31/5/09

Llamado a la acción


Los poco instruidos votan a Néstor. Votamos a Néstor, los poco instruidos.

La correlación es sencilla: a mayor instrucción, menor voto a Néstor.

Allí donde un hombre no piense, hemos cosechado otro voto.

Cada burro,
cada pelotudo,
como yo
como vos,
es un soldado de la causa.

A vos, amigo provinciano, que te vas a pescar
y ves el cartel pintado que dice "Carnada Biva",
hacete un tiempo, entrá al negocio y convencé:
ahí vive un potencial kirchnerista.

A vos, que dijiste "vistes lo que pasó": a vos te hablo,
agregador compulsivo de eses,
sos compañero.

A vos, que pensás que porque leés libros
no sos poco instruido:
sabemos que te siguen gustando las Condorito, tonto,
te morís por dejar ese libro complicado en la mesa de luz,
y clavarte las cinco Rambos seguidas.
Pelotudo fanático de Rambo
que hasta viste la cinco y dijiste que era una masa:
vos también sos compañero.

Te hablo a vos, enfermito que está mirando
fútbol mexicano un martes a las tres de la mañana,
y que te chupa un huevo todo lo que no sea redondo
y gire, y haya que golpearlo fuerte:
a vos te están diciendo, pelotudo,
que también sos kirchnerista. Así que ese loco domingo de junio,
que no va a haber fútbol, apagá ESPN y fijate qué hacés.

Pelotudos del mundo, unámonos.
Para que nos tomen en cuenta:
nuestro voto ignorante vale,
somos las masas superlúmpenes
y merecemos expresar nuestro culto a la pelotudez,
reivindicar el derecho
a ratearse a la escuela para jugar al metegol,
a putear a dios cuando te martillás la mano,
a volcar el vino en el mantel blanco.

Somos burros y,
por eso,
los mejores intelectuales,
de la talla de Ari Paluch,
están en contra del Gobierno.
Porque son gente instruída,
como Beatriz Sarlo,
la ex-lopezrreguista que escribe en la hoja
que va atrás
de la columna de opinión
de Valeria Mazza.

Nuestra lucha,
compañero pelotudo,
es contra la educación:

¡Compañeros, ha llegado la hora de incendiar escuelas, bibliotecas y universidades!

Todo sea por la causa.

28/5/09

Universidad Peronista Argentina

En un tiempo lejano, en un lugar de Perolandia cuyo nombre no quiero recordar, existió la Universidad Peronista Argentina (UPA). Se trató de un intento vano por construir una Ciencia Social Peronista, destinada no tanto al estudio de los fundamentos del peronismo, como al abordaje sistemático y teórico de la mitología peronista. Experimentos como la ingesta de asado hecho con parquét, el cultivo de diversas plantas en bañaderas de sus hogares y el intento por demostrar la divinidad de Evita, fueron algunos de los proyectos de unos cuantos desquiciados de los que, por supuesto, se desconoce paradero e identidad.

Algunos intentos de ensayo, fichas de afliliación a la UPA, que jamás logró constituir siquiera un domicilio fijo -y que según cuenta la leyenda se mudaba de casa en casa según la voluntad de los estudiantes-afiliados, y volvía a rearmar su estructura en cada charla de bar o de asado-, cuadernos desbordantes de hipótesis incontrastables con la realidad, todavía pueden ser consultados si uno da con la persona indicada.

Aquí, por ejemplo, les presentamos la recolección de datos empíricos para un proyecto de investigación destinado a comprender la lógica interna del diálogo producido entre una serie de sujetos dispuestos alrededor de un fuego a punto de comer un asado. "El divague metódico, paradójicamente, parece ser la única conclusión posible luego de tomar en cuenta los datos recolectados", anotó el joven investigador al final del documento que presentamos. Se trata de la desgrabación de un asado, posiblemente obtenida con un micrófono oculto en alguno de los participantes del mismo que, felizmente, formaba parte de la clandestina Universidad Peronista.

"Entro a la casa de R...(inescuchable), paso a silencio.


- Che, boludo, ¿quién puso mi parte?

- Yo no fui a comprar las cosas, estaba viendo la semifinal...

- ¿De qué?

- Barcelona-Chelsea

- Ganó Barcelona, ¿no?

- Se comió un gol...el negro éste...

- ¿Kanu?

- No, qué Kanu, hace como diez años que no juega más...

- Se presentaba para Intendente del pueblo ahí donde nació

- Dejá de decir boludeces, si no hay intendente en Costa de Marfil

- Kanu es nigeriano, boludo

- Che, ¿vos pusiste mi parte?

- Preguntale a Miguel si puso la cerveza en el congelador

- ¡Migueeeel!

- Andá hasta el patio, para gritar le gritaba yo...

- ¡¿Queeeeeé?!

- ¡Pusiste las cervezas en el congeladooor!

- No, ¿dónde están?

- ¿No las bajaste vos?

- No, yo bajé dos bolsas de leña...

- ¿Quién bajó las cervezas?...

- ...

- Son unos boludos, deben estar en el baúl...

- Andá a fijarte...

- Che, ¿no están los choris aunque sea?

- ¿Por qué aunque sea?...

- No, todavía le falta...

- ¿Por qué decís aunque sea, como si el chorizo fuera un...de última hay chorizo?

- Además hay chorizos solos, no compramos carne...

- ¿No habían dicho asado?

- Era mucho quilombo asado...

- Che, los choris ya están, vayan y agarren, lleven el pan

- ¿Comemos afuera?

- Pasame la campera

- Pero no seas puto, no hace frío

- Ahora tener frío es ser puto

- Bueno podés ser puto por lo que quieras, pero encima tenés frío...

- Dale pasame la campera

- ¿Che apago la tele?

- No, poné fuerte el partido

- Apaga, boludo, que pongo música en la pieza, se escucha desde afuera...

- Traete la mayonesa

- Ah, ya me senté

- Eh boludo yo hice el asado

- Chorizos

- Dejen de desmerecer a los chorizos

- La nobleza del chorizo

- Tiene gusto a canela...

- Ay tiene gusto a canela

- ¿Cómo sabés el gusto a canela?

- ¿Desde cuándo comés canela?

- No se come la canela

- ¿Cómo no se va a comer la canela?, ¿qué te la inyectás?

- No, pero vos no comés manteca

- ¿Cómo que no comés manteca?...

- Bueno, no se dice comer manteca, queda mal, es una cosa intermedia...

- Claro, hay cosas que no se comen ni se toman.

- Qué boludez, la manteca se come y la canela también

- Pasame la mayonesa

- No está acá

- ¿La trajiste?

- No, le puse y la dejé allá

- Está bien, no podés ponerle mayonesa a un chorizo, es yanqui eso...

- No digas gansadas, ¿cómo va a ser yanqui el chorizo?

- El chorizo no, pero ponerle mayonesa sí...

- Es rico, boludo, no es yanqui ni marxista, es rico

- ¡Ah la concha!...está picante

- No, sacá la radio boludo, para eso dejábamos la tele

- Dejá el partido

- Total esos muertos...

- Sentate en el cajón ese

- Se hace mierda

- Sentate boludo

- ¿Tu vieja?

- Tenía un casamiento

- ¿No sonó el timbre?

- No, se escucha de acá

- ¿Che quién puso mi parte?

- Ey sacá al perro de ahí que va a tirar la bolsa de pan

- ¿No tenías otro perro?

- Sí, ¿no era negro tu perro?

- El Toby

- Sí, ¿dónde está?

- Lo agarró un auto al Toby

- Qué pavada

- En serio boludo

- ¿Esa mayonesa compraste, no había otra?

- ¿Qué tiene de malo esta mayonesa?

- Es una mierda...

- Mejor, es cosa de gringo ponerle mayonesa

- Ayer soñé que comía un asado

- Soñaste mal, esto no es un asado

- Prender el fuego ya es hacer asado

- No asado es agarrar carne y cocinarla con leña abajo

- No, la carne se llama asado

- Asado viene de asar

- Claro, si querés podés asar un gato, eso también es un asado

- Pero de gato

- ¿En qué vinieron?

- En el auto

- ¿No estaba roto?

- No, ayer no me arrancaba, no sé qué tenía.

- ¿La ensalada?

- ¿Qué ensalada?

- ¿No hicieron ensalada?

- ¿Ensalada con chorizo?, eso no es yanqui, pero es una pelotudez

- Si no hay ensalada entonces sí que no es asado

- Sí, claro, en el Martín Fierro se la pasan comiendo ensalada con el asado

- ¿Y el Martín Fierro qué tiene que ver?

- Y que los gauchos inventaron el asado

- O te creés que Don Segundo Sombra iba a escupir la ensalada...

- Don Segundo Sombra no salía en el Martín Fierro

- Era el Viejo Vizcacha

- Era Don Segundo Sombra

- El Viejo Vizcacha boludo

- En el que yo leí era Don Segundo Sombra

- Claro, escribieron un sólo Martín Fierro diferente para confundirte a vos, nada más...

- Mi hermano le ponía mayonesa a la sopa

- Qué pavada

- En serio boludo

- Eso de la mayonesa en la sopa lo escuché, todos tienen un hermano que lo hace...

- Pero te digo en serio, yo lo vi ponerle

- En la propaganda de la mayonesa, le ponen a la sopa

- Y, más vale, en la propaganda la usan hasta de anti-corrosivo, para eso son las propagandas

- Dame un cacho de servilleta

- Che, rico el asado.

- Los choris.

- Si es Rico, seguro hace alianza con el PJ.

- Che, pelotudo, de política y de religión no se habla en la mesa.

- ¿Desde cuándo?

- Desde la Última Cena, seguro.

- La mesa más rosquera de los últimos 2000 años.

- Debieron haber comido asado.

- Y de postre, mandarinas.

- ¿Por qué mandarinas?

- Porque es peronista.

- Jesús no era peronista, hacía entrismo.

- ¿Era monto?

- Un joven imberbe, si le daban tiempo fusilaba a Poncio en una estancia en las afueras de Jerusalén.

- Y le tiraba el cadáver a Dios en el Sinaí para negociar el movimiento.

- ¿Trajeron postre?

- Mandarinas.

- ¿De verdad?

- No.

- ¿No hay postre?, ¿un asado sin postre?

- No hay postre.

- Y esto no es un asado."

Continuaremos presentando documentos de la UPA.

