No es tan sencillo, como se aparenta, ser un boludo. Los habemos de distintos tipos, colores, tamaños, jerarquías. Hay boludos que se creen inteligentes, y son peligrosos. Hay boludos que sabemos que lo somos, y eso muchas veces confunde –confunde, digo, porque parece humildad pero en realidad es realismo. Existen boludos orgullosos de su ser, y son agradables aún en su boludez. Esto no es una clasificación o un listado (de esos que abundan espantosamente en los blogs). Esto, sin más vueltas, es un homenaje.
Esto es un homenaje a vos, Boludo. A un boludo que pasó de la simple idiotez, y se ganó las mayúsculas en su adjetivación. Este homenaje recuerda una fecha en especial: esto ocurrió en el 2003, acá en mi ciudad, Olavarría. Vos eras uno más entre nosotros: un boludo con minúscula. Llevabas una vida dedicada a la boludez, pero no sobresalías. Eras un dios más en un Olimpo plagado de boludos. Pero ese día, ¡ea, ese día transformaste los cánones de la boludez! Ahora, después de vos, no cualquiera puede jactarse de ser un boludo con todas las letras. Humillaste a quienes se proclamaban verdaderos imbéciles, y vos, en ese día fundacional, quisiste soldar una bala de cañón a una reja. La bala todavía tenía pólvora, explotó y vos falleciste, al tiempo que heriste a otro boludo que había venido a ayudarte.
Este homenaje es para vos, mártir de la boludez. A cinco años de aquello que algunos tildaron de “trágico accidente”, pero que para mí no lo fue: creo que has entregado tu vida para darle al mundo un mensaje. Te has inmolado para sembrar entre nosotros la semilla de la boludez; el mensaje de que todavía la Humanidad no se ha completado; la enseñanza de que el límite de la boludez es dinámico y no estático, que cada día que pasa es una oportunidad nueva para hacer una pelotudez tan pero tan grande que nos deje en la memoria colectiva como un Boludo Con Mayúscula. Este es mi homenaje para vos, Boludo.
Primavera 2024 (88)
Hace 15 horas.
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