10/10/07

Mi última confesión

De los diez mandamientos, Padre, me he violado del primero al último.

A dios no sólo he dejado de amarlo sobre todas las cosas: ya ni creo en su existencia. Lo he odiado también en algún momento. Pero ahora hay algo peor que el odio: la indiferencia. Tengo indiferencia a dios sobre todas las cosas. Si me muero y él está ahí, le diré la verdad: que ponga más pruebas en la Tierra, porque hasta ahora está todo muy confuso. Hay tanto sufrimiento innecesario que debería ahorrarse si quiere su trabajo más sencillo. Padre, el primer mandamiento es una mierda: una demostración de que dios no tiene nada de superior, y que está necesitado de afecto igual que cualquiero hijo de vecino.

El nombre de dios lo he usado en vano tantas veces, que la última que se me ocurre es esta: vilipendiar el nombre de dios en un blog es una delicia propia de la vida moderna. Hasta dónde hemos llegado.

Las fiestas las santifico, Padre, he vuelto borracho por lo menos las últimas tres navidades. Santifico cada casa por la que paso a buscar algún amigo y, si me ofrecen vino, o cualquier otra cosa, yo acepto religiosamente, porque es la sangre de nuestro salvador, amén. Las últimas dos pascuas me he ido a pescar, Padre, y he comido el asado más delicioso que usted pueda imaginar.

Honro a mi padre y a mi madre cuando mi padre y mi madre merecen ser honrados. No contesto a las preguntas "a qué hora llegaste y por qué tenés los ojos así" cuando llego a la mañana. Me caen bien, Padre, pero los honro a mi manera: tratando de no caer preso y que me tengan que ir a buscar.

No maté a nadie, es cierto, pero hay tanto hijo de puta suelto, Padre. El otro día miraba a Von Wernich y me preguntaba por qué una Madre de Plaza de Mayo no saca un fusil y le revienta la cabeza. Será que son demasiado buena gente, Padre, porque yo no me hubiera aguantado la ansiedad de esperar treinta años por justicia. ¿Eso fue un pensamiento impuro o entra en la jurisdicción del no matarás?, ay Padre, la burocracia celestial debe estar tan bien organizada.

Actos impuros cometo a diario, Padre, estaríamos aquí toda la tarde si tuviera que enumerarlos. No sé a qué se refiere en específico su religión con actos impuros, pero de seguro alguno de mis actos coincide con vuestras definiciones. El problema con ustedes es creer que uno relegaría los placeres de la vida por una eternidad de la que nunca dan pruebas. Además, siempre me he hecho esta pregunta, Padre, si el sufrimiento será eterno, ¿acaso no me acostumbraría yo a sufrir, digamos, a los tres mil seiscientos años de sufrimiento?, si ya voy al Infierno sabiendo de que el sufrimiento será mi única condición, ¿no se acostumbrará mi cuerpo a las llagas?, ¿acaso a usted no le pasa que una angustia prolongada en el tiempo empieza a volvérsele costumbre, y ya deja de ser angustia? El único sufrimiento sería que me dieran esperanzas que se puede volver del Infierno, pero ustedes ya me han condenado para siempre hace rato.

Pero no me haga caso, Padre, que ahora debo ir al mandamiento del robo, y aquí tengo para rato. Sabe, siempre he creído que el no robarás exigía de ustedes varias aclaraciones. Me parece que luego del Apocalipsis, deberían agregar un tratado económico a la Biblia. La cuestión es que hace unos siglos un señor que se llamaba Marx invirtió los términos de varias cosas, y consideró que el verdadero robo es el del capital sobre el trabajo, el burgués a la plusvalía que genera el obrero. Necesitan un apóstol nuevo, Padre, un apóstol que vaya aggiornando los mandamientos, porque ustedes no se han manifestado respecto a Marx. Aunque han apoyado todas las dictaduras que eliminaron los "elementos marxistas", que en realidad eran personas antes que elementos de algo, pero queda feo decir que la Iglesia puede apoyar la eliminación de las personas. Yo particularmente no robo, Padre, aunque si puedo evitar pagar algunas cosas a empresas grandes, mucho mejor. Me he colgado del cable algunas veces, pero no creo que dios tenga algún problema con eso, yo he leído la Biblia y casi que en ningún lado habla específicamente sobre el robo de cable. Me bajo canciones y películas de internet, pero en general los artistas se han llevado mal con la Iglesia y viceversa, así que si lo piensa bien los estoy ayudando a eliminar el arte, que tantos problemas les ha traído.