Sí, ya sé. Se vienen las elecciones, y estoy en cualquiera.

25/5/09

El día que Dorrego fusiló a Lavalle IV (Emma Sunz)

Viene de:

I. El hecho.
II. El relato político.
III. El relato literario.

Capítulo final.


IV. Otra interpretación para Emma Sunz

El texto de Sarlo realiza un trabajo comparativo entre el secuestro y fusilamiento de Aramburu y el cuento de Borges titulado "Emma Sunz". En él, una mujer, Emma, recibe una carta refiriendo la muerte de su padre en el exilio por una ingesta errónea de veneno. El padre de Emma Sunz había sido acusado de una especie de robo en la fábrica, y el oprobio sufrido terminó en el abandono del país y una vida errante. Que terminaría con lo que, finalmente, Emma interpreta como un suicidio: la carta que revela refiere una ingesta de veneno por error. Emma Sunz interpreta que ha sido un suicidio. Y que ese suicidio es responsabilidad del verdadero responsable de aquél robo: Aarón Loewenthal, el dueño de la fábrica, el hombre que su padre había señalado, sólo a Emma, como el autor material de aquél robo. De manera tal que Emma planea una venganza: primero buscará, alejada de la ciudad, un marinero para entregarle su cuerpo. De esa manera, cuando ejecute a Loewenthal, podrá argüir ante la policía el ataque sexual de Loewenthal, y la necesidad de asesinarlo como defensa: la táctica empleada por Emma da resultados, y los acontecimientos se desarrollan así como los planea.


Tumba de Pedro Eugenio Aramburu en el Cementerio de la Recoleta.



Sarlo vincula este cuento de Borges con algunos pasajes del Aramburazo. En primer término, la carta jamás revela un suicidio, por eso, para Sarlo, Emma Sunz hace una lectura en exceso, y ese exceso "conduce a la hiperinterpretación: la carta le dice a Emma más de lo que está escrito efectivamente en ella y, por el camino de interpretar más allá de la letra, Emma decide el asesinato" (1). El primer vínculo del cuento de Borges con el fusilamiento de Aramburu es este: Montoneros, parece decir Sarlo, hiperinterpreta una realidad. Se hace cargo de una situación que, quizás, jamás le fue atribuída. La venganza sobre Aramburu partirá de una exageración, de cargarse una responsabilidad que no existía, como la de Emma. La carta que recibe Emma no es un llamamiento a vengar a su padre, sino todo lo contrario: el aviso de una muerte accidental, que Emma lee como suicidio. Esto es lo que intenta decir Sarlo: Montoneros se hace cargo de una cantidad de símbolos que supone debe vengar, pero que no le pertenecen del todo. En la entrega de Emma Sunz al marinero, está la metáfora de Montoneros fusilando a Aramburu, a su vez, por cuestiones político coyunturales: el sujeto vengador necesita de un motivo inmediato para ejecutar su venganza, más allá de la cuestión simbólica. Debe existir, como condición de la venganza, algo que lleve al convencimiento en el momento del actuar: Emma Sunz, "más que la urgencia de vengar a su padre, sintió la de castigar el ultraje padecido por ello. No podía no matarlo después de esa minuciosa deshonra" (2).

Es decir, la primera reflexión que podríamos sacar, yendo más allá de la interpretación de Sarlo, es que los motivos de una venganza no sólo son múltiples sino válidamente intercambiables entre sí. Emma Sunz, como Montoneros, se plantea una venganza basada en una serie de hechos que se reinterpretan antes, durante y después de la ejecución de la misma. Montoneros dirá que secuestra a Aramburu por el fusilamiento de Valle, el cadáver de Evita, la proscripción del peronismo en los relatos posteriores. Pero también porque Aramburu era la carta de recambio del régimen, y este motivo no es menos importante al momento del suceder: no es sólo un guiño a Perón, sino también la necesidad de un convencimiento propio que no permita no matar a Aramburu. Si a lo largo del tiempo, como venimos diciendo, la ruptura con Perón y su posterior muerte, implica que Montoneros se juegue a la representación total del Movimiento, es muy posible que política e históricamente sea conveniente a los fines del discurso valorar más los hechos de la simbología peronista, que las cuestiones del momento. Y que, cuando Montoneros ya no fue una organización relevante para los destinos del país, es decir cuando ya no disputaba ser la cabeza del Movimiento, vuelva a plantearse la importancia histórica del Aramburazo como un servicio de reparación histórica al país, de ahí que Firmenich asegure en una entrevista publicada en 2006 que "era mucho más que el problema del `55. Para nosotros era Dorrego, era decirle a los Lavalle y a sus descendientes: `señores, basta. Se acabó la impunidad oligárquico-liberal para el campo nacional y popular. Dorrego puede fusilar a Lavalle. Valía la pena este mensaje histórico que venía desde Dorrego pasando por Chacho Peñaloza y por Juan José Valle y por Felipe Vallese"(3). El debate ahora es histórico, es el recupero del revisionismo frente a la historia liberal, marcando un lineamiento que comienza en José Hernández asegurando que "la sangre del coronel Dorrego fua la primera que se derramó alevosamente en nuestra guerra civil. Hasta hoy ha sido la última la del general Peñaloza" (4). Es decir: Montoneros pasa de un momento donde la reivindicación del Aramburazo es coyuntural, por la necesidad de instalarse como fuerza política, de tomar postura frente a los sucesos políticos, y de marcar cuál es la alternativa del peronismo -la lucha armada- al momento. Es, también, un mensaje a Perón, la disposición absoluta a ir hasta las últimas consecuencias. Con el tiempo, y la ruptura de dicha relación, Montoneros exalta todo aquello que se vinculaba a los valores simbólicos del peronismo: el relato de La causa peronista es el ejemplo. El cadáver de Evita, Valle, la Resistencia, la proscripción: en ese momento la discusión ya no es por la posibilidad de ingresar al peronismo, como al principio, sino la representatividad de todo el Movimiento, en tanto que Perón ha muerto. Y, finalmente, con el paso de la dictadura y la violencia política como un recuerdo histórico, Firmenich termina asegurando que creían necesario que Dorrego fusilara a Lavalle. Ya no era un acto de reivindicación del peronismo, sino de toda la corriente del revisionismo histórico, era vengar a Peñaloza, a Valle, pero llegando incluso hasta el suicidio de Alem y la muerte de Di Giovanni (5).
Para Sarlo esta reinterpretación sucesiva es "una argumentación invertida (que) ordena perfectamente razones, efectos y consecuencias" (6), es decir, una forma de decirle a cada quién lo que necesita escuchar en cada momento. Y de ahí deriva Sarlo su interpretación de la eficacia política del Aramburazo. Particularmente no comparto esa idea. Los hechos políticos son reinterpretables en el momento del suceder y posteriormente también. Ese fusilamiento no es, al menos en este sentido, un caso excepcional: el 17 de octubre fue la liberación de Perón, pero también la entrada de las masas en el escenario político, el subsuelo de la patria sublevado que menciona Scalabrini Ortiz; hasta literariamente, el asesinato de una persona en el cuento "El matadero" de Echeverria, es mucho más que el relato de un asesinato: es la disputa unitarios y federales, pero también es la visión unitaria acerca del salvajismo federal. Los motivos del fusilamiento de Aramburu son adaptados en su importancia de acuerdo a los momentos, porque eso es parte de la lucha política: la disputa por la apropiación de los símbolos es inherente al conflicto político.

El cuento de Borges podría dejarnos otra forma de ver las cosas más que asegurar que Montoneros hiperinterpretó una realidad. En este sentido, la aparición de Megafón al momento mismo del Aramburazo es revelador: esa interpelación al personaje que se corresponde a Aramburu, con los mismos argumentos, con la misma forma de ingreso al departamento de ese general, nos habla de, como mínimo, la condición de posibilidad de la violencia. De que existía la necesidad de venganza, el sentimiento popular de que había una posibilidad legítima de respuesta violenta ante la violencia institucional. Sarlo reconoce este elemento, en la medida en que da por entendido que en los motivos de Montoneros existe esa reparación, y Marechal imagina un diálogo con Sócrates en el que él mismo asegura que la violencia es necesaria cuando sirve para restablecer un equilibrio perdido. Entonces no se explica, si el Aramburazo es parte de un intento -legítimo o no- de restablecer un equilibrio perdido, quiere decir que ese equilibrio ha sido vejado violentamente, y que entonces la violencia existía previamente. Que la nueva violencia haya sido de otro tipo, que Montoneros inaugura una concepción revolucionaria de la Justicia, es discutible, y en gran medida es la tesis de Sarlo. Lo que no implica que, como afirma Sarlo al final del capítulo, en 1970 "la sangre empezaba a correr". La sangre ya había corrido, porque estaba ensangrentado el cadáver de Valle que se le aparecía al general Cabezón, y estaban ensangrentadas las manos de Aramburu que firmaron esa sentencia y la de los muertos de José León Suárez.

Finalmente, una tercera forma de interpretar el cuento Emma Sunz hace referencia a la cuestión de la reconstrucción histórica de los sucesos. Sarlo intenta en su libro un recuento de los dichos y escritos al momento del acontecimiento. Es una forma de intentar comprender un suceso histórico. En este trabajo intentamos establecer respecto a dicha metodología algunos resguardos: por ejemplo, que el relato de Montoneros no es monolítico desde el primer comunicado en 1970 a la narración en la revista La causa peronista en 1974. Todo suceso político es reinterpretado con el paso del tiempo incluso por sus protagonistas. El Aramburazo no constituye una excepción: de acuerdo a los diferentes contextos que se fueron sucediendo, Montoneros exalta más algunos motivos que otros de acuerdo a las necesidades políticas. Lo cual no significa, de ninguna manera, que los medios y los fines de aquél acontecimiento se hayan trastocado en el momento mismo del suceder que analiza Sarlo. De ahí la importancia de contextualizar aquellos relatos, tomando en consideración que entre 1970 y 1974 se vivieron dos situaciones políticas diferentes que hacen que los documentos de esos años no puedan ser considerados livianamente como un mismo relato monolítico de igual significancia. Esta es, posiblemente, uno de los disparadores del cuento de Borges: si el asesinato de Loewenthal fuese investigado de la manera en que lo propone Sarlo, es decir, con las declaraciones y documentos de ese momento del suceder, el falseamiento de la historia quedaría consumado. Loewenthal habría violado a Emma y ésta, en un arrebato de furia, lo habría asesinado. Las declaraciones de la época lo confirmarían, así también los documentos oficiales y la policía. Por eso la importancia de la reconstrucción a posteriori, con las interpretaciones tan válidas con las contemporáneas de aquello que ocurrió. Sarlo no está incitando a un objetivismo historiográfico basado simplemente en los documentos, pero sí establece una jerarquía de fuentes documentales, en la cual se da a entender que lo más cercano a un suceso está menos viciado de interpretación política. Y esa lectura termina por sesgar el análisis, en la medida en que se excluyen del mismo los testimonios posteriores respecto de aquél acontecimiento.

