22/6/07

La cobardía de patalear en un blog


Tengo que escribir un trabajo sobre las nacionalizaciones en Bolivia de Evo Morales. El marco teórico ya lo dice todo: Althusser, Poulantzas, Negri, Holloway...y siguen firmas. De hecho el autor que dan para confrontar con ellos, un reformista nefasto -es cierto-, ni siquiera recuerdo su nombre y no me permite ni inscribir a Evo en un reformismo más o menos racional. Estructuralistas y no tanto, marxistas y no demasiado, revolucionarios de café con los cuales me veo obligado a tratar a Evo de reformista, de instrumentalista, de nacionalista, de burgués. Escribo dos líneas y las borro: primero por demasiado concesivas con Evo, por endiosarlo. Pienso en la frase de mi jefe de prácticos, y su encomillado virtual (esa costumbre espantosa de bajar la doble falange dedo índice-mayor en señal de comillas) al hablar del gobierno de Evo como de ´´izquierda´´. Pienso en su reacción ante mi reivindicación de Morales, de Chávez, de casi todos los populismos de izquierdas, y sus frases categóricas defenestrando a todo lo que no es marxismo académico que nunca hizo un carajo por nadie, y que cada vez que hubo que poner los huevos en la mesa se retiró de la escena por desacuerdos ideológicos vaya a saber uno con qué.
Escribo dos líneas más y ahora el cagón no es más Evo, ni el marxismo: ahora soy yo, entregándome a las directivas de decir lo que tienen ganas de escuchar, que habiendo tanta teoría buena, santa y pura, este degenerado de Evo viene a hacer política en el barro. Vuelvo a borrar y vengo a llorar a un blog. El último resquicio de la cobardía posmoderna.

No lo empecé pero ya lo sé: el trabajo va a ser un ataque brutal y cobarde por la espalda a Evo desde Holloway, Negri, Altuhsser.

Es que necesito un siete para promocionar.

Me pregunto cuántos ataques cobardes como éstos pasaron a la fama como discusiones teóricas: si Marx no bardeaba a Hegel porque le gustaba la mujer; si Rosa Luxemburgo no puteaba a Bernstein porque andaba boqueando que Rosita gustaba de él, qué se yo. ´

Ojalá, y gracias a mi mediocridad puedo asegurarlo, mi trabajo quede sepultado en el amplio baúl de la cobardía teórica.

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