Digo mucho falso testimonio y miento mucho y muy bien. Sabe, Padre, es un talento natural que tengo. En parte escribo por eso, porque es una situación donde puedo mentir sin que nadie se fije en la coherencia, porque a veces en la vida real miento tanto que se me mezclan las historias. A mí la mentira me gusta, me parece que no cualquiera puede mentir. Usted me dirá, con razón, que no podemos vivir en un mundo donde todos mientan. Yo le digo que ya vivimos en ese mundo. Y no es que me esté quejando de lo que tenemos, al contrario, a mi me parece que la mentira es lo que sostiene a este mundo. Desde la más chiquita, desde decirle a alguien lo bien que le queda ese corte de pelo horrendo, hasta venir a un edificio con angelitos de cera a hablarle a un tipo que está sentado en una nube viendo si nos portamos bien, todas las mentiras se confluyen para que el mundo siga girando. Y de otra manera sería muy aburrido.

Pensamientos impuros. Qué tema difícil, ¿no le parece padre? ¿Usted domina sus pensamientos? Mala redacción, el que escribió los diez mandamientos estaría apurado, o quizás en esos momentos era difícil borrar algo escrito. Imagino que llegar al mandamiento nueve y darse cuenta de que puso mal una palabra lo obligaba a uno a tirar la tabla entera y tallarla de nuevo, los procesadores de texto de la Antigüedad eran más bien rígidos. Menos mal que nació Bill Gates, Padre. Habría muchos errores de ortografía en esa época. Pero no nos vayamos de tema. Digo que este mandamiento está mal redactado, Padre, porque los pensamientos no se consienten, ni se controlan. Los pensamientos están ahí, le vienen a uno. Por ejemplo, a mi me encantaría que cierren todas estas iglesias, pero también entiendo que hay mucha gente que necesitará venir acá por alguna razón. Lo entiendo, en el fondo lo entiendo, aunque la mayoría de las veces que paso por acá me sienta triste por no haber traído mi lanzallamas en la mochila. Los pensamientos impuros son inevitables, Padre, usted mismo cuando habla desde ahí arriba, debe estar mirando la cara de pelotudo que tiene algún niño, o las tetas de alguna rubia. No se ponga colorado, Padre, creo que hasta dios lo entendería. Pero lo que lo hace bueno a usted, lo que lo llevará al cielo, es que no se empieza a cagar de risa de la cara de idiota del de la segunda fila, o no codea al monaguillo y le señala con los ojos a la mina de la remera roja.