Que fusilar a Aramburu tuviera causas políticas de momento, como instalarse en la arena pública, reivindicar la simbología peronista, o establecer un lazo directo con Perón, no implica que la revancha histórica no tuviera relevancia. Inversamente, el paso de los años y el alejamiento de aquella coyuntura, tan incomprensible a la luz de los nuevos parámetros de la construcción política, volverá a exaltar aquellos motivos que se vinculan a una reparación histórica de dos argentinas signadas por constantes pugnas. Al momento del suceder, posiblemente, Fernando Abal Medina no se sintió Dorrego fusilando a Lavalle. No es menos cierto que una interpretación histórica de aquél acontecimiento debe dar cuenta, necesariamente, de aquellas dos formas antitéticas de concebir la política y la historia.

1. Sarlo, B. Op. Cit. 2003. p. 21
2. Borges. Obras completas. 1923-1972 Ed. Emecé. Buenos Aires, 1974. p. 567. Ver acá.
3. Pigna, Felipe. Lo pasado, pensado. Entrevistas con la historia argentina (1955-1983). Ed. Planeta, 2006. p. 169
4. Hernández, José. Vida del Chacho. Rasgos biográficos del general Ángel Vicente Peñaloza. Antonio Dos Santos Editor. p. 138.
5. Así lo menciona Firmenich en la entrevista concedida a Felipe Pigna, en el trabajo ya citado en la nota 3 de este capítulo.
6. Sarlo, B. Op. Cit. 2003. p. 142.

FINAL.

TELÓN.

Ahora, a comentar.

22/5/09

Apuntes para la militancia

Dijo Mendieta:

Debemos partir de la base, siempre, que convencer a alguien de algo nunca es fácil. Lo más probable es que desconfíen, que te ataquen, que te contesten mal. Muchas veces fracasaremos en nuestro intento y nos frustraremos. Ahí es cuando hay que recurrir a la convicción y al aprendizaje. Cuando esto pasa, lo peor que podemos hacer es enojarnos, calentarnos, acusarlos de necios o cosas por el estilo (lo podemos pensar, claro, pero nunca decírselo. Recuerden: estamos en campaña, queremos su voto). El fanatismo está muy bien entre los propios. Para afuera no mide.

Y nosotros agregamos esto de Viñas:

- No quiero estar en un extremo -agruegué.

- Pero para vivir en serio hay que estar así, Ferré.

- ¿Para vivir en serio?

- Seguro.

- No, no y no. Eso es lo más fácil.

- ¡Qué va a ser más fácil!

- Sí. Para vivir con coherencia en uno de esos extremos hay que prescindir totalmente de todos los matices, eso que queda entre el blanco y el negro y que se llama lechoso, amarillo, amarillento, blancuzco, gris, grisado...qué se yo. Lo otro es mucho más fácil y de más seguridad. Usted, usted...

- ¿Qué tengo yo?

- Dice "no" a todo, absolutamente a todo a lo que los demás dicen "sí", y asunto concluido. Son los otros quienes le resuelven su posición. Usted se define por ellos. Y nada más. Y su desgarramiento, que tendría que penetrar a los otros, se le convierte en un muro donde los otros chocan y listo. Usted es una mole, bien macizo, claro. Se lo reconozco. Pero no tiene nada que hacer con los demás. Usted no les llega de ninguna manera, ¿me explico?

- Sí, sí.

- Ni usted ni Botelho penetran en la conciencia de nadie: con usted por demasiado duro, con él por demasiado blandito. Usted es una piedra y él un bofe. Y no. No me interesa ninguno de los dos.

- Ah, ah, ah

- Sí: "ah, ah": Pero a usted le disparan y a él lo manosean y todo eso no sirve para nada. No me sirve para nada.

- ¿Y usted qué busca?

- Adecuarme.

- ¿En cada caso?

- Por supuesto.

- ¿Eso es una táctica?

- Es que yo quiero desplazarme, no ser un "punchingball".

- Usted quiere dar, ¿no es eso?

Yo me detuve y lancé un brutal "cross" al aire:

- Quiero ganar -dije.

David Viñas, Un dios cotidiano.


21/5/09

Tnmbamum también se solidariza con Diego F.



Sí, pero tampoco tuvo tiempo de escribir el post, porque está haciendo unos videos re graciosos, boló, dice cosas del Indec y de las candidaturas testimoniales, re cómicas. Así que nos llama y nos pide que agarremos un post de él y, palabras más palabras menos, mandemos su solidaridad con el compañero -ahora sí, definitivamente compañero después de esto-, Diego F.




Así de chiquitito sos, Clarinete.
Por Ernesto Tnembaum.

Primero fue la tapa de "La crisis causó dos nuevas muertes". Es verdad que, en la Historia, muchos medios tergiversaron la información. Pero nunca antes un medio, con las fotos de la masacre y los responsables en su poder, le echó la culpa de una muerte a un sujeto llamado "lacrisis". Nunca.

Luego fue la nefasta defensa de Ernestina Herrera de Noble en la causa por apropiación de dos niños. Es verdad que apropiar bebés se apropiaron muchos. Pero nunca antes una directora del periódico más importante de la Argentina, que todos los días nos da lecciones de moralidad, civilidad y buenas costumbres democráticas, utiliza un medio supuestamente independiente para dar alegatos de su defensa y presionar jueces. Cualquiera que recuerde eso sin alinearse ciegamente con el Grupo Clarín percibirá sus diferencias.

Ahora se proponen bajar los videos del canal Mundo Perverso de youtube. Es verdad que la censura ha ocurrido en este país. Pero nunca antes desde la cúspide del poder mediático que impulsa la concentración de medios a tan alta escala.

En cada rubro, el Grupo Clarín es más tramposo que los demás. Y, si se suman todos, está para el libro Guiness y el Premio Adepa.

En síntesis, siempre hubo picardía en los medios. Nunca nadie, antes, al mismo tiempo, fue dueño de cinco o seis diarios y revistas importantes, tuvo la participación mayoritaria en Papel Prensa, poseyó más de seis canales de TV entre abierta y cable y el 100% de Multicanal y Cablevisión. Y no creo que jamás se supere ese récord.

En cien años de Historia democrática y no democrática, nunca vi una persona que acumulara un poder tan permanente, que tuviera tanto miedo a perder contra un blogger y apelara a tantas trampas para conservarlo. Porque adueñarse de la palabra, es trampa.

Lo del Grupo Clarín, en este caso, deja perplejo, sorprendido, absorto a cualquiera. Y tiene un alto costo para el país: cuando una líder mediática se degrada a sí misma de esa manera, el descrédito invado a todos sus periodistas (como yo, Ernesto). Es muy duro para un pueblo que no se pueda creer en nadie.

¿Y todo para qué?

¿Para defender un medio que tituló al golpe de Estado con "Nuevo Gobierno"?, ¿para defender un medio que contamina los ríos de la localidad de San Pedro con Papel Prensa?, ¿para defender un medio que titula que por los defectos de su modelo la Argentina no sufrirá impacto de la crisis?, ¿para defender un medio que especula con que el Gobierno le interfiere los satélites sin la menor fuente documental de lo que está diciendo?, ¿para defender un medio que publica un artículo donde afirma que los pobres son fábricas de hijos para cobrar subsidios estatales?, ¿para defender un medio que roba fotos de internet, las publica en tapa y después se da cuenta que estaban photoshopeadas (por cierto, ¿y el copyright ahí?).


No.

Es apenas porque estuvieron acostumbrados a ser la única fuente de verdad, siempre.

El Grupo no tolera otra idea.

Y entonces hace trampa.

Así de chiquitito.

Y pensar que nos prometa la solución argentina para los problemas de los argentinos.

Yo tiendo a pensar que la sociedad argentina, desde el 2001, castiga este tipo de pequeñeces. Y que el 28 de junio se podrá ver algo de esto.

Creo que el castigo será duro.

Porque hay lugares de dónde no se vuelve.

Veremos qué pasa.

Nelson, Magdalena y Víctor Hugo hablaron sobre Diego F.


(Como estaban con muchas ocupaciones, los tres referentes del periodismo independiente me pidieron que agarre una nota vieja y ponga más o menos lo mismo para solidarizarse con Diego F.).



"Quieren silenciar las voces que le molestan al Grupo Clarín".


En su programa Tempranísimo, de Radio Continental, Magdalena Ruiz Guiñazú dialogó con Nelson Castro sobre el levantamiento del canal de Mundo Perverso en youtube. Al intercambio sobre independencia periodística de los blogs y relaciones con los medios tradicionales se sumó también Víctor Hugo Morales.

Magdalena Ruiz Guiñazú: –Diego F. ha movido muchos centímetros de información en los blogs en los últimos días cuando lo sacaron del cyberespacio. Desgraciadamente, es un término que no me gusta usar, pero lo sacaron del cyberespacio.

Nelson Castro: –Ésta es la realidad. Hoy deberíamos estar compartiendo los videos de Diego F., pero hubo una decisión por parte de la empresa Clarín de terminar la participación de Dieguito en youtube, donde abarcaba temas que eran de interés público y que involucraban al Grupo Clarín, tema que por supuesto no podía evitar. Esto molestó a la gente del Grupo y llegó a esta decisión fulminante de su salida del cyberespacio.

MRG: –Nos quedamos tan sorprendidos con la decisión de censurar un canal de youtube...

NC: –Efectivamente. Fue de verdad un hecho sorpresivo. Ellos, expresamente, en todos sus diarios y revistas manifiestan la necesidad de la libertad de expresión y de prensa. Diego F. borró los videos que dicen pertenecer a Artear. Por lo tanto, cuando llegó este episodio, que nosotros ni imaginamos que iba a ser tan pronto, no tuvimos ninguna duda de lo que debíamos hacer: bancar a Diego F. contra un acto de censura.

