artístico fue, apenas, un ritual de iniciación. Ampliaremos.
La Conversión
Cristina Fernández, tío Cámpora querido, ha abandonado el poder presidencial en manos de su hija Florencia. El viaje por Medio Oriente se convirtió en la luna de miel de la que gozan todos los presidentes en los albores de sus mandatos. Sin embargo, no fue el acompañamiento y asunción de la presidencia de Florencia el hecho político destacado, sino más bien la conversión de La Elegidah a la religión musulmán. La Elegida Cristina entrega, tío Cámpora querido, el mandato a la hija elegida por Allāh. Es -Florencia- La Elegidah. Por primera vez, Fuentes (el Beto Fuentes), nos confirma que las tardanzas diplomáticas, sello cristinista de anteriores chalchaleras giras de despedida, no fueron responsabilidad de Cristina Fernández, sino de Florencia: los cinco rezos diarios a los que constriñe el Corán, tío Cámpora querido, conspiran contra cualquier concepción de puntualidad. En el entorno de la ex-presidenta Cristina, responsabilizan por La Conversión a la hija del Emir de Qatar, Sheikha Al Mayassa, La Politóloga, con quien Florencia mantuvo un fluido diálogo durante su estancia en el Oriente Incompleto. Fuentes sostiene que “el intercambio cultural” es, apenas, una pantalla, factor 50. Tras ella -la pantalla factor 50- se oculta el nuevo rol que la Elegidah pretende para la Argentina en el mundo. Cargar a nuestro país, El Granero, de trotyl. Y recorrer el mundo encendiendo, tío Cámpora querido, mechas.
Ministerio de Planificación Mundial, Invasión Pública y Servicios Secretos
Las conversaciones de La Elegidah con La Politóloga se desarrollaron, cuentan, en pulidas mesas con mapas del Oriente Incompleto en mano. Situation room improvisado en la pieza de La Elegidah mediante, las féminas diseñaron lo que luego sería, tío Cámpora querido, la Revolución de los Jazmines. Que habrían denominado así por el aroma, cuentan, del Glade toque sin el cual La Elegidah, como una estrella de rock, no ingresa a un hotel. Recién entonces se aclara el falso auto robo del dinero del viaje de Cristina, parafernalia organizada por los allegados a Florencia quienes, flojos de cash, averiguaron por internet el precio de una habitación individual, y salieron -de caño-, a por el metálico para abonarla. El robo al Banco Galicia, y la posterior desaparición de un helicóptero, apenas suman suposiciones que sólo confirman lo que nos acerca Fuentes: que la mano derecha de Florencia, habría llenado la tarjeta de embarque con las profesiones: ladrón de bancos galicias y desaparecedor de helicópteros. Bravuconadas, tío Cámpora querido, de niños.
Árabes revelados contra sus autocracias no se suponen operados por Florencia cuando, a lo bonzo, se queman. Pero la chispa, esta vez, la encendió el maquiavélico juego de Florencia, quien telefoneó a su amigo personal, con quien tuvo reiterados y opacos encuentros, Julián Assange.
“Julián, largá los cables de Egipto, papá”, habría sido la consigna. Julián, el CEO de WikiLeaks, está enamorado, dice Fuentes, de Florencia Kirchner y obedece más sus órdenes, que las de sus patrones, los compañeros revolucionarios del Grupo Prisa&cía. A Florencia, el androidismo de Assange la espanta. Tiene, asegura La Elegidah, menos presencia que De Narváez en el Congreso. Pero las denuncias de corrupción, tío Cámpora querido, no tumban gobiernos.
La Elegidah vió cómo rebalsar el vaso egipcio, tutankamónico, aprovechando la volteada para cerrar el frente interno de la provincia de Buenos Aires. Le reclamó a Sabbatella -el Calcio- un gesto. El Calcio, tío Cámpora querido, bordea, en la tabla periódica de los elementos, al Potasio: la K. Tienen, ambos elementos, la misma estructura atómica: aunque sus puntos de ebullición, por cierto, difieren. Sabbatella ve en Florencia, La Elegidah, una garantía del piso del kirchnerismo, y traduce el pedido a sus militantes de Morón. Resuelven -los militantes- contribuir a la desestabilización de Mubarak, enviando sendos paquetes de cocaína que pongan en estado de alarma y excitación a la población de Egipto. Un pueblo drogadicto, tío Cámpora querido, suele hacer, sino mejores, al menos más efectistas sus revoluciones. Pero la operación sale desastrosamente, y los paquetes remitidos por Juliá no llegan a destino, sino a los frentes de los diarios. Los rezos de La Elegidah a Allāh, hay que decirlo, surtieron efecto. El cóctel entre Julián Assange, las drogas que no llegaron y no provocaron excitación pero sí abstinencia en quienes ya la esperaban, se combinaron con el elemento pobreza, desocupación y autoritarismo atroz, hasta hacer estallar el Tubo de Ensayo de Egipto.
Ríe, la Elegidah, dormida.