Este último mandamiento es interesante pero feo. Dice: no codiciarás los bienes ajenos, y entre los bienes ajenos ponen a la mujer. ¿Vio que tengo razón cuando le digo que hay que ir actualizando la Biblia? Pero más allá del elemento machista y misógino, que ustedes siempre han tenido, me parece que no desear a la mujer del prójimo es un mandamiento que hay que discutir más. Se me ocurre que el deseo, como el pensamiento, es una cosa que no se controla. Uno desea y punto. Pero lo podríamos reformular, mire. Primero pongámosle: no desearás a la pareja de tu prójimo, porque así metemos a las mujeres también, porque ellas tampoco deberían desear el hombre de la prójima, y de paso involucramos a los homosexuales, que deben ser tratados de la misma manera, en lo bueno y en lo malo, así que no pueden andar deseándose los hombres y mujeres de los prójimos. Ahora sí: no desearás a la pareja de tu prójimo. Una cosita más le agregaría: no desearás a alguien en tanto que pareja de tu prójimo. A ver, si me explico: lo feo, la falta de códigos entre prójimos, viene cuando alguien desea a tu pareja sólo porque es tu pareja, y si fuera soltera ni la saludaría. Pero si la desea y da la casualidad que es tu pareja, bueno no hay nada que hacer. O sea, si viene alguien y te dice: che que buena está esa mina, y esa mina justo era tu novia, ahí no hay pecado. El pecado sería: che que fea mina esa, y vos decís es mi novia, y él te responde: ay cómo la deseo, ahí la cosa es más fulera. No sé si me explico bien a dónde quiero llegar. En todo caso si la desea y da la casualidad que justo era la pareja de un prójimo, me parece que el mandamiento tendría que ser pasado a comisión para reglamentarlo. Hay detalles que coordinar, por ejemplo cuánto tiempo pasa para que una persona deje de ser "del prójimo" para pasar a ser del colectivo, para que esté en disponibilidad. Son cositas, Padre, pero traen muchos problemas. ¿Sabe qué pienso a veces, Padre? Que la infidelidad es el filósofo saliendo de la caverna, la metáfora de Platón, abandonar este mundo falso que no es sino reflejo de otro mucho más verdadero, el punto de llegada a la mayoría de edad kantiana. Yo no sé cuan mala es la infidelidad en sí misma: me parece que a veces es un cachetazo necesario, que te despierta de la ilusión, que te incomoda un poco, te despierta del opio. Pero igual este mandamiento no me gusta porque considera a las personas como propiedad del prójimo. Yo odio, Padre, eso sí que puedo confesarlo con total seguridad. Odio a las personas que consideran el matrimonio, la relación de pareja, el noviazgo, o lo que sea, como la formación de una sola persona a partir de dos. Creen que piensan igual, que sienten igual, que deciden igual, que opinan igual. Se dicen que juntos son uno, Padre, y lo dicen con orgullo, y yo los aborrezco. A mí me parece que cuando dos personas opinan igual, es porque uno de los dos perdió su singularidad: ahora los dos son ella o él.

No me arrepiento de ninguna de estas violaciones, Padre. No rezaré ningún Ave María para ser perdonado, porque no exijo su perdón. Porque su perdón no vale nada.

La paz sea contigo. Y con tu espíritu.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo creer todo lo que lei, te juro que leo, y no lo puedo creer... viste cuando te agarras la cabeza y pensas: "porq no se me ocurrio a mi???", ademas de las risas que me arrancaste tengo que decir que hasta me me dieron ganas de aplaudirte...

lo de las madres de plaza de mayo tambien me lo he preguntado, yo no aguantaria 30 años pidiendo justicia.. yo iria y los mataria, los torturaria... pero no se, por un lado eso seria convertirse en ellos..

saludos!

Anónimo dijo...

la venganza no es un plato que se come frío la venganza no se come la venganza es un plato que se mira, y se deja pasar y no por el valor ascético de la bondad o la renuncia, sino por el dulce gusto de saber que yo pude comérmelo y sin embargo lo dejo sin tocarlo yo renuncio a vengarme porque ni siquiera vale la pena porque caíste tan bajo que desde un púlpito de supuesta moralidad me señalabas me juzgabas nos juzgabas a nosotros la humanidad entera...

(ya me respondiste)

Tomás dijo...

gracias. y lo de las madres y abuelas de plaza de mayo no se explica por otra cosa que porque tienen un sentido de la justicia increíble. porque son buena gente, no sé. me es muy difícil pensar en todo lo que les hicieron, y en la serenidad para no salir como el idiota de Blumberg a pedir que maten a todos.
Gracias de nuevo

Pegame y decime Sheena dijo...

me alegra que mi campaña de promoción haya conseguido mediano éxito a corto plazo. Yo que soy de formación muuuy católica y devenida en atea debo decir que el hecho de los pensamientos impuros me persiguió durante mi adolescencia porque era pecado. Me has borrado una culpa de niña adolescente. Yo también deshonro a ese que dice ser Dios, y he faltado a todos los mandamientos excepto al de matar y al de desear la mujer de otro, por suerte soy heterosexual y en este caso el machismo de la Biblia me beneficia. Con respecto a los hombres de otras no puedo decir lo mismo... pero considerando que no es pecado... Dale para adelante, los voy a desear en paz con mi alma. "Oh sí!! estoy mirando a tu novio y queee!! la biblia me deja" acompañado de música babasónica.