MRG: –Mirado incluso desde afuera –no como periodistas, que es inaceptable, muy torpe– es un síntoma de debilidad. Un Grupo de medios que necesite sacar del aire a los bloggers que no le gustan quiere decir que está muy débil, que está muy inseguro, que no tiene raíces en lo que está defendiendo, ¿qué les pasa?

NC: –Éste es un año electoral. Después, por supuesto, nosotros completamos el marco de situación a partir de la anécdota, conociendo cuál era el disgusto que les hacía saber a los propietarios de la empresa el entorno del Grupo Clarín. En esto quiero ser muy específico, es el entorno, no quiero involucrar a todos los funcionarios del Grupo que están espantados con esto y por supuesto no pueden hablar porque, en cuanto hablen, serán sancionados. Pero es también un elemento que ha ocurrido y que por supuesto es inquietante.

MRG: –Además, uno se pregunta qué nivel de capital debe tener esa empresa para poder diversificarse de tal forma, para tener pasantes de comunicación buscando videítos de Artear en youtube mientras le prometen voltear ministros en un futuro.

MRG: –Porque una de las cosas que echaban a rodar era que Diego F. se quería ir de la blogósfera ante las insistentes presiones para afiliarlo al PJ...

NC: –Sí, claro, entre tantas cosas, porque por supuesto que esto tiene un montón de chicanas. Por eso, en un post sobre una anterior censura, Diego F. expresó que el Grupo Clarín decidió el levantamiento de su canal anterior. Se echó a correr que Diego hacía esto porque quería una mejora del contrato para entrar al PJ, y porque, como estaba disconforme con que esa mejora no llegaba, se iba. Todos los bloggers rentados, cuando renegocian contratos, quieren mejoras, es parte de las negociaciones, y después, cuando se termina el tiempo de las discusiones, se cumplen los contratos. Diego F. iba a cumplir el contrato como corresponde porque no tenía ninguna otra opción.

Víctor Hugo Morales: –Estoy muy compungido con esto, pero no me sorprende que sea así.

NC: –A vos te pasó.

VHM: –Claro, porque cuando esta radio pertenecía a Telefónica, Telefónica al mismo tiempo era socia de Torneos y Competencias -Grupo Clarín-, con quien siempre he tenido una actitud denunciante frente a cómo se ha hecho el negocio del fútbol. En determinado momento se hastiaron. Es verdad que cuesta mucho hablar contra el Grupo Clarín, pero si no lo hacés en determinado momento..., hay que buscar un camino, lo más elegante posible, pero también aquel que te dé tranquilidad de conciencia. Porque si vos no podés hablar del Grupo Clarín, que es una empresa tan observable en cuanto a su crecimiento de patrimonio, claramente incrementado durante el gobierno de los Kirchner, con participación de personas muy allegadas a ellos. Si no podés hablar de Ernestina Herrera de Noble, ya no podés hablar de nada después. Porque cualquiera te puede decir: “Usted habla de nosotros, por qué no habla del Grupo Clarín”. Se pierde toda autoridad. Entonces nosotros tenemos que vivir pendientes de esto. Entiendo lo que hizo Diego F., totalmente, y lo aplaudo.

MRG: –Además, fijate que, posiblemente por ignorancia de la historia reciente, o quizás por desear ignorarla, los que toman este tipo de decisiones desde el ámbito gubernamental se olvidan de que (José) López Rega, por ejemplo, durante el gobierno constitucional de Isabel (María Estela Martínez de Perón), aplicó la “Ley de Prescindibilidad” a todo aquel periodista que disentía con la visión del gobierno. En ese caso, felizmente, hoy hay muchos blogs y medios alternativos, aunque ocurran casos como los que estamos comentando, están en manos particulares. En aquel tiempo, todas las radios eran del Estado, menos las del Grupo que casualmente seguía funcionando con total normalidad.

NC: –Aquí el problema que se está generando ahora es con la concentración de medios. Éste es el problema ahora, es casi el mismo, disfrazado con otra pátina. El armado es terrible porque además esta empresa -el Grupo Clarín- ha hecho conocer que pretende comprar otras emisoras e ir contra la Ley de Servicios Audiovisuales. Y por supuesto que el criterio será exactamente el mismo: Clarín se arroga la propiedad privada de funcionarios que son públicos.

(A pesar del chiste, esto no es joda y nos solidarizamos con Diego F.)

20/5/09

El día que Dorrego fusiló a Lavalle III (El relato literario)

Viene de:


I. El hecho.

II. El relato político.


III. El relato literario.


Una semana antes de que Pedro Eugenio Aramburu recibiera los cuatro balazos que terminarían con su vida, el escritor Leopoldo Marechal muere víctima de un síncope. La muerte de Marechal se produce mientras su última novela, Megafón o la guerra, se encuentra todavía en imprenta. Un mes después, con el Aramburazo ya consumado, la novela sale a la calle. La importancia de la descripción cronológica resulta de sostener que ninguno de los participantes del secuestro y fusilamiento de Aramburu pudo haber leído Megafón antes de los sucesos mencionados.


Leopoldo Marechal.

El clamor popular resultante del Aramburazo es innegable. La muerte de Aramburu se festeja, y ese festejo -también propio- intenta desentrañar Sarlo en el texto que tratamos. De todos los significados de ese festejo, hay uno que nos interesa: la violencia política estaba instalada. No se festeja tan apresuradamente un fusilamiento si eso no es, al menos remotamente, probable: ante un suceso absolutamente imprevisto el sentimiento popular es de incertidumbre. Y, sin embargo, un texto que se está imprimiendo mientras el Aramburazo sucede, aparece mágicamente relatando y suponiendo literariamente el hecho que acontece. Ese relato es Megafón o la guerra.


El personaje principal de la novela, Megafón, diagnostica que la Patria es una víbora: ese animal, sostiene el texto, "tiene dos peladuras: un cascarón viejo (...) que se resiste a soltarse del animal; y la peladura nueva que se formó debajo y que batalla por salir a la luz"(1). La metáfora es más que evidente: la patria liberal, la oligarquía, los militares en el gobierno son ese cascarón viejo que se resiste a caer, frente a la peladura que asoma por debajo y que es, sin lugar a dudas, el peronismo. Según Megafón estas dos patrias no están enfrentadas, sino que son un suceder: sin embargo para terminar de liberarse de la vieja peladura, es necesaria una guerra, y una guerra que se dará en Dos Batallas: la celestial y la terrestre.


Las batallas celestiales de Megafón consisten en visitar a personajes de la vieja peladura para increpar, debatir y conversar con ellos: exponerle su posición, pedir explicaciones. Entran intempestivamente, a veces por la fuerza, otras disimulando su verdadera intención. Así, en una de esas tantas visitas, Megafón entra con sus secuaces a visitar al general Cabezón: el eufemismo que Marechal utiliza para hablar de Aramburu. Esa visita parece exactamente extraída del relato que Montoneros realiza respecto del secuestro de Aramburu. Megafón se presenta ante el general Cabezón sosteniendo: "somos la Historia Crítica". De la misma manera que Montoneros enjuicia a Aramburu con textos históricos en la mano: con "Operación Masacre" como prueba de los fusilamientos del `55. Aquí el paralelismo es impactante, Marechal parece estar describiendo la situación que todavía no ha ocurrido mientras escribe, pero que va a suceder casi imitándola: el general Cabezón -Aramburu- sostiene que ve espíritus que se materializan por las noches, que suben a su dormitorio y hablan, que entre ellos hay civiles y militares ensangrentados. Megafón le pregunta si no hay entre ellos "uno que trae uniforme de general y muestra el pecho acribillado de balas. En vida se llamó Juan José Valle"(2). Es el mismo cargo que le imputa Montoneros, que con el tiempo reivindicará como el más importante: también Aramburu, como el general Cabezón, pretendió negar el fusilamiento de Valle. También cargan contra el general Cabezón los cargos de secuestrar el cadáver de Evita, uno de los pilares de las acusaciones contra Aramburu: de igual manera titubea en ambos relatos el militar frente a este cuestionamiento. Y es una escena que vuelve a repetirse, también, en el cuento “Esa mujer”, de Rodolfo Walsh, con la insistencia del narrador y esa pregunta que parece atravesar los tres relatos: “¿dónde, coronel, dónde?”. Pero impacta, además, un discurso que uno de los compañeros de Megafón brinda delante del general: "los actores del drama no digerían ya ese puchero abstracto y empezaban a sublevarse ahora en la escena. Entonces la noción de Patria que le habían enseñado al general sufrió una metamorfosis increíble: la Patria ya no era una geografía o un escenario, sino un conjunto de estructuras económico sociales. Y en lo sucesivo, nuestro general, pistola en mano, defendió las Sagradas Estructuras contra los agitadores de la escena. (...) En adelante se le dio a entender que las fronteras estaban dentro y que debían luchar contra el `enemigo interior` de las Sagradas Estructuras". El general Cabezón es el garante de la vieja peladura, de las Sagradas Estructuras, del liberalismo y de la oligarquía. Aramburu es ejecutado por Montoneros por esas mismas razones: "en Aramburu, el pueblo había sintetizado el antipueblo"(3). Megafón no termina ejecutando al general Cabezón como sí Montoneros lo hace con Aramburu. Para Megafón, la visita a Cabezón obedece a la batalla celestial y no implica el uso de la fuerza. Impacta la lectura de Megafón cuando se descubre que está siendo escrito simultáneamente con los mismos sucesos que están ocurriendo en un lugar alejado de la provincia: los personajes materializándose, adoptando los mismos argumentos de juicio, repitiendo situaciones y reacciones. Como parodiando el cuento de Cortázar "La continuidad de los parques", donde el protagonista se encuentra leyendo una novela que empieza a hacerse realidad a su alrededor: la novela contando su aquello que está ocurriendo alrededor de quien está leyendo. Megafón está moldeando la realidad que lo circunscribe, pero en una jugada tan magnífica, que todavía esa ficción no es conocida por aquellos que la representan: actores que desconocen ese libreto pero que lo interpretan a la perfección. No es un poder mágico de Marechal, sino el diagnóstico literario de un escritor y militante que reconoce la violencia propia del sistema institucional. Para mayo de 1970, la revista Siete Días publicaba un informe sobre la violencia, en la cual Leopoldo Marechal hacía su aporte, simulando un diálogo entre él mismo y Sócrates:


"- ¿Cuándo es justa la violencia?