Es el mundo, para La Elegidah y su amiga La Politóloga, un chocolatín.
Quizás se sienta, tío Cámpora querido, gorrión esta vez. Jugueteando inquieta en los jardínes de un lugar, el Oriente Medio, que jamás, despierta, encontrará.
Jamás. ¿Hamas?
La Jidah Kirchnerista: los Gran Hermanos Musulmanes
Un fantasma recorre, tío Cámpora querido, El Calafate. Es el Fantasma de los Néstor Kirchners Pasados que interpela, como a Ebenezer Scrooge, a sus herederos. No es material ni concreto, pero es, más que nada, una mochila. Un cúmulo de mandatos que ahora, La Elegidah, está dispuesta a cumplir. No sin adaptarlos a la profesión de su nueva fe. La Jihad Kirchnerista ha sido puesta en marcha, y la cuestión no es tan metafórica como literal.
Florencia volvió, tío Cámpora querido, fascinada con la organización de base de los Hermanos Musulmanes quienes, se dice, no ensillarán el camello hasta tanto la claridad no arrecie y coparán, alivianada la espuma, el Estado. Para, en primer lugar, islamizarlo. Los Hermanos Musulmanes obsequiaron a La Elegidah, una versión de su Libro Sagrado, con un gesto contundente: El Korán, reza su tapa, y referencia varias cosas, desde la intención de construir a los Hermanos Musulmanes, sede Argentina, hasta los alcances globales de la idiotez disfrazada de supuesta audacia que implica incrustar una K donde iba, claro, una C. El periodismo ha basado, tío Cámpora querido, sus últimos cinco años en rezar porque las palabras que se vinculen al kirchnerismo tengan lugar para hacer esa treta tan ingeniosa. Y en agregarle la palabra narco, como sufijo, a los suceso vinculados al narcotráfico.
Mas el plan jihadista de Florencia apunta, recién, a la creación de una célula islámica. Los tiempos vuelan, en el año electoral, y el maquiavelismo de La Elegidah supone acortar la construcción político-religiosa y suplantarla con pertrechos previamente constituídos, con algo de marketing propio. Nos asegura Fuentes que extraños movimientos se observaron entre los tejados de la casa de Florencia, y que el mismo, conjetura Fuentes, obedecen a la instalación de la antena que permite observar, las 24 horas, los movimientos del adictivo programa Gran Hermano. Se ha convertido, el reality show, en un casting que, previo acuerdo con Villarruel, dará los líderes de la futura célula islámica: Los Gran Hermanos Musulmanes.
No pudo haber sido, más evidente, La Producción. Las sanciones contra Los Hermanitos que gimieron a los cuatro vientos por unos tragos más de alcohol, son apenas una muestra de la proto-sharía que rige la casa. La ideología del intervencionismo estatal, del Fantasma de los Néstor Kirchners Pasados, ha hecho mella en el programa Gran Hermano, y no en vano ha sido el episodio con más sanciones y aplicaciones de reglas.
Los Gran Hermanos Musulmanes están siendo, tío Cámpora querido, diseñados a gusto y piacere de La Elegidah. No es casual que de los cuatro primeros eliminados, tres hayan sido mujeres. No hay designio divino, sino artificial y político, en haber hecho entrar, a la Casa del Big Brother, un piloto de avión y una mujer con entrenamiento militar. Emiliano Boscatto, líder de la Revuelta del Alcohol y homosexual confeso, ha debido abandonar la Casa, por reclamo de la Casa Matriz de los Hermanos Musulmanes.
Es Cristian U. el hombre de Florencia Kirchner en la casa. Un muchacho de los barrios bajos que, de haber nacido en otro tiempo y lugar, habría arrojado piedras en la Intifada. Su conversión al Islam es un dato que, nos dice Fuentes, debe permanecer oculto. Lo que Gran Hermano no puede moldear, el principal armador en las sombras de Los Gran Hermanos Musulmanes, Mariano Peluffo, lo sella con sanciones y reproches públicos. Si ninguna de esas tácticas evita el desbande, el dique de contención islámica termina con burdas operaciones, que consisten en enviar a funcionarios del Gobierno nacional a gritar cosas desde fuera a Los Hermanitos para anular las cartas de conspiración que puedan hacer temblar el principado de Cristian U.
Sobre la salida de Juan Pablo por voluntad propia, no he tenido forma de acceder a las intenciones ocultas, razón por la cual me inclino a pensar que es, tío Cámpora querido, un simple boludo.
Tío Cámpora querido, salude de mi parte a quien en el lugar que usted esté, sea el Arquitecto de esta reconversión del kirchnerismo hacia el Islam. Dígale que, si tiene alguna idea de cómo frenar esta avanzada, la ponga en marcha urgente. Recuérdele, si no es muy tarde, el viejo proverbio árabe que rezaba: “de nada sirve cerrar el recinto cuando se han escapado los caballos”.
En el Islam kirchnerista, tío Cámpora querido, las 72 vírgenes debutaron con un pibe.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)