- Cuando es necesaria.

- ¿Y cuándo es necesaria?

- Cuando sirve para restablecer una justicia o un equilibrio perdido y cuando, para restablecerlo, se han agotado ya todas las instancias de la inteligencia y del amor. (...) (Ese tipo de desequilibrios) existen en un planeta donde la mitad de los hombres se está muriendo de hambre, un tercio ayuna y la minoría restante acumula riquezas con el pan escamoteado al hambriento (...)."(4)


Uno de los personajes de Piglia en “Respiración Artificial” se preguntá quién de nosotros escribirá el Facundo. Parafraseando, podríamos preguntarnos, además, quién será el personaje histórico que encarne toda la simbología que encarnó Facundo Quiroga. Y por qué no puede ser Aramburu el protagonista de ese futuro Facundo contemporáneo. La muerte de Aramburu no ha sido problematizada desde la literatura política como lo ha sido el fusilamiento de Facundo Quiroga, del Chacho Peñaloza, de Dorrego, de Valle. No sirvió para manifiestos políticos de defensores, pero tampoco de detractores. Es cierto que, de los nombrados, Aramburu pertenece al bando contrario de esas dos patrias que Marechal describiría "en suceder". Escribir el Facundo de Aramburu sería interpretar aquél acontecimiento, ese fusilamiento pero también esa vida política, como hizo Sarmiento con Quiroga: evocando la sombra terrible de Aramburu para explicar las convulsiones internas y la naturaleza de esa vieja peladura, de la oligarquía vinculada al sector militar, al poder económico extranjero, el anti-peronismo liberal. Y es posible que parte de esta historia no se haya escrito porque se estaba escribiendo mientras sucedía: un posible Facundo de Aramburu estaba siendo impreso mientras el militar seguía vivo. Con los condicionamientos propios de no haber observado el desenlace trágico de su vida -un elemento fundamental en todo este tipo de biografías como la de Peñaloza por José Hernández, Di Giovanni por Arlt, el relato de Operación Masacre de Walsh, y el propio Facundo de Sarmiento- las breves páginas de ese encuentro de Megafón con Aramburu pudieron haber sido el principio de una descripción de la vida de ese general que condensó en sí los éxitos y fracasos de ese modelo de patria oligárquico y liberal. Acaso esa Argentina, más empeñada en imponer un modelo que en describirlo literariamente, pudo haber sido sintetizada por John William Cooke: "la cabeza del Chacho Peñaloza, exhibida en la Plaza de Olta, simboliza a la oligarquía mucho mejor que los mármoles y bronces con que ella se ha idealizado"(5).


1. Marechal, Leopoldo. Megafón, o la guerra. Ed. Seix Barral. Buenos Aires, 2007. p. 85.

2. Marechal, L. Ibídem. 2007. p. 201

3. Revista La causa peronista. Op. Cit. 1974

4. Anguita, E. Y Caparrós, M. La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina. Tomo II: 1969-1973. Ed. Booket. Buenos Aires, 2006. p. 119.

5. Cooke, John W. Apuntes para la militancia. Shapire Editor. Buenos Aires, 1973. p. 45.

Continuará...

18/5/09

Las 20 verdades denarvaístas


1. Queremos una Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana. Y sino se puede siempre puede haber gatillo fácil, entrega del patrimonio y ajuste al rolete.

2. El denarvaísta trabaja para el movimiento. El que en su nombre sirve a un círculo o a un caudillo, no tiene más que venir a sentarse y negociar una colectora.

3. No existe para el denarvaísmo más que una sola clase de hombres: nosotros, los ricos. Los demás son prescindibles.

4. En la Nueva Argentina el trabajo es un derecho, y es un deber, porque es justo que cada uno proudzca por lo menos lo que consuma. El denarvaísmo no quiere saber más nada con importar efedrina: manos a la obra, argentinos, un laboratorio por casa es la consigna.

5. Para un denarvaísta no puede haber nada mejor que otro narco.

6. Ningún denarvaísta debe sentirse más de lo que es y menos de lo que debe ser. Cuando un denaravísta comienza a sentirse más de lo que es, levantamos el teléfono y le bajamos la candidatura a la mujer.

7. En la acción política, la escala de valores de todo denarvaísta es la siguiente: primero, el que pone la billetera (o sea, yo); después, Capital Federal, y luego, la pata peronista.

8. La política no es para nosotros un fin, sino sólo el medio. Por eso me compré América 2 y pongo toda la torta para que me filmen en el fóbal y me hagan amigable en Gran Cuñado.

9. Los dos brazos del denarvaísmo son el menemismo y el duhaldismo. Un abrazo que nos dejen darle al pueblo, y terminan todos en pelotas y pasados de efedrina.

10. El denarvaísmo anhela la Unidad Nacional y no la lucha. Desea héroes, pero no mártires. Por eso todavía no boleteamos a Segovia.

11. La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que los grupos económicos quieren y defiende un sólo interés: el de Casa Tía.

12. El denarvaísmo es esencialmente popular. El denarvaísmo no entiende bien qué quiere decir esencialmente ni, mucho menos, popular. Pero a los asesores les gusta esta frase así que va.

13. En la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los ricos. Los demás que trabajen que por eso no son ricos. O sea que, una vez trabajando, serán ricos; ergo, privilegiados. A menos que hayan trabajado en Casa Tía.

14. Un Gobierno sin un plan es un cuerpo sin alma. Por eso el denarvaísmo tiene una doctrina política, económica y social: el menemismo enjuagado con tatuajes y muchos asesores de imagen.

15. El denarvaísmo es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente narco, profundamente rica y profundamente plagada de celulares.

16. Como doctrina política, el denarvaísmo...tiene un plan.

17. Como doctrina económica, el denarvaísmo realiza la Economía Social, poniendo el capital al servicio de la Economía, y la economía al servicio del denarvaísmo. O sea, yo.

18. Como doctrina social, el denarvaísmo realiza la Justicia Social, que da a cada persona su derecho en función social: a los negros, bala; a los ricos, hipermercados. Al resto, celulares.

19. En esta tierra lo mejor que tenemos es el Pueblo. Pero en la tierra colombiana, hay cosas mejores que salen de la tierra, y sobre todo, se venden mucho más caras.

20. Constituimos un hipermercado centralizado, organizado y con muchos empleados libres. Libres de indemnización y derechos laborales.

El día que Dorrego fusiló a Lavalle II (El relato político)

Viene de:

I. El hecho.


II. El relato político

En el libro "La pasión y la excepción", Beatriz Sarlo declara en el capítulo dedicado a Aramburu un intento por reconstruir aquéllo que se dijo en el momento mismo del suceder: "no se tratará de ver qué se recuerda sino eso que fue, en su momento, un presente" (1). La autora propone una reconstrucción de lo dicho en la época, en una tarea destinada a marginar intencionalmente las reconstrucciones de la memoria que, asegura, pueden llevar a la idealización, propia de una época de juventud. La tarea será asumida por Sarlo tomando como ejes de referencia algunos documentos de época: la crónica de lo sucedido publicada en la revista montonera "La causa peronista", los comunicados de la propia organización al respecto y, finalmente, las cartas entre Perón y Montoneros. Todos testimonios de época.

Tapa de la revista La Causa Peronista de septiembre
de 1974 donde Montoneros relata los hechos.



La crónica publicada por La causa peronista es uno de los testimonios más importantes en la historia de la violencia política en la Argentina. El relato en primera persona de Firmenich y Arrostito, presentes en el secuestro y fusilamiento de Aramburu, permiten conocer al detalle la dinámica de lo acontecido. Es una justificación política, sí, pero también es una declaración simbólica de motivos. Montoneros expresa en esa crónica, aunque ya lo había hecho en los comunicados, los porqués del fusilamiento. Al erigirse en tribunal revolucionario, la organización lleva adelante un juicio contra Aramburu en el cual le son comunicados los cargos que se le imputan. Lo que para Sarlo constituye el primer requisito de toda venganza: comunicar al sujeto vengado los motivos de la venganza (2). De esta manera, enumeran los motivos: en primer lugar, aparecen los fusilamientos del `56 que Walsh devela en "Operación masacre". El primer cargo que se le imputó fue "el fusilamiento del General Valle y los otros patriotas que se alzaron con él, el 9 de junio de 1956" (3). Es importante la jerarquía de las acusaciones, porque va a ser objeto de diferentes resignificaciones. Luego viene el segundo cargo que, abandonando el tono simbólico, se inserta en la cuestión política coyuntural y contemporánea: se acusa a Aramburu de estar preparando un golpe militar contra Onganía, y de establecerse él mismo como válvula de escape del régimen. Montoneros tiene con Aramburu su carta de presentación: si, simbólicamente, fusilar a Aramburu es resarcir los sucesos de la Libertadora, entonces políticamente terminar con Aramburu es declarar la intransigencia absoluta con el régimen hasta tanto no se incorpore a Perón al mismo. El nacimiento de la organización deja en claro su postura: la salida es con Perón o no hay salida. Posteriormente, y como tercer cargo imputado, en el segundo día del juicio, Montoneros acusa a Aramburu por el robo del cadáver de Evita, "un delito que a los peronistas los había herido e indignado como pocas veces se indignó este pueblo"(4). El militar titubea y decide no dar demasiadas precisiones, aduciendo un pacto de honor con los secuestradores del cadáver de Evita. Entonces la jerarquía de los tres principales cargos queda así: 1- El fusilamiento de Valle; 2- Aramburu como válvula de escape del régimen; 3- El cadáver de Evita.

Pero hay un detalle que, en la generalización, Sarlo evita. Empeñada en la búsqueda de los relatos al momento del suceder, la autora supone una línea divisoria entre relatos que acontecen al momento del suceder y aquellos que, supongamos, han tenido tiempo de haber sido resignificados por acontecimientos como, pongámos por caso, la dictadura militar. Esta división no da cuenta de un dato fundamental: el relato de la revista La Causa Peronista es publicado en septiembre de 1974. No es inmediatamente posterior al fusilamiento de Aramburu: está, al igual que cualquier relato post-dictadura, efectivamente influenciado por los sucesos acaecidos entre 1970 y septiembre de 1974. Y no puede afirmarse con tanta liviandad que se busca una interrogación sobre "los hechos de 1970 y su narración en los tres o cuatro años siguientes"(5), porque en esos tres o cuatro años siguientes ocurrieron acontecimientos claves para el desarrollo de la relación Perón-Montoneros. Entre el fusilamiento de Aramburu y la reconstrucción de La Causa Peronista, tuvo lugar la masacre de Ezeiza, posiblemente un designio tan evidente como el Aramburazo de la dinámica política que se avecinaba: el 20 de junio de 1973, cuando Perón regresaba definitivamente al país, desde el palco organizado y copado por la derecha peronista se tiroteó a la población que iba a recibir a Perón, dando un mensaje más que claro a las organizaciones peronistas de izquierda de quién iba a hacerse cargo de la conducción del Movimiento. Ezeiza, afirma Verbitsky, "fue una masacre premeditada para desplazar a Cámpora y copar el poder"(6). En esos "tres o cuatro años", acontece un episodio que también fue una respuesta a Ezeiza: el 23 de septiembre de 1973 Rucci es asesinado. El asesinato del sindicalista que, en ese momento, era la mano derecha de Juan Domingo Perón, significó la ruptura definitiva de Montoneros con Perón, en la medida en que Montoneros, en una práctica habitual de la organización (7), se hace cargo del asesinato. Una ruptura que quedará sellada con el "estúpidos imberbes" de Perón, el 1ro de mayo de 1974, y la posterior retirada de Montoneros de Plaza de Mayo al compás de "qué pasa/qué pasa/qué pasa General/está lleno de gorilas/el Gobierno popular". Por si estos eventos no resultaran demasiado significativos, el 1ro de julio de 1974 fallecía Juan Domingo Perón.

Entonces, el análisis de Sarlo supone que no hay resignificación simbólica del Aramburazo desde 1970 a 1974 cuando, en el medio, la relación Perón-Montoneros termina por destruirse; cuando durante esos años, Perón pasa de la "juventud maravillosa" a los "estupidos imberbes". El relato de la revista La causa peronista está tan influenciado por ese contexto como actualmente lo puede estar cualquier reconstrucción de los hechos. Por otros motivos, evidentemente. Lo que no puede dejar de pensarse es en qué medida es valido suponer que un documento de 1970 y otro de 1974 pueden formar parte de la misma estructura de narración de los hechos: es decir, con qué criterios se recorta en 1974, si no es pensando que no hay un proceso de resignificación que sí se daría, por ejemplo, luego del Proceso de Reorganización Nacional.

Es evidente la resignificación. En el relato de 1974, vemos cada vez más importancia en el elemento simbólico del fusilamiento. No se olvida que Aramburu era una carta del régimen, pero al mismo tiempo las primeras referencias son hacia Valle, a los fusilados de José León Suárez, la importancia del paradero del cadáver de Evita. Montoneros, hacia 1974, con Perón muerto, intenta representarse como el peronismo auténtico, como el heredero de todas esas luchas, de la Resistencia, de la proscripción, del combate a la Libertadora. A pesar de que están lejos de haber encarnado esa lucha ellos mismos: Montoneros era una organización de jóvenes, y sobre todo de jóvenes de clase media, de familias gorilas. La estancia en la que fusilan a Aramburu, es una estancia que pertenece a un miembro de la cúpula de Montoneros, Carlos Ramus. Esto también es parte del simbolismo: es poner al servicio de la organización un elemento tan patricio, tan oligárquico, como la estancia de la familia. Jauretche señalaba que la zoncera argentina número 41 consistía en distinguir entre jóvenes y muchachones: los jóvenes son "los participantes en manifestaciones públicas, rechiflas, roturas de vidrios, agresiones e incendios, que se domicilian en el Barrio Norte. Muchachones son los mismos manifestantes, agresores, etc., cuando proceden de los demás barrios de la Capital o de los suburbios servidos por líneas a vapor". Y Jauretche asegura que esta zoncera comenzó en 1945, comenzó con el peronismo: entonces los muchachones -que antes habían sido los radicales y ya no- eran las masas peronistas del 17 de octubre, el aluvión zoológico. Pues bien, los integrantes de Montoneros no eran muchachones, no pertenecían a los suburbios, a "la clase peronista".

Por eso el fusilamiento de Aramburu es una demostración de peronismo, de que verdaderamente se pertenece al movimiento sin pertenecer a la clase. La demostración es necesaria, Montoneros teme caer en un falso peronismo, aquél que Cooke advertía a Perón en una carta: "ese peronismo de pura figuración y cálculo, de caballeros, ese peronismo sin angustia, sin el pensamiento puesto todo el día y todos los días en el drama argentino, es un merengue decorativo que sería útil si adentro de la torta hubiese una bomba; pero cada vez hay más merengue y no va quedando sitio para la bomba"(8). Aramburu, su fusilamiento, es la bomba dentro de la torta que reclama Cooke. El riesgo para Montoneros era ser considerado "puro merengue": una banda de chicos católicos criados en el gorilismo. Algo que, de todas formas, seguían siendo. Pero acaso aquí encontramos una primera respuesta de por qué Aramburu, por qué el fusilamiento, por qué no se negocia. Es algo más, contrario a la tesis de Sarlo, que una venganza: es la apropiación de los símbolos peronistas, pero también una postura política y una carta de presentación. Y un mensaje: Montoneros quiere ser tan peronista, aún en su juventud, aún sin haber vivido casi nada de lo que dice representar, como las viejas organizaciones.

Y ahora sí, la importancia de la correspondencia entre Perón y Montoneros, vía Galimberti, para demostrar lo que estamos diciendo. El fusilamiento de Aramburu también tiene una significación política de coyuntura, de momento. Que con el tiempo, incluso -como obvia mencionar Sarlo- en 1974, la dimensión simbólica del acontecimiento vaya tomando más fuerza que su importancia político-coyuntural no es tanto una estrategia política de Montoneros como un proceso "natural" en casi todos los hechos políticos: el 17 de octubre, por ejemplo, recuerda algo más que la liberación de Perón, aunque también es esa liberación. De la misma manera, Montoneros reivindica, AL MOMENTO DEL SUCEDER, el valor estratégico de ese fusilamiento. De ahí que en la carta a Perón de febrero del ´71, el mensaje es que "la razón fundamental era el rol de válvula de escape que este señor pretendía jugar como carta de recambio del sistema (...). Como en el ajedrez, les comemos la pieza clave, para arruinarles la maniobra y obligarles a jugar improvisadamente" (9). El paso del tiempo, por las reconstrucciones propias de todo hecho político, comienzan a darle cada vez más trascendencia al factor simbólico. El relato de 1974 es un ejemplo claro, donde la cuestión de Valle y el cadáver de Evita pasan a ser los elementos fundamentales de ese secuestro: es el recupero de lo simbólico por sobre lo político-coyuntural. Y este proceso de resignificación obedece a que el momento político también se modifica: para 1974 Montoneros no necesita ingresar al peronismo, ni complacer a Perón, ni pronunciarse por la necesidad de la lucha armada. En 1974 la lucha es por la conducción del peronismo, toda vez que Perón ha muerto. Y su muerte se da distanciado de las organizaciones armadas como Montoneros: enaltecer los elementos simbólicos de aquél fusilamiento, entonces, también es un pronunciamiento respecto de quienes se suponen a sí mismos como verdaderos herederos de la tradición peronista.

1. Sarlo, B. Íbid. 2003. p. 137
2. Sarlo, B. Íbid. 2003. p. 148 3. La causa peronista.
4. Revista La causa peronista. Número del 03/09/1974.
5. Sarlo, B. Op. Cit. 2003. p. 136
6. Verbitsky, Horacio. Ezeiza. Ed. Contrapunto. p.
7 . En la primer carta de Montoneros a Perón explicando el fusilamiento de Aramburu, la organización le comunica que no han sido ellos quienes asesinar al dirigente Alonso pero que "ante el hecho consumado y vista la satisfacción popular respecto de él, consideramos necesario convalidarlo con el silencio, aceptando la autoría que el pueblo nos atribuía".
8. Cooke, John W. Obras completas John William Cooke. Tomo II: Correspondencia Cooke-Perón. Ed. Colihue. Buenos Aires, 2007. p. 476
9. Carta de Montoneros a Perón. Ver acá.

Continuará...

17/5/09

Zaffaroni es House (Sobre el parlamentarismo)


Para los que no sepan quién es House, lo resumo: una serie norteamericana, que plantea la idea de un médico tan brillante como misántropo, con un antipatía estupendamente lograda por la Humanidad. Presuponiendo que el paciente siempre miente, el médico evita los contactos con las personas concentrándose en las enfermedades. No le interesa el paciente sino por lo que pueda decirle de la enfermedad como tal. Es una serie buenísima, la contracara del lavadísimo y progre Patch Adams, su hermano rengo y descortés. El amor a la enfermedad por encima de la necesidad de vincularse al paciente. (Ver acá un ejemplo).

House es un positivista, un racionalista puro: la medicina está por encima de los seres humanos. Uno aprende a odiar al positivismo cuando éste se pasa del lugar de dónde nunca debió haber salido: las Cs. Naturales. Pero ahí, en su nicho, en su lugar de nacimiento, a mi el positivismo me cae bien. Y mucho mejor cuando es tan fundamentalista. Entre un médico que conozca sus limitaciones y se encargue a dios como determinación de última instancia, y un soberbio -como House, tal vez- que crea en su poder científico de curación, me quedo con el segundo. Ninguno de los dos garantiza una mejor atención, es simple cuestión de gustos. Creo en la soberbia cuando se tiene con qué: me gusta la soberbia de los buenos futbolistas, de los grandes dirigentes políticos y, por qué no, de los médicos brillantes. El positivismo en las Cs. Naturales, el fundamentalismo científico, me gusta: me caen bien los tipos que creen que todo tiene una explicación, y que esa explicación la puede dar la ciencia. Y me caen mejor si se pasan la vida buscando explicaciones para las cosas. Es una burrada: ya sé dónde llevó. La dictadura de las ciencias es un peligro, como lo es también el relativismo absoluto, o la apelación a otros dogmas, como dios. Lo que yo me pregunto es desde cuándo uno debe responder por aquellos que llevan una teoría de un campo de las ciencias a otro. Como si Darwin hubiese sido el jefe de campaña de Hitler.

Estaba pensando en Zaffaroni y en el debate sobre parlamentarismo. Zaffaroni no es un positivista, ni cerca. En materia penal es abolicionista, el tío fiestero del derecho penal, todo lo contrario del positivismo que tiene su auge con Lombrosso y que termina en La Bonaerense. Podríamos decir: Zaffaroni no adhiere a la teoría carrasquista de que "nadie-hace-nada", sino que directamente diría: "Susana, no hay que hacer demasiado". Pero estaba pensando que, cuando Zaffaroni aboga por un sistema parlamentario, se convierte en House y, entonces sí, adquiere una característica del positivismo. Nos cae bien Zaffaroni por aquello que elogiamos: por el tipo dedicado a su profesión al máximo, donde busca permanentemente más respuestas. Pero decíamos: una cosa es en Cs. Naturales. El problema son las Cs. Sociales, el derecho y, sobre todo, la política.

En política sí que es un peligro gravísimo el positivismo, allí dónde habla de funciones naturales, donde el sistema social empieza a ser entendido como un organismo biológico y, un rato más tarde, las partes que no cumplen bien su función empiezan a ser candidatas a la extirpación. Zaffaroni jamás afirmaría algo así, y es solo una hijaputez de mi parte. A lo que voy es a que, en política, "el paciente" sí es importante. Es imposible "diagnosticar" sin conocerlo. Peor: en política el paciente es el médico, y viceversa. La solución de manual no existe, no es posible separar entre el trabajo de campo y el trabajo intelectual. Zaffaroni diagnostica la necesidad de un parlamentarismo, y ahora el positivista parezco yo, desconociendo las características del paciente.

Abandonemos las metáforas positivistas, porque me dan miedo. Digámoslo sencillamente. Zaffaroni propone un parlamentarismo en un continente que no tiene ninguno, y donde no funcionó ninguno históricamente. Diríamos, siguiendo a Sartori (a quien, por supuesto, odiamos, pero todo politólogo o futuro que se precie debe leer) que obedece a causas históricas: que allí donde nacen los parlamentarismos, preexistía la monarquía, y que aquí las revoluciones independentistas dejaban un vacío que se llenó con república. Claro, me diría alguno, nada funcionó hasta que se prueba. Correcto, entonces sigamos.

Sigamos pensando en las características de un parlamentarismo, y pensemos en los dos modelos a gran escala: el alemán y el inglés, como posibilidades. Descartemos el alemán, por varias razones: en principio, por la endeblez de un gobierno obligado a jugarse su coalición de gobierno ante cada debate parlamentario (aunque corregido con el voto de censura constructivo, que implica consensuar de inmediato un nuevo canciller o sostener al mismo). Pero, fundamentalmente, porque el sistema alemán es producto de particularidades irrepetibles (y, por cierto, de decisiones judiciales como la prohibición de los partidos anti-sistemas que derivó en un relativo bipartidismo). Razón por la cual, dirá Sartori, el único parlamentarismo copiable es el inglés, conformado constitucionalmente, al cual se llega replicando la estructura electoral del sistema mayoritario (la del ganador por distrito uninominal se lleva todo). Cosa que no comparto, los factores contextuales también existen en Inglaterra, el bipartidismo inglés no nació de un repollo de ingeniería electoral.

Yo haría aquí una salvedad. Amigos republicanos: huyan. Amigos anti-peronistas, huyan despavoridos de Zaffaroni. O Eugenio es un operador K, o es más peronista que Manolo y no nos dimos cuenta. Con el distrito uninominal, sépanlo amigos no-peronistas, vamos a ganar bancas hasta en las mesitas del Incucai para donar órganos. Creo que algo de esto dijo MEC en La Bloguera. En serio, lean antes de subirse a las modas o no van a gobernar ni el consorcio del edificio.

Concluyamos.

El sistema inglés tiene condiciones necesarias a cumplir. Como el pluralismo electoral (o sea, elecciones de todo o nada, distritos uninominales). Sartori, ¿y Zaffaroni?, sostiene que adoptando esta fórmula electoral, el resto de la estructura se genera por sí sola. Sarasa, Giovanni. Pasar del multipartidismo al bipartidismo con una fórmula electoral es una quimera: una forma de positivismo y fundamentalismo de la ingeniería electoral. Lo hizo Italia en el `94: la cantidad de partidos aumentó, y el incentivo sigue siendo el free riding pos electoral (ver acá). Y es que, justamente, en un parlamentarismo los partidos pequeños no logran ser gobierno por sí mismos, pero adquieren una fuerte capacidad de romper las pelotas. O chantaje, en idioma académico. Seamos claros: no formás un gobierno si no te sentás a charlar y convencés a Carrió, Pino Solanas, los troscos del PO y, por supuesto, los radicales de que te ayuden. Sinceramiento: tenés que gobernar con cuanto cuatro de copas tenga más de cinco o seis puntitos (creo que por ahí viene la mayor manija: el parlamentarismo institucionalizaría el rol histórico del radicalismo actual que es, básicamente, hinchar las pelotas sin ser gobierno). Luego, no se cumple el segundo requisito del parlamentarismo inglés: el bipartidismo. Y generarlo artificialmente es imposible. Por último, la disciplina partidaria -que, luego de incumplidos los primeros dos puntos, ya no tiene mucha relevancia- no es la característica principal, no sólo de Argentina, sino de América Latina. En sociedades fragmentadas, a veces hasta resulta más sano la representación proporcional por los discursos que mete en el Parlamento (digo: a uno a veces le jode Pino, pero vemos con buenos ojos que, al menos, se hable de recursos naturales).

Este blog, entonces, banca: el presidencialismo, el positivismo en las Cs. Naturales y a Zaffaroni (cuando habla de derecho). Y miren House, que la rompe.

16/5/09

El día que Dorrego fusiló a Lavalle I (El hecho)

Voy a aprovechar la moda, la moda de revisar el Aramburazo. El libro "Timote", de JP Feinmann, puso el tema otra vez en discusión. Este trabajo es del 2008, y está escrito para la materia Pensamiento Político Argentino de la Facultad de Ciencias Sociales, cuyo titular de cátedra es Horacio González. Mucho de este trabajo debe agradecerse a Ezequiel, así como su idea de publicarlo en tandas, porque de un saque es muy largo. Se agradecen y mucho las críticas, de verdad, las constructivas y sobre todo las otras. Porque hay que reescribir, siempre, hay que reescribir, y esta es la idea. Ya mismo le haría modificaciones, pero prefiero ponerlo así, original, y después reescribirlo. Acá va, gracias por la paciencia.

El día que Dorrego fusiló a Lavalle.

"Un enunciado es siempre un acontecimiento que ni la lengua ni el
sentido pueden agotar por completo: (...) es único,
como todo acontecimiento, pero se ofrece a la
repetición, a la transformación, a la reactivación".

Michel Foucault
. La arqueología del saber.


I. El hecho

La noche del 1ro de julio de 1970, en la estancia "La Celma", el militar Pedro Eugenio Aramburu recibía el primer tiro de los cuatro que recibiría en total hasta terminar con su vida. Quien empuñaba una pistola .45 no era otro militar en cumplimiento de órdenes castrenses, sino un miembro de la, todavía, desconocida organización "Montoneros". El ejecutor se llamaba Fernando Abal Medina, y caería muerto tras un tiroteo con la policía en el bar La Rueda, en la localidad de William Morris, apenas unos meses después de la ejecución de Aramburu, el 7 de septiembre de 1970.



El fusilamiento de Aramburu constituye un momento clave en la historia política argentina. Para algunos, inicia el período más oscuro que ha vivido la República Argentina. La afirmación, si intenta pasar por objetiva y carente de intencionalidad política, no lo consigue (acaso no debiera). Consentir que el asesinato de Aramburu es el inicio de la violencia política es, de alguna manera, caer en la lógica de la teoría de los dos demonios con la que se ha intentado explicar la década de los `70 (1). Y es, además, afirmar que uno de esos dos demonios empezó la reyerta, de manera que la responsabilidad de uno de ellos es mayor.


Estancia "La Celma", en Timote, donde se fusiló a Aramburu, en la actualidad.


Es posible que, tras los sucesos ocurridos en La Celma, el devenir de los acontecimientos políticos haya tomado un nuevo rumbo. Considerar el "Aramburazo" como la génesis de la violencia política argentina supone olvidar la historia reciente a dicho fusilamiento. Si el Aramburazo es apenas un comienzo, entonces se oculta la dimensión simbólica sostenida por los propios actores de la trama. Para que el fusilamiento de Aramburu sea el inicio de la violencia política, primero hay que borrar los recuerdos cercanos del fusilamiento de Valle y la masacre de José León Suárez del 9 de julio de 1956, cuyo testimonio ha sido, de manera indeleble, guardado en la memoria política argentina por el brillante relato de Rodolfo Walsh en "Operación Masacre". No es posible hablar de Aramburu sin dar cuenta de la historia política que lo antecede. O si es posible, en todo caso, obedece a la intencionalidad política de la construcción de un relato. Pero no puede dejar de referenciarse, en un racconto de la violencia política, los bombardeos a Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955 que tuvieron como objetivo el derrocamiento del gobierno democrático de Juan Domingo Perón. Aramburu es un inicio, sólo si se desconoce el decreto 3855/55 del 9 de marzo de 1956, por el cual se prohíbe ya no sólo la existencia del Partido Peronista, sino la propia mención de las palabras peronista, justicialismo, las fechas conmemorativas y hasta la entonación de las estrofas de la Marcha Peronista. No puede referenciarse el fusilamiento de Aramburu sin dar cuenta del robo del cadáver de Eva Perón por la Revolución autodenominada Libertadora, y resignificada por el peronismo como Fusiladora.

¿Significa esto que el fusilamiento de Aramburu es, apenas, un hecho político más? Por supuesto que no. Resulta, en todo caso, un momento bisagra en la historia política argentina. Como asegura Sarlo en "La pasión y la excepción", "el caso Aramburu es un hecho excepcional que no puede ser asimilado a la serie de muertes que siguieron, aunque está en el origen de la organización que fue responsable de muchas de esas muertes"(2). Es la carta de presentación de una organización protagonista del escenario político de la década del `70. Esa carta es un fusilamiento, y ese fusilamiento es, simultáneamente, una venganza, una reparación histórica y un acontecimiento político. Presentarse en la escena pública, en la arena política, implica tomar posición respecto de los debates contemporáneos, pero también pretéritos. Con el fusilamiento de Aramburu, Montoneros nace, pero el nacimiento político no es igual al biológico y natural: allí donde éste implica la pureza, el nacimiento político, en cambio, acarrea una carga valorativa intrínseca. Nacer con un fusilamiento es una toma de postura: el peronismo deberá ser combativo y no pactista. El neoperonismo, o peronismo sin Perón, no es viable en tanto que supone el pacto con la oligarquía, con el golpe gorila del `55. Vale decir: "al asumir una herencia, lógicamente, esos jóvenes quedan incluidos en un cuadro de amigos y enemigos. Se hereda una distribución concreta del terreno político"(3). El siguiente trabajo intentará dar cuenta, a través de la revisión bibliográfica de textos literarios, políticos y documentales, de esa carga simbólica pero también política que llevaban consigo las cuatro balas que dieron muerte a Pedro Eugenio Aramburu.

1. Denominamos teoría de los dos demonios a la concepción según la cual los actos de violencia perpetrados por organizaciones guerrilleras de la sociedad civil son equiparadas al terrorismo de Estado implantado por las Fuerzas Armadas.
2. Sarlo, Beatriz. La pasión y la excepción. Siglo XXI editores Argentina. 2003. p. 136
3. Sarlo, B. Ibídem. 2003. p. 146

Continuará...


14/5/09

Compromiso con la asunción

Bueno como María Esperanza ya se apropió el nicho de la Alianza 2.0 y del tipo que va arriba del nombre del Escriba, para dar consejos sin que se los pidan, yo me voy con la derecha pesada, que quizás no pague bien, pero uno siempre se siente seguro cerca de eta gente, no sé por qué, Susana, debe ser porque, cuando nadie hace nada, ellos siempre tienen algo para hacer, como, qué se yo, fusilar peronistas, por poner un ejemplo al azar.

Si yo fuera especialista en marketing político y, ponele, voy caminando por Viamonte y viene un auto y me secuestra, que me imagino que será el método más efectivo de la derecha para la contratación de publicistas, me sentaría enfrente de Luis Abelardo Patti y mientras él me apunta en el pabellón de lesa humanidad con sus otros amiguitos guardiacárceles que me escupen el pelo, le diría lo siguiente para tratar de escapar rápido:

"El spot es así, Luis. Nuestro enfoque va a ser la crítica a las testimoniales, sos el candidato perfecto para eso por todo lo que representás, háceme caso, Luis, escuchá.

Una mirada firme al medio de la cámara. La cámara va como escapándose de vos, pero vos le tenés la rienda corta con la mirada, no se te escapa ni una vez. Entonces, Luis, ponés la voz más tierna que tengas, mirás a cámara y decís:

`Hola, mi nombre es Luis Abelardo Patti, y soy un rati común. Sí, como dicen los pibes, ahora, soy un rati común (sonrisa y cambio de cámara, guiño a los jóvenes, eso garpa). Pertenezco a las fuerzas de seguridad que tan desprestigiadas se encuentran en esta época. Mi abuelo era Un Policía (haciendo así, mirame Luis, un arito de basquet con el pulgar y el índice, lo subís y lo bajás rápido y enfatizás: Un Policía), y mi padre fue el Comisario Inspector del barrio donde nací y me críe. Festejábamos las navidades en la Comisaría y algún que otro camarada de armas disparaba unos tiros al aire. Con el tiempo, las cosas fueron cambiando, y en vez de disparar al aire, también le disparaban a la gente, y cuando yo le pregunté a papá, él siempre me pegaba en la cara y me decía: a la gente no, a los peronistas (tiene gancho, Luis, es una anécdota navideña, un poco violenta, pero también demuestra firmeza y los valores de antes).

Soy Luis, un rati común, que nació y se crió en esos valores, el cemento de nuestra sociedad y de la familia, mamé desde chico el respeto por el oficial de policía, y por su consigna: Al servicio de la comunidad. ¿Viste? (mirando fijo a la cámara y preguntando), ¿viste que ahora te quieren hacer votar a gente que no va a asumir? (señalá a un costado de la cámara). Te están engañando. Y, ¿sabés qué?, los que te dicen que sí van a asumir, tampoco te pueden garantizar que, en dos años, no se presenten para otra cosa.

Por eso el único que te pueda dar garantías (entra corriendo un niño, preferentemente rubio, y se sube a upa tuyo, Luis), el único, soy yo. Y, ¿sabés por qué?, (mirando al niño a los ojos) porque nosotros asumimos siempre. (Ahí te parás, Luis, te parás, caminás hacia la cámara y la música va en un increscendo que acompaña la fuerza de tus palabras). Nosotros podemos dar fe de nuestra vocación de asumir. Hemos querido asumir siempre, hemos intentado asumir y no nos dejaron, hace unos años, cuando nos proscribieron y nos persiguieron y persiguen políticamente.

(Parate, y sacá un arma, Luis, sacá un arma y dispará al aire mientras vas diciendo estas palabras, para darle más fuerza). Pero, sobre todo, somos la garantía de que tenemos la vocación de asumir, porque somos todo lo contrario a las testimoniales. Y digo que somos el opuesto a las testimoniales, porque, a diferencia de estos cobardes que se presentan para no asumir, nosotros, desde las fuerzas de seguridad a las que pertenezco, allá por 1976, hicimos el esfuerzo ya no sólo de asumir, sino de ni siquiera presentarnos y asumir igual. ¡Eso es anti-testimonialidad!, ¡eso es el respeto por las instituciones!, ¡eso es compromiso con la asunción! ¡eso, argentinos de bien, es el país que queremos construir!

(Ahí, Luis, vamos a fondo azul, letras azules grandes que digan: "Compromiso con la asunción". Ahora, ¿me sueltan, Luis?).

7/5/09

"Soy un gorila incurable"


(Homenaje a ese gran post de Lucas).


"Nunca ganaría una elección una fuerza política que siguiera mis consejos. Y es que, en el fondo, las fuerzas políticas que siguieron mis consejos llegaron siempre al poder sin ganar elecciones. Tengo la sospecha de que esa victoria brutal persigue cierto encanto, cierto poder oscuro donde late el deseo. El Deseo de la Verdad.

Pienso que una fuerza política que suba al palco a Cecilia, a Patti, el terror de la gente de los derechos humanos, que está dispuesto a balear peronistas por la espalda, me cae bien. Me cae bien que lo candidateen. Me cae bien una fuerza política que banque a Clarín y a los grandes multimedios, si es por defender la libertad de expresión, que sea recibida por Bergoglio, que reciba su bendición.

Me gusta ir a las marchas por el campo y ver a las señoras gordas y ricas de Barrio Norte tomando el té, me gusta mirar a los chacareros de Santa Fe Las ParejasGaseosasArmstrong, me caen bien -aunque extraños- los troskos del MST y el PO, me resulta agradable leer Perfil, acordarme de Videla, el 1 a 1, los viajes a Miami, la inserción en el Primer Mundo, el Teatro Colón de noche, Mauricio, Gabriela. Extraño a Cavallo, ese personaje con pinta de académico y sensibilidad para llorarle a una vieja jubilada recordando a su padre.

Me gustó que Solá haya votado de acuerdo a sus convicciones, y sí. Que Menem sea diputado, también. Que TN grabe a D´Elía pegando piñas, que no esté más el delincuente de Ginés, que se haya hundido en su mugre el discurso de los derechos humanos sólo para los terroristas.

Creo que estamos renaciendo de las cenizas. Ya veo las caras de los inteligentísimos avispados que, durante años y con gesto de yo te dije, nos hablaron de distribución del ingreso, de las masas en las calles, del proyecto político. Nos dijeron que somos unos estúpidos irremediables, que todo era volver al pasado, una fantasía. Bien, pasen, adelante. Yo soy así: lo disfruté. Pero si estuviera en Venezuela sería carmonista, si estuviera en Bolivia sería secesionista santacruceño, si estuviese en Ecuador sería opositor a Correa, si estuviese en Brasil elogiaría al obrerito por su política centrada en materia económica aunque renegaría de ese componente de negraje y esperaría la transición ordenada, si estuviese en Uruguay sería feliz y por eso mi casa de veraneo allí, y si estuviese en Chile elogiaría la estabilidad, el crecimiento y los carabineros. Soy un gorila irremediable. Y Lozano me parece un señor que actúa equivocado pero de acuerdo a sus convicciones.

¿Por qué nadie escribe sobre nosotros, nuestro ensayo, la parte que me toca por ser, también, de clase media-alta?, ¿por qué los que escriben sobre mí nunca me tienen en cuenta, por qué no detenerse en que yo no trabajo en el Estado, le pago bien, en negro pero bien, a mis empleados, compro más de tres diarios, escucho a Mozart y voy al cine y al teatro y a los actos del campo?

Qué extraña representación: un país donde todos tenemos el mandato de ser pobres para no sentir culpa, donde los empresarios no pueden producir. Un país dividido entre clases medias y kirchneristas, esos negros que, sí, viven de un plan social o trabajan en el Estado, para ser la fuerza de choque de este régimen dictatorial con camisas pardas en el Conurbano.

Tranquilos, ya nos está llegando el turno. Estamos acostumbrados a ser minoría y, así y todo, siempre llegamos al poder, porque además lo tenemos fácticamente. Ya nos llegará el turno de hacer un país serio, con derechas y derechas, con verdadera división de poderes. No desesperemos. Volverán las caras bonitas, basta de Moyanos y D´Elías, las citas de los negros a Scalabrini Ortíz dejarán de oírse, volverá el respeto por las instituciones, la lucha por la libertad y la dignidad y la Restauración de una nueva y mejor democracia, calificada, meritocrática. Liberar a los pobres clientelizados del Conurbano de su esclavitud electoral. Ellos deberán volver al rincón del que no debieron haber salido, a seguirnos asustando con la subversión atea, como hicieron siempre, amagando siempre con volver, siempre esa V debajo de esa P que insinúa un regreso. La turba de sindicalistas, el aluvión zoológico, los gordos del Conurbano, los pañuelos de las Viejas Locas de Plaza de Mayo, los negritos faloperos, los intelectuales pagos por el Gobierno, y los supuestos "sueltos", muchachos de clase media irrecuperables, que escuchan a Mozart y, en el fondo, por esa rebeldía de adolescentes tardíos, se encolumnan allí, contentos con que la canción de las clases medias no los incluya."